Aguacate relleno de zanahoria y huevo de codorniz.
Rellenar un aguacate es una gran idea, y más si lo haces con un tartar de zanahoria muy bien aliñado coronado con huevo de codorniz frito. ¿Es un platazo de verano o no?.
Clara Pérez Villalón
El aguacate es el comodín que todos deberíamos tener en la cocina
para los días tontos, y no solo porque sea el fruto de moda.
Aunque triunfa en Instagram casi más que la CocaCola, la realidad es que podemos hacer de todo con él, desde cortarlo y aliñarlo simplemente con un poco de sal y aceite de oliva -tal vez con un chorrete de zumo de limón- a preparar con él muchísimas salsas (pestos, cremas, sopas…), pasarlo por la plancha o incluso freírlo, y está condenadamente bueno si es de calidad y está en su punto de maduración.
Aunque triunfa en Instagram casi más que la CocaCola, la realidad es que podemos hacer de todo con él, desde cortarlo y aliñarlo simplemente con un poco de sal y aceite de oliva -tal vez con un chorrete de zumo de limón- a preparar con él muchísimas salsas (pestos, cremas, sopas…), pasarlo por la plancha o incluso freírlo, y está condenadamente bueno si es de calidad y está en su punto de maduración.
Hay muchos tipos de aguacates pero el hass es
probablemente el más resultón. Lo buenísimo es que en la Axarquía
Malagueña tenemos un microclima fantástico para su cultivo, de hecho mi
familia -y muchos amigos- lleva ya años pidiendo directamente a Saúl de Aguacates Cereto
y no dejamos de flipar con lo ricos que están.
Rellenar un aguacate,
con todas sus grasas saludables, es un acto maravilloso para resolver
cualquier comida en un periquete. Además de quedar bonitísimos para la
foto del día, el resultado es cremoso, untuoso, y ese copete le aporta
un contraste de sabor muy interesante.
Las posibilidades son infinitas; se me ocurre desde el
clásico atún con mayonesa hasta un pollo salteado, una cochinita pibil o
una ropa vieja.
Pero también llevo fuertemente enamorada de este tartar
de zanahoria una buena temporada, y ha resultado ser otra opción
perfecta para cubrir el aguacate en su plenitud.
Recomiendo terminarlo
con un huevo de codorniz frito, para que la yema explote y esas cosas
que la naturaleza nos regala.
Ingredientes
Para 2 personas
- 2 zanahorias
- 8 g de aceite de oliva
- 8 g de sésamo blanco
- 2 gotas de aceite de sésamo
- 1/2 diente de ajo picado
- 1 chalota
- 1 aguacate
- 2 cucharadas de mayonesa
- 1 cucharadita de mojo rojo
- 5 ml de vinagre de arroz
- 5 g de miel
- Pimienta negra molida
- 2 huevos de codorniz
- Una pizca de sal
- Llevar una sarten al fuego con el fuego bajito.
- Pelar la zanahoria y colocarla dentro de un papel de plata o de hornear formando un papillote, regada con aceite de oliva, sal y pimienta negra.
- Cubrir con una tapa que encaje para generar el mismo efecto que un horno.
- Asar la zanahoria en la papillote durante 15 minutos. Dejar que se atempere y picarla muy pequeñita una vez bien fría.
- Picar el ajo y la chalota muy pequeños y mezclarlos con la zanahoria.
- Mezclar la mayonesa con el mojo rojo, el vinagre de arroz, la miel y la pimienta negra y añadir tres cuartas partes de esta mezcla al tartar de zanahoria. Incorporar el aceite de sésamo y las semillas del mismo.
- Abrir el aguacate, quitar el hueso y pelarlo. Rellenar el aguacate con el tartar formando un buen copete. Terminar con más salsa por encima.
- En una sartén antiadherente con un poco de aceite de oliva freír los huevos de codorniz.
- Poner un poco de sal. Terminar el aguacate con el huevo de codorniz y, opcionalmente, unas hojas de cilantro.