Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 feb 2020

Kirk Douglas y Anne, una historia de amor de casi 70 años

"Nunca trató de ocultarme nada. Como europea, entendí que no era realista esperar una fidelidad total en un matrimonio", contó su esposa sobre las infidelidades del actor fallecido.

Kirk Douglas
Kirk Douglas, con su esposa Anne, al cumplir 103 años. AFP

 

Kirk Douglas, fallecido este miércoles, encarnó en la pantalla en muchas ocasiones papeles de hombre duro, de seductor, pero fuera de ella su vida era bien distinta. 
Con Anne Buydens, que actualmente tiene 100 años, compartió casi 70 años de amor. 
En la industria de Hollywood, donde estas cifras son impensables, el actor batió también este récord. 
Su secreto, aseguró, era resolver sus desacuerdos con un beso.
 En su relación hubo infidelidades que su primera esposa no perdonó, pero sí la segunda.
Douglas conoció a Anne Buydens, que era productora en ese momento, en el rodaje de Actor de amor en el año 1953. 
Entonces ambos tenían otras parejas. 
Él estaba comprometido en secreto con la actriz Pier Angeli y ella se había casado con un amigo belga por razones de seguridad durante Segunda Guerra Mundial.
 En su libro de 2017, Kirk and Anne: Letters of Love, Laughter and a Lifetime in Hollywood, Douglas desveló que inmediatamente se sintió atraído por ella.
 "Era muy diferente de las mujeres con las que había estado en Hollywood desde que Diana [su exesposa] me dejó", escribió. Entonces, la invitó a salir. 
 "Ella me rechazó. Pero estaba decidido a conquistarla", añadió.
Douglas tardó un tiempo en romper su compromiso con Angeli. 
Se casó con Anne en Las Vegas en 1954 después de que ella amenazara con dejarlo. 
"Me di cuenta de que estaría perdido sin ella". 


Kirk Douglas, su esposa Anne,su hijo Michael, Catherine Zeta-Jones, y sus nietos Carys y Dylan.
Kirk Douglas, su esposa Anne,su hijo Michael, Catherine Zeta-Jones, y sus nietos Carys y Dylan. Chris Pizzello/Invision/AP
La pareja tuvo dos hijos juntos, Eric y Peter, que se unieron a los dos hijos de Douglas de su matrimonio anterior: Joel y Michael.
 La relación de Anne con la primera esposa de Douglas, Diana, fue tan buena que se hicieron amigas.
 El actor dijo que Anne se refería a Diana como "nuestra primera esposa".
El actor siempre hizo gala de un gran sentido del humor, característica que compartía con Anne.
 Un ejemplo es el mensaje de su contestador telefónico en el que ella grabó: "Espartaco y yo no estamos en casa en este momento, por favor, deje un mensaje".
El matrimonio también tuvo alguna crisis por los coqueteos de él. En su libro Kirk y Anne, ella cuenta que intencionalmente hizo la vista gorda ante alguna infidelidad de su esposo, y que él fue honesto al respecto. 
"Kirk nunca trató de ocultarme nada. Como europea, entendí que no era realista esperar una fidelidad total en un matrimonio". Conscientes de su apasionante historia, la pareja escribió el libro Kirk y Anne: Cartas de amor, risas y toda una vida en Hollywood. "Tuve la gran suerte de encontrar a mi alma gemela y creo que nuestro maravilloso matrimonio y nuestras charlas de oro cada noche durante una hora me han ayudado a sobrevivir a todas las cosas", explicó Kirk.
De estas aventuras fuera del matrimonio el actor habló en su autobiografía El hijo del trapero con el permiso de ella. 
Nombres como el de Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Joan Crawford, Mia Farrow o Faye Dunaway, entre otras, formaron parte de sus infidelidades a su primera mujer, Diana, que harta de ellas, le abandonó.
 No así Anne.
La pareja presumió de su amor.
 Cuando Douglas aceptó su Oscar honorario en 1996, se lo dedicó a Anne. “Veo a mis cuatro hijos. Están orgullosos del viejo. 
Y yo también estoy orgulloso. Orgulloso de ser parte de Hollywood durante 50 años.
 Pero esto es para mi esposa, Anne. Te quiero."
La legendaria estrella de Hollywood falleció este miércoles rodeado de sus seres queridos.
  Su hijo Michael, de 75 años, declaró a People al anunciar la noticia: "Era una leyenda.
 Pero para mí y mis hermanos Joel y Peter, él era simplemente papá, para Catherine, un maravilloso suegro, para sus nietos y bisnieto, su amoroso abuelo, y para su esposa Anne, un esposo maravilloso".

«Tu marido debería ser siempre lo primero»: el resurgir del ama de casa sumisa y abnegada que se gesta en Internet

Las #tradwives han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo doméstico y defienden que su felicidad pasa por el servilismo a sus maridos e hijos.

 En algunos casos, relacionan sus discursos con el supremacismo blanco y masculino de la extrema derecha.

Trad life
#Tradwives, el movimiento de mujeres que reivindican el rol de la esposa tradicional a través de internet. Foto: Getty Images
«Amas de casa de nuestra generación que están felices de someterse, cuidar su hogar y malcriar a su esposo como si fuera 1959»
. Así define el propósito de las #tradwives Alena Kate Pettitt, fundadora de la plataforma online The Darling Academy, que defiende y promueve este estilo de vida basado en el rol de la esposa tradicional.
 Alena se ha convertido en una de las caras más mediáticas de este movimiento que se gesta en Internet y se manifiesta en la vida real. En las últimas semanas, ha recorrido platós y ha protagonizado reportajes para la prensa británica contando por qué cambió su trabajo como asistente de marketing por el trabajo doméstico a tiempo completo.
Reivindicando la satisfacción de tener un pastel recién horneado con el que «desestresar» y «sorprender» a su marido cuando llega a casa y defendiendo una autonomía que, según explica, consiste en usar como ella quiera la asignación mensual que él le entrega para comprar comida y sus gastos propios.
 “Soy la CEO de mi propia empresa, la persona al cargo de la casa”, dice en su canal de YouTube, a pesar de que, como reconocía en This Morning frente a los presentadores Holly Willoughby y Phillip Schofield, no compraría un sofá nuevo sin consultar a su marido.

Inspirado en el modelo del ama de casa estadounidense de los años cincuenta y sesenta, al que sociedad y publicidad enviaban el mensaje de que la felicidad de la mujer responde al ideal de feminidad y dedicación exclusiva al ámbito doméstico y de los cuidados, el movimiento se expande en Internet bajo grupos de Facebook con nombres como Mujeres de Valores Tradicionales y etiquetas como #tradlife, #tradwife o #vintagehousewife.
 El libro Fascinating Womanhood (1963), de Helen Andelin, se ha convertido en una especie de biblia y sus consejos matrimoniales inspiran el contenido de los talleres sobre feminidad y estilo de vida tradicional que proliferan en sus círculos. 
Este, curiosamente, fue publicado el mismo año que La mística de la feminidad de Betty Friedan, donde la psicóloga feminista expone lo contrario: cómo esa opresión a la mujer, alienada en lo doméstico y privada del acceso al trabajo fuera de casa que había experimentado durante los años de la Segunda Guerra Mundial, estaba causando en muchas de ellas problemas de depresión y esa sensación continúa de insatisfacción vital.

«Tu marido debería ser siempre lo primero»: el resurgir del ama de casa sumisa y abnegada que se gesta en Internet

Las #tradwives han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo doméstico y defienden que su felicidad pasa por el servilismo a sus maridos e hijos. 

En algunos casos, relacionan sus discursos con el supremacismo blanco y masculino de la extrema derecha.

Trad life
Continuando el legado de su madre, Dixie Andelin Forsyth, ha relanzado el libro Fascinating Womanhood for the Timeless Woman (2018) e imparte talleres de feminidad a los que, según recogía Stylist, se habrían inscrito más de 100.000 mujeres de todo el mundo.
 Entre el temario de las clases se incluyen, por ejemplo, «instrucciones para no vestirse con ropa desaliñada como de comer pizza de modo que no pueda considerarse lesbiana» y «cómo comportarse para atraer y retener a un hombre».
 En el documental Trad Wives (2019), que narra la historia de Jennifer, una estadounidense de Chicago que se define como «coach de feminidad» y declarada fan de las Andelin (madre e hija) –se desplaza a Springfield para la presentación del libro– se recogen algunos de estos encuentros en los que las #tradwives se quejan de que «la masculinidad de los hombres no se valora como se valoraba antes» o «los pantalones de hombre ya no son masculinos, sino pitillos estrechos y femeninos».
 Su apariencia y la de sus casas también están impregnadas de esa estética vintage acorde a los valores de castidad y feminidad que promueven: ganchillo, rosas, lazos y nada de escotes.


Las autodenominadas tradwives están presentes principalmente en el Reino Unido y Estados Unidos, donde se originó el movimiento. Y también en Japón, Alemania o Brasil. 
Desde Inglaterra, con la conversación muy presente en las últimas semanas, algunas de estas mujeres han compartido con medios como Refinery 29 o la BBC su malestar por las críticas suscitadas por su estilo de vida. 
Alena Kate Pettit, por ejemplo, se escuda en la «elección» de ser una ama de casa tradicional y reivindica su derecho a querer trabajar en casa, argumentando que tomar esta determinación de una manera consciente debería considerarse como un acto feminista. 
Pero como ironiza Hadley Freeman desde The Guardian, cuando Pettit tuitea y escribe posts con títulos como ‘tu marido debería ser siempre lo primero si quieres un matrimonio feliz’, «parece cuestionable» esa etiqueta feminista.
Para muchas mujeres, quedarse trabajando en casa no es una elección. 
El feminismo pide visibilizar y reconocer el trabajo doméstico y los cuidados de niños y personas dependientes que han recaído tradicionalmente en la mujer, reclamando que estos se liberen de la etiqueta de género y se afronten desde la corresponsabilidad en el ámbito doméstico y con la ayuda del Estado. 
En el caso de las tradwives, como sí reconoce la fundadora de The Darling Academy, poder dedicarse a ello en exclusiva es una clara cuestión de privilegios.
 «Por mucho que las tradwives piensen que están siendo renegadas rebeldes por no trabajar [fuera de casa], su rebelión se basa en que su esposo gana lo suficiente para mantener a toda una familia», escribe Freeman.

«Tu marido debería ser siempre lo primero»: el resurgir del ama de casa sumisa y abnegada que se gesta en Internet

Las #tradwives han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo doméstico y defienden que su felicidad pasa por el servilismo a sus maridos e hijos. En algunos casos, relacionan sus discursos con el supremacismo blanco y masculino de la extrema derecha.

Trad life

Mientras en Inglaterra el movimiento rechaza los avances sociales de una forma más templada, apelando al espíritu de lo tradicionalmente británico, en Estados Unidos el origen de estas comunidades está más ligado a los movimientos supremacistas blancos y masculinos de la alt-right.
 Con un actitud abiertamente reaccionaria y antifeminista. Annie Kelly, investigadora del impacto de las culturas digitales antifeministas y de ultraderecha, analizaba este fenómeno en Las esposas del supremacismo blanco, publicado en The New York Times
En su artículo, Kelly cuenta cómo paradójicamente estas comunidades compartieron con entusiasmo los titulares de denuncia del #MeToo escudándose en su valor como «supuesta prueba de que la liberación sexual había hecho la vida inaceptablemente peligrosa para las mujeres». 
 Y recoge también el caso de Wife With a Purpose, la bloguera Ayla Stewart, que se hizo famosa al lanzar el White Baby Challenge (el reto del bebé blanco), instando a sus seguidores a procrear a causa de las bajas tasas de natalidad en Occidente. 
“¡He hecho seis! ¡Alcánzame o machácame!”, arengaba.

La forma aparentemente anacrónica en que se visten no es casual. La estética deliberadamente hiperfemenina se construye precisamente para enmascarar el autoritarismo de su ideología«, escribe la investigadora Annie Kelly. «No hay nada particularmente nuevo sobre este mensaje dentro de la extrema derecha.
 Y las tradwives todavía constituyen una subcultura digital de nicho
Pero hay un mercado claro para su mensaje: las cuentas de tradwives más grandes generalmente alcanzan a unos 10.000 suscriptores de YouTube en solo un año, pero sus homólogos masculinos de la derecha alternativa tienen 10 veces más seguidores».
El surgimiento de este movimiento se explicaría dentro de la situación de incertidumbre económica y política y la creciente insatisfacción con la vida moderna, según apunta Kelly. 
“No debemos subestimar cómo algunas mujeres blancas jóvenes, cuando se enfrentan a este panorama económico sombrío y luego se les presenta una imagen rosada de la felicidad doméstica de los años cincuenta, pueden mirar hacia atrás”.
 Desde Stylist, la psicóloga social Sandra Wheatley hace una reflexión parecida: 
 «Solo recordamos las cosas buenas del pasado, como las cálidas cocinas y los abrazos de la abuela.
 Es fácil pensar que volver al delantal de la abuela es la cura para todos nuestros problemas”.
Dixie Andelin Forsyth, por su parte, argumenta a la misma publicación que este resurgir de la esposa tradicional sumisa y abnegada, que en su caso se ha traducido en un aumento de ventas del libro de su madre (Fascinatign Womanhood), tiene que ver con que «las mujeres en el Reino Unido y en otros lugares han tenido suficiente feminismo (…) 
Les damos las gracias a las feministas por los pantalones, pero vemos la vida de una manera diferente». A lo que las usuarias feministas responden: «No solo los pantalones, querida. La cuenta bancaria a tu nombre, tu derecho al voto y la prohibición de que tu marido te viole y golpee. Por nombrar algunas cosas».

 

Suya es la gloria, Espartaco......................... Carlos Boyero

Cuando Kirk Douglas desaparezca habremos perdido al último símbolo de un cine legendario.

Se llama Issur Danielovitch, pero el hijo de aquel trapero judío llegado de Rusia decidió por estrategia, o conveniencia, o porque su nombre resultaba demasiado hebraico (aunque Hollywood lo inventaran ellos y lo sigan reinventando), que sería mejor cambiarlo por algo tan contundentemente estadounidense como Kirk Douglas. 

Y siempre existían mil agradecidas y admirativas razones para recordarle, pero en esta ocasión se debe a algo tan insólito como que cumpla 100 años mañana viernes.

 No sabemos cómo ha afectado su longevidad a su estado físico y mental. Lo único que deseo es que alguien que nos ha transmitido sensaciones tan intensas, que nos regaló con su presencia y su arte algo parecido a la felicidad, tenga una ancianidad plácida, que el dolor y la devastación no se hayan ensañado con él, que aún pueda disfrutar de ciertas cosas de la vida

. Cuando él desaparezca habremos perdido al último símbolo de un cine legendario, en blanco y negro y en color, de una época en la que el público pagaba la entrada para ver actores y actrices que le ofrecían algo hipnótico, mágico y veraz, gente en perpetua posesión de algo llamado magnetismo, independientemente de la calidad del producto.

 Nos quedará la memoria y la posibilidad de revisar en formatos que ya no pertenecen a la sala oscura el talento y la personalidad de histriones a los que amaremos siempre. 

Además de haber sido con naturalidad un dios, de comerse la pantalla, este señor tuvo la suerte o la intuición de que una cantidad apabullante de grandes directores exigiera su presencia.

 La lista acojona: Wilder, Hawks, Mankiewicz, Tourneur, Huston, Wyler, Minnelli, Hathaway, Vidor, Kubrick, Preminger, Fleischer, Aldrich, Sturges, Frankenheimer, Donen, Ritt, Kazan, De Palma, Mann y otros ocasionalmete meritorios. De acuerdo, falta John Ford, no se puede tener todo, pero la carrera de Douglas si poseyó casi todo. 

Si añadiera algunos nombres de directores europeos, e incluso algún oriental, yo disfrutaría el resto de mis días y pasaría en Arcadia todas las noches volviendo a ver la obra de esos señores que dirigieron a Kirk Douglas.

Fotograma de 'Espartaco'. En vídeo, el análisis de Carlos Boyero.


Ninguna de sus interpretaciones fue bendecida con el Oscar
. Tampoco se lo otorgaron a Cary Grant. Creo que a ambos pretendieron consolarles al final de su carrera con el honorífico. ¡Qué vergüenza para el Oscar! No premiaron a un actor dotado de una energía proteica, creíble en múltiples registros, alguien que desprende electricidad, capaz de otorgar autenticidad y fascinación al heroísmo pero igualmente al lado oscuro, a trepas, canallas, obsesos, crueles, cínicos, manipuladores y outsiders, a matices sobre el bien y el mal, dueño de una fuerza expresiva impresionante en movimiento o parado, en primer plano y en plano general, mirando, escuchando, hablando, retando, en réplica y contrarréplica. 
Alguien contó que, si Douglas era fotografiado en medio de un grupo de gente, la mirada de un espectador virgen inevitablemente se iba a concentrar en él, porque la cámara le amaba. Son los atributos y el perpetuo misterio que distinguen a las grandes estrellas. 
Y de acuerdo en que era un hombre guapo y musculado, que el hoyuelo de su barbilla molaba mucho, pero lo más atractivo de él nacía de su cabeza, su sensibilidad, su corazón, su inteligencia, su estilo, su clase.
 
 
Tendría un grave problema si me preguntaran cuáles son las interpretaciones de Kirk Douglas que prefiero. 
 Ha tocado el cielo muchas veces con una tipología tan variada como atractiva, de bueno o de malo, de atormentado o de racional, de intimista o de épico, pero incluso en sus películas más débiles o convencionales, yo pertenezco a ese público que salía contento por el goce de ver actuar a ese señor llamado Kirk Douglas. 
Y tampoco olvido que, gracias a él, las infames listas negras perecieron, cuando impuso que en el guion de Espartaco apareciera el nombre de Dalton Trumbo, su verdadero y hasta entonces clandestino autor.

Quiero pensar que además de un actor genial este tipo se comportara alguna vez en su vida como un hombre valiente, justo y honrado. 

Creo que esta noche veré un programa grande. O sea: Cautivos del mal, El gran carnaval y Espartaco. Felicidades, señor Douglas y que se muera cuando usted quiera.

Muere Kirk Douglas, el último gran actor del viejo Hollywood, a los 103 años

El legendario actor que encarnó a 'Espartaco' solo obtuvo un Oscar, honorífico, a su trayectoria, pese a tres nominaciones.

 


Parecía que Kirk Douglas iba a derrotar al tiempo y al espacio. Que seguiría cumpliendo años sin fin. 
Un siglo, 101, 102, 103… Y los seguirá cumpliendo, porque a la leyenda nadie la derrotará, pero este miércoles murió en su domicilio en Beverly Hills (California), Issur Danielovitch Demsky, el hijo de un trapero nacido en Ámsterdam, en el Estado de Nueva York, el 9 de diciembre de 1916.
 Ha muerto Issur; Kirk es hoy inmortal. La noticia fue confirmada por la familia por boca de su hijo Michael:
 “Para el mundo es una leyenda, un actor de la época dorada del cine, un filántropo comprometido con la justicia y con las causas en las que creía, pero para mí, para Joel y para Peter era sencillamente Papá”.
Quedarán el Midge de El ídolo de barro, el Chuck Tatum de El gran carnaval, el Jonathan de Cautivos del mal, el Jack de Los valientes andan solos... 
Quedarán los gritos de “Yo soy Espartaco”, el lanzamiento de hachas para la toma de la fortaleza de Los vikingos, el ruido y la furia de su militar de Senderos de gloria, su Van Gogh de El loco del pelo rojo… 
 Quedarán las siete películas con su amigo Burt Lancaster... Tan solo desaparece un cuerpo, y Hollywood este miércoles por la noche era tan solo el pueblo en el que trabajó durante un tiempo Kirk Douglas.

Ni siquiera necesitó ganar uno de los tres Oscar a los que fue candidato, aunque en 1996 recibiera el honorífico.
 El actor fue alguien que disfrutaba de trabajar mucho más que de recrearse en el resultado: 
“Me gusta más rodar que verme en ellas.
 Casi he evitado Gladiator, porque temía que me recordara demasiado a mi Espartaco. Aparte de esto, antes las películas eran, en general, mejores. 
Entonces la técnica no era lo más importante, sino los personajes y la historia.
 Por supuesto que hoy también se hacen buenas películas, pero a menudo todo ese galimatías digital arruina el trabajo de los actores”, confesó en 2001.
 
Kirk Douglas, en noviembre de 2001. En vídeo, las imágenes de su carrera en el cine. Foto: AP | Vídeo: EPV

‘Yo soy Espartaco’, contra la caza de brujas

Kirk Douglas escribió no solo con mayúsculas bastantes páginas de la gran enciclopedia de Hollywood, sino que también en la vida real redactó una decena de libros.
 El más famoso fue su primer volumen de memorias, El hijo del trapero. En el último, Yo soy Espartaco, desgranaba cómo formó parte de la jugada que acabó con una de las etapas más sombrías del cine estadounidense.
 “Esa caza de brujas destruyó vidas y carreras, y yo hice Espartaco con un guionista que estaba incluido en la lista negra y que tuvo que esconderse tras un seudónimo para encontrar trabajo”, contó en 2012 cuando se publicó el volumen en el que explicaba cómo el nombre de Dalton Trumbo, reputado guionista expulsado de la industria por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, y cuyo nombre apareció de nuevo al firmar el guion de Espartaco, producida y protagonizada por Douglas y dirigida por Stanley Kubrick en 1960. 
“Cuando miro hacia atrás pienso que la decisión sobre Trumbo fue la más importante de mi carrera”, dijo con 84 años en la Berlinale en la que recibió el Oso de Honor. 
Douglas adornaba mucho la realidad en los escritos, pero un mandamiento clásico afirma que “cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda”.
 Issur Danielovitch Demsky nació en una familia de origen ruso judío. Su padre era trapero y abandonó el hogar familiar cuando Demsky era un crío.
 Creció rodeado de mujeres (tenía seis hermanas mayores), que fueron las primeras en pulir aquel diamante en bruto.
 Trabajó en más de 40 empleos desde adolescente y estudió en la Universidad de Saint Lawrence, donde se graduó en Letras. Posteriormente estudió en la American Academy of Dramatic Arts de Nueva York.
 En 1941, fue llamado a filas para incorporarse a la Armada. Herido en la Segunda Guerra Mundial, regresó a Nueva York, donde logró varios papeles teatrales apoyado por la joven actriz Lauren Bacall.
En 1946, debutó en Hollywood con El extraño amor de Marta Ivers, de Lewis Milestone. 
Y tocó rapidísimamente el cielo de la industria cinematográfica.
 Tuvo un enorme cuidado en elegir con quién trabajaba y los guiones, sin miedo a que los personajes exprimieran su talento. Nunca paró en su ritmo vital y laboral: solo levantó el pie de su pasión con las mujeres cuando se casó con su actual esposa, Anne Buydens, con la que fue padre de dos hijos pequeños, Peter y Eric Anthony, ya fallecido. Michael y Joel nacieron de su matrimonio anterior con Diana Hill. En 1991, resultó herido en un accidente de helicóptero en Santa Paula (California). 
En 1996, sufrió una embolia que le afectó seriamente al habla. 
Imposible que se quedara quieto. En 2009, con 92 años, se subió a los escenarios con Before I Forget (“Antes de que olvide”), un monólogo de 90 minutos que él mismo había escrito sobre su vida.
 Invirtió buena parte de su fortuna en obras de caridad, principalmente en la lucha contra el alzhéimer.
Kirk Douglas muere habiendo logrado de sobra el objetivo de su Midge Kelly de El ídolo de barro:
  "No quiero ser toda mi vida un '¡Oye, tú!'. Quiero que la gente me llame señor".