Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

5 feb 2020

Carla Bruni y Nicolas Sarkozy, 12 años de un matrimonio en el que nadie creía

La modelo y cantante muestra las fotos más personales de la pareja coincidiendo con su aniversario.

Carla Bruni y Nicolas Sarkozy
Sarkozy y Carla Bruni en una imagen de Instagram.

 

Carla Bruni y Nicolas Sarkozy celebran sus 12 años de matrimonio, una unión en la que nadie creía.
 Celebraron su boda de manera discreta el primer fin de semana de febrero de 2008 pero a partir de ese momento su vida fue muy pública.
 Se trataba del enlace del presidente de Francia con una de las modelos y cantantes más famosas del mundo.
Bruni ha recordado el aniversario en su Instagram.
 "Doce años de matrimonio hoy mi amor... Gracias por toda esta felicidad", ha escrito la modelo ha escrito en francés, italiano e inglés, como siempre acostumbra.
 La modelo ha querido recordar estos años publicando en sus redes sociales fotos de ellos juntos.
 Las hay tomadas en actos oficiales, en aparciones públicas y en la intimidad de su hogar.
La pareja hizo su primera aparición en Disneyland París en enero de 2008 con la ya famosa advertencia de que esa historia iba "en serio".
 Carla Bruni siempre decía que el día que conociera al hombre que iba a ser su esposo, lo reconocería. 
El momento llegó en una cena ofrecida por Jacques Séguéla.
 "Me llevó a casa, fue increíble", le dijo a su amigo Julien Clerc unos días después, "a toda velocidad, fue emocionante".
 Se casaron tres meses después en una ceremonia secreta en el Palacio del Elíseo con la novia vestida de blanco.
 Como primera dama de Francia, Carla Bruni nunca ha brillado tanto. 
"Nicolas le dio un lugar que la puso de nuevo en su mejor momento", ha dicho Clerc en declaraciones a Le Figaro.

En noviembre de 2018, el periodista Marc Dolisi publicó unas nuevas memorias donde hablaba sobre la vida, relaciones y algunos de los secretos más íntimos de Bruni.
 Un testimonio de primera mano ya que hace más de 20 años que la modelo y el periodista se encontraron por primera vez.
 Desde entonces han mantenido el contacto e incluso se han convertido en buenos amigos y comparten pasión por la música y el rock, algo que dio a Dolisi un acceso inaudito a la cantante.
En Un Après-Midi chez Carla (Una tarde en casa de Carla), Dolisi explica que Bruni es una "mujer muy compleja".
 Nacida de una adinerada familia de Turín (Italia), tampoco lo tuvo fácil, puesto que "atravesó terribles dificultades, descubrió muy tarde que su padre no era su verdadero padre, perdió a su hermano de una manera bastante trágica...".  También habla de los amores de la cantante. 
Nicolas Sarkozy ha sido el último de los grandes amores de la cantante. Uno de los más sonados, aunque nunca confirmado por ella, ha sido Mick Jagger
"Ella siempre ha negado esa relación", sostiene Dolisi, que cree que sí que existió pero que ya ha pasado. 
Pero Jagger no ha sido el único: el músico Eric Clapton, el escritor y filósofo Raphael Enthoven (padre de su hijo), el cantante Louis Bertignac...  "Al contrario de lo que se ha dicho sobre ella, no creo que se sienta atraída por el poder", dice su biógrafo.
 "Primero por que ella ya lo tiene. Tiene dinero, belleza, es inteligente, culta... Da igual que te guste o no la música de Bertignac o de Clapton, la política que hace Sarkozy. 
Lo que caracteriza a todo es el talento. Y creo que Carla necesita tener a alguien a quien admirar".
Bruni cuando era primera dama callaba, pero ahora habla sin cortarse.
 "En un matrimonio debe haber deseo y amistad por ambas partes. Cuando él vivía en el hermoso palacio que es el Elíseo”, ha contado Bruni a la web estadounidense de moda y estilo Refinery29.
 “Si no tenía cenas de trabajo, yo le llevaba todas las noches a casa para que pudiéramos compartir una comida y hablar juntos, porque somos amigos. 
En una relación también debes de estar muy cómodo, porque solo fuego y pasión conducen a la destrucción”, ha explicado sobre el éxito de su matrimonio.
 

Muere el cineasta José Luis Cuerda, el genio de ‘Amanece, que no es poco’

El director, guionista y productor, ganador de dos Goya e impulsor de la comedia surrealista, ha fallecido a los 72 años en Madrid.

José Luis Cuerda, director de cine, en su casa de Madrid. En vídeo, un recorrido por la filmografía del director.

El cineasta José Luis Cuerda ha fallecido este martes a los 72 años, tras sufrir una embolia en el Hospital de la Princesa de Madrid, según han confirmado sus hijas, Irene y Elena.
 Impulsor de un humor único, que del surrealismo pasó al surruralismo, como le gustaba bromear a esta mente siempre brillante, belicosa, el tiempo dio la razón a quienes consideraron en su estreno Amanece, que no es poco (1989) una comedia cumbre del cine español. 
"Si en su momento aquel trabajo tuvo algún detractor, hoy ya no queda ninguno", contaba su protagonista, Antonio Resines, tras conocer la noticia.
 "Cuerda era un cineasta de Champions League. Y un enorme escritor, que no se nos olvide".
 El productor, guionista y director, también conocido por La lengua de las mariposas —adaptación de la novela de Manuel Rivas— o El bosque animado —que versionaba parte de la obra de Wenceslao Fernández Flórez— ha sido una de las figuras clave del cine español de las últimas décadas. 
Cuerda definía su estilo como “un retorcimiento de la realidad que sigue siendo realidad". 
"Lo que escribo suele estar lleno de ocurrencias que pueden parecer disparates, pero que nacen de lo que ocurre; son tan realidad como la realidad misma. 
La realidad mental es tan real como la física o la comprobable científicamente, solo que con consecuencias distintas”, contaba. Aunque, para llevar la contraria, apuntaba: 
"Como bien sabes, el surrealismo en el cine es imposible. En el momento en que decides dónde pones una cámara, ¿qué mierda de surrealismo es ese?". Y cerraba esa reflexión así:
 "Yo lo que quiero es ponerle al espectador un espejo, que posteriormente reflexione y que cada cual tire por donde quiera".

 El bosque animado, de 1987, con la que ganó el Goya a la mejor película, es uno de los hitos de su etapa de humor absurdo en 1987.

 Como productor estuvo detrás de los tres primeros de Alejandro Amenábar (Tesis, Abre los ojos y Los otros), con los que ganó otros dos premios Goya. 

Como guionista, recibió dos estatuillas de la Academia de Cine con sus adaptaciones de La lengua de las mariposas (1999) y de Los girasoles ciegos (2008).

La película que marcó su carrera e inició su planteamiento de un humor especial, distinto, muy arraigado en las características más telúricas de la España que tan certeramente retrató Cuerda fue Total (1983), un telefilme que se desarrolla en el Londres de 2598, un paraje inmensamente parecido a un pueblo segoviano. 
Ahí ya están los diálogos chispeantes en mitad de sucesos extraordinarios.
 Más adelante en la novela de Fernández Flórez Cuerda encontró una obra acorde a sus sentimientos. 
Y muy gallega: Cuerda nació en Albacete, pero halló en Galicia su casa y allí tenía sus viñedos, de los que salen los vinos de la Bodega Sanclodio.

Pero la película que le ha dado fama entre las jóvenes generaciones fue Amanece, que no es poco. 
 En su momento fue vista por 306.000 espectadores y obtuvo poco más de 600.000 euros en taquilla, un resultado discreto. 
Con sus ediciones primero en vídeo, y, sobre todo, después en DVD, empezaron a multiplicarse los amanecistas. 
Facebook ayudó a que se juntaran y a que se celebre anualmente una quedada amanecista, excursión de fin de semana por los pueblos donde se rodó la película en la sierra albaceteña del Segura.
 Las redes sociales también le sirvieron al mismo Cuerda para escribir brillantes comentarios sobre la actualidad política y su vida diaria en Twitter, donde acumuló 152.000 seguidores. Como escritor publicó el año pasado sus Memorias fritas (Pepitas de Calabaza).


De fuerte carácter, de ideas claras, a Cuerda le gustaba repetir con sus colaboradores, tanto que en él se ha dado una circunstancia muy singular: su primer largometraje, Pares y nones, lo produjo Félix Tusell Gómez; el último, 35 años más tarde, Tiempo después, lo hizo con Félix Tusell Sánchez, su hijo, junto a un grupo de cómicos y actores furibundos fans como Edu Galán, Berto Romero, Andreu Buenafuente o Arturo Valls, que se agruparon en un grupo de WhatsApp llamado La Turba. 
Entre sus otros trabajos destacan La viuda del capitán Estrada (1991), La marrana (1992), Tocando fondo (1993), Así en el cielo como en la tierra (1995) o La educación de las hadas (2006).
 
José Luis Cuerda durante la presentación de su película 'Tiempo después', durante la 66ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. 
José Luis Cuerda durante la presentación de su película 'Tiempo después', durante la 66ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. EFE
De crío estuvo tres años en un seminario, antes de estudiar Derecho. 
"Fui belicoso en circunstancias guerreras en el franquismo y no quiero abaratar esos acontecimientos.
 Que se dé el valor que merecen aquellos momentos. Tuvimos que jugárnosla.
 Y recuerdo el día en que entraron en mi clase de segundo de Derecho Manuela Carmena y Cristina Almeida a proponernos que nos afiliáramos al PCE.
 Y lo hice... aunque duré poco, porque cuando se esquematiza demasiado no me siento cómodo", contó a EL PAÍS en el rodaje de Tiempo después.
 De allí pasó a trabajar en 1969 en RTVE, primero en servicios informativos y después en programas culturales. Ahí comenzó su carrera como director: con los telefilmes Mala racha (1977) y El túnel, adaptación de la novela de Ernesto Sábato.
"Es triste, pero me temo que la España de hoy irá a peor", aseguraba en 2018 en una entrevista en EL PAÍS tras el estreno en el festival de San Sebastián de la que ya es su última película, Tiempo después. 
Su España de 9177, "mil años arriba, mil años abajo, que tampoco hay que pillarse los dedos", como cuenta en off el director al inicio del metraje, emanaba un halo de desesperanza. 
"Puede que la realidad actual sea así", contaba en el certamen. 
Aunque de paso, incluía en el filme versos luminosos de sus poetas y humoristas favoritos, como César Vallejo, Federico García Lorca, Valle-Inclán o Julio Camba.
 "El mayor favor que se le puede hacer a la poesía es incorporarla a la vida. El que quiera, que la entienda". Y aportaba un ripio suyo: "El camaleón acierta en pleno sustantivo".


 

Kim Novak de Muchacha tímida a desbocada en el sexo

Kim Novak, la muchacha tímida que acabó haciendo orgías sexuales
Kim Novak | Cordon Press
Ochenta y cinco años cumple este martes, 13 de febrero, quien fuera a mitad de los años 50 y los 60 una "sex symbol", llamada Kim Novak. La inolvidable estrella de Vértigo, su mítica película dirigida por Alfred Hitchcock, que las prefería rubias aunque a ella le cambió sus cabellos, tornándolos pelirrojos. 
Esa aureola de mujer devoradora de hombres no tenía nada que ver con su verdadero carácter cuando empezó en el cine.
 Era una muchacha más bien tímida, hija de un matrimonio de ascendencia checa, que creció en el modesto hogar de un suburbio de Chicago.
 Ayudó a sus padres trabajando en diversos oficios: fue ascensorista, ayudante de un dentista, vendedora en unos almacenes, hasta que por su belleza de aire un tanto enigmático fue elegida para una campaña publicitaria de una marca de frigoríficos. Convertida ocasionalmente en modelo pensó, como tantas otras veinteañeras de su tiempo, que podía aspirar a ser actriz cinematográfica, aunque apenas recibió estudios para ello.
 En Los Ángeles, un cazatalentos se fijó en ella y el todopoderoso jefe de la Columbia, Harry Cohn se convirtió en una especie de Pygmalion suyo, adiestrándola para sus primeros pasos en los estudios cinematográficos, y sucesivamente indicándole cómo debía comportarse en sociedad, la manera de hablar, de comer, de vestirse según qué momento…
No está documentado que estuviese enamorado de ella y mantuviera relaciones, pero no nos cabe la menor duda de que la protegió al máximo mientras duró su contrato.
Hizo cola como "extra" en un filme de Jane Russell. 
Se inició como protagonista en 1955 al lado de William Holden en Pic Nic
El verdadero lanzamiento de Kim Novak sucedió a partir de Pal Joey y El hombre del brazo de oro, donde tuvo como compañero, encabezando naturalmente el reparto, nada menos que a Frank Sinatra.
 Cómo no, la Voz no tardó en encamarse con ella, aunque siempre teniendo en cuenta que no iba a ser nada serio en su abultada relación sentimental. 
La compartió en tanto también salía con Lauren Bacall, a la que muchos no perdonaron en Hollywood que tuviera apasionadas relaciones sexuales cuando aún vivía su esposo, gravemente enfermo, Humphrey Bogart (que encima era muy buen amigo de Frankie).
 Concluido su romance con Sinatra, que al menos le deparó una gran notoriedad en las revistas, se enrolló con un miembro del "clan" de éste, Sammy Davis Jr. Al enterarse el antes mentado Harry Cohn se despachó a gusto, separadamente con la pareja, increpándoles que habían desatado una buena campaña en la bien pensante sociedad norteamericana de carácter interracial, entre un negro y una blanca.
 Puede que los celos le jugaran aquella pasada al mandamás de los estudios Columbia. Pero hicieron su efecto.
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Con Hitchcock rodando Vértigo | Cordon Press
La filmografía de Kim Novak, que no es muy extensa pese a que su nombre figura en la memoria de muchos cinéfilos, incluye otros memorables títulos, como el que mencionábamos al principio, Vértigo y Me enamoré de una bruja, ambos junto a James Stewart. Dieron buen rendimiento en taquilla y el primero de ellos se recuerda como uno de los más notables en el género de intriga.
Kim Novak tuvo después otros idilios, como el protagonizado con el director cinematográfico Richard Quine y Ramfis Trujillo, uno de los hijos del dictador de la República Dominicana, reconocido "play-boy" de aquellos años.
 En la década de los 60 Kim Novak ya no era, desde luego, la inocentona provinciana de Chicago. Más bien arrastraba una fama de libertina.
 Así al menos me refirió José Luis de Vilallonga cuando en su etapa de galán secundario de la pantalla convivió en Hollywood con las más deslumbrantes estrellas.
 Kim Novak lo invitó a su casa en una de las frecuentes fiestas que ella organizaba y se encontró al llegar que, salvo la anfitriona, los reunidos eran todos hombres, once en total en aquella ocasión. Gente de cine, guaperas, que se lo pasaban muy bien, comiendo y bebiendo gratis, esperando el momento cumbre de la noche: cuando discretamente, Kim Novak elegía a uno de aquellos caballeros, al azar pero presuponiendo que elegía bien al que esa velada iba a pasar a su lado en el lecho. 
Nuestro compatriota, que había contemplado la escena, fue informado por un asiduo a aquellas francachelas de la Novak: debía acudir, si era invitado de nuevo, varias veces, hasta que se fijara en él para ese singular ayuntamiento.
 Renunció el escritor-actor catalán a esa especie de rifa sexual, aun comprendiendo con el paso de su prolongada estancia en Los Ángeles que ese tipo de orgías, no siendo ordinarias, ocurrían en muchas otras residencias de famosos del cine, donde la cocaína se tomaba como si fuera un inocente pasatiempo.
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Kim Novak, en Cannes en 2013 | Cordon Press
Finalizado el decenio de los 60 el nombre de Kim Novak iba perdiendo fuerza en la bolsa de valores hollywoodenses.
 Su aspecto de mujer fría y calculadora y llena de "glamour" se diluía con el transcurso del tiempo. 
No obstante aún tuvo tiempo de aparecer, aunque ya no con la condición de estrella absoluta, en Just a gigoló, que protagonizaron una ya caduca Marlene Dietrich, pero orlada de leyenda, y el ídolo del nuevo pop británico David Bowie.
 Eso sucedía en 1989, y al año siguiente Kim Novak entraba en el amplio reparto de grandes figuras de la pantalla, algunas ya algo apagadas, de El espejo roto.
 Puede que entonces ya fuera consciente de su decadencia, pero aun resistió unos años con trabajos televisivos: la pequeña pantalla viene a ser para aquellas glorias del pasado como una especie de antesala del cementerio del olvido. 
El más recordado para sus admiradores fue el que realizó en la sexta temporada de Falcon Crest. Luego, ya en 1991 se despediría del mundo artístico con este título: Pasiones prohibidas.
Triste fue cuando en 2014 fue reclamada para entregar un premio en la gala de los Óscar.
 Las comadres del chisme se cebaron con ella, llamándola vieja.
 Y en su cuenta de Twitter Donald Trump, que ya apuntaba maneras para hacer amistades, le dijo que debería demandar a su cirujano plástico.
 La actriz estuvo varios días sin salir de su casa, pero reconoció haberse sometido al tratamiento con unas inyecciones de grasa, en vez de un "lifting".
 Considerando crueles a esos compatriotas que la insultaban, se consoló con el recuerdo del año anterior, cuando fue homenajeada en el Festival de Cannes.
 Para entonces ya se había recuperado de una grave caída desde su caballo en 2006. Se rompió varias costillas, perforándosele un pulmón.
 En 2010 venció un cáncer de mama.
Se casó dos veces.
 La primera con el actor británico Richard Johnson, del que se divorció un año después. Fue luego pareja entre 1973 y 1974 de Michael Brandon.
 En 1976 acudió a un veterinario, pues siempre tuvo animales en casa, y terminó enamorándose del doctor Robert Malloy con quien vive felizmente en un rancho de Oregón.
Pues que le quiten lo bailao sobre todo aquel baile sensual con el actor
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"Picnic": escena del baile