A sus 81 años, y dos décadas después de su polémico romance con Mar Flores, el naviero reordena sus empresas y el poder de sus hijos, con la ayuda de su esposa.
Fernando Fernández Tapias, Fefé, como todo el mundo le conoce, es un hombre hecho a sí mismo que ha conseguido levantar un imperio empresarial como naviero. Vendió su compañía principal por 1.350 millones de dólares en 2003 (unos 1.214 millones de euros al cambio actual) y aún hoy mantiene varias empresas con activos que superan los 120 millones de euros, casi todas dedicadas al transporte de mercancías por carretera o servicios marítimos. Tiene 81 años y es, además, el vicepresidente primero del Real Madrid.Se ha casado tres veces y tiene ocho hijos.
Pero para muchos será para siempre el magnate al que la modelo Mar Flores engañó con el conde Alessandro Lecquio, por aquel entonces ya expareja de Ana García Obregón.
El enredo tuvo más protagonistas.
Se descubrió dos años después a través de unas fotografías, en las que se podía ver a Flores y Lecquio en la cama muy sonrientes que publicó Interviú en enero de 1999.
En aquel momento, ella era novia de Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba, quien tres meses antes había plantado cara a toda su aristocrática familia para oficializar su relación con Mar Flores.
Han pasado 30 años y lo que fue un episodio en la vida del empresario continúa persiguiendo su biografía.
Séptimo de los 12 hijos de un matrimonio vigués, comenzó a trabajar a los 16 años en una fábrica de conservas que su padre tenía en Cambados (Pontevedra).
“No tenía ni el bachillerato. Vivía en un cuarto con una cama de hierro, una jofaina y una palangana”, dijo en una entrevista en 2015 a Vanity Fair.
Allí estuvo hasta los 25, poco después de que el amor pusiera en su camino a Victoria Riva, su primera esposa, y a su padre, propietario de la naviera Suardíaz.
La buena relación con su suegro significó su lanzamiento profesional, que creció mientras también lo hacía una familia a la que llegaron sus hijos Fernando, Borja, Íñigo y Bosco.
Se divorció, y el hombre que dicen que impone con la voz y la mirada pero es educado y galante cuando se encuentra en su salsa se volvió a casar con Juana García Courel, con quien tuvo otros dos hijos, Sandra y Juan Carlos, Tito, que ahora tienen 37 y 35 años, respectivamente.
Dicen que Juana fue el gran amor de su vida y que le engañó, otros aseguran que fue él quien se encaprichó de Mar Flores, pero el resultado es que la pareja protagonizó el divorcio más sonado y caro de la España de la época:
12 millones, varias propiedades inmobiliarias y una cuantiosa pensión mensual para la exesposa.
Comenzaron a verse a escondidas —ella salió durante algún tiempo con el futbolista Raúl González— hasta que unos ocho meses después fueron descubiertos por unas imágenes en las que se les veía juntos en la boda religiosa del escritor Camilo José Cela con Marina Castaño, en 1998.
La pareja se casó en 2002 y desde entonces ella ha ejercido de esposa, perfecta anfitriona y mano derecha del empresario, según él mismo declaró hace años.
En las dos décadas que llevan juntos también han tenido que apoyarse en algunas tragedias.
En 2010 desapareció Bosco, el pequeño de los hijos del primer matrimonio de Fernández Tapias, había salido a bucear solo cerca del municipio de Tias, en Lanzarote.
Su cuerpo no apareció hasta dos años después cuando un buceador se topó con él en la Cueva de Playa Chica.
“Es difícil recuperarse de algo así.
Yo supe desde el primer momento que estaba muerto, hice el duelo hacia dentro”, dijo Fernández Tapias a Vanity Fair.
La salud empezó entonces a dar la lata a Fefé, el mismo día que nació la hija más pequeña de su matrimonio con Nuria González. Comenzó a sentirse mal y tuvo que ser operado de urgencia por problemas cardiacos en el mismo hospital en el que vino al mundo la pequeña Alma.
Lleva siete stents en su cuerpo.
Puede que sean estos inconvenientes de salud los que le hayan llevado a poner orden en sus empresas y a cambiar las cosas en la dirección de las mismas.
Porque a pesar de que Nuria González, 48 años, ha afirmado recientemente que no existe ningún tipo de rencilla familiar, los tres hijos mayores del empresario ya no figuran en los principales puestos y son los dos hijos de su segundo matrimonio, Tito y Sandra —especialmente el primero— los que van ocupando puestos ejecutivos.
Sandra es su asistente personal, abre vías de negocio y se ocupa de buscar financiación.
Tito es ya consejero delegado de Naviera F. Tapias Galicia y administrador único de F. Tapias Desarrollos Empresariales.
Nuria es apoderada de siete de las sociedades del naviero y, por tanto, una garantía para los intereses de los dos hijos que ha tenido junto al empresario.
La pareja se deja ver menos en actos públicos y lleva desde 2016 una vida más tranquila.
Quienes los conocen lo achacan a la delicada salud de Fernando Fernández Tapias —él casi ni pisa ya el estadio Bernabéu—. Pero su matrimonio, por el que nadie apostaba, se mantiene, con una fortuna que él ni siquiera soñó cuando empezó a trabajar en la conservera de su padre.
Según confesó, entonces pensaba:
“Yo con 40 millones de pesetas (unos 240.000 euros) viviría de puta madre toda mi vida”.