Repasamos los libros griegos y latinos publicados el pasado año para entrar con buen pie en este que comienza.
Aunque los propósitos de año nuevo suelen formularse en futuro —iré
(al gimnasio, a clases de inglés), dejaré (de fumar, de usar plásticos),
mejoraré (en la vida en general)—, siempre conviene echar un vistazo al
pasado.
2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción universal.
De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción universal.
De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
Aunque los propósitos de año nuevo suelen formularse en futuro —iré
(al gimnasio, a clases de inglés), dejaré (de fumar, de usar plásticos),
mejoraré (en la vida en general)—, siempre conviene echar un vistazo al
pasado. 2019 fue un año donde la recuperación de textos griegos y
latinos tuvo buenos frutos, de la pura filosofía a la divulgación
pasando, claro, por los propios mitos: no en vano el poeta Wallace
Stevens decía que la mitología griega era el mayor logro de la ficción
universal. De novelas a cómics, de libros de estudio a nuevas
traducciones, repasamos los mejores libros clásicos o sobre el mundo
clásico que llegaron a las librerías el pasado año, y que nos pueden
ayudar a coger fuerzas para este que comienza.
“La
divulgación del mundo clásico tiene mucho músculo”, explica el
helenista Óscar Martínez, que traza una panorámica completa del panorama
editorial y que en primer lugar señala tres libros con ventas
excelentes durante 2019 que además “transmiten la pasión por el
conocimiento antiguo y abren la puerta a futuras lecturas clásicas”.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
El propio García Gual, filólogo y crítico, señala por su parte dos tendencias que se impusieron el pasado año.
La primera es la recuperación de la filosofía estoica.
“Primero estuvo de moda el epicureísmo, y ahora lo está este pensamiento, con varios libros sobre el tema central: la búsqueda de la felicidad estoica”.
Habla García Gual de libros como Mi cuaderno estoico, de Massimo Pigliucci (Ariel); Marco Aurelio, de Birley Anthony (Gredos); o El arte de la buena vida. Un camino hacia la alegría estoica, de William B. Irvine (Paidós).
Todos ellos defienden el pensamiento estoico —recordemos, el dominio de los hechos y pasiones que perturban la vida—, como clave para lograr el bienestar en un mundo mutable y cambiante como el que nos ha tocado vivir.
La segunda tendencia que detecta el académico, y remitiéndonos a la
vigencia de la frase de Wallace Stevens, sería todo lo articulado en
torno a los mitos griegos.
García Gual señala especialmente Mythos, de Stephen Fry (Anagrama), que narra las historias clásicas como si fueran una novela fantástica de Tolkien o de J. R. R. Martin, pero advierte que solo hace falta darse una vuelta por los quioscos para ver la cantidad de colecciones relacionadas con la mitología helena que podemos encontrar.
Además de los mayores éxitos, Óscar Martínez señala que “hay otros libros por debajo, que no tienen tanta presencia, pero que son altamente recomendables”, y apunta a la Editorial Síntesis y a títulos como El deporte en la Grecia antigua, de Fernando García Romero (Síntesis), muy actual en un año como este de Juegos Olímpicos.
Habla Martínez de El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, “que tiene una vibración especial: es una gran contadora de historias que no se queda en la superficie”.
De Latin Lovers (Espasa), de Emilio del Río, que lejos del tópico demuestra que el latín tiene una presencia constante en nuestras vidas; y de Grecia para todos (Espasa), de Carlos García Gual, que cuenta cómo nació la civilización griega, de la rivalidad entre Atenas y Esparta al desarrollo de la democracia y la filosofía.
El propio García Gual, filólogo y crítico, señala por su parte dos tendencias que se impusieron el pasado año.
La primera es la recuperación de la filosofía estoica.
“Primero estuvo de moda el epicureísmo, y ahora lo está este pensamiento, con varios libros sobre el tema central: la búsqueda de la felicidad estoica”.
Habla García Gual de libros como Mi cuaderno estoico, de Massimo Pigliucci (Ariel); Marco Aurelio, de Birley Anthony (Gredos); o El arte de la buena vida. Un camino hacia la alegría estoica, de William B. Irvine (Paidós).
Todos ellos defienden el pensamiento estoico —recordemos, el dominio de los hechos y pasiones que perturban la vida—, como clave para lograr el bienestar en un mundo mutable y cambiante como el que nos ha tocado vivir.
García Gual señala especialmente Mythos, de Stephen Fry (Anagrama), que narra las historias clásicas como si fueran una novela fantástica de Tolkien o de J. R. R. Martin, pero advierte que solo hace falta darse una vuelta por los quioscos para ver la cantidad de colecciones relacionadas con la mitología helena que podemos encontrar.
Además de los mayores éxitos, Óscar Martínez señala que “hay otros libros por debajo, que no tienen tanta presencia, pero que son altamente recomendables”, y apunta a la Editorial Síntesis y a títulos como El deporte en la Grecia antigua, de Fernando García Romero (Síntesis), muy actual en un año como este de Juegos Olímpicos.
“Piero Boitani sacó Diez lecciones sobre los clásicos en Alianza, editorial que ya comenzó el año con El mundo clásico:
¿Por qué importa?,
de Neville Morley, un libro revisionista, que habla de la actualidad
del mundo clásico y que generó bastante controversia al tratar temas
como el uso político del mundo clásico, por ejemplo, en la Italia de
Mussolini, o del recurrente arrinconamiento de su estudio en círculos
elitistas”, detalla Martínez
Sobre la actualidad del mundo clásico también llegó A Ítaca desde el Guaviare, del colombiano Rodrigo Verano (Uniandes), que traza, partiendo de la Odisea y la Ilíada, una mirada al posconflicto de Colombia.
Pero si hay un libro que Óscar Martínez ha celebrado particularmente, ese es La amistad en el mundo clásico, de David Konstan (Avarigani).
“Un primer abordaje a un tema muy importante, el de la amistad”, sostiene.
El libro, publicado por el clasicista estadounidense David Konstan, fue publicado originalmente en 1996 pero, a pesar de su éxito (y de su influencia), la de 2019 es la primera traducción al español que se ha publicado.
En lo que son publicaciones netamente clásicas, traducciones de
griego o latín, además de las colecciones (valga la redundancia)
clásicas de clásicos, como las de las editoriales Gredos o Alianza (que
han renovado algunas obras con prólogos actualizados), Martínez destaca
la colección Los secretos de Diotima, de la editorial Escolar y Mayo,
con ediciones de nombres como Cicerón (Sobre la amistad), Séneca o Platón (El banquete).
Pero si hay un libro que Óscar Martínez ha celebrado particularmente, ese es La amistad en el mundo clásico, de David Konstan (Avarigani).
“Un primer abordaje a un tema muy importante, el de la amistad”, sostiene.
El libro, publicado por el clasicista estadounidense David Konstan, fue publicado originalmente en 1996 pero, a pesar de su éxito (y de su influencia), la de 2019 es la primera traducción al español que se ha publicado.
“Clásicos de siempre en ediciones accesibles”, remata
. El propio Martínez es director de otra colección,El hilo de lana, de Mármara Ediciones, donde ha apostado por dar voz a
autores “que no son centrales en el canon, pero importantes y muy
interesantes”. Ha publicado, por ejemplo, Fisiognómica —de ese miasma de autores que conocemos como Pseudo Aristóteles—, que trata de la importancia del físico; o La excelencia de las mujeres, de Plutarco. Temas, ambos, de rabiosa actualidad.
También en 2019 llegaron novelas ambientadas en el mundo clásico. Del éxito de Circe, de Madeline Miller —la vara del éxito es hoy una adaptación como serie de la HBO— que, centrándose en la Odisea, ponía una óptica feminista a la mitología clásica, pasamos a la propia Odisea, narrada por Javier Negrete (Espasa).
La editorial Malpaso, por su parte, publicó otra Odisea, adaptada e ilustrada.
Jorge Cano Cuenca, filólogo y traductor que ha traducido desde la novela Circe a la ya mencionada Fisiognomica de Pseudo Aristóteles, recomienda, en el terreno internacional, el libro Si no, el invierno. Fragmentos de Safo (Vaso Roto), de la poeta canadiense Anne Carson, “que hace una lectura actualizada y contemporánea del mundo clásico,
sin caer en la pose posmoderna; sin caer en el ejercicio de estilo
vacío”.
En lo profesional, de todos los trabajos en los que ha participado, Cano recomienda, como Martínez, La amistad en el mundo antiguo.
“No hace falta un conocimiento profundo, cualquiera interesado en la antigüedad puede acceder a él”.
Por cierto, Cano denuncia la pátina con la que durante mucho tiempo se ha querido cubrir el mundo clásico, “como si solo pudieran con ellos gente capaz de tolerar cierta austeridad”.
Y recuerda que en el libro de Konstan se recorren 15 siglos de historia de la amistad y se tratan conceptos tan sugerentes (y actuales) como la adulación:
“¿Puede el poderoso tener amigos? ¿Cómo distingue a los amigos de los aduladores?”, se pregunta.
La respuesta, como tantas veces, es la parresía, esa bendita libertad griega de decirlo todo, cueste lo que cueste.
Está claro que el mundo clásico es una fuente inagotable de iluminación.
Pero claro, como si de un pozo se tratara, de las enseñanzas griegas y latinas solo se puede sacar agua si se tiene un cubo.
Hablando en plata: “Para que se mantenga el nivel de nuestros autores a la altura del interés de los lectores”, señala Óscar Martínez, “es indispensable que se defiendan las asignaturas de clásicas en la secundaria desde las instancias educativas”.
Que conste que no es una pataleta; es solo un aviso a navegantes (del Mediterráneo).
La editorial Malpaso, por su parte, publicó otra Odisea, adaptada e ilustrada.
En lo profesional, de todos los trabajos en los que ha participado, Cano recomienda, como Martínez, La amistad en el mundo antiguo.
“No hace falta un conocimiento profundo, cualquiera interesado en la antigüedad puede acceder a él”.
Por cierto, Cano denuncia la pátina con la que durante mucho tiempo se ha querido cubrir el mundo clásico, “como si solo pudieran con ellos gente capaz de tolerar cierta austeridad”.
Y recuerda que en el libro de Konstan se recorren 15 siglos de historia de la amistad y se tratan conceptos tan sugerentes (y actuales) como la adulación:
“¿Puede el poderoso tener amigos? ¿Cómo distingue a los amigos de los aduladores?”, se pregunta.
La respuesta, como tantas veces, es la parresía, esa bendita libertad griega de decirlo todo, cueste lo que cueste.
Está claro que el mundo clásico es una fuente inagotable de iluminación.
Pero claro, como si de un pozo se tratara, de las enseñanzas griegas y latinas solo se puede sacar agua si se tiene un cubo.
Hablando en plata: “Para que se mantenga el nivel de nuestros autores a la altura del interés de los lectores”, señala Óscar Martínez, “es indispensable que se defiendan las asignaturas de clásicas en la secundaria desde las instancias educativas”.
Que conste que no es una pataleta; es solo un aviso a navegantes (del Mediterráneo).
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