Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI
Gabrielle d'Estrées y su hermana' (Anónimo). Ejemplo de erotismo de la Segunda Escuela de Fontainebleau, siglo XVI
'Startups'
Machismo y censura contra las emprendedoras que aplican la tecnología al sexo.
Algunas
activistas denuncian el doble rasero por el que se miden los proyectos
del segmento ‘sextech’, que mueve 30.000 millones de dólares, en función
de si están orientados a un público masculino o femenino.
Encantado de hablar de sexo contigo y practicamos cuando quieras”.
Tras escuchar esta respuesta a la presentación de su proyecto, Andrea
Oliver no se achantó.
Ni mucho menos. Puso en su sitio al inversor que
soltó esas palabras y continuó buscando financiación para lanzar Emjoy,
la app que mediante sesiones de audio mejora el bienestar sexual de las
mujeres, lo que la encuadra en el segmento sextech .
Conformado
por dispositivos y servicios que aplican la tecnología a la vida sexual,
este mercado mueve actualmente unos 30.000 millones dólares y crece a
un ritmo anual del 30%, según Tristan Pollock, socio de la aceleradora
500 startups.
“Sabía que tenía las cosas difíciles porque era una joven de 27 años intentando levantar capital en España para una compañía de sextech
orientada exclusivamente a mujeres y centrada en el mercado anglosajón,
pero seguí adelante porque mi idea estaba respaldada por estudios
científicos y sexólogos”, recuerda la emprendedora.
Después de ese episodio, las cosas mejoraron hasta recaudar lo
necesario para formar equipo y publicar la aplicación, disponible desde
el pasado julio. Ese mismo mes, la firma de capital riesgo Nauta
Capital, donde Andrea Oliver trabajó durante dos años, anunció una
inversión de un millón de euros en Emjoy.
¿Prueba superada? No del todo.
Aún quedaba derribar la barrera de la
censura. “Al día siguiente de hacer los primeros anuncios en Facebook,
nos cerraron la cuenta.
Directamente. Tuvimos que hablar con la red
social para explicarles que no hay nada pornográfico en nuestra app
porque nos centramos en el ámbito de la salud y la educación sexual es
una pieza fundamental del bienestar general, pero para hacer publicidad
sin problemas finalmente nos decantamos por mensajes más sutiles en
Facebook”, señala Oliver.
Activismo frente al doble rasero
¿Pero se trata por igual a las propuestas relacionadas con el
bienestar sexual masculino?
Algunas voces afirman que la censura en el
sector sextech es más permisiva cuando la publicidad se dirige a
hombres. Para demostrarlo, las compañías Dame y Unbound lanzaron
recientemente el juego approved, not approved , que reta al
usuario a adivinar qué anuncios fueron permitidos o rechazados en redes
sociales, revistas impresas o el metro de Nueva York.
“Con esta campaña
queremos que el público comprenda que las pautas publicitarias se
aplican de manera selectiva en las plataformas sociales, lo que limita
el acceso a las soluciones y a la educación sexual que ofrecen algunas
marcas”, comenta a EL PAÍS Retina Polly Rodriguez, CEO y cofundadora de
Unbound que junto a Lidia Bonilla creó en 2015 Women of Sex Tech, una
comunidad de la que forman parte más de cien emprendedoras con proyectos
tecnológicos sobre bienestar sexual.
Andrea Oliver, fundadora de Emjoy
Según Rodriguez, existe un patrón que tiende a considerar el placer
como parte de la salud sexual de los hombres, mientras que en el caso de
las mujeres el placer se separa de la salud sexual.
“Hay anuncios
relacionados con la disfunción eréctil o el agrandamiento del pene
porque se asocian con la salud, mientras que los lubricantes, los
vibradores y otros accesorios se catalogan como productos para el vicio y tienen prohibida la publicidad en Facebook, Instagram, Pinterest, Snapchat, Twitter, AdRoll y el metro”, apunta.
La experiencia de Patricia López, CEO y fundadora de Myhixel, rebate en
cierto modo ese doble rasero ligado al género.
El proyecto de esta
emprendedora sevillana de 35 años se centra en mejorar el bienestar
sexual masculino con una solución para controlar la eyaculación.
Para
ello, se combina un dispositivo masturbador que vibra y se autocalienta
hasta alcanzar entre 36,5ºC y 37ºC con un programa de ejercicios que se
realiza desde una app.
“Nos han baneado de Facebook, Instagram,
YouTube… Ni siquiera podemos publicitarnos en Tinder o en portales de
citas, por lo que al menos en nuestro caso no existe una mayor
permisividad por dirigirnos a hombres”, comenta López.
¿Cuál es entonces
la línea roja? Para la CEO de Myhixel, la censura en sextech
no tiene que ver con productos masculinos o femeninos, sino con la
presencia de un aparato físico o juguete sexual, aunque esté diseñado
para tratar disfunciones como la eyaculación precoz.
“Nuestro
masturbador se está certificando como dispositivo sanitario en la UE,
tenemos una metodología para el control eyaculatorio basada en estudios
científicos y colaboramos con el Instituto Sexológico Murciano, la
Universidad Miguel Hernández de Elche y el Hospital Virgen del Alcázar
de Lorca.
Creíamos que no tendríamos problemas, pero por ejemplo Apple no nos
publicó la app hasta que centramos la explicación en la terapia,
desvinculándola del dispositivo”, remarca López.
Cada vez son más frecuentes las ferias sobre sextech donde
se exponen sin problemas dispositivos tecnológicos para el bienestar
sexual. Pero hasta ahora la presentación de estos productos tecnológicos
estaba reservada a encuentros sobre juguetes sexuales o a ferias
tecnológicas. Este último caso también ha dado lugar a polémicas en
torno al género de los usuarios, como la ocurrida en la última edición
del popular CES de Las Vegas, el pasado enero, cuando el vibrador para
mujeres Osé se excluyó de la zona de exposición por no encajar en
ninguna categoría permitida, a pesar de que en la convocatoria inicial
de la feria obtuvo el premio a la innovación en “Robótica y drones”. Tras las quejas de Lora Haddock, fundadora y CEO del fabricante del
dispositivo, que recordó la presencia en CES de productos destinados al
público masculino como muñecas sexuales o porno en realidad virtual, los
organizadores del encuentro rectificaron el pasado mayo y devolvieron
el premio al dispositivo, aunque aún no se ha confirmado su presencia en
CES 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario