Aprender a medir la tensión puede ser clave para prevenir la hipertensión, un problema que afecta a gran parte de la población española.
En torno a un 40% de la población española mayor de 18 años es hipertensa y un 37,4% de ellos está sin diagnosticar, según datos publicados en la Revista Española de Cardiología.
Es decir, más de cuatro millones de españoles desconocen sufrir este problema, aseguran desde la Fundación del Española del Corazón.
Las cifras van en aumento a medida que envejecemos, explica Raquel Campuzano, presidenta electa de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC):
"La hipertensión sigue una regla de edad, casi el 60% de las personas mayores de 60 años la padecen, y a los 70 se sitúa en torno al 70%".
Este problema tan común, indica Campuzano, "suele ser asintomático y las señales solo aparecen cuando ya aparecen las complicaciones".
Pero el hecho de que nuestro cuerpo no avise de que existe un problema no quiere decir que no pueda tener consecuencias:
"Una presión arterial elevada conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca", aseguran desde la Fundación Española del Corazón.
Para evitarlo, lo ideal es tomar la tensión al menos una vez al año y
para ello debemos conocer cuáles son los parámetros normales y cuándo
está por encima de lo que debería. "Se considera hipertensión cuando los
valores mantenidos están por encima de 140 diastólica [la que ejerce la
sangre sobre los vasos sanguíneos cuando el corazon se contrae y se
vacía] y 90 sistólica [la que ejerce la sangre cuando el corazón se
relaja y vuelve a llenarse]", aclara Campuzano, quien añade que los valores normales suelen estar en torno a 120/80.
Lo más habitual es que la hipertensión venga de la mano de unos malos hábitos de vida: el tabaquismo, la falta de ejercicio físico, el consumo de alcohol y una dieta desequilibrada. Para combatirla o retrasar su aparición la experta del SEC recomienda, principalmente, llevar una dieta mediterránea real. Es decir, "una dieta baja en sal, con vegetales, legumbres, aceite de oliva y evitando las grasas saturadas; realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, y no fumar ni beber".
Además, aconseja llevar una dieta reducida en sal, ya que el sodio es otro de los causantes de la hipertensión, y llevar a cabo "mediciones repetidas y bien hechas en el domicilio. Para hacerlas correctamente, debemos estar sentados y en reposo físico y mental. Después, debemos apoyar el brazo con la muñeca al nivel del corazón y realizar tres repeticiones de la medición. El resultado correcto es la media de las últimas dos".
Este problema tan común, indica Campuzano, "suele ser asintomático y las señales solo aparecen cuando ya aparecen las complicaciones".
Pero el hecho de que nuestro cuerpo no avise de que existe un problema
no quiere decir que no pueda tener consecuencias: "Una presión arterial
elevada conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un
sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca", aseguran desde la Fundación Española del Corazón.
Es decir, más de cuatro millones de españoles desconocen sufrir este problema, aseguran desde la Fundación del Española del Corazón.
Las cifras van en aumento a medida que envejecemos, explica Raquel Campuzano, presidenta electa de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC):
"La hipertensión sigue una regla de edad, casi el 60% de las personas mayores de 60 años la padecen, y a los 70 se sitúa en torno al 70%".
Este problema tan común, indica Campuzano, "suele ser asintomático y las señales solo aparecen cuando ya aparecen las complicaciones".
Pero el hecho de que nuestro cuerpo no avise de que existe un problema no quiere decir que no pueda tener consecuencias:
"Una presión arterial elevada conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca", aseguran desde la Fundación Española del Corazón.
Un zumo de tomate para bajar la tensión arterial
Un reciente estudio japonés, publicado en la revista Food Science & Nutrition,
ha concluído, después de analizaar la presión arterial de los más de
300 participantes durante un año, que aquellos que consumían de media un vaso de zumo de tomate al día tenían una mejor presión arterial que los que no tenían esta costumbre.
Lo más habitual es que la hipertensión venga de la mano de unos malos hábitos de vida: el tabaquismo, la falta de ejercicio físico, el consumo de alcohol y una dieta desequilibrada. Para combatirla o retrasar su aparición la experta del SEC recomienda, principalmente, llevar una dieta mediterránea real. Es decir, "una dieta baja en sal, con vegetales, legumbres, aceite de oliva y evitando las grasas saturadas; realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, y no fumar ni beber".
Además, aconseja llevar una dieta reducida en sal, ya que el sodio es otro de los causantes de la hipertensión, y llevar a cabo "mediciones repetidas y bien hechas en el domicilio. Para hacerlas correctamente, debemos estar sentados y en reposo físico y mental. Después, debemos apoyar el brazo con la muñeca al nivel del corazón y realizar tres repeticiones de la medición. El resultado correcto es la media de las últimas dos".
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