Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 dic 2019

Cosas que vuelven por Navidad

Aquí están las fiestas navideñas, tan entrañables ellas, envueltas en papel de felicidad y atadas con una cinta de amor

Cosas que vuelven por Navidad
Getty

 

Catherine Deneuve: “Tengo cuidado para no dormirme en los laureles”

La diva francesa protagoniza ‘La verdad’, la nueva película del japonés Hirokazu Kore-eda.


  • Catherine Deneuve, en el desfile de Saint Laurent de la semana de la moda en París el pasado 24 de septiembre. En el vídeo, tráiler de la película. AP
  • En la Tierra, debe de haberlo visto casi todo. De ahí que, para cazar nuevos sueños, Catherine Deneuve levante la mirada hacia el cielo.
     “Quiero ir a la Luna”, dice. Y sonríe.
     Casi seguramente bromea, aunque algo en su tono invita a no descartar nada. 
    Al fin y al cabo, tampoco le quedaría tan lejos: hace tiempo que la diva habita aquel rincón exclusivo del firmamento reservado a las estrellas más relucientes. 
     De ahí, cuando el monumento, a sus 76 años, cruza la puerta, una estela de respeto y admiración se cuele por la habitación. Se difunde, incluso, cierto temor reverencial. 
    Firmeza y libertad también son parte integrante de su mito. Y ella lo sabe.
     Al parecer, hasta los directores se empequeñecen ante su figura. “A veces es difícil encontrar desafíos en los papeles.
     Me tratan como una institución y soy consciente de ello. Tengo cuidado, para no dormirme en los laureles
    Mi curiosidad me ayuda”, asegura.

    De momento, la Luna tendrá que esperar.
     Deneuve pasó casi un mes hospitalizada, tras el leve accidente cerebrovascular que sufrió en pleno rodaje de De son vivant. Fue dada de alta a mediados de diciembre, y se recupera entre los suyos. 
    Tal vez en Navidad le pregunte a su madre, Renée-Jeanne Simonot, la formula secreta para derrotar a la edad: tiene 108 años, vive sola y juega al bridge, según contó la actriz en septiembre, en el Festival de Venecia.
     Ahí, Deneuve también presentó uno de sus últimos trabajos, La verdad, del japonés Hirokazu Kore-eda, que se estrena este miércoles en Espana.
     De ello habló entonces, con una decena de periodistas. 
    Y de mucho más: cine, vida, fama y, cómo no, cigarrillos.
     En La verdad encarna a otra diosa del cine: una actriz tan venerada como implacable, ególatra, reina en el plato y en su casa
    . Extraordinaria, en todos los sentidos. 
    Y desesperante para su hija (Juliette Binoche), que acude a visitarla.
     Por si algo suena peligrosamente familiar, Deneuve se apresura a borrar paralelismos: 
    “Espero que no sea un autorretrato. 
    Tenía que imaginarlo, es muy distante de mí como actriz y persona”.
     Con su personaje comparte, eso sí, el talento: su trabajo fue encumbrado por encima de la película.
    Eso si, a Kore-eda no le ha faltado valor. 
     Por primera vez filma fuera de su Japón natal, en Francia, con dos estrellas del país, el idioma y hasta algún guiño local. Aunque, al parecer, en el rodaje ofrecía la imagen opuesta.
     “Es muy discreto, timido y humilde. 
    Estuvo mucho en París antes de la película, pero nunca me preguntó nada.
     La presencia del traductor también cambia la relación: la gente tiene más cuidado con lo que dice”, relata Deneuve. 
     Así que, curiosamente, a menudo era la actriz que interpretaba al director: 
    “Tratas de leer su cara al final de la toma, para ver si está contento o no.
     Primero, te deja hacer la secuencia como quieras. Luego ya sí dice algo”.


    En el fondo, Deneuve siempre ha defendido que el cine es un medio de directores y que ella necesita alguien tras la cámara que la guíe. 
    En su caso, a menudo se ha tratado de genios, como Bunuel, Truffaut o Polanski.
     Nacida en octubre de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, hija de actores, de pequeña se planteó más bien otros caminos: arqueóloga, o diseñadora de interiores.
     Hasta que un día de verano de 1957, acompañó a su hermana, la también actriz Françoise Dorleac, a un rodaje, y acabó reclutada en Les collegiennes.
      Era el comienzo de la leyenda: llegaron El vicio y la virtud, Los paraguas de Cherburgo, Belle de jour y la adoración mundial.

    Su nombre ha sido asociado a libros, canciones, perfumes, ropa, cuentas falsas en redes sociales, listas de las más sexy del planeta o campañas en defensa del aborto.
     Hasta debió demandar a una revista que pretendía llamarse como ella.
     Fue nominada al Oscar una vez, en 1993, por Indochina, y es la segunda actriz con más candidaturas a los César (14), tras Isabelle Huppert.
     De ella, por cierto, Deneuve dice que es la única intérprete “capaz de llorar de repente”.
     Aunque tal vez el mejor resumen de su importancia llegó cuando, en los ochenta, su rostro representó a Marianne, el símbolo nacional de la república francesa.
     No por nada, hace tiempo que le llueven ofertas para editar su autobiografía.

    Todo ello conlleva una gran responsabilidad: “Tengo mucho cuidado con los proyectos que hago. 
    Y hoy más aún.
     No me fijo solo en mi personaje, sino en el guion en sí”. Aunque también ha forjado su independencia. 
     Reconoce que el humor no es “la base” de su manera de ser, y una vez confesó que su palabra favorita es “no”.
     Deneuve, en definitiva, nunca renuncia a ser ella misma. “Hay prioridades en la vida.
     Y ser actriz no lo es todo el tiempo”, suelta.
    “Hay ciertos sitios a los que no puedo ir, como una playa en el sur de Francia en agosto. 
    Aunque tampoco me apetece. 
    La mayoría del tiempo hago lo que quiero.
     Saco a mi perro, voy al mercado, he estado sola en un cine”, relata.
     Sostiene que su familia la ha cuidado desde pequeña, enseñándole a evitar demasiada exposición, y que se siente libre de decir lo que quiera. 
    O casi. Porque el revuelo causado por un manifiesto que firmó junto con otras personalidades donde defendía el “derecho a incomodar” de la seducción le ha dejado una huella:
     “No me voy a expresar más sobre el movimiento MeToo, es imposible estar segura de que salga exactamente lo que digas”.
    Hay algún asunto más que se le resiste.
     Siempre le ha tenido miedo a subirse a un escenario. Y tres veces quiso dejar de fumar.
     Cuando le preguntan por el intento más reciente, directamente se ríe.
     Quizás ahora los médicos se lo hayan ordenado. 
    O suplicado. Porque al final, como siempre, decidirá ella. Seguro que, si quiere, hasta irá a la Luna.

 

26 dic 2019

La Fiscalía recurre la absolución de Borja Thyssen y pide repetir el juicio por fraude fiscal

El Ministerio Público cree que, aunque el hijo de la baronesa asegura que residía en Andorra, existen pruebas de que vivía en España pero "no han sido valoradas", como tampoco las declaraciones de los testigos.

Borja Thyssen, en su juicio por presunto fraude fiscal celebrado el 13 de noviembre.
Borja Thyssen, en su juicio por presunto fraude fiscal celebrado el 13 de noviembre. EUROPA PRES
La Fiscalía ha recurrido la sentencia del Juzgado de lo Penal 22 de Madrid que absolvió a Borja Thyssen-Bornemisza, hijo de la baronesa Thyssen, de un delito de fraude fiscal, al mismo tiempo que ha solicitado la repetición del juicio al considerar que el fallo carece de argumentos para exculparle.
 El juicio de Borja Thyssen se celebró el pasado 13 de noviembre, mientras que la sentencia se dio a conocer apenas un mes después, el 16 de diciembre.
Por ello, según informa la Fiscalía, el Ministerio Público cree que sí existen pruebas de que vivía en España pero "no han sido valoradas", como tampoco las declaraciones prestadas por los testigos durante la instrucción de la causa y sus contradicciones en el juicio.
Quedó comprobado en la vista oral, según el Ministerio Fiscal, que Borja Thyssen residió en España en 2007 de forma "ininterrumpida" más de 183 días, es decir durante más del medio año que fija la normativa para justificar la tributación en otro país.
Por ello, la versión dada por el acusado para "generar la apariencia de su residencia en Andorra, aportando diversa documentación que nada acredita", es insuficiente para disculpar el presunto fraude en un "paraíso fiscal".
La Fiscalía pedía para el hijo de Carmen Cervera dos años de prisión y una multa de 595.000 euros, además del pago de 592.557,72 euros en concepto de deuda tributaria.
 Esta última cantidad es la que corresponde a los reportajes que hace 12 años hizo con la revista ¡Hola! y cuyos pagos Borja Thyssen no llegó a declarar. 
La citada publicación ofreció en ese ejercicio fiscal la primicia del anuncio de su boda con Blanca Cuesta y el primer embarazo de la pareja.
 Exclusivas por las que se pagaron 1.400.000 euros, según la Fiscalía.

El Ministerio Público sostiene que la decisión de absolver al acusado de defraudar 592.557 de euros del IRPF de 2007 no tuvo en cuenta la falta de "coherencia" de las pruebas practicadas sobre el país de residencia de Borja Thyssen.
Según el juez, no quedó probado que el acusado residiera en España, mientras que la Fiscalía, que pedía dos años de prisión, entiende que el acusado aparentaba vivir en Andorra para evitar el pago del impuesto de la renta a la Hacienda española por los ingresos obtenidos (de 1,4 millones de euros) con la venta de noticias a una revista.
Además, la abogada del Estado Rosa María Seone —la misma que se encargó de la acusación penal en el juicio del procés—, que representaba al Ministerio de Hacienda, solicitó tres años y cuatro meses de cárcel para el acusado.
 La letrada, al igual que la fiscal, insistieron en que las pruebas aportadas por Thyssen para demostrar que su residencia se encontraba en Andorra y no en España, como la licencia para conducir, no eran suficientes.

 

La muerte de Ari Behn cierra el ‘annus horribilis’ de la familia real noruega

El exmarido de Marta Luisa decidió quitarse la vida al final de un año marcado por la aparición del novio chamán de la princesa y las enfermedades del rey Harald y Mette-Marit.

La muerte del escritor Ari Behn, exmarido de la princesa Marta Luisa de Noruega, confirmada el día de Navidad por su familia, convierte en tragedia la trayectoria de uno de los consortes más polémicos de la realeza europea.

 Tenía 47 años, y en octubre de 2018 publicó un libro titulado Infierno, donde reflejaba la vorágine emocional que desató su divorcio, firmado en 2017. 

También era un pintor de cierto éxito, pero ninguno de los aspectos profesionales que él quería hacer destacar llamaron tanto la atención últimamente como sus cambios de estado de ánimo.

 Un hecho cierto al que se unió que la nueva relación de su exesposa con Derek Verrett, un chamán nacido en Estados Unidos, había oscurecido notablemente su figura de cara a la opinión pública.

 Behn y la princesa Marta Luisa tenían tres hijas, Maud (16 años), Leah (14) y Emma (11), y su muerte llega en un año difícil para la familia real noruega. 

El fallecimiento de Ari Behn ha acaparado titulares en la prensa noruega, y Aftenposten, el diario de mayor circulación, ha asegurado que “él abrió la Casa Real a la gente e hizo accesible la literatura y la cultura mucho más que la mayoría”. También se señala que el matrimonio de Haakon con Mette-Marit Tjessem, en 2001, y el de la princesa Marta Luisa y Behn, en 2002, “fueron criticados por la opinión pública y hasta se predijo la caída de la monarquía por la llegada, respectivamente, de una madre soltera y un escritor con sentido del espectáculo. 

Pero la monarquía sobrevivió, convirtiéndose en un reflejo de la sociedad (…).

 Los reyes, Harald y Sonia, supieron ver el amor entre dos personas”.

El tono del pésame del rey Harald y su esposa, la reina Sonia, refleja que a pesar de las excentricidades de su exyerno, prevalecía el cariño:

 “Tenemos recuerdos cálidos y afectuosos de él; estamos agradecidos de haberlo conocido”, dicen los monarcas en un comunicado oficial, entre otras cosas.

 El mismo tono que han utilizado el príncipe Haakon y su esposa, Mette-Marit, en su nota de despedida:

 “Fue un buen amigo, un miembro querido de la familia y un tío maravilloso, con quien compartimos muchos de los pequeños y grandes momentos de la vida”.

Los reyes Harald y Sonia de Noruega, su hija Marta Luisa y su pareja, el Chamán Durek, y las tres hijas de la princesa, a su salida de la misa de Navidad, en Oslo, el miércoles. 
Los reyes Harald y Sonia de Noruega, su hija Marta Luisa y su pareja, el Chamán Durek, y las tres hijas de la princesa, a su salida de la misa de Navidad, en Oslo, el miércoles.

 

Para Ari, sin embargo, su nueva vida no fue fácil a tenor de sus declaraciones. 
Admitió haber sufrido "una depresión" tras el divorcio, un momento del que dijo: 
"Es un gran cambio. Se puede comparar con una muerte".
 Y lo calificó con palabras como "dolor, sufrimientos, extrañeza, tristeza y pérdida". 
 La misma definición que sobre él mismo dio con motivo de la presentación de su libro refleja sus contradicciones: 
"Puestos en lo peor, soy un payaso.
 Visto con más clemencia, soy una persona cualquiera y un actor. Para muchos, soy un loco". 
La policía encontró su cadáver en su domicilio por la tarde, y frente al hermetismo de la investigación oficial, la web de Ari Behn aporta luz sobre sus intentos por hacerse oír. 
Junto a un retrato suyo de estudio, figura una amplia biografía dominada por sus logros literarios y sus lazos familiares antes de convertirse en yerno regio.
 Por el contrario, su matrimonio de 14 años con la princesa Marta Luisa, su posterior separación en 2016 y el libro sobre su boda que escribieron juntos (2002), ocupan dos líneas y media.
 El aparente desequilibrio entre ambos aspectos de su vida refleja su deseo, repetido en público desde el divorcio, de ser tomado en serio solo por su trabajo. 
En total, escribió tres novelas, tres colecciones de relatos, y tres piezas teatrales, y vendió 100.000 ejemplares de su libro Triste del Infierno, publicado en 1999 con buenas críticas.
 Durante toda la noche de Navidad, las cuentas de Instagram de sus amigos y colegas se llenaron de recuerdos, y dos comentarios arrojan algo de luz sobre el bajón emocional que le afectaba. Mikael Persbrandt, escritor y artista, con el que expuso en varias ocasiones, afirma de él: “Tenías luz, un brillo especial.
 Ahora veo que la oscuridad se lo ha llevado. Me duele tanto. Ruego por ti, por tus hijos y familia”.
 Por su parte, Mia Gundersen, otra artista y amiga, lo describe como “una de las almas más coloristas y valientes de nuestro país; tenía que esforzarse para ser él mismo y el valor de serlo”, en unas declaraciones al rotativo noruego Dagbladet.
 Luego añade: “Es tristísimo que escogiera quitarse la vida. Querido Ari, te necesitábamos, maravilloso pavo real con tu poder para ser vulnerable.
 Duele saber que has elegido dejarnos”.

Marta Luisa y Ari Behn, en el Día Nacional de Noruega en Londres, el 17 de mayo de 2013, junto a sus tres hijas, Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah. 
Marta Luisa y Ari Behn, en el Día Nacional de Noruega en Londres, el 17 de mayo de 2013, junto a sus tres hijas, Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah. Getty Images
Ari Behn era hijo de dos maestros, Olav Bjorshol y Marianne Solberg, y nació en Dinamarca.
 La familia, que tiene otros dos hijos, se trasladó a la ciudad de Moss, al sur de Noruega, cuando él tenía seis años. 
Sus progenitores se casaron en 1973, se divorciaron nueve años después y, en 2007, se volvieron a casar, según consta en la reseña biográfica de su sitio de web, donde alude asimismo al hecho de que cambió su apellido “por el nombre de soltera de su abuela materna”.
 En 2017, la revista del corazón Se og Hor, con ediciones en Dinamarca, Suecia y Noruega, desveló que Behn tenía una novia, la experta en sociología criminal EbbaRysst Heilmann, de 32 años, con quien había acudido a varios actos en los que sabían que les podrían hacer fotografías. 

La trágica desaparición de Behn cierra un año que se podría calificar de horribilis para la familia real noruega.  
El rey Harald, de 82 años, ha tenido problemas de salud. Ha padecido cáncer, una dolencia que parece controlada, pero la semana pasada, volvió a tener que suspender su agenda oficial por enfermedad y a ser sustituido por su hijo Haakon, el príncipe heredero, en los actos que tenía previstos.
 Oficialmente se informó de que se trataba de una infección vírica que le mantendría de baja laboral varios días, y su recuperación se escenificó este miércoles cuando asistió a la tradicional misa de Navidad en la capilla Holmenkollen, a la que llegó acompañado por la reina Sonia, la princesa Marta Luisa, la nueva pareja de esta, Durek Verret, y tres de sus nietas, precisamente las que tuvo su hija con Ari Behn.
 En ese momento todo eran sonrisas sin imaginar siquiera el drama que llegaría a la familia pocas horas después.

La imagen de Durek Verret en un acto significativo para la familia real no borraba del todo la crisis encubierta que significó su llegada a la vida de Marta Luisa, que oficializó su relación con el chamán californiano el pasado mes de mayo con una publicación en Instagram que no dejaba lugar a dudas: "Cuando encuentras a tu alma gemela, lo sabes. 
Y yo he tenido la suerte de haber conocido la mía... Me ha hecho darme cuenta de que el amor incondicional existe en este planeta... Me siento feliz y bendecida porque es mi novio", escribió junto a una fotografía de ambos. 

En julio fue Verret quien concedió una entrevista al Times en la que afirmó: "Es muy duro para alguien de color entrar en la familia real. Pero es muy distinto cuando es la mujer la que se enamora del hombre.
 La gente se siente incómoda cuando una mujer blanca escoge a un hombre de piel negra, que es chamán, que es su alma gemela sexual. 
Agita las conciencias. Estamos cambiando las cosas por estar enamorados.
No podemos enfadarnos por ello. 
Es un momento de evolución. La gente está en una constante caza de brujas, no tiene nada que ver conmigo o con Marta Luisa. T
iene que ver con ellos mismos". 
Pero las críticas, incluso dentro de su propia familia, arreciaron cuando Marta Luisa de Noruega comenzó una gira de conferencias con su nuevo novio que se presentaba bajo el nombre de La princesa y el chamán.
 Una elección que provocó situaciones incómodas que llevaron a una solución salomónica para parar los efectos de esta nueva originalidad de la hija menor de los reyes de Noruega: "Últimamente ha habido muchas discusiones sobre mi uso del título en un contexto comercial. 
El hecho de que lo usara en el título de mi gira fue un error y lo siento. 
 Las críticas son algo que me he tomado en serio y, en colaboración con mi familia, hemos decidido que es mejor que hagamos algunos cambios", escribió la princesa en un comunicado. 
El rey Harald de Noruega y la princesa Mette-Marit, a principios de diciembre. 
El rey Harald de Noruega y la princesa Mette-Marit, a principios de diciembre.
Por otro lado, está la pareja formada por Haakon y Mette-Marit, un matrimonio por el que nadie apostaba pero que ha celebrado su 18 aniversario más unido que nunca, aunque tampoco se ha librado de las dificultades.
 En octubre de 2018 se anunció que la esposa del príncipe heredero padece fibrosis pulmonar, una dolencia que dificulta la respiración y le ha obligado a reducir sus compromisos oficiales. 
 Por este motivo se medica regularmente y tiene que someterse a revisiones médicas de forma periódica.

Además de su dolencia, la princesa Mette-Marit se ha visto envuelta en una nueva polémica en las últimas semanas, después de conocerse que se había reunido varias veces con el pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein en 2011 y 2013. 
Una amistad que le obligó a pedir disculpas a principios de diciembre: "Nunca me habría relacionado con el señor Epstein si hubiera sabido la gravedad de los crímenes que cometió.
 Debería haber investigado su pasado más profundamente y lamento no haberlo hecho", afirmó en un comunicado.
 Definitivamente no corren buenos tiempos en la familia real noruega.