Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 mar 2020

Carlos Falcó, marqués de Griñón, ingresado por coronavirus

El empresario, de 83 años, exmarido de Isabel Preysler y padre de Tamara Falcó, está ingresado en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

Carlos Falcó y su esposa, Esther Doña, en una corrida de toros en Illescas, Toledo, el 7 de marzo.
Carlos Falcó y su esposa, Esther Doña, en una corrida de toros en Illescas, Toledo, el 7 de marzo.Sergio R Moreno / GTRES (GTRES)
Carlos Falcó está ingresado en un hospital madrileño a causa del coronavirus.
 El marqués de Griñón, de 83 años, se encuentra hospitalizado en la Fundación Jiménez Díaz, según ha publicado la revista Diez Minutos.
El sevillano, empresario vinícola, estuvo casado con la reina de las revistas del corazón, Isabel Preysler, entre 1980 y 1985.
De hecho, la joven publicó una foto con el marqués con motivo del Día del Padre para felicitarle.
El quinto marqués de Griñón se ha casado en otras tres ocasiones. La primera fue con Jeanine Girod, con quien tuvo dos hijos, Sandra —que se ocupa de los negocios familiares— y Manolo, y que le dejó por el presidente del Real Madrid Ramón Mendoza. 
La segunda con Preysler.
 La tercera con Fátima de la Cierva, con quien pasó dos décadas de su vida y con quien tuvo un hijo, Duarte, y una hija, Aldara.

La cuarta y última boda del marqués ha sido la más polémica. Fue en septiembre de 2017, cuando él tenía ya 80 años, con Esther Doña, de 38. El enlace tuvo lugar en su finca El Rincón, en Aldea del Fresno (Madrid). Doña también había estado casada antes, en dos ocasiones. 
La pareja vendió la exclusiva a una revista y celebró una fiesta ante 150 personas a la que no acudieron sus tres hijos mayores, Sandra, Manolo ni Tamara.
Hace un año, Esther Doña era diagnosticada de un tumor óseo que finalmente fue benigno y del que tuvo que ser operada. En febrero, además, el matrimonio mantuvo una fuerte disputa en un hotel que llevó al marqués a ser detenido y a pasar por comisaría con una denuncia de oficio por presunto delito de violencia de género. Tiempo después, Doña afirmó a una revista que había sido una “historia desmesurada” que acabó con la puesta en libertad sin cargos de su marido.
Falcó está ingresado en la misma clínica en la que también están internados a causa del virus la expresidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y su marido, Fernando Ramírez de Haro.
 Allí también se encuentra Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid, de 78 años. Su estado de salud es complicado, como ha expresado su familia. 
“Acabamos de hablar con el médico y las noticias no son nada buenas. Al margen de la insuficiencia respiratoria se le junta un fracaso renal por la infección grave.
 Hay que esperar 24h pero debido a su edad está muy complicado. Lo peor es no poder estar junto a él”, escribía su hijo Lorenzo en Twitter el miércoles 18.



 

Marinero, aquel juglar del cine y de la vida

Marinero, aquel juglar del cine y de la vida

Me ha llegado un libro titulado ‘Llamará el Acordeonista’. Es una recopilación de las

presuntas críticas que escribió un amigo mío llamado Manolo Marinero.

Humphrey Bogart y Gloria Grahame en un fotograma de 'En un lugar solitario'. | En vídeo: Trailer VO de 'En un lugar solitario'.  

Carlos Boyero 

Supongo que es problemático sentir el aliento del otro en la nuca día tras día y noche tras noche cuando la relación estaba deteriorada antes de la llegada de la peste.
 Pero si la historia funciona debe de ser un alivio y un gozoso acto de amor esa convivencia forzada continua, sin límite de tiempo.
 Sin embargo, estar las 24 horas con la única compañía de uno mismo, aunque los habituales y desastrosos estados de ánimo anteriores tendieran al enclaustramiento, hace que el tiempo se dilate hasta límites intolerables. 
Ya sé que los locos pueden hablar interminablemente y en voz alta consigo mismos o con sus fantasmas, pero en mi caso no consigo articular ni una palabra en voz alta, no domino el consolador arte de charlar al vacío, de establecer conversaciones con la inmutable pared. 
Tampoco dispongo de Internet, que según cuentan es un maravilloso invento para comunicarse con los demás, entretenerse y fascinarse, pero no logro arrepentirme de mi tozudez absurda de ser un habitante del Paleolítico.
¿Y qué hago durante lo que puede ser una extenuante reclusión? Pues me dedico a lo que más ha llenado mi accidentada existencia, junto a la atracción que me ha provocado el otro sexo, las risas con los amigos, los libros y la música. 
O sea, veo el cine que me dona éxtasis y emoción, una compañía que jamás se ha permitido conmigo la traición ni el abandono. 
Y lo raciono, por supuesto, ya que el abuso de esta droga impresionante no deja resaca, pero corres el peligro de que te machaque la vista.
Y también pueden aparecer sorpresas muy gratas.
 Hace unas horas me ha llegado un libro titulado Llamará el Acordeonista.
 Es una recopilación exhaustiva, épica y enamorada por parte del editor Sergio Casado de las presuntas críticas de cine (eran otra cosa, eran poesía, sentimiento, reflexión, narrativa, puro arte), los relatos y los poemas que escribió un amigo mío llamado Manolo Marinero. 
 Nos conocimos cuando yo tenía 20 años y él 30. 
En un amanecer ferozmente etílico, como casi siempre que nos veíamos, en el drugstore de la calle Velázquez, al regresar del lavabo, Manolo se había largado sin despedirse y me había dejado escrito lo siguiente en una servilleta de papel: 
“Un hombre joven, destinado a una muerte precoz, atroz, sin testigos, en el peor sentido violenta, merece encontrarse con alguien que estuvo destinado a una muerte precoz, atroz, sin testigos, en el peor sentido violenta, pero al que ya le ha salido una arruga”. 
Todavía me dura el escalofrío. 
He llegado milagrosamente a llenarme de arrugas, a seguir sobreviviendo (y en algunas épocas, viviendo) con una malísima salud física y espiritual que paradójicamente debe de estar compuesta de hierro. 
Manolo decidió largarse hace 16 años.
 Era un hombre mucho más que inteligente. 

También generoso, lírico, vitalista, autodestructivo, imprevisible, insoportable, soñador, ciclotímico, obsesivo, bebedor, imaginativo, hipersensible, humorista, trágico, inolvidable, ansioso de amor.

 

Cuarentena con las mejores ‘covers’, por Fernando Trueba

Marisa Monte canta a Lou Reed, Rita Lee a los Beatles; el director y productor musical ofrece hoy una lista con algunas de las mejores voces del jazz.

 Actuación de Patti Smith en el festival de la Porta Ferrada de 2019.
Actuación de Patti Smith en el festival de la Porta Ferrada de 2019.
La selección de hoy son un puñado de covers hechos por algunas de mis cantantes favoritas.
 El placer de escuchar una canción que a uno le gusta recreada por otro artista es algo único.
Aquí hay desde algunos íconos como Patti Smith hasta otras menos conocidas, como Jennifer Warnes, que, aunque no ha tenido la carrera en solitario que merece, es la cantante con más Oscars a la mejor canción. 
Y, por supuesto, una voz que asociamos al Leonard Cohen de los setenta, a cuyas canciones dedicó un precioso álbum hace muchos años: Famous Blue Raincoat.

Es bonito ver a brasileñas como Marisa Monte cantando a Lou Reed o a Rita Lee haciéndolo a los Beatles:

 Por cierto el disco que les dedicó, “Aqui, ali, em qualquer lugar” no tiene desperdicio.

Jazzeras como Casandra Wilson y Diana Krall se enfrentan a temas de Sting y Tom Waits. También hay versiones de Joni Mitchell, Paul Simon, Dylan, Neil Young… Que lo disfrutéis…

19 mar 2020

El resbalón de Carla Bruni por un comentario sobre el coronavirus y el feminismo

La cantante y esposa del expresidente Nicolas Sarkozy se ve obligada a pedir disculpas por lo que califica de una “broma de mal gusto” sobre la pandemia.

La cantante y ex primera dama francesa Carla Bruni durante la reciente Semana de la Moda en París
La cantante y ex primera dama francesa Carla Bruni durante la reciente Semana de la Moda en ParísGONZALO FUENTES / REUTERS (Reuters)

 

Las bromas sobre el coronavirus tienen un límite, incluso si se es Carla Bruni
La popular cantante, exmodelo y antigua primera dama de Francia ha tenido que pedir disculpas después de que se viralizaran en las redes sociales unas imágenes suyas durante la semana de la moda de París, a finales de febrero, en las que bromeaba sobre el coronavirus, saludaba dando dos besos en vez de guardar la distancia de seguridad y hasta hacía como que tosía a su alrededor, riéndose.
Poco después, en otro momento del mismo evento, se puede ver cómo la que fuera primera dama de Francia (2007-2012) hace como que tose sin protegerse hacia la gente que le rodea, contraviniendo todas las reglas de prevención repetidas hasta la saciedad por las autoridades francesas e internacionales, y se ríe.
Tras la indignación en las redes sociales causada por estas imágenes los últimos días, Bruni emitió un comunicado en su cuenta de Instagram pidiendo disculpas por una “broma de mal gusto” y un “humor fuera de lugar” y aseguró que “para nada” reflejan sus sentimientos ante la pandemia.
 “En el momento, en un cierto contexto, dicha a una determinada persona, la broma no significa nada. 
Sacada de contexto, esa broma puede convertirse en una ignominia”, agregó.

Al mismo tiempo, denunció la cantante, las imágenes, que asegura se tomaron sin que ella supiera que se le estaba grabando, han sido sacadas de contexto y montadas “deliberadamente” para darle un tono “repugnante” a una “muestra desafortunada de humor”.

Y tiene su parte de razón, al menos en lo que los tiempos se refiere. Porque cuando sucedió esa “desafortunada broma”, el 28 de febrero según el diario Le Figaro, que también se ha hecho eco de la polémica, la alarma por el coronavirus estaba muy lejos de ser tan grande en Francia como cuando se ha conocido esa escena, en momentos en que ya se superaban los 5.000 casos y se había franqueado la barrera del centenar de muertos.
 De hecho, una semana más tarde, el 6 de marzo —y cuando ya sí empezaba a aumentar la inquietud nacional— el actual presidente francés, Emmanuel Macron, seguía intentando dar una imagen de normalidad.
 Ese día, tras visitar una residencia de ancianos en relación con el coronavirus, acudió con su esposa, Brigitte Macron, al teatro para demostrar, dijo, “que la vida continúa”.
Tampoco ha escandalizado tanto como la salida de tono de Bruni el paseo de su sucesora en el Elíseo por las orillas del Sena, como reveló el diario Le Parisien.
 Y eso que decidió salir a la calle este domingo, cuando a pesar de que se mantuvieron las elecciones municipales, la alarma era ya muy alta —un día después su marido y presidente anunciaría el confinamiento de todo el país— y los casos de coronavirus aumentaban desbocados.
 Pese a ello, al igual que miles de parisinos que ignoraron las consignas del Gobierno de reducir al máximo las salidas de casa y mantener la distancia social, la primera dama mantuvo su hábito de salir a caminar y se dio un paseo con su escolta por las zonas peatonales en la orilla del río Sena por el centro de la capital, según el rotativo parisino. 
La regañina que un día más tarde echó el presidente en su discurso a la nación a todos los que “desafiaron las consignas” debió tener su eco entre las propias paredes del Elíseo.
 “Incluso si no presentáis ningún síntoma, arriesgáis contaminar a vuestros amigos, a vuestros padres, abuelos, ponéis en peligro la salud de los que queréis”, recriminó Macron a los desobedientes. Eso sí que no es ninguna broma.

En la grabación se puede ver cómo Bruni saluda con la bise, los clásicos dos besos franceses, al director general del grupo de lujo LVMH Sydney Toledano y bromea al respecto. “Nos hacemos la bise, ¡qué gracia!”, comenta y agrega: “Porque somos de la vieja generación. 
 No tenemos miedo de nada.
 No somos feministas, no tenemos miedo del coronavirus. ¡Nada!”, agrega con la última palabra en español, en un comentario que, si no hubiera sido por la alarma generalizada por la pandemia que acaba de confinar también a todos los franceses y que tapa casi cualquier otro tema, quizás hubieran provocado las iras de las feministas, que protestaban justo en esos momentos por los premios que la Academia de los César concedió al director Roman Polanski.