Meses
después de saber que la actriz cubana iba a interpretar a la ambición
rubia en la adaptación de Netflix de la aclamada novela 'Blonde',
escrita por Joyce Carol Oates y dirigida por Andrew Dominik, ya se han
visto las primeras imágenes de Ana de Armas en el rodaje caracterizada
como Marilyn Monroe.
En
una escena de la película ‘Los abrazos rotos’ (2009), de Pedro
Almodóvar, Penélope Cruz también se caracterizó igual que ella.
Madonna
ha sido una de las celebridades que más se ha inspirado en Marilyn
Monroe. La cantante vistió como se aprecia en esta imagen para acudir a
los Oscar en 1991, acompañada de Michael Jackson. Antes, en 1984,
Madonna se inspiró en una de las escenas más míticas de la tentación
rubia para su videoclip de 'Material Girl' e imitó el estilo de Monroe
(tanto en el vestuario como en sus gestos) durante su actuación de la
canción ‘Diamonds Are a Girl's Best Friends’ en la película ‘Los
caballeros las prefieren rubias’ (1953)
En
2017, Paris Jackson, la hija del fallecido rey del pop, posó a los 19
años para a la edición estadounidense de la revista ‘Vanity Fair’ con un
'look' al más puro estilo Marilyn Monroe.
La actriz Mira Sorvino también interpretó a Monroe en la película 'Norma Jean and Marilyn', de 1996
Para
su campaña con Max Factor en 2015, Candice Swanepoel también se
transformó en Marylin Monroe. “Soy afortunada de poder transformarme
gracias al maquillaje. El hecho es que el señor Max Factor fue el
responsable original de transformar a Norma Jean en Marilyn Monroe”,
escribió la modelo junto a esta foto en su cuenta de Instagra.
El
cantante y Rachel Valdés han sido fotografiados en un barco en Miami.
Son las primeras imágenes que confirman un secreto a voces.
Rachel Valdés, en un videoclip de Marc Anthony
Se llama Rachel Valdés, es cubana, modelo, tiene 30 años y un hijo de cinco. Ella es la nueva pareja de Alejandro Sanz. La revista Corazón
ha logrado las primeras imágenes de ambos en un barco en Miami el
pasado martes. De esta manera se confirma lo que era un secreto a voces
desde el pasado mes de julio cuando el cantante anunció en sus redes
sociales que había puesto punto y final a su relación con su esposa Raquel Perera, madre de dos de sus hijos. Aunque fue la propia Perera quien en la boda del futbolista Sergio Ramos y la presentadora Pilar Rubio,
donde acudió sola, contó a algunos de algunos de sus asistentes que su
matrimonio estaba roto y que el cantante mantenía ya una relación con
otra mujer. Graduada
de la Academia San Alejandro en 2010, Rachel Valdés es uno de los
exponentes de la nueva vanguardia cubana. En sus obras utiliza distintas
técnica: pintura, acuarela, fotografía, escultura e instalaciones, su
sello es la creación de ambientes multidimensionales que trascienden la
realidad inmediata. Con el empleo de cristales y espejos de seguridad
laminados, ha participado en el proyecto cultural Detrás del Muro desde
2012, primero con la pieza Happily ever after y luego en la Bienal XII con Cubo azul y Composición infinita.
Durante todo el verano los paparazis han estado a la caza de la
primera foto del cantante con su novia. Rachel Valdés le ha acompañado
en parte de su gira española aunque siempre se han mantenido en un
discreto segundo plano. También ha estado con él en la finca que
Alejandro Sanz posee en Jarandilla de la Vera (Cáceres) y ya conoce a
los tres hijos de artista: Manuela, de 18 años y nacida de su relación
con Jaydy Michel, y Dylan y Alma, de su relación recién finalizada con
Perera.
Valdés en estos días viaja con Alejandro Sanz que está realizando una
gira por Estados Unidos, con paradas Nueva York, Chicago, Orlando,
Washington y Miami donde precisamente se han obtenido las fotos que
confirman su relación. La nueva pareja del cantante protagonizó el
videoclip Traidora de Marc Anthony y es una exitosa artista que
conquistó Times Square hace dos años exponiendo tres gigantescos
paneles de espejos tridimensionales. La que fuera esposa del cantante se ha mantenido hasta ahora en
silencio. Eso sí retuiteó el mensaje del artistas en el que confirmaba
que el matrimonio está separado. "Un amor puro y comprometido. Somos una
familia y siempre lo seremos. Decidimos amarnos para siempre y así
será. Lo eterno tiene la complejidad y la ventaja de transformar las
maneras de amarse en otras direcciones, sin destruir el cariño, la
lealtad y la responsabilidad conjunta sobre nuestros hijos. Nuestra
familia está por encima de cualquier cosa... es diversa y Bella, como la
vida y así permanecerá. El mundo cambia, nosotros también, siempre
amorosamente. Gracias por respetarlo", decía el cantante en el
comunicado sobre su separación de Perera.
Ambos tiene por delante un complicado divorcio debido a la importante
implicación que ella tiene en los negocios y sociedades del artista. Perera forma parte del consejo de Gazul Producciones,
la sociedad limitada que gestiona los negocios de Sanz. De hecho, es la
presidenta del mismo desde su incorporación, el 12 de abril de 2017. Además, es apoderada de la empresa, es decir, puede tomar decisiones en
nombre de la misma, como también pueden hacerlo el resto de miembros del
consejo y otros apoderados como Jesús Sánchez Pizarro, hermano de Sanz,
también parte de la estructura de Gazul. La empresa se dedica a las artes escénicas, a “la producción,
programación, diseño, estudio y preparación de actuaciones musicales” o a
“la edición y distribución de publicaciones especializadas relacionadas
con la música ligera”, como puede leerse en sus últimas cuentas
públicas, de 2015. Pero no solo: también está destinada a la
“importación y distribución de todo tipo de artículos y productos
alimenticios e industriales” y a “la compra, venta, arrendamiento,
construcción, promoción, incluso rehabilitación, de toda clase de
inmuebles”. Música, distribución e inmobiliarias. Tres patas del negocio
de la familia Sánchez-Perera que, tras dirimirse el matrimonio, queda
por ver cómo y quién gestiona.
El
director tiene la audaz idea de volver a juntar a los personajes de ‘Un
hombre y una mujer’. Sus intenciones me parecen atractivas y muy humanas
pero el resultado me deja frío.
Encuentras muchas personas a las que les gusta el cine, de mi generación y de anteriores, para las que la película Un hombre y una mujer
supuso un antes y un después sobre el tratamiento del amor en la
pantalla, una cumbre del romanticismo, una historia imperdurable. Y el
otro modelo que no se va de su recuerdo es Love Story. No fue
mi caso. Las vi en la adolescencia y no me provocaron nada especial.
Ignoro si en esa época poseía esa cosa tan pomposa y fatua denominada
espíritu crítico. Solo sé que me aburrió Un hombre y una mujer.
Me molestaban esas imágenes tan cuidadas que parecían sacadas de la
publicidad de lujo, el nacimiento del amor con su arrobo y sus miedos
entre la script y el piloto de carreras, sus ensimismados
paseos por ciudades y playas normandas. Pretendía ser tan lírico como
natural, pura vida.
Y contagioso, por supuesto, con facilidad para que
se identificara el receptor.
Todo ello acompañado por esa música
empalagosa, que repetía inmisericordemente lo de “dabadaba, dabadaba”.
Mis emociones al hablar del amor me las despertaba otro tipo de cine.
¿Que cuál? Pues elemental, querido Watson. Johnny Guitar,En un lugar solitario, Carta de una desconocida, Amanecer, El apartamento,Vértigo, El hombre que mató a Liberty Valance, El buscavidas.
Romanticismo doloroso casi siempre, sin vocación de pasteleo como en Un hombre y una mujer.
Bueno, para gustos están los colores, que aseguraba alguien muy racional.
Claude Lelouch, autor de Un hombre y una mujer, ha tenido la audaz y nostálgica idea de volver a juntar en Los años más bellos de una vida
a los protagonistas 53 años después, de preguntarse qué ocurrió con sus
vidas y con su viejo amor. Su propuesta entraña riesgos y podría ser
conmovedora. Anouk Aimé tiene 87 años (aunque aparente 20 menos y con su
clase intacta); Jean-Louis Trintignant 88, y depende de una silla de
ruedas. Su personaje en la ficción también sufre alzhéimer, alterna el
olvido con la lucidez. Vegeta en una residencia y le acompaña
permanentemente una fotografía de aquella mujer que amó. Al parecer, él
se encargó de joder con sus infidelidades aquella relación que alguna
vez disfrutó de plenitud. Su hijo buscará a la que fue el amor de su
vida, la convencerá para que visite a ese hombre enfermo, misógino,
cáustico, que a veces cree reconocerla y en otras retorna al olvido. Tiene mucho mérito que Lelouch haya convencido a los ancianos
intérpretes para retomar la vieja historia en una película con aroma a
testamento, que pretende ser luminosa, poética, incluso humorística
aunque las circunstancias de los personajes sean tétricas, en la
antesala de la muerte. Lelouch no ha tenido que hacer demasiados
esfuerzos para encontrar producción, ya que la mitad del metraje se
compone de secuencias de Un hombre y una mujer. Amaré siempre a
difuntos cantantes franceses (y eximios poetas) como Brassens, Ferré,
Brel (ya sé que era belga) y Moustaki, pero las muy francesas canciones
que suenan en esta película no me estimulan. Las intenciones de Lelouch
me parecen atractivas y muy humanas. El resultado me deja frío.
LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA Dirección: Claude Lelouch. Intérpretes: Jean-Louis Trintignant, Anouk Aimée, Monica Bellucci. Género: drama. Francia, 2019. Duración: 90 minutos.
Escritores
latinoamericanos debaten sobre el impacto en la creación de las crisis
políticas de sus países en un festival celebrado en la isla de La Palma.
“La literatura nos ha consolado (un poco) de toda la tristeza”, dice
Gioconda Belli, nicaragüense, bajo los laureles que emigrantes enviaron
de Cuba a Los Llanos de Aridane, en la isla de La Palma, en testimonio
de gratitud por el país que los acogió en el siglo XIX. Ella viene de
una nación herida. Como el colombiano Héctor Abad Faciolince, como los
venezolanos José Balza, Juan Carlos Chirinos o Rodrigo Blanco Calderón,
como el mexicano Gonzalo Celorio, o como los peruanos Alonso Cueto y
Mario Vargas Llosa. El autor de Conversación enLa Catedral, novela que cumple 60 años, gran exponente de la literatura sobre la herida americana, es también el centro de la reunión a la que vienen. En
torno a él se reúnen además Nuria Amat, Elsa López, Carme Riera, Alexis
Ravelo, Fernando Aramburu y Karla Suárez, entre otros, en el segundo
Festival Hispanoamericano de Escritores, que dirigen Juan José Armas
Marcelo y Nicolás Melini con el patrocinio de la cátedra que lleva el
nombre del Nobel, el Ayuntamiento de Los Llanos y el Cabildo. La
población se volcó. La plaza donde se les escuchó desde el lunes —el
festival se clausura mañana— contribuyó a sentirse en el centro de
América. En ese clima responden a una cuestión: ¿cómo marca la escritura la
herida que sufre América en los siglos recientes? Belli: “Esta es la
región donde ha habido más crimen contra la mujer; pero también ha
habido nueve presidentas. Y muy fuertes reivindicaciones masivas de
mujeres. Y aquí nació lo real maravilloso. No todo es mala noticia o
herida en América”. “La literatura no es la única buena noticia”,
corrobora tajante Héctor Abad. “En Europa discutían si podían recibir
en Italia barcos con desesperados. Colombia recibió a un millón y medio
de venezolanos. Y no hay un ataque de xenofobia... Nuestra crisis es la
crisis de las buenas personas, la gente capaz de acoger millones de
personas. ¿Qué país extranjero hace eso?”. “América Latina”, dice Cueto, “es un territorio conflictivo por
excelencia, y el conflicto es la materia prima de un narrador. La
literatura es el ejemplo de la renovación y de la cohesión de América. En México, en Argentina (¡las crónicas de Leila Guerriero!), en Colombia
(¡el extraordinario El olvido que seremos!). Y la obra de
Sergio Ramírez”. (Por enfermedad, como el nobel Le Clézio, que leyó por
vídeo una narración sobre el mar, el Cervantes nicaragüense no pudo
acudir).
“La política ha sido terrible, lo sigue siendo; la hemos sobrevivido”, dice Belli, “gracias a la literatura, ¡ha sido un amuleto!”.
El problema, afirma Celorio, es que a tan gran literatura “no se
corresponde un nivel máximo de lectores... Y ese es el problema de
América, el de la receptividad cultural”.
“Y la represión”, añade Belli.
“El enorme retroceso en las libertades en Nicaragua y Venezuela, donde
se reparte vivienda o comida según seas afecto al régimen”
¿Hay esperanza en México?
Un largo silencio fue la respuesta de
Celorio. Belli le pone palabras: “En Nicaragua hubo el año pasado una
esperanza, pero la represión de Ortega y Murillo nos tiene
inmovilizados. ¡No se puede hacer ni una misa sin represores!”. Tras su
silencio, Celorio habla de una buena noticia: la literatura de mujeres
en América. Citan ambos: Rosa Beltrán, Mónica Lavín, Leila Guerriero,
Samantha Schewblin... Y hombres, claro: Juan Gabriel Vásquez, Martín
Caparrós....
¿Y Venezuela? José Balza, de los grandes poetas del español, no
quiere asociar “noticia” a “literatura”. “La literatura es algo que
perdura, ilumina cada vez una zona no prevista”. ¿Qué dice su propia
literatura de Venezuela? “Creía que estaba diciendo lo que está
ocurriendo hoy, una guerra entre hermanos. Esa cosa fratricida pertenece
al ser humano de toda la vida... Es tan doloroso, tan miserable, casi
parece increíble. Las ciudades no tienen transporte, las calles están
rotas, no hay agua ni electricidad... Todo ha sido destruido por una
falsa idea de una sociedad perfecta, solidaria. Incierto. Es otra vez
por dinero, por poder, esas cosas inexplicables del ser humano”. Sí, hay
gran literatura en América. “Y también toneladas de literatura inane”. Chirinos y Blanco Calderón, el último premio Vargas Llosa, sus
paisanos, son efecto de la diáspora; sus obras se expanden en otros
territorios, y se escribe y publica mucho. “Pero el venezolano de a pie”, dice Chirinos, “no puede percibir ese
efecto porque está padeciendo cosas más inmediatas: el hambre, la
escasez, la delincuencia, el desgobierno”. Blanco Calderón ve la
realidad de América “difícil, decepcionante, pero con el paso de los
años los lectores latinoamericanos van encontrando espacios, islas de
sentido, pausas que permiten decir: todo este desastre que me rodea no
sé si se justifica o se salva por estos momentos en que puedo leer una
novela”.
Cuando se les pide a ambos que lleven hacia un autor o un libro
expresan una coincidencia: la poesía de Rafael Cadenas o, como símbolo,
aquel País portátil de Adriano González León. América, país
escribiendo siempre como en una máquina portátil. Esta vez bajo los
laureles de Los Llanos de Aridane.