Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 mar 2020

Jose Toledo, su vida más allá de la familia Franco

La exesposa de Cristóbal Martínez-Bordiú continúa trabajando como modelo en Estados Unidos a punto de cumplir los 55 años.

La modelo y presentadora Jose Toledo en una fiesta en octubre de 2019.
La modelo y presentadora Jose Toledo en una fiesta en octubre de 2019.Jesus Briones / GTRES

Maite Nieto

 

El mundo de las modelos ya no gira exclusivamente alrededor de mujeres muy jóvenes. 
El mercado se ha dado cuenta del potencial como clientas de las mujeres mayores de 45 años y ha actuado en consecuencia incorporando como embajadoras de marcas importantes y prescriptoras de producto a féminas con las que se sientan identificadas por su edad. 
Este es el caso de Jose Toledo, conocida en los últimos años por presentar programas del corazón en televisión y también por su matrimonio con Cristóbal Martínez-Bordiú, uno de los nietos del dictador Francisco Franco, de quien se separó en 2017 después de 32 años de matrimonio.

Toledo, que cumple 55 años en abril, primero vivió una intensa época como modelo, profesión en la que se inició siendo muy joven sobre la pasarela de Barcelona y en la que llegó a tener una proyección internacional y desfiló para marcas tan emblemáticas como Chanel, Balenciaga, Christian Dior, Versace o Carolina Herrera.
 Clase y elegancia la caracterizaron en aquellos años y siguieron formando parte de la esencia que transmitía en sus apariciones públicas cuando comenzó a frecuentar fiestas de la llamada alta sociedad de la época y, después, cuando en 1991 comenzó su trayectoria en televisión presentando un programa musical en el desaparecido Canal +, Los 40 principales
Después llegaron otros en Televisión Española, Cartelera 1, Gente, Corazón, corazón o Doble página en Telemadrid.

Entre una cosa y otra se cruzó en su camino Cristóbal Martínez-Bordiú, hijo de Carmen Franco –la única hija del dictador– y del marqués de Villaverde, del mismo nombre, y su relación acabó en boda en 1984. 
El segundo apellido de su marido siempre ha estado ahí, para bien y para mal, pero la discreción de esta pareja, alejada del foco mediático salvo por su profesión y la imagen serena de Jose Toledo, les preservó de la exposición y críticas que han perseguido a alguno de los otros seis hermanos del que ya es su exmarido.
Cuando en septiembre de 2017 se supo que el matrimonio se separaba, la noticia sorprendió a la mayoría porque estaba considerada como una de las parejas más estables del panorama social español.
 Ambos habían convertido en máxima mantener a distancia su vida personal y su faceta pública; así continuaron cuando aparecieron los problemas conyugales y así lo han hecho tras su separación. Entonces se supo que llevaban varios meses sin convivir y que habían pasado sus vacaciones por separado.
La modelo y presentadora Jose Toledo con sus hijos Diego y Daniel Martínez-Bordiú Toledo en un partido de tenis en mayo de 2019.
La modelo y presentadora Jose Toledo con sus hijos Diego y Daniel Martínez-Bordiú Toledo en un partido de tenis en mayo de 2019.Sergio R. Moreno / GTRES
Jose Toledo ha iniciado su nueva vida de la misma forma que llevó sus años de casada con un miembro de una de las familias más cuestionadas: con elegancia y sin hacer ruido. 
Ahora, a punto de cumplir los 55, vive un buen momento profesional: tiene un nuevo proyecto de televisión del que no ha podido dar más detalles y continúa realizando trabajos como modelo, principalmente en Estados Unidos. 
En una reciente entrevista con la revista ¡Hola! afirmó: 
“Yo soy la primera sorprendida porque ya me había desligado del mundo moda cuando empecé a hacer televisión con 25 años.

Mi carrera como modelo fue fructífera, pero muy corta. Fue muy intensa. Estuve en Estados Unidos, Tokio... También fui madre muy joven y, cuando empecé en televisión, mis trabajos de moda se resumían a la publicidad que hacía y a algún editorial [historia fotográfica]. En un viaje a Nueva York, me ofrecieron probar y hace cinco años que trabajo en Estados Unidos”.
Jose Toledo y Cristóbal Martínez-Bordiú son padres de dos hijos que han mantenido el mismo perfil bajo que sus padres en lo que respecta a su vida privada: Daniel, de 29 años, y Diego de 21. Recientemente ambos volvieron a salir en los medios con motivo primero del funeral de su abuela Carmen Franco y después de la exhumación de su bisabuelo, Francisco Franco.
 Los dos acudieron como el resto de sus primos a ambas ceremonias y mantuvieron la discreción que ha caracterizado a toda su familia. 
Por su madre se sabe que son muy familiares y que les gusta compartir planes con sus progenitores, y ella ha reconocido que buscar esa unión puede que le haya hecho hasta descuidar a sus amigos.
 Es conocido que Jose Toledo solo frecuentaba los eventos públicos a los que ha estado obligada por su profesión y que durante sus más de tres décadas de matrimonio, su exmarido nunca se dejaba ver con ella en este tipo de actos.

El mayor de sus hijos, Daniel, estudió Administración y Dirección de Empresas en IE University, considerada una de las 30 mejores universidades del mundo, y durante sus años de estudiante se trasladó a vivir junto a su abuela,
 Carmen Franco, al domicilio de la calle Hermanos Bécquer, en Madrid, situado frente a la embajada de Estados Unidos, ya que sus padres vivían en la finca Valdefuentes en la localidad madrileña de Arroyomolinos.
 Estaba muy unido a su abuela y cuidó de ella hasta su muerte, como lo hizo también su primo Alfonso de Borbón
 Daniel sufrió un accidente en 2009 en el que estuvo a punto de perder la vida mientras conducía una moto cerca de Móstoles, cuando sufrió un traumatismo severo en la tráquea tras impactar con un cable.

Diego, el menor de los hermanos, comparte con Daniel su pasión por los deportes extremos, ha estudiado una temporada en un internado británico y estudia Derecho también en la misma universidad que hizo la carrera su hermano mayor.
 Le interesa la política y es muy activo en Facebook, donde no ha dudado en defender la labor de su bisabuelo y donde incluso ha plantado cara a Manuela Carmena en la época en la que ejercía de alcaldesa de Madrid.
 De todo esto su madre se mantiene al margen; se sabe que sigue siendo amiga de la hermana mayor de su exmarido, Carmen Martínez-Bordiú, pero nunca se ha pronunciado sobre ideas políticas ni conflictos familiares. 
Tampoco en las empresas de su exmarido que pueden tener algún tipo de vínculo con el resto de su familia política —delegado de la empresa agraria Arroyo de la Moraleja S.L. y administrador único de la sociedad inmobiliaria Renval Inversiones S.L—. Juntos, eso sí, compartían la empresa Joran Producciones S.L., una productora de publicidad y estudios de mercado, y la titularidad de un apartamento en Fuerteventura. Flecos de un largo matrimonio cuya disolución realizaron con la misma calma, al menos de cara al público, con la que vivieron su larga relación.

Aristóteles Onassis, las fortunas y tragedias de un hombre hecho a sí mismo

Se cumplen 45 años de la muerte del magnate naviero multimillonario que enamoró a Jackie Kennedy y traicionó a Maria Callas.

Aristóteles Onassis y Jacqueline Kennedy, en su boda, en Skorpios (Grecia), en 1968.
Aristóteles Onassis y Jacqueline Kennedy, en su boda, en Skorpios (Grecia), en 1968.Topham/Cordon Press

 

Se cumplen 45 años de la muerte de uno de los millonarios más famoso y temido del siglo XX, Aristóteles Onassis, un hombre que se hizo a sí mismo y consiguió levantar un imperio naviero superando tras de sí una guerra y diferentes varapalos y tragedias, como la muerte de su esposa e hijos y la negativa del que muchos consideraron su amor verdadero: María Callas
Pero Onassis no solo acumuló fortuna —fue considerado el hombre más rico de su época y en aquellos años se decía que si vendía todos sus activos “Wall Street temblaría”—, sino también una agraciada vida social que incrementó sin duda ese éxito empresarial.
Paralelamente a la construcción de esa exitosa vida profesional y empresarial, Onassis supo hacer de las relaciones sentimentales una forma de prosperar en los negocios.
 En 1946 se casó con Athina Mary Livanos, hija del también magnate naviero Stavros Kivanos.
 De su matrimonio, que muchos tildaron de conveniente, nacieron dos hijos, Alexander —su debilidad— y Christina, heredera universal de los bienes de su padre que batalló duramente contra la que fue la segunda esposa de Onassis, Jacqueline Kennedy.
De sobra eran conocidas las infidelidades de Onassis quien, tras quedarse viudo, encontró en la diva de la ópera María Callas, a su verdadero amor. 
De esa relación poco convencional dejan constancia las imágenes de ambos navegando en el famoso yate del magnate así como declaraciones de amor de la propia Callas sobre su rendición incondicional hacia el griego.
 “Amor mío, necesito afecto y ternura, soy toda tuya, haz conmigo lo que quieras”, le decía la soprano a Onassis según un documental que reconstruye la vida de la cantante de ópera más famosa de la historia publicado en 2018.
 En cambio, el millonario griego jugó con ella una década hasta que un buen día en 1968 Callas leyó en el periódico que su novio se casaba con Jacqueline Kennedy.

Nacido en Esmirna, Turquía, en 1906 y procedente de una familia de la alta sociedad griega, Onassis huyó a Argentina tras el comienzo de la guerra greco-turca. 
Su don de gentes y sus reputados orígenes le permitieron hacerse un hueco en el mundo empresarial, primero con el negocio del tabaco, lo que le introdujo en el mundo del transporte marítimo, para después convertirse en un auténtico magnate naviero. 
Con una más que consolidada y numerosa flota de barcos, este empresario griego supo invertir su tiempo y su dinero en grandes personalidades.
 Íntimo amigo de Rianiero III de Mónaco, Onassis apuntó hacia Montecarlo, convirtiéndolo en su siguiente y gran adquisición. Conocedor de la enorme fuente de riqueza que manaba de esas tierras monegascas —procedente principalmente de su célebre casino y el puerto— y sabedor del toque de modernización que faltaba, el magnate fue adquiriendo de manera secreta importantes propiedades.
Aristóteles Onassis y María Callas, en el barco del armador griego a inicios de los sesenta.
Aristóteles Onassis y María Callas, en el barco del armador griego a inicios de los sesenta.
El 20 de octubre de 1968, la pareja se casó en Skorpios, la isla privada propiedad del armador y de su familia hasta 2013, cuando la nieta del magnate la vendió por 117 millones de euros a la hija de un multimillonario ruso
Un matrimonio, el segundo para ambos, que comenzó como una glamurosa historia de amor pero que acabó con el mismo distanciamiento e infidelidades que habían protagonizado el primer casamiento de Onassis.
 Los conocedores de la historia aseguran que Onassis nunca superó separarse de Maria Callas, a quien intentó recuperar en vano, pues ella nunca le perdonó que se hubiera marchado con la exprimera dama.
 La negativa de la cantante hizo que el empresario se sumiera en una profunda depresión, agravada con otras tragedias familiares. Aristóteles Onassis perdió a su hijo y heredero con tan solo 23 años de edad en un accidente aéreo, mientras su hija Christina llevó una vida llena de excesos y relaciones sentimentales fallidas. 
Tras la muerte del patriarca a causa de una neumonía el 15 de marzo de 1975, Christina fue designada heredera universal, pero Jackie Kennedy, su viuda, reclamó la tercera parte de las posesiones del que fue su marido.
 Resuelto el conflicto y tras la muerte también prematura de Chrsitina, a los 37 años, los dos tercios restantes de la herencia —unos 3.000 millones de euros— pasaron a su única nieta, Athina, quien a diferencia de su familia siempre ha intentado llevar una vida más discreta y alejada del foco mediático.
 Todo lo que se puede cuando procedes de una de las familias más conocidas y millonarias de la historia.


16 mar 2020

“Después sería la noche, las estrellas o las nubes, la vida”

Juan Cruz

En el cuento ‘La autopista del sur’ Julio Cortázar retrata la angustia del confinamiento.


El Rey renuncia a la herencia de su padre y le retira su asignación por sus supuestas cuentas en Suiza

El Rey renuncia a la herencia de su padre y le retira su asignación por sus supuestas cuentas en Suiza.

Felipe VI asegura que ha comunicado su decisión al rey emérito Juan Carlos.

Los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía. En vídeo, Felipe VI renuncia a la herencia del rey Juan Carlos y le deja sin la asignación a cuenta de los PGE.

 Miguel González

Felipe VI renuncia a la herencia económica que pudiera corresponderle de su padre Juan Carlos I y le retira la asignación que tiene fijada en los presupuestos de la Casa del Rey (194.232 euros anuales). 

Así lo ha anunciado este domingo La Zarzuela en un extenso comunicado con el que ha salido al paso de las informaciones que señalan a Felipe VI como beneficiario de las fundaciones Zagatka y Lucum, esta última investigada por la Fiscalía Anticorrupción por recibir supuestamente 100 millones de dólares de Arabia Saudí. 

Con esta decisión sin precedentes, Felipe VI se desvincula de cualquier negocio que pudiera tener su padre en el extranjero. 


El comunicado recuerda que, en su discurso de proclamación ante las Cortes Generales en 2014, Felipe VI ya subrayó que “la Corona debe [...] preservar su prestigio y observar una conducta integra, honesta y transparente”. 
En consonancia con estos principios, agrega, el Rey quiere “que sea conocido públicamente”, que ha comunicado a su padre “su decisión de renunciar a la herencia que personalmente le pudiera corresponder, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona”.

Felipe VI no solo se desvincula totalmente de cualquier negocio de su padre, sino que le retira su asignación del presupuesto del Estado, en una decisión cuyo único precedente cabe buscar en la retirada del ducado de Palma de Mallorca a su hermana Cristina, en junio de 2015.
La Casa del Rey asegura que Felipe VI desconoce “totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Zagatka”, revelada por EL PAIS. 
 Esta fundación es propiedad de Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I, a quien pagó numerosos vuelos en aviones privados.

El comunicado recuerda que, en su discurso de proclamación ante las Cortes Generales en 2014, Felipe VI ya subrayó que “la Corona debe [...] preservar su prestigio y observar una conducta integra, honesta y transparente”.
 En consonancia con estos principios, agrega, el Rey quiere “que sea conocido públicamente”, que ha comunicado a su padre “su decisión de renunciar a la herencia que personalmente le pudiera corresponder, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona”.
En cambio, admite que conoció hace ya un año la noticia, publicada por el diario británico The Telegraph, que le señalaba como segundo beneficiario de la fundación Lucum, y explica las gestiones realizadas desde entonces para dejar clara su desvinculación de la misma.
Así, relata que el 5 de marzo de 2019 el despacho británico de abogados Kobre & Kim dirigió una carta a la Casa del Rey en la que, “sin ninguna justificación documental”, le comunicaba su “supuesta designación como beneficiario de la Fundación Lucum” a la muerte de don Juan Carlos.
Felipe VI, asegura el comunicado, trasladó copia de esta carta a su padre, “así como a las autoridades competentes”. 
Además, el 21 de marzo de ese año, comunicó por escrito al despacho de abogados británico que ni Felipe VI ni la Casa del Rey “tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna” de la supuesta designación como heredero, “ni designaría representante legal para iniciar negociación” al respecto con el bufete.
El 12 de abril pasado, poco más de un mes después de recibir la misiva, Felipe VI compareció ante notario. según la Casa del Rey, “para manifestar que ha dirigido una carta a su padre, el Rey don Juan Carlos, a fin de que, si fuera cierta su designación o la de la Princesa de Asturias como beneficiarios de la citada Fundación Lucum, dejara sin efecto tal designación, manifestando igualmente que no aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad, renunciando asimismo a cualquier derecho, expectativa o interés que, aún sin su consentimiento o conocimiento, pudiera corresponderles ahora o en el futuro con la Fundación Lucum”.


La Casa del Rey asegura que Felipe VI desconoce “totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Zagatka”, revelada por EL PAIS. 
 Esta fundación es propiedad de Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I, a quien pagó numerosos vuelos en aviones privados.
Finalmente, el comunicado señala que don Juan Carlos ha pedido a la Casa del Rey que haga público que “en ningún momento facilitó información” a su hijo sobre la existencia de las dos citadas fundaciones y recuerda que el 27 de mayo de 2019 el Rey emérito anunció que en junio de ese año “ponía fin a toda actividad institucional u oficial, retirándose completamente de la vida pública”.
 Según se desprende del comunicado de la Casa del Rey, esa retirada se produjo menos de dos meses después de que Felipe VI compareciera ante notario para dejar clara su desvinculación de la fundación,
La insólita decisión de Felipe VI supone un intento por romper drástica y radicalmente cualquier relación de la Casa del Rey con los negocios que pudiera tener en el extranjero Juan Carlos I, quien podría tener que enfrentarse a una investigación judicial y ha designado para su defensa al abogado Javier Sánchez-Junco Mans.
Y yo que pienso que Urdagarin está en la cárcel por algo que tiene con esto y lo pusieron de cabeza de turco......no lo sé