9 jun 2019
Brad Pitt retoma una estrecha relación con sus hijos
El actor, que desde finales del pasado año tiene la custodia compartida de los seis hijos que tuvo con Angelina Jolie, disfruta con ellos cocinando y viendo películas en su casa de Los Ángeles.
Brad Pitt está disfrutando de su vida como padre soltero.
A finales del año pasado, el actor recibió la custodia compartida de los seis hijos que comparte con Angelina Jolie, de quien se separó en 2016, y según revela ahora US Weekly, el protagonista de Seven se ha adaptado muy bien a pasar tiempo él solo con los niños, con quien se divierte realizando actividades cotidianas como “cocinar o ver películas”.
“Él los alienta a perseguir sus sueños”, aseguró una fuente al portal estadounidense.
Según la misma fuente, la estrella de Érase una vez… en Hollywood asiste a terapia y se siente “aliviado de que la crianza y educación de sus hijos vaya tan bien”.
“Agradece que toda la enemistad con Angelina haya quedado en el pasado.
Los niños son lo primero y es lo que más le importa: ser padre y compartir su vida con sus hijos”, agrega.
La pareja tuvo seis hijos: Maddox, de 17 años, Pax, de 15, Zahara, de 14 (todos adoptados por ella y que el actor también adoptó después), Shiloh, de 12 y los mellizos Vivienne y Knox, de 10 años (estos tres últimos, biológicos de ambos).
En las últimas semanas, los niños han pasado mucho tiempo en Nuevo México, donde la actriz está grabando en Alburquerque su próxima película, Those Who Wish Me Dead (Aquellos que desean que esté muerta), el nuevo thriller basado en la novela homónima de Michael Koryta.
Tras casi una década de noviazgo y dos años de matrimonio, Brad Pitt, de 55 años, y Angelina Jolie, de 44, anunciaron su separación en septiembre de 2016.
La pareja lleva más de dos años y medio tratando de llegar a un acuerdo de divorcio que se complica y alarga por dos cuestiones: la división de sus bienes y la custodia de sus seis hijos en común.
Aunque en abril de 2018 llegaron a un primer acuerdo sobre su divorcio, la cuestión se complicó el pasado julio, cuando un juez obligó a la actriz a que sus hijos mantuvieran una buena relación con su padre.
Jolie se había quejado de que él no pagaba la pensión, y exigía "el 50% de los gastos de los niños" y una compensación retroactiva. Finalmente, la pareja logró llegar a un inicio de acuerdo de custodia el pasado mes de diciembre.
Sin embargo, ahí no acaba todo, porque a la expareja aún les queda repartirse 450 millones de euros.
Además, desde el pasado abril la pareja ya se puede considerar soltera.
Según documentos judiciales obtenidos por la revista People, un juez decidió que su estado sea el llamado "bifurcation of marital status", es decir, una división del estado matrimonial que hace que, aunque no estén divorciados, se les considere solteros.
Algo que la actriz ya ha materializado al pedir específicamente a un tribunal recuperar su antiguo nombre y que este deje de tener el apellido Pitt, que se puso cuando se casó con el actor en agosto de 2014, para ser solamente Angelina Jolie.
Que viene Trump................................... Elvira Lindo
El presidente de Estados Unidos utiliza el odio contra la corrección política para animar a sus votantes a seguir siendo racistas y misógino.
No sé si cuando Trump viajaba la semana pasada a Londres había visto la serie, When They See Us,
en la que él aparece poco, pero significativamente.
Dicen que padece problemas de atención, así que no creo que aguantara los cuatro capítulos, pero a sus oídos llegaría el clamor del alboroto. When They See Uscuenta la historia real de cuatro chavales negros y uno hispano, todos rondando los 15 años, a los que se acusó de haber violado brutalmente en Central Park a una joven corredora una noche de abril de 1989.
Los interrogatorios a los que se sometió a los muchachos fueron tramposos con el fin de entregar cuanto antes a la opinión pública la cabeza de unos culpables.
Se eludió la prueba del ADN, que no coincidió con el de ninguno de ellos, y se editaron los vídeos de sus declaraciones para construir el relato del crimen.
La víctima, Trisha Meili, que estuvo varios días en coma, borró de su memoria la agresión y no pudo reconocer el rostro del violador.
Yusef, Raymond, Korey, Antron y Kevin fueron condenados por asalto, robo, violación e intento de asesinato.
A pesar de que se les ofreció algún acuerdo para rebajar sus penas o para que en su momento pudieran optar a la condicional, los cinco de Central Park defendieron tozudamente su inocencia, con un aplomo asombroso para tan tierna edad.
Pasaron la adolescencia y primera juventud en la cárcel. En 2002, un recluso, Matías Reyes, confesó ser el violador de Central Park. La investigación se revisó, se comprobó la coincidencia del ADN y los cinco muchachos fueron exonerados de toda culpa.
Pero sólo cuando Bill de Blasio asumió la alcaldía de Nueva York se compensó a los jóvenes con 41 millones de dólares, aunque nadie públicamente admitiera responsabilidad alguna.
No deja de sorprender que haya tenido que ser una serie de ficción la que haya hecho reaccionar a una sociedad que, en su momento, con aterradora unanimidad, condenó a los muchachos.
Donald Trump aparece en unas imágenes de entonces con su aire de galán hortera, célebre por sus discutidas operaciones inmobiliarias, símbolo de ese Nueva York de millonarios en una ciudad sacudida por la miseria, la droga y el crimen.
Declaró en varios programas que ya estaba bien de concederles ventajas a los negros.
A veces, confesaba con su verbo simplón, desearía ser negro para disfrutar de tantos privilegios.
Estas declaraciones fueron acompañadas de páginas enteras compradas en los principales periódicos de la ciudad exigiendo la pena de muerte y una mayor dureza en el trato policial.
Hoy en día, se lamentaba aquel Trump juvenil, las víctimas están desprotegidas y los asesinos campan a sus anchas.
Intuyo que la referencia insultante que dedicó al alcalde de Nueva York, camino de Inglaterra, al decir que Sadiq Khan, el regidor de Londres, era tan tonto como De Blasio, pero más bajo, algo tuvo que ver con el cabreo provocado por esta serie que trata de sacarle los colores.
Pero él jamás retrocede. No le importa ser racista, abusivo o misógino. Utiliza el odio contra la corrección política para animar a sus votantes a seguir siendo racistas y misóginos.
Una estrategia estudiada para arrebatar los servicios de salud pública a las mujeres pobres y a los niños, la legalidad a los inmigrantes y el trato de igualdad a los negros.
Todo responde a un plan.
Y viene a Europa, a lo que todavía es Europa, a recoger los frutos del mal que sembró hace tiempo.
Maldito aquel que lo sienta a su mesa.
Dicen que padece problemas de atención, así que no creo que aguantara los cuatro capítulos, pero a sus oídos llegaría el clamor del alboroto. When They See Uscuenta la historia real de cuatro chavales negros y uno hispano, todos rondando los 15 años, a los que se acusó de haber violado brutalmente en Central Park a una joven corredora una noche de abril de 1989.
Los interrogatorios a los que se sometió a los muchachos fueron tramposos con el fin de entregar cuanto antes a la opinión pública la cabeza de unos culpables.
Se eludió la prueba del ADN, que no coincidió con el de ninguno de ellos, y se editaron los vídeos de sus declaraciones para construir el relato del crimen.
La víctima, Trisha Meili, que estuvo varios días en coma, borró de su memoria la agresión y no pudo reconocer el rostro del violador.
Yusef, Raymond, Korey, Antron y Kevin fueron condenados por asalto, robo, violación e intento de asesinato.
A pesar de que se les ofreció algún acuerdo para rebajar sus penas o para que en su momento pudieran optar a la condicional, los cinco de Central Park defendieron tozudamente su inocencia, con un aplomo asombroso para tan tierna edad.
Pasaron la adolescencia y primera juventud en la cárcel. En 2002, un recluso, Matías Reyes, confesó ser el violador de Central Park. La investigación se revisó, se comprobó la coincidencia del ADN y los cinco muchachos fueron exonerados de toda culpa.
Pero sólo cuando Bill de Blasio asumió la alcaldía de Nueva York se compensó a los jóvenes con 41 millones de dólares, aunque nadie públicamente admitiera responsabilidad alguna.
No deja de sorprender que haya tenido que ser una serie de ficción la que haya hecho reaccionar a una sociedad que, en su momento, con aterradora unanimidad, condenó a los muchachos.
Donald Trump aparece en unas imágenes de entonces con su aire de galán hortera, célebre por sus discutidas operaciones inmobiliarias, símbolo de ese Nueva York de millonarios en una ciudad sacudida por la miseria, la droga y el crimen.
Declaró en varios programas que ya estaba bien de concederles ventajas a los negros.
A veces, confesaba con su verbo simplón, desearía ser negro para disfrutar de tantos privilegios.
Estas declaraciones fueron acompañadas de páginas enteras compradas en los principales periódicos de la ciudad exigiendo la pena de muerte y una mayor dureza en el trato policial.
Hoy en día, se lamentaba aquel Trump juvenil, las víctimas están desprotegidas y los asesinos campan a sus anchas.
Intuyo que la referencia insultante que dedicó al alcalde de Nueva York, camino de Inglaterra, al decir que Sadiq Khan, el regidor de Londres, era tan tonto como De Blasio, pero más bajo, algo tuvo que ver con el cabreo provocado por esta serie que trata de sacarle los colores.
Pero él jamás retrocede. No le importa ser racista, abusivo o misógino. Utiliza el odio contra la corrección política para animar a sus votantes a seguir siendo racistas y misóginos.
Una estrategia estudiada para arrebatar los servicios de salud pública a las mujeres pobres y a los niños, la legalidad a los inmigrantes y el trato de igualdad a los negros.
Todo responde a un plan.
Y viene a Europa, a lo que todavía es Europa, a recoger los frutos del mal que sembró hace tiempo.
Maldito aquel que lo sienta a su mesa.
Aquellas vacaciones de siempre
— Gente sofisticada y con una cuenta corriente desahogada.
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— Un novio despechado al que acaban de dejar plantado el día de su boda vuelve al lugar donde veraneaba de niño para intentar reconquistar a su amor platónico.
Lanzarote, yoga y surf en tierras volcánicas — Más allá de la omnipresente huella artística de César Manrique, Lanzarote es un paraíso volcánico que tardó en ser descubierto por el turismo de masas.
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