La genial lista de la compra de una señora que no puede salir de casa: "¿Cómo no vamos a querer a las personas mayores?"
Se la preparó a una vecina que iba a hacer la compra por ella.
Desde hace unas horas circula por Twitter la imagen de una lista de
la compra que está emocionando a muchos. Está escrita por una señora
mayor, según ha publicado el usuario de Twitter @hijadelpupas. “Esta lista es de una señor que no puede salir de casa y una vecina hace por ella la compra. Es brutal”, señala.
Entre los alimentos y productos que necesita durante la cuarentena por
el estado de alarma figuran una botella grande de lejía, fruta
—“naranjas, plátanos, lo que veas”—, pan en rebanadas y cebollas.
A continuación se puede
leer: “Me he puesto guantes para no infectarte. Lo que sobre para ti. Te
quiero mucho. No he tocado el dinero”.
″¿Pero cómo no vamos a querer a las personas mayores? Por favor, son
lo mejor que hay”, se pregunta el usuario de Twitter. La publicación ha
superado los 4.600 me gusta en 9 horas.
Según una nueva biografía,
la relación con su codiciosa madre y este descubrimiento condicionó para
siempre la vida de la actriz y ahora vuelve a agitar las sospechas
sobre la causa de su muerte.
Natalie Wood y Robert Wagner abordo del yate 'Splendour' en julio de 1978. En vídeo, ¿cómo murió la actriz? Jason Hailey (VÍDEO: EPV)
En el caso de Natalie Wood resulta
casi imposible hacer uso de la recurrente frase que se utiliza para
despedir a los fallecidos, porque “descanse en paz”, no parecen palabras
adecuadas ni para su vida ni para su todavía misterioso final.
Casi 40
años después de que se hallara su cuerpo en el mar después de haber
caído por la borda del barco en el que se encontraba pasando el fin de
semana de Acción de Gracias de 1981, continúan las incógnitas sobre lo
que ocurrió en esa embarcación en la que también se encontraban su
marido, Robert Wagner, el actor Christopher Walken y el capitán del
barco, Dennis Davern.
La actriz, que se hizo internacionalmente famosa
por encarnar a María en la película West Side Story, que se
estrenó en 1961 cuando Wood tenía 23 años, sigue sin encontrar ese
descanso porque las causas de su muerte se revisan una y otra vez sin terminar de esclarecerse si se trató de un accidente o de un asesinato.
La última revelación sobre su vida y su relación con su
esposo, el también actor Robert Wagner, llega de la mano de una
biografía, Natalie Wood: The Complete Biography, escrita por
Suzanne Finstad y publicada por la editorial Broadway Books.
Según se
relata en el libro, Natalie tenía 22 años, todavía no había estrenado West Side Story
y no era una actriz famosa sino una joven enamorada que había
convertido en realidad su sueño de casarse con Robert Wagner, cuando
descubrió un hecho que la marcó para siempre.
Él era un actor ya
consagrado, ocho años mayor que ella, que había sido uno de los ídolos
de su infancia.
La pareja encarnaba uno de esos sueños dorados de
Hollywood que se hacen realidad y vivían en una gran mansión blanca en
Beverly Hills con aires de palacio griego.
Una noche
Natalie Wood se despertó en su cama de matrimonio, se percató de que su
esposo no estaba junto a ella y aterrorizada por encontrarse sola en la
oscuridad –una pesadilla recurrente desde que era niña– se levantó para
buscarlo. Lo pilló in fraganti manteniendo una relación con otra
persona: David Cavendish, el mayordomo inglés del actor. Según la autora
del libro, la traición sexual de Wagner fue la causa de que su primer
matrimonio llegara a su fin –estuvieron casados dos veces, de 1957 a
1962 y desde 1972 hasta la muerte de la actriz– y que se convirtió en la
“nube oscura” que se cernió sobre la pareja cuando se casaron por
segunda vez y también sobre la misteriosa muerte de la actriz en 1981. Finstad sugiere que si Wood, que tenía 43 años cuando falleció, no
hubiera quedado devastada por la deslealtad de Wagner dos décadas antes,
no habría tratado de ponerlo celoso con su amigo, el actor Christopher
Walken, y la noche de su muerte no habría terminado con la pelea que
mantuvo el matrimonio en el barco en el que se encontraban y con todos
sus pasajeros borrachos.
Circunstancia que provocó que cuando la actriz supuestamente cayó al mar, nadie se encontrara en condiciones de salvarla.
Fue
precisamente otra exhaustiva biografía sobre Natalie Wood publicada por
la misma autora en 2001 la que desveló nuevas pruebas que sugirieron
que la muerte de la actriz no fue accidental, tal y como se determinó
dos semanas después de su muerte, y la que provocó que la policía de Los
Ángeles reabriera la investigación del caso en 2011.
En 2012, el
forense de la ciudad cambió la causa oficial de su muerte: de
“ahogamiento accidental” a “ahogamiento y otros factores
indeterminados”.
Ahora, tanto la
hermana de la actriz, Lana Wood, ex chica Bond, como el patrón del yate
desde el que cayó Wood, Dennis Davern, señalan a Wagner como autor de su muerte.
Pero
además de estos hechos, la nueva biografía desvela parte del contenido
de las memorias nunca publicadas de Natalie Wood, en las que no solo
aclara la verdadera razón del final de su primer matrimonio con Robert Wagner sino
que desvela unas circunstancias aún más oscuras que tiene que ver con
la madre de la actriz y cómo utilizó a una jovencísima Natalie. Algunos
han retratado a la joven Wood como manipuladora, egocéntrica, insegura y
precoz desde el punto de vista sexual, pero su biógrafa señala a sus
padres como culpables. Al padre le retrata como un hombre violento y
alcohólico y a la madre como una mujer tremendamente ambiciosa que
arrojó a su hija a los brazos de hombres mucho más mayores que ella para
que la ayudaran a prosperar en su carrera. Así afirma que tuvo una aventura con Frank Sinatra cuando él
tenía 38 años y ella solo 15, y que un año después fue forzada a
mantener relaciones sexuales con el director Nicholas Ray, de 43 años,
para demostrar que podía interpretar a una "niña mala” en Rebelde sin causa.
En
la misma época, Wood les contó a sus amigos que fue violada por una
famosa estrella de cine, que Finstad no nombra, después de que la
hubiera invitado al hotel Chateau Marmont de Hollywood para ofrecerle un
papel.
Se casaron a pesar de los
rumores que afirmaban que él era homosexual a bisexual.
Un rumor latente
aunque en las memorias del actor, publicadas en 2008, él afirma haber
mantenido relaciones sexuales con una larga lista de nombres icónicos
del cine, desde Joan Crawford a Elizabeth Taylor, Anita Ekberg, Joan
Collins o Barbara Stanwyck.
Natalie Wood conocía los
rumores sobre la bisexualidad de su pareja pero estaba tan enamorada que
a sus amigos solo les decía: "Todos están celosos de nosotros”.
En
aquella época, estas revelaciones habrían destruido la carrera de un
galán como Richard Wagner, así que la decisión de tener un mayordomo que
les acompañó en sucesivos traslados de vivienda resultó extraña para
muchos y conveniente para el actor.
Mientras, Wood cumplía su ilusión de
conquistar al mito con quien fantaseó desde que con 11 años colocó un
póster con su fotografía en la cabecera de su cama y no tuvo oídos para
nada más.
Eso sí, la biografía da cuenta de que en varias ocasiones la
actriz trató de prescindir del incómodo mayordomo y en las mismas
ocasiones Wagner encontró buenos motivos para no hacerlo.
El resto es historia, aunque queda por cerrar qué pasó realmente en el yate Splendor del que Wood cayó vestida con un pijama de franela sin
que nadie presuntamente se enterase, pero después de una explosiva
pelea conyugal de la que sí supieron dar detalles el amigo y el patrón
que acompañaba a la pareja. El cuerpo de la actriz apareció en la isla
de Catalina, en el sur de California, en noviembre de 1981, donde llegó
arrastrado por el mar.
Lucia era una de las personas más vinculadas
a la naturaleza que he conocido, ella me enseñó que había que abrazar a
los árboles porque “la gran mayoría son mayores que nosotros y más
sabios”.
Pero así como te enseñaba a abrazarlos, indicaba con muchísima
seriedad que si te manchabas con la corteza te limpiaras antes de entrar
en su inmaculada casa de Somosaguas (Madrid).
Lucia era naturalmente
arbitraria e inteligente, eso era una de las cosas que más me fascinaban
de ella, aparte, desde luego, de su incalculable belleza.
Conocí a Lucia Bosé el mismo año que llegué a España y conocí también la
natural hospitalidad de su casa, sus hijos y ella, la mami, apareciendo
ante mí una noche de Navidad con una inmensa fuente de raviolis
humeantes.
Tras el vaho de mantequilla y romero, estaba ella,
alucinante, la George Sand de la película favorita de mi papá, la
belleza que sedujo al comunismo italiano y a Visconti.
La amiga de
Cocteau y de Picasso, la novia de la generación de europeos que
despertaban de la guerra, la exesposa de Dominguín y la mamá de Miguel Bosé.
Ella me revisó con la mirada, le pregunté cuál era ese otro olor que se
confundía con el de los raviolis, clavó sus ojos, sonrió con perfección
de actriz y dijo: “Mi perfume, tuberosa en italiano, gardenia en castellano”.
En sus ojos, en su mirada, en su voz, en su conocimiento (“¿No te has
detenido a pensar que los jeroglíficos egipcios y el grafiti son casi lo
mismo, una forma de escritura?”), Lucia siempre fue bella y nos enseñó a
encontrar y buscar la belleza en todas partes.
Entendía que la belleza
es lo bueno.
Nos gustaba mucho hablar.
Y cotillear, Lucia tenia un
sentido muy agudo de la vida social y sabía muy bien el sitio que su
familia ocupaba en esa esfera.
“Tampoco había mucha más gente”, decía, a carcajadas. No es su único
legado.
Desde hace dos semanas, la filmoteca de Viena proyecta un ciclo
Bardem, Buñuel y Berlanga y el cartel es Alberto Closas y Lucia Bosé,
los intérpretes de Muerte de un ciclista.
Personalmente, mis películas favoritas de Lucia son sus dos Antonioni: La dama sin camelia y Crónica de un amor.
El día que murió Antonioni, Lucia y yo estábamos viendo la
retransmisión de su funeral y Mónica Vitti lloraba sin pudor alguno.
Lucia intentó disimular un gesto de desaprobación pero no pudo evitar
decir: “Sobreactuada”.
Lucia era una diva.
Pero
divertida. Cuando te contaba algo, interpretaba todos los papeles,
adaptando voces, imitando gestos.
Hacía de Franco y de Marilyn, los
conoció a ambos.
Ver una película en su compañía era complicado, porque
se adelantaba a los giros del guion y cuestionaba las actuaciones, la
iluminación, el encuadre.
Una de sus mejores anécdotas era la de que una
avispa se coló en la peluca de Joan Crawford durante una corrida de
Dominguín.
Nadie se atrevía a tocar la peluca, hasta que Lucia levantó
el aparato capilar y la avispa se liberó felizmente.
Atrevida, su mejor
actuación es cuando imitaba a Gina Lollobrigida abandonando un rodaje en
Madrid, con un tosco, pelín vulgar acento romanísimo. “Me ne vado, va fan culo” (“Me voy, que os den”).
Lucia concedió su última entrevista al equipo de guionistas de la serie sobre su hijo Miguel,
a principios de marzo.
Estaba tan lúcida, afectuosa y aguda como
siempre.
Recordó las penurias que atravesó tras la separación de
Dominguín. “No teníamos comida para el Año Nuevo y Miguel pidió que
abriésemos la única botella de champán que había.
Brindamos y él me
dijo: 'Mamá, esto lo vamos a pasar. Pero no nos marchemos de España, por
favor".
La italiana, madre de Miguel
Bosé, participó en medio centenar de películas y formó con Luis Miguel
Dominguín uno de los matrimonios más glamurosos de los años sesenta.
Lucia y Miguel Bosé saludan al Papa Francisco en Roma el 28 de junio de 2018. En vídeo, recorrido a la vida de la actriz. EPV
La actriz italiana Lucia Bosé
ha muerto este lunes 23 de marzo en Segovia como han confirmado a EL
PAÍS fuentes cercanas a la familia.
Tenía 89 años, que había cumplido el
pasado mes de enero. Estaba delicada de salud y ha fallecido a causa de
una neumonía, una enfermedad recurrente en ella y en algunos miembros
de su familia.
Su primogénito, Miguel Bosé,
también ha confirmado la noticia en sus redes sociales con una
fotografía de su madre. “Queridos amigos ... os comunico que mi madre
Lucía Bosé acaba de fallecer. Ya está en el mejor de los sitios”, escribía el cantante en su perfil de Instagram.
La actriz llevaba tres días ingresada en un hospital de Segovia, puesto
que vivía en Brieva, un pueblo de la provincia.
Sus hijas Paola y Lucía
se encuentran en Valencia. Miguel vive en México junto a dos de sus cuatro hijos.
Bosé saltó a la fama cuando ganó, en 1947 y con apenas
16 años, el concurso de Miss Italia.
A partir de ahí, y apenas cinco
años después, centró su carrera en la actuación, participando en medio
centenar de películas de directores como Luis Buñuel —al que calificó en
alguna ocasión como “un loco”—, Jean Cocteau o Federico Fellini.
Entre
otras, actuó en Muerte de un ciclista y El satiricón. Su
carrera tuvo su máximo auge desde los años cincuenta hasta principios de
los noventa, aunque quiso participar en algún proyecto hasta bien
entrada en la década de los 2000.
La actriz italiana
contrajo matrimonio el 1 de marzo de 1955 con el torero Luis Miguel
Dominguín, lo que le dotó de una fama inmediata y enorme en toda España.
Unos meses antes, saltándose las normas del estricto régimen
franquista, se habían casado en Las Vegas (EE UU).
“Mandé un telegrama a
mi madre desde América: ‘Me he casado’ y ella me respondió: 'Me he
enterado por la prensa, ¿estás loca?”, contaba hace unos meses al diario
italiano La Repubblica.
Con Dominguín, del que
se separó en 1967, fue madre de tres hijos: Lucía Dominguín, Miguel Bosé
y Paola Dominguín.
Tenía 10 nietos, algunos de ellos tan conocidos como
la fallecida Bimba Bosé o
el también actor Nicolás Coronado.
El escandaloso divorcio de su marido
la hizo sentirse sola, aislada en un país que no era el suyo y donde
“todos” se pusieron de parte del torero, decía.
“De la misma forma en la
que tuve valentía para casarme con él, también la tuve para decirle:
'Vete a la mierda”, contaba Bosé al diario italiano.
“No he llegado más lejos en el cine porque me he reservado la mitad de
mi vida para mí”, dijo en la presentación del libro, titulado Lucía Bosé, una biografía y escrito por Roberto Liberatori.
En la presentación del volumen, Bosé contó gran cantidad de anécdotas.
Recordó que fue el maestro del neorrealismo, Luchino Visconti,
padrino de Miguel Bosé, quien descubrió su talento al otro lado del
mostrador de una pastelería milanesa, cuando ella apenas contaba con 16
años y preparaba para un cliente una caja de castañas confitadas.
Él le
dijo: “Tú eres un animal cinematográfico”. Ella, 60 años después, no lo
olvidaba: “En aquel momento me pareció un loco. Fue como un hermano, un
amante.
Di a Visconti lo que he dado a pocos hombres, un amor
verdadero”.
El pasado abril, la matriarca del clan Bosé quedó absuelta de una denuncia por presunta apropiación indebida
de un dibujo que Pablo Picasso regaló a Remedios de la Torre Morales,
que trabajó durante 50 años como empleada de su hogar.
La Fiscalía de
Madrid solicitaba en su acusación contra Lucía Bosé una pena de dos años
de prisión, una indemnización y una multa de ocho meses con cuota
diaria de 20 euros.
En el juicio, que se celebró en marzo de 2019, Bosé
contó al tribunal que la Tata, como se conocía a Remedios en la
casa familiar no quiso el dibujo que el artista malagueño le dedicó y se
lo regaló a ella, por lo que lo consideró siempre de su propiedad.
Lucía Bosé
vendió la obra en 2008 a través de la casa de subastas Christie’s por
198.607 euros.
La obra, un dibujo que Picasso pintó en 1963 titulado La chumbera,
estaba colgada en la casa de Somosaguas, en Madrid, junto al resto de
la colección de obras de la familia Dominguín Bosé
. Las demandantes,
sobrinas de Remedios, aseguraron durante el litigio que su tía jamás
regaló el dibujo a Lucía Bosé y que este formaba parte de sus posesiones
y, consecuentemente, parte de la herencia que les correspondía a ellas
como herederas.
A sus 89 años, Lucia Bosé
gozaba de una gran vitalidad y una discreta pero intensa vida social.
Siempre rodeada de jóvenes artistas fue para muchos de ellos su musa.
Con frecuencia viajaba a visitar a su hijo Miguel que hoy llora su
muerte en México.
Aunque madre e hijo eran conocidos por sus peleas y
desencuentros siempre estuvieron muy unidos.