La cantante y esposa del expresidente Nicolas Sarkozy se ve obligada a pedir disculpas por lo que califica de una “broma de mal gusto” sobre la pandemia.
Las bromas sobre el coronavirus tienen un límite, incluso si se es Carla Bruni.
La popular cantante, exmodelo y antigua primera dama de Francia ha
tenido que pedir disculpas después de que se viralizaran en las redes
sociales unas imágenes suyas durante la semana de la moda de París, a
finales de febrero, en las que bromeaba sobre el coronavirus, saludaba
dando dos besos en vez de guardar la distancia de seguridad y hasta
hacía como que tosía a su alrededor, riéndose.
Poco después, en otro momento del mismo evento, se puede ver cómo la que fuera primera dama de Francia
(2007-2012) hace como que tose sin protegerse hacia la gente que le
rodea, contraviniendo todas las reglas de prevención repetidas hasta la
saciedad por las autoridades francesas e internacionales, y se ríe.
Tras la indignación en las redes sociales causada por estas imágenes los últimos días, Bruni emitió un comunicado en su cuenta de Instagram pidiendo disculpas por una “broma de mal gusto” y
un “humor fuera de lugar” y aseguró que “para nada” reflejan sus
sentimientos ante la pandemia.
“En el momento, en un cierto contexto,
dicha a una determinada persona, la broma no significa nada.
Sacada de
contexto, esa broma puede convertirse en una ignominia”, agregó.
Al
mismo tiempo, denunció la cantante, las imágenes, que asegura se
tomaron sin que ella supiera que se le estaba grabando, han sido sacadas
de contexto y montadas “deliberadamente” para darle un tono
“repugnante” a una “muestra desafortunada de humor”.
De hecho, una semana más tarde, el 6 de marzo —y cuando ya sí empezaba a aumentar la inquietud nacional— el actual presidente francés, Emmanuel Macron, seguía intentando dar una imagen de normalidad.
Ese día, tras visitar una residencia de ancianos en relación con el coronavirus, acudió con su esposa, Brigitte Macron, al teatro para demostrar, dijo, “que la vida continúa”.
Tampoco ha
escandalizado tanto como la salida de tono de Bruni el paseo de su
sucesora en el Elíseo por las orillas del Sena, como reveló el diario Le
Parisien.
Y eso que decidió salir a la calle este domingo, cuando a
pesar de que se mantuvieron las elecciones municipales, la alarma era ya
muy alta —un día después su marido y presidente anunciaría el
confinamiento de todo el país— y los casos de coronavirus aumentaban
desbocados.
Pese a ello, al igual que miles de parisinos que ignoraron las consignas del Gobierno de reducir al máximo las salidas de casa y mantener la distancia social, la
primera dama mantuvo su hábito de salir a caminar y se dio un paseo con
su escolta por las zonas peatonales en la orilla del río Sena por el
centro de la capital, según el rotativo parisino.
La regañina que un día
más tarde echó el presidente en su discurso a la nación a todos los que
“desafiaron las consignas” debió tener su eco entre las propias paredes
del Elíseo.
“Incluso si no presentáis ningún síntoma, arriesgáis
contaminar a vuestros amigos, a vuestros padres, abuelos, ponéis en
peligro la salud de los que queréis”, recriminó Macron a los
desobedientes. Eso sí que no es ninguna broma.
En la grabación se puede ver cómo Bruni saluda con la bise,
los clásicos dos besos franceses, al director general del grupo de lujo
LVMH Sydney Toledano y bromea al respecto. “Nos hacemos la bise,
¡qué gracia!”, comenta y agrega: “Porque somos de la vieja generación.
No tenemos miedo de nada.
No somos feministas, no tenemos miedo del
coronavirus. ¡Nada!”, agrega con la última palabra en español, en un
comentario que, si no hubiera sido por la alarma generalizada por la
pandemia que acaba de confinar también a todos los franceses y que tapa
casi cualquier otro tema, quizás hubieran provocado las iras de las
feministas, que protestaban justo en esos momentos por los premios que
la Academia de los César concedió al director Roman Polanski.