5 feb 2020
4 feb 2020
La última resurrección de María Jiménez
La cantante celebra su 70º cumpleaños triunfando con el dueto junto a Miguel Poveda, que marcó su regreso después de haber estado al borde de la muerte.
El 25 de enero, una noticia en forma de regalo servía de celebración adelantada del que será, este lunes 3 de febrero, el cumpleaños número 70 de la cantante María Jiménez (Sevilla, 1950): la plataforma audiovisual YouTube anunciaba que su canción ¡Qué felicidad la mía! superaba el millón de visitas. Con este tema que arrasa en las redes sociales —un dueto con el cantaor Miguel Poveda— la sevillana no solo resucitó artísticamente el pasado mes de diciembre, sino que escenifica esa rabia con la que María Jiménez pelea por la vida desde que, en un nuevo revés, haya superado una enfermedad que la mantuvo, a mediados del año pasado, ingresada tres meses en un hospital.
Un tiempo del que ella misma ha dicho:
“Estuve tres meses muerta”.
Esta irrevocable decisión por vivir va a marcar el cumpleaños de la cantante sevillana, empeñada en cumplir la profecía que hizo entonces su único hijo, Alejandro, nacido de su matrimonio con el actor José Sancho: “La rubia sale de esta”.“Todo está bien en mi cuerpo, hasta la celulitis”, bromeaba la artista en su cuenta de Instagram una vez superada una crisis de salud en la que se debatió entre la vida y la muerte:
“Soy mejor persona porque me voy dando cuenta de cosas que antes no me daba.
No conozco el miedo, tengo muchas ganas de vivir”, aseveraba. Con esta determinación quiere María Jiménez andar el recién nacido 2020, año en el que, además de cumplir siete décadas en el mundo, le esperan planes en lo artístico y lo personal. “Evidentemente no estaba muerta, estaba de cachondeo”, ha bromeado la cantante en varios programas de televisión, en alusión a “todo lo que queda por vivir”.
En este cumpleaños, pues, ha sido fundamental, además de su familia, la aparición en su vida de Miguel Poveda, que ha servido en bandeja a la cantante una canción a su medida, con todo su quejío canalla, que María Jiménez canta con las tripas al tiempo que celebra la vida.
“Desde que tengo uso de razón admiro y amo a María con toda la extensión de la palabra, y desde que nos conocimos hemos querido cantar juntos. María Jiménez no es de este planeta.
Gracias por abrirnos las puertas de tu casa y de tu corazón”, fueron las palabras con las que el cantante de Badalona anunció la colaboración en su cuenta de Instagram, la misma con la que estos días se pasean por radiofórmulas y televisiones de todo el país.
Atrás han quedado los días de incertidumbre por su gravísimo estado de salud: la cantante, que desde hace unos años vivía retirada en Chiclana de la Frontera (Cádiz), fue intervenida el pasado mes de mayo en el Hospital de San Rafael de la capital gaditana por un problema en el aparato digestivo.
Unas complicaciones derivadas de la operación llevaron a temer por su vida. Fue trasladada al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde recibió el alta el pasado mes de julio.
“Lo he pasado muy mal, pero peor lo ha pasado mi familia porque yo no era consciente”, ha explicado María Jiménez en entrevistas de televisión, en las que siguió tirando de humor para decir:
“Me metieron muerta y he resucitado”.
Con 18 discos publicados, media docena de películas y dos profundas tragedias personales, María Jiménez lleva inoculado el espíritu renacentista del Ave Fénix.
Su convulso matrimonio con el actor José Sancho, del que se separó y se volvió a casar hasta en tres ocasiones, y el accidente mortal que le costó la vida a su hija mayor cuando tenía 16 años, la condujeron a numerosos altibajos profesionales.
Después de su época dorada y tras la trágica muerte de la joven, María abandonó los escenarios.
En el año 2002, se produjo un primer renacer de la cantante.
Su colaboración con el grupo La Cabra Mecánica y un disco firmado por Joaquín Sabina —Donde más duele— hizo estallar por los aires el fallido destino al que parecía abogada: más de 600.000 copias vendidas con un estribillo hecho a su erótica medida: “Quién hará tu trabajo debajo de mi falda...”.
Un cáncer de mama en 2013 pareció dar el tiro de gracia a su personalidad rocosa e invulnerable, pero la artista tardó apenas tres años en superar la enfermedad y ahora, con esta nueva batalla ganada a la muerte, María Jiménez regresa a la actualidad musical para gritar: ¡Qué felicidad la mía!
La broma de Brad Pitt sobre Enrique de Inglaterra delante de Guillermo y Kate
El actor, ganador de un Bafta, ironizó con la marcha del príncipe a Canadá con Meghan Markle en un discurso que leyó Margot Robbie.
Brad Pitt está haciendo de los galardones que recibe esta temporada todo un espectáculo.Confesiones íntimas, agradecimientos y bromas presiden los discursos de aceptación de los premios que logra por su participación en Once Upon A Time In... Hollywood, la película de Quentin Tarantino. El domingo, el actor fue de nuevo reconocido por este trabajo en los Bafta, que se entregaron en Londres.
Fue su compañera Margot Robbie la encargada de recoger el premio en su nombre como Mejor Actor Secundario.
Robbie salió al escenario para leer un mesaje que le había entregado el actor. "Brad no ha podido estar aquí esta noche por obligaciones familiares, así que me ha pedido leer esta respuesta por él".
"Eh, Reino Unido, he escuchado que acabáis de quedaros solteros. ¡Bienvenidos al club!", dijo en referencia a la salida de la Unión Europea.
Después de leer una serie de agradecimientos, Robbie se despidió con un último chiste de Pitt sobre la salida de Meghan Markle y el príncipe Enrique de la corona británica y sum marcha a América del Norte
. Según Robbie, Pitt quería llamar a su galardón Harry porque estaba muy emocionado de poder llevárselo de vuelta a los Estados Unidos con él.
El público del Royal Albert Hall de Londres estalló en carcajadas a las que se sumaron el príncipe Guillermo y Kate Middleton que un año más presidieron la gala.
A principios de mes, cuando ganó el Globo de Oro a mejor actor de reparto, Brad Pitt bromeó sobre las numerosas parejas que la prensa le atribuye constantemente.
“Quise traer a mi madre, pero no pude porque con cualquiera que esté a mi lado dicen que estoy saliendo. Y eso sería incómodo”, exclamó desde el escenario.
En el patio de butacas se encontraba su exesposa, Jennifer Aniston, a quien la cámara grabó riendo ante el comentario.
Margaret Atwood, Ida Vitale y el sonido de los pájaros
Las escritoras comparten una fascinación por las aves y la poesía.
En el Hay Festival, la autora de 'El cuento de la criada' imita el sonido de un búho y habla de su libro de poemas.
Si se la mira bien Margaret Atwood tiene cara de pájaro. Uno de pequeños ojos azules y mirada aguda, cejas arqueadas, nariz hacia abajo y labios delgados que al unirse en una sonrisa cerrada parecen un pico.En Cartagena de Indias, la autora de El Cuento de la criada y Los Testamentos habla en el Hay Festival de la distopía que plantea en sus libros más conocidos, de poesía y de cambio climático, pero se le ilumina el rostro cuando le preguntan por pájaros.
Es un ave rara.
Atwood no solo integra el Club de Aves Raras de BirdLife International sino que sabe imitar a los pájaros. ¿Es cierto que puede hacer los sonidos de las aves? -
¿Quieres que te haga el de un búho?, responde a EL PAÍS y cierra las manos a la altura de su boca para soltar un buuubú buuubú.
Lo aprendió después de años de observación de pájaros, una pasión que compartía con su esposo, Graeme Gibson, fallecido hace seis meses.
Las aves, dijo en Cartagena, permiten saber lo que pasará con nosotros, con el clima. “Si sigues a las aves, puedes saber lo que le está sucediendo al planeta”.
“Colombia es un destino enorme para nosotros los observadores de aves. Tengo muchísimos amigos pajareros que están aquí haciendo avistamiento”, cuenta Atwood, que recientemente estuvo observando estos animales en Panamá.
En Cartagena visitó el Aviario Nacional de Colombia, donde hay más de 1.800 aves de 138 especies diferentes, aunque al hotel Santa Clara donde se alojaba los pájaros llegaban a trinar cada mañana o a robarles comida a los huéspedes.
Algo pasa con los pájaros y la literatura.En el mismo hotel, la poeta uruguaya Ida Vitale se la pasó observando esas aves que llegan al pozo central del edificio que en 1621 se construyó como convento, con los años se convirtió en cárcel y después, terminó siendo hospital de caridad.
“El hotel está lleno de pajarracos negros, que son un poco agrestes, oscuros, de un negro azulado y larga cola.
En México creo que los llaman sanates”, dice Vitale, distinguida con el premio Cervantes en 2018.
Como alguien que los ha observado durante años, explica que la hembra tiene un tono más marrón que el macho.
“Tiene más gracia, es más chiquita”.
Con la canadiense comparte también la poesía.
Mientras El Cuento de la Criada y ahora Los Testamentos ocupan la atención del público, Atwood está lista para publicar Dearly, un libro de poemas.
El último de este género fue The Door, en 2007, pero como dijo en Cartagena, jamás dejó de escribir.
“Nunca me olvidé de la poesía.
No es que haya dejado, es solo que ahora vuelvo a publicar”, dijo al ser preguntada por EL PAÍS.
“Escribo a mano. Luego trato de descifrar qué fue lo que escribí y lo paso al computador.
Junto varios poemas y veo si es suficiente para publicarlos”, contó, para volver al tema de los pájaros.
Tanto Atwood como Vitale se desenvolvieron en el mundo de las aves y los bichos desde niñas.
En el caso de la escritora canadiense fue su padre, un entomólogo y observador de pájaros, quien la acostumbró a mirarlos en los bosques de Canadá.
Luego conoció y se enamoró de Gibson, autor del libro The Bedside Book of Birds, donde se compilan observación científica, ensayos y poemas propios y de autores como Jorge Luis Borges y Edgar Allan Poe.
Poetas y pajareros ayudaron a crear el Springsong, un festival de literatura y aves, así como un observatorio en la isla Pelee, en Ontario.
Atwood quiere que su éxito en la literatura llegue de alguna forma a los pájaros.
La escritora publicará una edición especial de Los Testamentos que incluye documentos escritos a mano por ella, el sobre de la Tía Lidia, uno de los personajes más importantes de sus libros, para recaudar dinero para la conservación de aves.
“¡Los documentos filtrados del interior de Gilead pueden ser tuyos, además ayudas a proteger aves!”, escribió Atwood.
Vitale ha dedicado cientos de poemas a los pájaros.
Ha escrito sobre estorninos, torcazas, cotorras, benteveos, golondrinas, abejas y gorriones, así como de los árboles que los acogen.
De naturaleza. “En el árbol, el pájaro/ canta a solas su miedo/de estar solo”, escribió la poeta.
En De plantas y animales, Vitale los aborda desde el ensayo y describe minuciosamente los bichos, plantas y otros animales presentes en su obra de más de setenta años.
Un catálogo con el cual hace homenaje a una tía suya que además de ser profesora de sordomudos llevaba un cuaderno con anotaciones sobre plantas y aves.
“Es un mundo muy simpático: las plantas y animales rara vez traen problemas”, ha dicho la poeta en una entrevista y en eso coincide con Margaret Atwood.
“Soy una entusiasta de la conservación porque dependiendo de lo que pase con las aves podemos ver hacia dónde va el mundo y las cosas que estamos mejorando y las que estamos empeorando.
Los pájaros pueden volar a cualquier lado.
Puedes ver que si el agua es buena para un ave es buena para que la tome un humano, pero si el agua está envenenada y el ave cae, el hombre no debería beberla”, concluyó Atwood.
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