El legendario actor que encarnó a 'Espartaco' solo obtuvo un Oscar, honorífico, a su trayectoria, pese a tres nominaciones.
Gregorio Belinchón
Kirk Douglas
escribió no solo con mayúsculas bastantes páginas de la gran
enciclopedia de Hollywood, sino que también en la vida real redactó una
decena de libros.
El más famoso fue su primer volumen de memorias, El hijo del trapero. En el último, Yo soy Espartaco, desgranaba cómo formó parte de la jugada que acabó con una de las etapas más sombrías del cine estadounidense.
“Esa caza de brujas destruyó vidas y carreras, y yo hice Espartaco con un guionista que estaba incluido en la lista negra y que tuvo que esconderse tras un seudónimo para encontrar trabajo”, contó en 2012 cuando se publicó el volumen en el que explicaba cómo el nombre de Dalton Trumbo, reputado guionista expulsado de la industria por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, y cuyo nombre apareció de nuevo al firmar el guion de Espartaco, producida y protagonizada por Douglas y dirigida por Stanley Kubrick en 1960.
“Cuando miro hacia atrás pienso que la decisión sobre Trumbo fue la más
importante de mi carrera”, dijo con 84 años en la Berlinale en la que
recibió el Oso de Honor.
Douglas adornaba mucho la realidad en los escritos, pero un mandamiento clásico afirma que “cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda”.
Issur Danielovitch Demsky nació en una familia de origen ruso judío. Su padre era trapero y abandonó el hogar familiar cuando Demsky era un crío.
Creció rodeado de mujeres (tenía seis hermanas mayores), que fueron las primeras en pulir aquel diamante en bruto.
Trabajó en más de 40 empleos desde adolescente y estudió en la Universidad de Saint Lawrence, donde se graduó en Letras. Posteriormente estudió en la American Academy of Dramatic Arts de Nueva York.
En 1941, fue llamado a filas para incorporarse a la Armada. Herido en la Segunda Guerra Mundial, regresó a Nueva York, donde logró varios papeles teatrales apoyado por la joven actriz Lauren Bacall.
Parecía que Kirk Douglas
iba a derrotar al tiempo y al espacio. Que seguiría cumpliendo años sin
fin.
Un siglo, 101, 102, 103… Y los seguirá cumpliendo, porque a la leyenda nadie la derrotará, pero este miércoles murió en su domicilio en Beverly Hills (California), Issur Danielovitch Demsky, el hijo de un trapero nacido en Ámsterdam, en el Estado de Nueva York, el 9 de diciembre de 1916.
Ha muerto Issur; Kirk es hoy inmortal. La noticia fue confirmada por la familia por boca de su hijo Michael:
“Para el mundo es una leyenda, un actor de la época dorada del cine, un filántropo comprometido con la justicia y con las causas en las que creía, pero para mí, para Joel y para Peter era sencillamente Papá”.
Quedarán el Midge de El ídolo de barro, el Chuck Tatum de El gran carnaval, el Jonathan de Cautivos del mal, el Jack de Los valientes andan solos...
Quedarán los gritos de “Yo soy Espartaco”, el lanzamiento de hachas para la toma de la fortaleza de Los vikingos, el ruido y la furia de su militar de Senderos de gloria, su Van Gogh de El loco del pelo rojo…
Quedarán las siete películas con su amigo Burt Lancaster... Tan solo desaparece un cuerpo, y Hollywood este miércoles por la noche era tan solo el pueblo en el que trabajó durante un tiempo Kirk Douglas.
Ni siquiera necesitó ganar uno de los tres Oscar a los que fue candidato, aunque en 1996 recibiera el honorífico.
Un siglo, 101, 102, 103… Y los seguirá cumpliendo, porque a la leyenda nadie la derrotará, pero este miércoles murió en su domicilio en Beverly Hills (California), Issur Danielovitch Demsky, el hijo de un trapero nacido en Ámsterdam, en el Estado de Nueva York, el 9 de diciembre de 1916.
Ha muerto Issur; Kirk es hoy inmortal. La noticia fue confirmada por la familia por boca de su hijo Michael:
“Para el mundo es una leyenda, un actor de la época dorada del cine, un filántropo comprometido con la justicia y con las causas en las que creía, pero para mí, para Joel y para Peter era sencillamente Papá”.
Quedarán el Midge de El ídolo de barro, el Chuck Tatum de El gran carnaval, el Jonathan de Cautivos del mal, el Jack de Los valientes andan solos...
Quedarán los gritos de “Yo soy Espartaco”, el lanzamiento de hachas para la toma de la fortaleza de Los vikingos, el ruido y la furia de su militar de Senderos de gloria, su Van Gogh de El loco del pelo rojo…
Quedarán las siete películas con su amigo Burt Lancaster... Tan solo desaparece un cuerpo, y Hollywood este miércoles por la noche era tan solo el pueblo en el que trabajó durante un tiempo Kirk Douglas.
Ni siquiera necesitó ganar uno de los tres Oscar a los que fue candidato, aunque en 1996 recibiera el honorífico.
El actor fue alguien
que disfrutaba de trabajar mucho más que de recrearse en el resultado:
“Me gusta más rodar que verme en ellas.
Casi he evitado Gladiator,
porque temía que me recordara demasiado a mi Espartaco. Aparte de esto,
antes las películas eran, en general, mejores.
Entonces la técnica no
era lo más importante, sino los personajes y la historia.
Por supuesto
que hoy también se hacen buenas películas, pero a menudo todo ese
galimatías digital arruina el trabajo de los actores”, confesó en 2001.
‘Yo soy Espartaco’, contra la caza de brujas
El más famoso fue su primer volumen de memorias, El hijo del trapero. En el último, Yo soy Espartaco, desgranaba cómo formó parte de la jugada que acabó con una de las etapas más sombrías del cine estadounidense.
“Esa caza de brujas destruyó vidas y carreras, y yo hice Espartaco con un guionista que estaba incluido en la lista negra y que tuvo que esconderse tras un seudónimo para encontrar trabajo”, contó en 2012 cuando se publicó el volumen en el que explicaba cómo el nombre de Dalton Trumbo, reputado guionista expulsado de la industria por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, y cuyo nombre apareció de nuevo al firmar el guion de Espartaco, producida y protagonizada por Douglas y dirigida por Stanley Kubrick en 1960.
Douglas adornaba mucho la realidad en los escritos, pero un mandamiento clásico afirma que “cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda”.
Issur Danielovitch Demsky nació en una familia de origen ruso judío. Su padre era trapero y abandonó el hogar familiar cuando Demsky era un crío.
Creció rodeado de mujeres (tenía seis hermanas mayores), que fueron las primeras en pulir aquel diamante en bruto.
Trabajó en más de 40 empleos desde adolescente y estudió en la Universidad de Saint Lawrence, donde se graduó en Letras. Posteriormente estudió en la American Academy of Dramatic Arts de Nueva York.
En 1941, fue llamado a filas para incorporarse a la Armada. Herido en la Segunda Guerra Mundial, regresó a Nueva York, donde logró varios papeles teatrales apoyado por la joven actriz Lauren Bacall.
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