16 ene 2020
El calvario de Madonna que pone en peligro su gira
La artista cancela por primera vez conciertos pero sigue apostando por actuaciones exigentes sin aceptar los límites físicos de su edad.
Cansada, agotada, anímicamente decaída y, por encima de todo, dolorida.
Así terminó Madonna su gira por Estados Unidos antes de Navidad.
Tras unos días de descanso, el pasado fin de semana arrancó en Lisboa el tramo europeo de la misma, un espectáculo íntimo en teatros pequeños que le está trayendo más de un disgusto a la cantante.
Tuvo que cancelar todos los conciertos de Boston a finales de noviembre por culpa de una lesión en su rodilla.
Ella misma se disculpó ante sus fans en Instagram, confesando que se encontraba mal, con un dolor “insoportable”.
A ese mensaje le acompañó un vídeo en el que se la veía subiendo unas escaleras para acceder al escenario.
Una imagen tan impactante como inédita en la reina del pop, que siempre ha gozado de una forma física envidiable.
Apenas podía subir los escalones, y en su rostro se reflejaba el miedo, la impotencia y el sufrimiento ante una dolencia que por primera vez podría obligarla a parar y retirarse de los escenarios antes de lo previsto.
Mientras el físico le está mostrando la realidad de su edad, ella insiste en seguir rompiendo barreras y en no comportarse como cabría esperar de sus 61 años.
Eso podría cambiar ahora, obligada por su rodilla.
Debi Mazar, una de sus mejores amigas desde hace 40 años, no pudo contenerse y comentó el vídeo.
A la vista de todos le puso el siguiente mensaje: “¿Te has planteado que tus fans serían felices si simplemente te sentaras en una silla y cantaras?”.
En la noche del estreno de su espectáculo en Lisboa la cola daba la vuelta a la manzana del teatro Coliseo dos Recreos.
No quedaba una entrada a la venta y, aunque el público era heterogéneo, la mayoría de los asistentes rondaba una edad entre los 40 y los 50.
Una legión de fans fiel que no busca en la Madonna actual a la estrella pop de moda que fue durante tres décadas, sino a una artista icónica en su madurez que, además, ha arriesgado con su último disco.
Una fusión de sonidos portugueses, africanos y latinos con un potente mensaje político que, sin embargo, ha vuelto a promocionar con los temas más comerciales y alejados de ese concepto, en los que se ha acompañado de los ídolos juveniles del momento como Maluma.
Como ya le pasara con su álbum Rebel Heart de 2015, esta propuesta no ha funcionado y las ventas de Madame X han estado muy lejos del nivel habitual en la reina del pop.
Aunque concibió su nueva gira como un show íntimo para tener una experiencia cercana a sus fans, ha vuelto a embarcarse en un espectáculo con un alto nivel de exigencia física por el número de coreografías.
Por si fuera poco, el Madame X Tour es la gira con más conciertos de toda su carrera.
Más de cien recitales en seis meses.
La combinación de todos estos factores ha hecho que su cuerpo diga basta, por mucho que ella se resista a aceptarlo.
Su imagen también ha sido muy cuestionada los últimos años.
Los comentarios sobre si su rostro parece el de otra persona por la cantidad de cirugía plástica, o sobre si sus looks, propios de una Ariana Grande o una Lady Gaga, rayan lo ridículo, han sido habituales últimamente.
Así se vio tras su criticada actuación en Eurovisión en mayo del año pasado.
En su vida personal, no ha vuelto a tener una relación seria con alguien cercano a su edad desde que se separó de Guy Ritchie en 2008.
Ha empezado un romance Ahlamalik Williams con uno de sus bailarines, de 26 años, apenas tres años más que su primogénita Lourdes María.
Madonna nunca ha dado explicaciones a nadie y siempre ha hecho lo que ha querido, pero es inevitable que los comentarios en los medios y en las redes sociales hablen de hombre objeto, entretenimiento pasajero e incluso de chico de compañía para señora mayor multimillonaria.
Con su nuevo amigo ha pasado las vacaciones de Navidad en Maldivas.
Unas vacaciones familiares con los hijos menores de la cantante, que estaban pensadas para que se recuperara definitivamente de la rodilla descansando.
Mientras sus fans en Europa esperaban con el corazón en un puño, ella subía vídeos bailando con una copa en la mano en una fiesta nocturna en la playa.
Volvía a dejar claro que siempre será incorregible de espíritu, aunque el físico la intente doblegar. En su regreso a los escenarios ha tenido que retocar el espectáculo.
Ha quitado pasos arriesgados, se queda quieta en muchos momentos, y cuando baila se aprecia claramente que está muy lejos de lo que podía ofrecer hace unos años.
Sin embargo, los fans salían del teatro encantados con lo bien que había cantado, en riguroso directo y durante más de dos horas con la voz perfecta.
Precisamente la canción más ovacionada fue Frozen, en la que no se mueve del sitio.
Un hecho más que podría hacer que Madonna reflexione sobre en qué punto está y hacia dónde ir, como artista y como mujer sexagenaria.
De la felicidad estoica a la amistad: enseñanzas del mundo clásico para esta nueva década
Repasamos los libros griegos y latinos publicados el pasado año para entrar con buen pie en este que comienza.
Aunque los propósitos de año nuevo suelen formularse en futuro —iré
(al gimnasio, a clases de inglés), dejaré (de fumar, de usar plásticos),
mejoraré (en la vida en general)—, siempre conviene echar un vistazo al
pasado.
2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción universal.
De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción universal.
De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
Aunque los propósitos de año nuevo suelen formularse en futuro —iré
(al gimnasio, a clases de inglés), dejaré (de fumar, de usar plásticos),
mejoraré (en la vida en general)—, siempre conviene echar un vistazo al
pasado. 2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y
latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación
pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace
Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción
universal. De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas
traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo
clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden
ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
“La
divulgación del mundo clásico tiene mucho músculo”, explica el
helenista Óscar Martínez, que traza una panorámica completa del panorama
editorial y que en primer lugar señala tres libros con ventas
excelentes durante 2019 que además “transmiten la pasión por el
conocimiento antiguo y abren la puerta a futuras lecturas clásicas”.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
El propio García Gual, filólogo y crítico, señala por su parte dos tendencias que se impusieron el pasado año.
La primera es la recuperación de la filosofía estoica.
“Primero estuvo de moda el epicureísmo, y ahora lo está este pensamiento, con varios libros sobre el tema central: la búsqueda de la felicidad estoica”.
Habla García Gual de libros como Mi cuaderno estoico, de Massimo Pigliucci (Ariel); Marco Aurelio, de Birley Anthony (Gredos); o El arte de la buena vida. Un camino hacia la alegría estoica, de William B. Irvine (Paidós).
Todos ellos defienden el pensamiento estoico —recordemos, el dominio de los hechos y pasiones que perturban la vida—, como clave para lograr el bienestar en un mundo mutable y cambiante como el que nos ha tocado vivir.
La segunda tendencia que detecta el académico, y remitiéndonos a la
vigencia de la frase de Wallace Stevens, sería todo lo articulado en
torno a los mitos griegos.
García Gual señala especialmente Mythos, de Stephen Fry (Anagrama), que narra las historias clásicas como si fueran una novela fantástica de Tolkien o de J. R. R. Martin, pero advierte que solo hace falta darse una vuelta por los quioscos para ver la cantidad de colecciones relacionadas con la mitología helena que podemos encontrar.
Además de los mayores éxitos, Óscar Martínez señala que “hay otros libros por debajo, que no tienen tanta presencia, pero que son altamente recomendables”, y apunta a la Editorial Síntesis y a títulos como El deporte en la Grecia antigua, de Fernando García Romero (Síntesis), muy actual en un año como este de Juegos Olímpicos.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
El propio García Gual, filólogo y crítico, señala por su parte dos tendencias que se impusieron el pasado año.
La primera es la recuperación de la filosofía estoica.
“Primero estuvo de moda el epicureísmo, y ahora lo está este pensamiento, con varios libros sobre el tema central: la búsqueda de la felicidad estoica”.
Habla García Gual de libros como Mi cuaderno estoico, de Massimo Pigliucci (Ariel); Marco Aurelio, de Birley Anthony (Gredos); o El arte de la buena vida. Un camino hacia la alegría estoica, de William B. Irvine (Paidós).
Todos ellos defienden el pensamiento estoico —recordemos, el dominio de los hechos y pasiones que perturban la vida—, como clave para lograr el bienestar en un mundo mutable y cambiante como el que nos ha tocado vivir.
García Gual señala especialmente Mythos, de Stephen Fry (Anagrama), que narra las historias clásicas como si fueran una novela fantástica de Tolkien o de J. R. R. Martin, pero advierte que solo hace falta darse una vuelta por los quioscos para ver la cantidad de colecciones relacionadas con la mitología helena que podemos encontrar.
Además de los mayores éxitos, Óscar Martínez señala que “hay otros libros por debajo, que no tienen tanta presencia, pero que son altamente recomendables”, y apunta a la Editorial Síntesis y a títulos como El deporte en la Grecia antigua, de Fernando García Romero (Síntesis), muy actual en un año como este de Juegos Olímpicos.
“Piero Boitani sacó Diez lecciones sobre los clásicos en Alianza, editorial que ya comenzó el año con El mundo clásico:
¿Por qué importa?,
de Neville Morley, un libro revisionista, que habla de la actualidad
del mundo clásico y que generó bastante controversia al tratar temas
como el uso político del mundo clásico, por ejemplo, en la Italia de
Mussolini, o del recurrente arrinconamiento de su estudio en círculos
elitistas”, detalla Martínez
Sobre la actualidad del mundo clásico también llegó A Ítaca desde el Guaviare, del colombiano Rodrigo Verano (Uniandes), que traza, partiendo de la Odisea y la Ilíada, una mirada al posconflicto de Colombia.
Pero si hay un libro que Óscar Martínez ha celebrado particularmente, ese es La amistad en el mundo clásico, de David Konstan (Avarigani).
“Un primer abordaje a un tema muy importante, el de la amistad”, sostiene.
El libro, publicado por el clasicista estadounidense David Konstan, fue publicado originalmente en 1996 pero, a pesar de su éxito (y de su influencia), la de 2019 es la primera traducción al español que se ha publicado.
En lo que son publicaciones netamente clásicas, traducciones de
griego o latín, además de las colecciones (valga la redundancia)
clásicas de clásicos, como las de las editoriales Gredos o Alianza (que
han renovado algunas obras con prólogos actualizados), Martínez destaca
la colección Los secretos de Diotima, de la editorial Escolar y Mayo,
con ediciones de nombres como Cicerón (Sobre la amistad), Séneca o Platón (El banquete).
Pero si hay un libro que Óscar Martínez ha celebrado particularmente, ese es La amistad en el mundo clásico, de David Konstan (Avarigani).
“Un primer abordaje a un tema muy importante, el de la amistad”, sostiene.
El libro, publicado por el clasicista estadounidense David Konstan, fue publicado originalmente en 1996 pero, a pesar de su éxito (y de su influencia), la de 2019 es la primera traducción al español que se ha publicado.
“Clásicos de siempre en ediciones accesibles”, remata
. El propio Martínez es director de otra colección,El hilo de lana, de Mármara Ediciones, donde ha apostado por dar voz a
autores “que no son centrales en el canon, pero importantes y muy
interesantes”. Ha publicado, por ejemplo, Fisiognómica —de ese miasma de autores que conocemos como Pseudo Aristóteles—, que trata de la importancia del físico; o La excelencia de las mujeres, de Plutarco. Temas, ambos, de rabiosa actualidad.
También en 2019 llegaron novelas ambientadas en el mundo clásico. Del éxito de Circe, de Madeline Miller —la vara del éxito es hoy una adaptación como serie de la HBO— que, centrándose en la Odisea, ponía una óptica feminista a la mitología clásica, pasamos a la propia Odisea, narrada por Javier Negrete (Espasa).
La editorial Malpaso, por su parte, publicó otra Odisea, adaptada e ilustrada.
Jorge Cano Cuenca, filólogo y traductor que ha traducido desde la novela Circe a la ya mencionada Fisiognomica de Pseudo Aristóteles, recomienda, en el terreno internacional, el libro Si no, el invierno. Fragmentos de Safo (Vaso Roto), de la poeta canadiense Anne Carson, “que hace una lectura actualizada y contemporánea del mundo clásico,
sin caer en la pose posmoderna; sin caer en el ejercicio de estilo
vacío”.
En lo profesional, de todos los trabajos en los que ha participado, Cano recomienda, como Martínez, La amistad en el mundo antiguo.
“No hace falta un conocimiento profundo, cualquiera interesado en la antigüedad puede acceder a él”.
Por cierto, Cano denuncia la pátina con la que durante mucho tiempo se ha querido cubrir el mundo clásico, “como si solo pudieran con ellos gente capaz de tolerar cierta austeridad”.
Y recuerda que en el libro de Konstan se recorren 15 siglos de historia de la amistad y se tratan conceptos tan sugerentes (y actuales) como la adulación:
“¿Puede el poderoso tener amigos? ¿Cómo distingue a los amigos de los aduladores?”, se pregunta.
La respuesta, como tantas veces, es la parresía, esa bendita libertad griega de decirlo todo, cueste lo que cueste.
Está claro que el mundo clásico es una fuente inagotable de iluminación.
Pero claro, como si de un pozo se tratara, de las enseñanzas griegas y latinas solo se puede sacar agua si se tiene un cubo.
Hablando en plata: “Para que se mantenga el nivel de nuestros autores a la altura del interés de los lectores”, señala Óscar Martínez, “es indispensable que se defiendan las asignaturas de clásicas en la secundaria desde las instancias educativas”.
Que conste que no es una pataleta; es solo un aviso a navegantes (del Mediterráneo).
La editorial Malpaso, por su parte, publicó otra Odisea, adaptada e ilustrada.
En lo profesional, de todos los trabajos en los que ha participado, Cano recomienda, como Martínez, La amistad en el mundo antiguo.
“No hace falta un conocimiento profundo, cualquiera interesado en la antigüedad puede acceder a él”.
Por cierto, Cano denuncia la pátina con la que durante mucho tiempo se ha querido cubrir el mundo clásico, “como si solo pudieran con ellos gente capaz de tolerar cierta austeridad”.
Y recuerda que en el libro de Konstan se recorren 15 siglos de historia de la amistad y se tratan conceptos tan sugerentes (y actuales) como la adulación:
“¿Puede el poderoso tener amigos? ¿Cómo distingue a los amigos de los aduladores?”, se pregunta.
La respuesta, como tantas veces, es la parresía, esa bendita libertad griega de decirlo todo, cueste lo que cueste.
Está claro que el mundo clásico es una fuente inagotable de iluminación.
Pero claro, como si de un pozo se tratara, de las enseñanzas griegas y latinas solo se puede sacar agua si se tiene un cubo.
Hablando en plata: “Para que se mantenga el nivel de nuestros autores a la altura del interés de los lectores”, señala Óscar Martínez, “es indispensable que se defiendan las asignaturas de clásicas en la secundaria desde las instancias educativas”.
Que conste que no es una pataleta; es solo un aviso a navegantes (del Mediterráneo).
¿Antonio Banderas es un hombre blanco?----------------- Antonia Laborde--
‘Vanity Fair’ y ‘Deadline’ rectifican tras describir al actor malagueño como el único nominado al Oscar "de color".
Mientras la Academia de Hollywood (68% hombres; 84% blancos) recibía palos este lunes por la falta de diversidad en los nominados a los premios Oscar de 2020, algunos medios estadounidenses señalaron que Antonio Banderas era el único actor “de color” que competirá por la estatuilla.
Entonces los dardos cambiaron de dirección.
En España, sorprendió la etiqueta, y en las redes sociales se tachó a la prensa anglosajona de “racista” y “paleta” por no considerar que el protagonista de Dolor y Gloria es un intérprete europeo y blanco.
Entonces los dardos cambiaron de dirección.
En España, sorprendió la etiqueta, y en las redes sociales se tachó a la prensa anglosajona de “racista” y “paleta” por no considerar que el protagonista de Dolor y Gloria es un intérprete europeo y blanco.
A Ramón A. Gutiérrez, profesor de Historia de la Universidad de Chicago, le hace gracia la polémica.
“Algunos medios usaron la foto de Banderas como ejemplo de que Hollywood no es racista, pero el resultado fue racismo y exclusión”.
Como la mayoría de los especialistas en el tema, defiende que la raza es subjetiva y cita al activista afroamericano Malcolm X: “La idea de raza en Estados Unidos es como la marca Cadillac, hay un nuevo modelo cada año, pero la discriminación continúa”.
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