Un astronauta del programa Apolo, un astronauta ministro y dos ingenieros con un papel clave en diversos programas espaciales debaten sobre los nuevos pasos de la humanidad en el cosmos en el evento 'Objetivo: la Luna'.
Nuño Domínguez
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El 7 de mayo de 1961, Walter Cunningham, estudiante de física de la Universidad de California en Los Ángeles, gritó: “¡Menudo hijo de puta con suerte!”.
Momentos antes había escuchado en la radio de su coche la cuenta atrás y el rugido del cohete que llevó al primer estadounidense al espacio, Alan Shepard.
En ese momento Cunningham, que había acumulado miles de horas de vuelo como piloto de la Marina de EE UU antes de retirarse de la carrera militar y ponerse a estudiar, decidió que quería ser astronauta.
“Dos años y medio más tarde compartía oficina con Shepard”, ha recordado hoy este astronauta que pilotó la Apolo 7, la misión que dio el primer paso de la humanidad hacia el suelo de la Luna, pisado por primera vez el 20 de julio de 1969, hace ahora 50 años.
Cunningham, de 87 años, ha sido uno de los protagonistas del evento "Objetivo: la Luna", organizado por EL PAÍS, Materia y Openmind con motivo del 50º aniversario del primer alunizaje, y que se ha celebrado esta tarde en la Fundación Giner de los Ríos de Madrid.
El debate ha sido moderado por la periodista Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Ciencia y Tecnología de EL PAÍS y directora de Materia.
El astronauta ha defendido que la exploración espacial persiga nuevas metas, pero ha lamentado que el espacio ya no tiene un papel tan protagonista en la sociedad como en los años 60 y 70.
"Llegamos a la Luna porque no teníamos miedo a lo desconocido y porque estábamos queríamos asumir los riesgos", ha dicho.
"Pasaron solo tres generaciones entre el primer vuelo tripulado [en torno a 1903] y la primera vez que un humano salió al espacio y orbitó la Tierra [Yuri Gagarin en 1961].
Sin embargo ya han pasado dos generaciones para las que los hitos de la exploración espacial son solo cosas que pueden leer en los libros de historia", ha explicado.
"Dentro de 500 años ningún evento habrá aguantado mejor el paso del tiempo que la llegada del hombre a la Luna", ha añadido para defender que la humanidad vuelva a aceptar los riesgos necesarios para perseguir nuevas metas en el espacio.
Cunningham ha explicado que en sus tiempos nadie se hacía astronauta por dinero.
“Cuando entré en la NASA ganaba 13.000 dólares al año y cuando me fui unos años después eran 25.000.
Solo como divertimento calculé lo que gané durante la Apolo 7; 660 dólares”, ha dicho.
"Ni siquiera teníamos seguro de vida", ha añadido entre risas.
"Yo tenía seis años cuando se llegó a la Luna y evidentemente todos queríamos estar ahí, pero era 1969, en España estábamos con Franco y cualquier niño que decía que quería ser astronauta se llevaba una colleja", ha recordado Pedro Duque.
Este madrileño de 56 años fue el primer astronauta de nacionalidad española que viajó al espacio y también es el primer astronauta ministro de España, pues ostenta la cartera de Ciencia desde julio de 2018. El 29 de octubre de 1998 despegó desde Cabo Cañaveral (EE UU) a bordo del transbordador Discovery y permaneció nueve días en el espacio como responsable de una treintena de experimentos científicos.
Ocho millones de españoles siguieron en directo su primera aventura espacial.
En 2003 volvió al espacio, a bordo de una nave rusa Soyuz, y pasó 10 días en la Estación Espacial Internacional, a unos 400 kilómetros de altura.
"Tuvimos el lujo de ser los controladores únicos de la misión Apolo 11", ha recordado José Manuel Grandela (Madrid, 1945) que tenía 23 años cuando le contrató la NASA como especialista en telecomunicaciones en la estación de seguimiento de Fresnedillas de la Oliva, en la Comunidad de Madrid.
Es autor del libro Fresnedillas y los hombres de la Luna, en el que relata la experiencia de vivir el primer alunizaje desde el centro español de la agencia espacial estadounidense, donde, entre otras cosas, se encargaba de controlar las constantes vitales de Neil Armstrong y Buzz Aldrin, los astronautas que pisaron la Luna por primera vez.
"Si a nosotros nos hubieran puesto unos sensores posiblemente hubiéramos superado las 158 pulsaciones cuando Armstrong pisó la Luna", ha explicado. "La sensación que teníamos era ser un grupo, una peña, una unidad, ellos arriba y nosotros padeciendo lo que ellos padecían o saboreando los momentos felices.
Después hemos sentido el no haber quedado un día y tomarnos unas copas, porque sabíamos cosas de ellos que ni siquiera ellos sabían", ha señalado.
“Europa y la NASA ya trabajan ya en ir juntos a la Luna”, ha dicho Santa Martínez, que lleva 12 años trabajando como ingeniera de procesado y archivo científico para misiones planetarias de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Posiblemente la primera europea en la Luna sea una mujer como ella. Actualmente Martínez es responsable de procesamiento científico de BepiColombo, la primera misión europea que explorará Mercurio.
Martínez conoce bien los retos de enviar misiones robóticas a la Luna tras participar en la misión SMART-1, lanzada en 2003 y que orbitó el satélite durante dos años para después estrellarse en el Lago de la Excelencia, en el hemisferio sur del satélite.
“No queremos volver a la Luna sin más, queremos quedarnos allí y seguir explorando más allá.
Tenemos un programa muy ambicioso de exploración espacial y ahora es tarea de los ministros aprobarla en la reunión de la ESA que hay en Sevilla en otoño”, ha dicho lanzándole un dardo a Duque.
"Yo intento traer a los ministros europeos la idea de saber en qué aventuras vamos a querer participar, porque hay que tomar una decisión consciente.
La colaboración con EE UU nos tiene que pillar con una financiación lo suficientemente alta como para que mujeres europeas, y también hombres, tengan acceso a las misiones tripuladas a la Luna", ha respondido Duque.
Otro dardo le llega al ministro en forma de pregunta del público: ¿lo dejaría todo para alistarse en una misión a Marte solo de ida?.
"Eso sería una absoluta tontería, si se te pierde un tornillo, dónde vas a encontrarlo en Marte?", ha respondido Duque.