Los documentos sobre el acuerdo al que llegaron la hija y la última esposa de Aristóteles Onassis después de meses de desavenencias, salen a subasta el 26 de marzo por 14.000 euros de partida.
Sobre el matrimonio de Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, y el multimillonario armador griego Aristóteles Onassis,
siempre planeó la duda del interés que les unió.
De ella se especuló
que le movió el interés económico, sobre él se dijo que su boda con la
viuda de América le abría un infinito campo de relaciones de alto nivel
interesantes para sus millonarios negocios.
Sea cual fuere los motivos
de su enlace, la pareja permaneció casada desde octubre de 1968, cuando
contrajeron matrimonio a bordo del yate Christina, anclado en la isla
griega de Skorpios, propiedad del armador, hasta el 15 de marzo de 1975 cuando Onassis falleció a los 69 años en el hospital americano de París, Neuilly-sur-Seine.
Los documentos que ahora se subastan recogen el acuerdo redactado por el
notario James Malcolm Waugh en Londres y muestran unos folios con un
lacre rojo en el primero de ellos.
Por lo que se puede leer en los
mismos Jacqueline Kennedy recibió un único pago de 20.500.000 dólares
(algo más de 19 millones de euros) de Christina Onassis que actuaba como
representante legal de los bienes de su padre de los que era su
heredera universal.
El acuerdo dice textualmente que “la esposa renuncia
a favor de la hija de toda reclamación, derecho, título e interés para
recibir o heredar cualquier parte del patrimonio de su padre”.
Otro
apartado revela que Onassis había entregado a su esposa otro 1,8 millón
de euros en bonos antes de morir.
También dice lo siguiente: “Aunque ella (Jacqueline Kennedy)
entiende que su esposo es un hombre de riqueza sustancial, está
satisfecha con la provisión que le hizo y no desea reclamar su
participación en su patrimonio en caso de su muerte”.
Ahora,
unos documentos sobre el acuerdo al que llegaron tras su muerte la
única hija del armador, Christina Onassis y su madrastra Jacqueline Kennedy Onassis,
salen a la luz y se subastan a través de una la firma International
Autograph Auctions Europe, con sede en Málaga, procedente de un
coleccionista privado.
Quien quiera poseer estos folios históricos
deberá empezar a pujar a partir de 14.000 euros pero obtendrá datos
claves de dos familias sacudidas por la tragedia y que forman parte de
la Historia.
Porque tras la muerte del armador griego,
su fortuna, que se calculó entonces en 500 millones de dólares (más de
465 millones de euros), hizo que se enfrentaran durante meses su única
hija y su segunda mujer hasta llegar a un acuerdo económico para zanjar
la herencia, tras una relación que nunca había sido fluida entre ellas.
Los documentos que ahora se subastan recogen el acuerdo redactado por el notario James Malcolm Waugh en Londres y muestran unos folios con un lacre rojo en el primero de ellos. Por lo que se puede leer en los mismos Jacqueline Kennedy recibió un único pago de 20.500.000 dólares (algo más de 19 millones de euros) de Christina Onassis que actuaba como representante legal de los bienes de su padre de los que era su heredera universal. El acuerdo dice textualmente que “la esposa renuncia a favor de la hija de toda reclamación, derecho, título e interés para recibir o heredar cualquier parte del patrimonio de su padre”. Otro apartado revela que Onassis había entregado a su esposa otro 1,8 millón de euros en bonos antes de morir. También dice lo siguiente: “Aunque ella (Jacqueline Kennedy) entiende que su esposo es un hombre de riqueza sustancial, está satisfecha con la provisión que le hizo y no desea reclamar su participación en su patrimonio en caso de su muerte”.
El
encargado de la subasta, Francisco Pinero, ha descrito el documento
como de “interés excepcional” y ha revelado que se mantuvo en secreto
durante muchos años “por razones obvias”. "Creemos que el que se subasta
fue un documento que quedó en manos del abogado y que éste o murió o
cerró su despacho.
No sabemos por qué ha terminado en manos privadas
pero tiene un contenido legal extremadamente interesante”.
Las dos partes implicadas en el acuerdo tuvieron como nexo
común a Aristóteles Onassis, padre de una y marido de la otra, pero
ambas familias han arrastrado la tragedia como parte de su historia.
En
el caso de Jacqueline Kennedy, es de sobra conocido que se encontraba al
lado de su marido, el entonces presidente de Estados Unidos, cuando
murió abatido por un disparo mientras paseaba por un coche descubierto
en Dallas.
Años después, el 16 de julio de 1999, también murió uno de
sus dos hijos, conocido como John-John, en un accidente de aviación en
el que también fallecieron su esposa, Carolyn Bessette, y la hermana de
esta, cuando viajaban en una avioneta pilotada por él mismo camino de
la boda de una de sus primas.
Jacqueline falleció a los 64 años, 19 de
mayo de 1994, a causa de un linfoma.
Aún más dramáticos
han sido los acontecimientos en la familia Onassis.
En 1973 murió el
primogénito del magnate, Alexander, en un accidente de aviación cuando
tenía 24 años. La madre de Christina Onassis, Athina Livanos, falleció
menos de un año después en París, cuando tenía 45 años, a causa de una
sobredosis de barbitúricos, después de haber sufrido una crisis por la
muerte de su hijo.
Más tarde llegó el fallecimiento de su padre,
Aristóteles, y finalmente, tras años de depresiones y desengaños
amorosos, ella misma apareció muerta el 19 de noviembre de 1988
cuando la encontró una doncella en la bañera de la una mansión del
Tortugas Country Club, en Buenos Aires, propiedad de su íntima amiga
Marina Dodero, a quién había ido a visitar.
Tenía 37 años y una única
hija que en aquel momento se encontraba en Suiza con su padre, Athina, y que quedó como única heredera de una fortuna que hoy se calcula en más de 3.200 millones de euros.