Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

10 sept 2019

Marie, violada e imputada............................ Tommaso Koch

Netflix adapta en la miniserie 'Creedme' la investigación que obtuvo el Pulitzer en 2016 sobre un agresor en serie y el escepticismo que sufrió una de sus víctimas.

En vídeo, el tráiler de 'Creedme'.
Un día de 2008, Marie entró en la comisaría de Lynnwood (EE UU) y denunció que la habían violado.
 Tenía entonces 18 años.
 Dijo que un hombre blanco, de más de un metro y setenta, irrumpió en su casa, la amenazó con un cuchillo, la amordazó y abusó de ella.
 Durante la semana siguiente, repitió varias veces sus recuerdos a la policía: ofreció más detalles —su agresor era delgado y llevaba una sudadera gris—, aunque también alguna contradicción.
 Suficiente para que su madre adoptiva dudara y trasladara su escepticismo a los investigadores. 
Los interrogatorios se volvieron más agresivos y Marie, más timorata. 
Finalmente, la joven confesó que se lo había inventado todo, en busca de atención.
 Se disculpó, su historia acabó en la prensa y un amigo le llamó indignado: “¿Cómo pudiste mentir sobre algo así?”.
 De golpe, el mundo de Marie se puso del revés: la acusada era ella.

De golpe, el mundo de Marie se puso del revés: la acusada era ella. 

Y se enfrentaba a un año de cárcel, por una presunta denuncia falsa.

 Su relato, sin embargo, no podía ser más verdadero.

“El género del true crime [contar un crimen real] siempre necesita una razón detrás.
 Si no, solo es sensacionalismo.
 La nuestra era contribuir a explicar por qué tan a menudo las víctimas de violación no son creídas, ayudar a mostrar esa cultura de la duda que rodea las denuncias de abuso sexual”, asegura Ken Armstrong. 
El periodista estadounidense es coautor, junto con el reportero T. Christian Miller, de Creedme, una investigación que obtuvo el Pulitzer en 2016 y que editó en España Libros del K.O. Y que ahora pasa a la pantalla: el 13 de septiembre, Netflix estrena una miniserie basada en su trabajo y protagonizada por Toni Collette, entre otras actrices. 
En las 342 páginas de Creedme, el drama de Marie se mezcla con el de otras víctimas del mismo agresor, pero escuchadas y creídas.
 A la vez, los periodistas esbozan un perfil del violador, siguen su pista y reconstruyen la operación policial que detuvo su caza metódica y en serie.
Hizo falta una insólita coordinación de varias detectives, que trabajaban a cientos de kilómetros entre ellas, para enviar a prisión a Marc O’Leay. 
Y una todavía más sorprendente cooperación permitió el reportaje: la de Miller y Armstrong, quienes también asesoran a Netflix para la miniserie.
 El primero dio con la noticia de que varios policías buscaban a un violador en serie por todo Colorado. El segundo supo de la pesadilla kafkiana que vivía Marie. 
En lugar de hacerse la guerra a golpes de scoops, se pusieron en contacto.
 Que trabajaran para dos organizaciones sin ánimo de lucro (ProPublica y The Marshall Project) ayudó.
 Ante tanto espíritu colaborativo, la excepción de la comisaría de Lynnwood, volcada en acusar a Marie, resulta todavía más sangrante.

“Como lector y espectador, sabes que la víctima de una violación está viva y debes lidiar con el dolor que está sufriendo. Resulta muy incómodo. 
Además, el final de estas historias de true crime suele ofrecer una solución. No es el caso”, agrega Miller.
 Para ambos autores, sacudir el confort y la conciencia del público era parte esencial del relato.
 Pero cómo hacerlo era otro asunto espinoso, que ahora se traslada a la pantalla: en su prosa, Armstrong y Miller buscaron un equilibrio que rehuyera lo morboso pero no dulcificara la realidad. Aun así, han sido acusados de ambas cosas, en distintas reseñas. Puede que sea el mejor indicio de que lo han conseguido.
Aunque libro y serie aspiran a más. “Hay un enorme desconocimiento sobre estos traumas.
 Se tiende a pensar que alguien herido debería actuar de una cierta manera. 
Si no, no es creíble”, lamenta Armstrong. 
Ante ello, la versión de papel de Creedme ofrece datos, informes y contexto.
 Cuenta que hasta 1970 los jurados de EE UU tenían órdenes de actuar con escepticismo frente a los delitos sexuales y que entre un 63% y un 68% de las agentes de policía del país ha sufrido acoso y discriminación.
 O aclara que entre una cuarta parte y dos tercios de los violadores suelen repetir su crimen. Por comparar, tan solo el 1% de los asesinos se vuelve serial.
Creedme cita a expertos que colocaron las denuncias falsas en 2009 entre el 2% y el 8% del total. 
A la vez, el libro da voz a una de las detectives del caso, para sugerir un camino alternativo tanto a dudar de la víctima como al creerla sí o sí. “Se trata de escuchar. Y corroborar o refutar su versión a medida que avanza la investigación”, plantea Stacy Albright. Marie solo contaba verdades.
 Pero nadie quiso oírlas.

 

Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI

Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI
Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI
 
'Startups'

Machismo y censura contra las emprendedoras que aplican la tecnología al sexo.

Algunas activistas denuncian el doble rasero por el que se miden los proyectos del segmento ‘sextech’, que mueve 30.000 millones de dólares, en función de si están orientados a un público masculino o femenino.

Encantado de hablar de sexo contigo y practicamos cuando quieras”.
 Tras escuchar esta respuesta a la presentación de su proyecto, Andrea Oliver no se achantó. 
Ni mucho menos. Puso en su sitio al inversor que soltó esas palabras y continuó buscando financiación para lanzar Emjoy, la app que mediante sesiones de audio mejora el bienestar sexual de las mujeres, lo que la encuadra en el segmento sextech.
 Conformado por dispositivos y servicios que aplican la tecnología a la vida sexual, este mercado mueve actualmente unos 30.000 millones dólares y crece a un ritmo anual del 30%, según Tristan Pollock, socio de la aceleradora 500 startups.
“Sabía que tenía las cosas difíciles porque era una joven de 27 años intentando levantar capital en España para una compañía de sextech orientada exclusivamente a mujeres y centrada en el mercado anglosajón, pero seguí adelante porque mi idea estaba respaldada por estudios científicos y sexólogos”, recuerda la emprendedora.

 

Después de ese episodio, las cosas mejoraron hasta recaudar lo necesario para formar equipo y publicar la aplicación, disponible desde el pasado julio. Ese mismo mes, la firma de capital riesgo Nauta Capital, donde Andrea Oliver trabajó durante dos años, anunció una inversión de un millón de euros en Emjoy.
¿Prueba superada? No del todo. 
Aún quedaba derribar la barrera de la censura. “Al día siguiente de hacer los primeros anuncios en Facebook, nos cerraron la cuenta. 
Directamente. Tuvimos que hablar con la red social para explicarles que no hay nada pornográfico en nuestra app porque nos centramos en el ámbito de la salud y la educación sexual es una pieza fundamental del bienestar general, pero para hacer publicidad sin problemas finalmente nos decantamos por mensajes más sutiles en Facebook”, señala Oliver. 
  • Activismo frente al doble rasero
¿Pero se trata por igual a las propuestas relacionadas con el bienestar sexual masculino?
 Algunas voces afirman que la censura en el sector sextech es más permisiva cuando la publicidad se dirige a hombres. Para demostrarlo, las compañías Dame y Unbound lanzaron recientemente el juego approved, not approved, que reta al usuario a adivinar qué anuncios fueron permitidos o rechazados en redes sociales, revistas impresas o el metro de Nueva York.
 “Con esta campaña queremos que el público comprenda que las pautas publicitarias se aplican de manera selectiva en las plataformas sociales, lo que limita el acceso a las soluciones y a la educación sexual que ofrecen algunas marcas”, comenta a EL PAÍS Retina Polly Rodriguez, CEO y cofundadora de Unbound que junto a Lidia Bonilla creó en 2015 Women of Sex Tech, una comunidad de la que forman parte más de cien emprendedoras con proyectos tecnológicos sobre bienestar sexual.
Andrea Oliver, fundadora de Emjoy
Según Rodriguez, existe un patrón que tiende a considerar el placer como parte de la salud sexual de los hombres, mientras que en el caso de las mujeres el placer se separa de la salud sexual. 
“Hay anuncios relacionados con la disfunción eréctil o el agrandamiento del pene porque se asocian con la salud, mientras que los lubricantes, los vibradores y otros accesorios se catalogan como productos para el vicio y tienen prohibida la publicidad en Facebook, Instagram, Pinterest, Snapchat, Twitter, AdRoll y el metro”, apunta.
La experiencia de Patricia López, CEO y fundadora de Myhixel, rebate en cierto modo ese doble rasero ligado al género.
 El proyecto de esta emprendedora sevillana de 35 años se centra en mejorar el bienestar sexual masculino con una solución para controlar la eyaculación. 
Para ello, se combina un dispositivo masturbador que vibra y se autocalienta hasta alcanzar entre 36,5ºC y 37ºC con un programa de ejercicios que se realiza desde una app.
 “Nos han baneado de Facebook, Instagram, YouTube… Ni siquiera podemos publicitarnos en Tinder o en portales de citas, por lo que al menos en nuestro caso no existe una mayor permisividad por dirigirnos a hombres”, comenta López.
 ¿Cuál es entonces la línea roja? Para la CEO de Myhixel, la censura en sextech no tiene que ver con productos masculinos o femeninos, sino con la presencia de un aparato físico o juguete sexual, aunque esté diseñado para tratar disfunciones como la eyaculación precoz. 
“Nuestro masturbador se está certificando como dispositivo sanitario en la UE, tenemos una metodología para el control eyaculatorio basada en estudios científicos y colaboramos con el Instituto Sexológico Murciano, la Universidad Miguel Hernández de Elche y el Hospital Virgen del Alcázar de Lorca.


Creíamos que no tendríamos problemas, pero por ejemplo Apple no nos publicó la app hasta que centramos la explicación en la terapia, desvinculándola del dispositivo”, remarca López.
  • Ferias con polémica
Cada vez son más frecuentes las ferias sobre sextech donde se exponen sin problemas dispositivos tecnológicos para el bienestar sexual.
 Pero hasta ahora la presentación de estos productos tecnológicos estaba reservada a encuentros sobre juguetes sexuales o a ferias tecnológicas.
 Este último caso también ha dado lugar a polémicas en torno al género de los usuarios, como la ocurrida en la última edición del popular CES de Las Vegas, el pasado enero, cuando el vibrador para mujeres Osé se excluyó de la zona de exposición por no encajar en ninguna categoría permitida, a pesar de que en la convocatoria inicial de la feria obtuvo el premio a la innovación en “Robótica y drones”. 
Tras las quejas de Lora Haddock, fundadora y CEO del fabricante del dispositivo, que recordó la presencia en CES de productos destinados al público masculino como muñecas sexuales o porno en realidad virtual, los organizadores del encuentro rectificaron el pasado mayo y devolvieron el premio al dispositivo, aunque aún no se ha confirmado su presencia en CES 2020. 

 

A Los Escritores..............................Palabras de Arturo Pérez Reverte.


A Los Escritores
A los escritores; Palabras de Arturo Pérez Reverte [Image] Para los seguidores de este blog, para los amantes de las letras, para aquellos que desean publicar o simplemente escribir, aquí les dejo unas palabras que vale la pena digerir, dichas por Arturo Pérez Reverte, y publicadas en el más reciente número de la revista XL Semanal:

Pues sí, joven colega. Chico o chica. Pensaba en ti mientras tecleaba el artículo de la semana pasada.
 Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito –quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso– que me enviaste alguna vez. 
Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores.
 Tus lectores.
Vaya por delante que no hay palabras mágicas.
 No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día.
 Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro –Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas–, sin que tampoco eso garantice nada.
 Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación.
 Y el adiestramiento. Y la suerte.
 Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna.
 Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. 
Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre.
 Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes.
 No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices
. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. 
Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. 
Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.
No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. 
Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes.
 Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes.
 En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. 
Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.
Otra cosa. No pidas consejos. 
Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. 
Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas.
 Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos –los hay nobles e innobles–, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. 
Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional.
 Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos
. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros.
Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.

Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto.
 Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. 
Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.

9 sept 2019

Los rebeldes 19 años de Victoria de Marichalar

La nieta mayor de don Juan Carlos y doña Sofía y ahijada del Rey de España se ha convertido en objetivo mediático.

Victoria Federica Marichalar, el pasado fin de semana en San Sebastián.
Victoria Federica Marichalar, el pasado fin de semana en San Sebastián. GTRES

 Desde que nació el 9 de septiembre de 2000 ocupa portadas de revistas. 

Es la nieta mayor de don Juan Carlos y doña Sofía, y la ahijada del Rey de España. Victoria Federica de Marichalar Borbón cumple 19 años convertida en objetivo preferente de los medios de comunicación.

 La joven se deja ver en lugares de moda, en fiestas de juventud y en las plazas de toros.

 Gran aficionada a la tauromaquia se le relaciona desde hace más de un año con el torero Gonzalo Caballero. 

 El pasado fin de semana, la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar ha estado en San Sebastián con su grupo de amigos para asistir a la fiesta de largo de Luis y Amina Martínez de Irujo, hijos de Cayetano, el menor de los hermanos Alba.

 El 22 de junio ella celebró su fiesta, regalo de su abuelo don Juan Carlos.

 En ella se mostró como una joven alegre y divertida que no dudó en subirse al escenario junto al DJ que amenizaba la fiesta para bailar. 

La celebración estuvo a punto de frustrarse días antes por el disgusto que la infanta Elena tenía con su hija.

 Un vídeo, que se convirtió en viral, presentaba una imagen elocuente de Elena de Borbón y su hija

. En él pedía a su hija Victoria que se tapara el tirante del sujetador, a lo que ella respondió con un gesto airado.

 La escena destapaba la tensión entre madre e hija. Ocurrió en el Teatro Real de Madrid. Días antes, ambas discutían en el ascensor de un hotel de Sevilla.

 La Infanta reprochaba a Victoria haber llegado a las siete de la mañana a la vez que aseguraba estar “harta” de su comportamiento. 

Son situaciones comunes en muchas familias pero en el caso de Victoria Federica Marichalar y Borbón sorprenden ya que hasta ahora Vic, como se la conoce en familia, era una niña dulce y tímida.

Vic ha terminado el bachillerato y este curso va a estudiar en el CIS College for International Studies, la exclusiva universidad privada ubicada en la calle Velázquez de Madrid a la que también acuden Alba Díaz, hija de Manuel Díaz El Cordobés y Vicky Martín Berrocal, y Almudena Lapique, sobrina de la socialité Cari Lapique.
 Allí también va su hermano Felipe. El centro tiene fama de ser muy caro —cuesta 20.000 euros al año— y muy poco exigente con sus alumnos.
 Los dos hermanos han optado por Administración y Dirección de Empresas.
Vic es una joven deportista que ha heredado de su madre su pasión por la hípica y de su abuela Sofía su devoción por la música; toca el piano desde niña y dicen que muy bien.
 Al contrario que su hermano, ha sido muy buena estudiante hasta este último curso, cuando se ha relajado.
 El bachillerato lo ha hecho en el colegio St. George’s de La Moraleja. 
Sus padres también la enviaron dos años al extranjero (el Reino Unido) para mejorar su inglés.
 Ahora lo habla a la perfección, como el francés. Es una gran aficionada a la tauromaquia y resulta habitual verla acompañando a su abuelo don Juan Carlos en las plazas. 
También es una chica de su tiempo, atenta a las redes sociales.
 Su Instagram @vicmarbor (Victoria Maricharlar Borbón) es privado y solo ha realizado 135 publicaciones.
Doña Sofía, con su hija Elena y sus nietos Victoria y Felipe.
Doña Sofía, con su hija Elena y sus nietos Victoria y Felipe. Getty Images
De esta manera, Vic ha heredado el papel de rebelde que poseía su hermano Felipe, que durante dos años ocupó portadas por sus líos en las discotecas de moda, sus amigos inconvenientes y sus malas notas.
 Pipe, como le llaman en su familia, o Froilán, como se le conoce popularmente aunque a él no le gusta, disfrutó de una juventud rebelde que trajo de cabeza a sus padres y preocupó en el palacio de La Zarzuela al convertirse en objetivo preferente de los paparazis. Ahora las tornas han cambiado.
 Felipe tiene una nueva vida y su hermana Victoria es la rebelde. La relación del joven con Mar Torres parece que tiene mucho que ver.