La jueza
del condado de Miami Dade que dirime su divorcio de Josep Santacana
acusa a la tenista de actuar de "mala fe" y de acudir a la Justicia "con
las manos sucias".
El proceso de divorcio de Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana
se complica enormemente para la tenista. La jueza que lleva el caso en
el tribunal número 11 del condado de Miami Dade ha redactado un
documento implacable para la deportista en el que acepta la versión de los hechos de Santacana
y emite duros alegados contra la tenista española. La jueza María
Espinosa Dennis es la autora de este escrito, que según la información
de El Confidencial, acusa a Arantxa Sánchez Vicario de actuar de "mala
fe" y de ir a los tribunales "con las manos sucias". La
primera novedad que desvela dicho documento se remonta al inicio del
conflicto y señala que en diciembre de 2017, Arantxa Sánchez Vicario
aprovechó que Santacana estaba ingresado en el hospital, a causa de un
problema no determinado, para abandonar el domicilio conyugal con los hijos de ambos
y marcharse a casa de su hermano Emilio que vive en Naples, localidad
del sudoeste de Florida. La deportista tomó esta decisión sin avisar a
su todavía marido, quién según establece la sentencia tuvo que presentar
con carácter de urgencia una solicitud para recoger a sus hijos y
también una "demanda simple de divorcio", todo ello con el fin de saber
dónde se encontraban sus hijos. Unos hechos que según el escrito,
Arantxa Sánchez Vicario reconoció ante el tribunal.
Este hecho también motiva que el tribunal de Miami se
sorprenda de que conociendo esta acción ella presente después demanda de
divorcio en Miami y que en ningún momento mencione que el matrimonio
tiene capitulaciones matrimoniales en España a las que da valor
jurídico.
"La esposa no ha mencionado las capitulaciones españolas en su
demanda de divorcio aquí y actúa de mala fe fundamentalmente como si ni
siquiera existieran y trata de obtener una distribución equitativa y
una medida de compensación general comunes a muchos procesos de
divorcio".
Aún resulta más contundente otra frase de la sentencia: "El tribunal
entiende que la esposa llega a la corte con las manos sucias". Unos
términos que hacen referencia directa a que presenta una demanda simple
de divorcio sin comunicar que entre la pareja existían acuerdos antes y
después de su matrimonio, y que pretende con esta acción reclamar un reparto equitativo contra los bienes privativos de Santacana
para "saldar sus propias infracciones tributarias". El escrito también
dice que "el tribunal no la encuentra un testigo creíble y su testimonio
entra en conflicto a veces con otras evidencias del caso". Por esto y
más considera que el testimonio de la tenista "no tiene gran valor (...)
porque ha sido contrario e inconsistente en ocasiones con las pruebas".
El
portero, que seguía el partido de su equipo desde las gradas, rompió a
llorar cuando su compañero Tiquinho Soares celebró su gol en la final de
Copa de Portugal mostrando una camiseta con el nombre del futbolista
español.
I
Iker Casillas no pudo contener las lágrimas este sábado en el partido de su equipo, el Oporto FC, contra el Sporting de Lisboa en la final de la Copa de Portugal. El portero español continúa recuperándose del infarto de miocardio que sufrió el pasado 1 de mayo y está también pendiente de la evolución de su esposa, Sara Carbonero, quien se sometió recientemente a una operación de un cáncer de ovario. A pesar de ello acudió, en una escapada relámpago a presenciar el
encuentro de su equipo desde las gradas y vestido con la equipación de
calle del Oporto FC. Allí fue donde le sorprendió el bonito homenaje de
parte de todos sus compañeros con el que no puedo evitar emocionarse en
estos momentos tan delicados por los que está pasando.
Ocurrió
justo cuando el brasileño Tiquinho Soares metió el gol que abrió el
marcador y sacó una camiseta del portero español, quien agradeció el
gesto con lágrimas en los ojos, como recogen los vídeos
que muchos aficionados publicaron en las redes sociales. Pese a que
finalmente fue el Sporting quien se proclamó este sábado campeón de la
Copa de Portugal al vencer en la tanda de penaltis al Oporto, el
homenaje a Casillas fue celebrado por toda la afición al completo, que
por unos instantes dejó a un lado la rivalidad y rompió en aplausos.
No hay duda de que Casillas no está pasando por su mejor momento. El pasado 1 de mayo el portero español dio un gran susto a todos tras sufrir un infarto del que fue operado con éxito
en el CUF Porto Hospital, donde fue ingresado de urgencia tras sentir
unas molestias durante el entrenamiento. Aunque como él mismo ha
explicado se recupera bien y está tranquilo, los médicos le han
desaconsejado colocarse de nuevo bajo los palos de la portería, por lo
que el futuro y el destino de Casillas está en el aire. Tres semanas después de su convalecencia, el guardameta celebraba su 38 cumpleaños con una sensación agridulce. “Esta vez, no ha sido un gran cumpleaños”, escribía en su cuenta de Instagram,
para después mostrar un ápice de alegría: "¡Tengo que estar feliz,
feliz porque desde hace 20 días uno sigue estando aquí con vosotros! Los
37 se fueron... ¡menos mal! Qué nos traerán los 38... por ahora,
verlos". Sin embargo, solo unos días después, el de Móstoles sufría otro
varapalo: su esposa, Sara Carbonero, de 35 años, era operada de un
cáncer de ovario. Era la propia periodista deportiva quien daba la noticia en sus redes sociales, donde explicaba que aunque tenía unos meses duros de lucha, se había pillado “muy a tiempo”. A excepción de esta visita exprés a Lisboa para seguir la final de su
equipo, Casillas no se ha separado en ningún momento del lado de
Carbonero, que continúa ingresada en el Hospital Ruber Internacional de
Madrid, donde recibe la visita constante de sus familiares y amigos. Tras el tsunami de emociones vivido en solo 20 días, la pareja debe planificar su vida. Casillas quiere seguir ligado al fútbol
pero el tratamiento de su esposa, que tiene a sus médicos en Madrid,
probablemente le lleve a decidir regresar a España. La pareja sigue
teniendo su casa en la urbanización madrileña de La Finca, en Pozuelo de
Alarcón, donde puede instalarse con sus hijos Martín y Lucas, de cinco y
dos años, respectivamente.
Ya puede estallar una guerra, que Mediaset va a lo suyo. Sus cadenas fueron las únicas que no montaron noches electorales el domingo, representando a esa España extraparlamentaria que solo vota en Gran Hermano
y ofreciendo un descanso para el forofismo de García Ferreras, la
neutralidad imperturbable de Ana Blanco o la opción centrista de Susanna
Griso. En Mediaset no salían Carmenas despidiéndose ni concejales de
Vox palmoteándose la espalda unos a otros. Hubo un momento en que,
mientras Telecinco le daba a sus Supervivientes con sus concursantes en pelotas,
Íker Jiménez hablaba en Cuatro de una isla del doctor Moreau de Liberia
llena de chimpancés infectados con las enfermedades más espantosas que
se conocen. Deseé que Vasile no estuviese viendo lo que yo, porque la
idea de un crossover de Supervivientes con la Monkey Island de Liberia es demasiado tentadora para dejarla pasar. Conforme avanzaba el escrutinio, la España de Mediaset y la España
que votaba empezaron a converger, y no solo porque los tertulianos
políticos iban engorilándose y pareciéndose cada vez más en sus
intervenciones a los comentaristas de Supervivientes o a los conspiranoicos de Cuarto milenio. La semejanza era más sutil y antropológica. Tertulianos y dirigentes contemplaban el escrutinio con la misma
perplejidad con que los simios se rascaban las pulgas o con que los
concursantes en pelotas de Telecinco respondían a Jordi González, cuya
seriedad también parecía aludir al reparto de concejales y no a las
cuitas paranoides de los protas de su programa. ¿Dónde estaba el relato
paranormal? ¿No eran mucho más inexplicables las victorias de Díaz Ayuso
o del PSOE en Castilla y León que cualquier contenido de Cuarto
Milenio? ¿No daban más miedo las lágrimas de Colau o que Revilla sea el
señor absoluto de Cantabria? ¿Qué España era más real, la de Mediaset o
la que votaba? Yo no tengo ni idea.
Desde siempre me ha interesado y gustado Carmena, porque es una mujer sabia con un amplio pasado de Izquierdas y porque trabajó para todos desde su puesto de jueza. Con amplia preparación y porque es una mujer con más de 70 años y es muy capaz en su trabajo desde la izquierda. Militó como muchos en el antiguo Partido comunista del que salió como muchos hicimos cuando Santiago Carrillo ya nos hartó. Fue testigo de la matanza de Atocha de la que se salvó porque no era su dia.
Y van esos totorotas y sale de su puesto por esa derecha imposible que nos invade y esos tontos que son imberbes en gobernar un pais justo.Y unos desalmados.
No lo siento por Madrid que sabrá a lo que se expone con Vox PP y el idiota de Ciudadanos.
Lo lamento porque nunca se reconoce lo justo. Lo demás serán mas "Chulos que un Ocho y organizarán una verbena de la Paloma o de la Gaviota derecha asquerosa.
Cuentan sus más estrechos colaboradores, una variopinta tropa entre mileniales y sesentones, que Manuela Carmena es testiga. Y que como la inmortal Chus Lampreave en la mítica escena de Mujeres al borde de un ataque de nervios,
no podría mentir aunque quisiera porque su religión se lo prohíbe.
Que a
la jefa se le nota todo a la legua, vamos. Y lo cierto es que a la
señora alcaldesa se le ha notado todo, todito, todo esta campaña.
La
mirada de abuela clueca con su delfín Íñigo Errejón en los
mítines.
La cara de “Ay, Señor, llévame pronto” que ponía en los debates
escuchando según qué salidas del tiesto de sus adversarios políticos.
Y
el rictus de yo no quería, pero me lo han pedido de rodillas y si hay
que presentarse, se presenta una.
Pero si algo se le transparentaba del
todo este domingo por la noche, en la hora de la verdad de las urnas,
era su ambivalente semblante entre la lógica desolación por los suyos
y, quizá, solo quizá, el alivio por ella misma.
Y es que en cuatro horas
había pasado, ay, de alcaldesa a abuela jubilada al solo conseguir con
Más Madrid 19 concejales.
Primorosamente vestida de medio luto de lunares en blanco y negro,
con un bolso tamaño capazo de playa colgado de la muñeca izquierda,
compareció Carmena ante los medios bien pasada la media noche rodeada de
todo su equipo. Rímeles corridos, caras descompuestas, ojos bajos,
rictus lívidos, había lágrimas contenidas en todos los ojos menos en los
suyos. A Errejón solo le faltaba soltar un puchero. Rita Maestre los
había soltado, seguro. Inés Sabanés, quizá por veterana en noches
aciagas, parecía de las más serenas. Nadie, sin embargo, tan entero como
la presunta ganadora, finalmente, derrotada. Ocurrió como ocurre siempre en las noches electorales. Las
expectativas iniciales de las encuestas van calentando o enfriando el
ambiente de los cuarteles generales de los partidos según va avanzando
el escrutinio y, o bien se instala entre el gallinero un guirigay de
verbena, o un silencio de velatorio. A veces, ambas cosas al tiempo. Y eso sucedió este domingo por la noche en el Espacio Harley, el local entre castizo e hipermoderno,
pegado a la plaza de Las Ventas donde Más Madrid convocó a los medios
para seguir el recuento. La noche empezó como empiezan las vísperas de
las grandes noches. Todos esperando a Carmena como quien espera a la
ganadora de la contienda. Luego, el ambiente empezó a espesarse, los
ánimos a nublarse y los cronistas a cambiar los titulares de sus
crónicas a destajo según iba cambiando el escenario, sillón municipal
arriba, sillón municipal abajo. Y pasó que la fiesta mutó en funeral en
media hora.
Para entonces, el rancho de batalla —vasitos de cocido madrileño,
obviamente, sándwiches de fuagrás, café de cápsulas y galletas de
supermercado, que Más Madrid anda tieso de fondos— languidecía en las
bandejas al tiempo que languidecían las esperanzas de los convocantes,
reunidos en cónclave en el piso de arriba mientras pensaban qué cara
poner ante las cámaras. Todos menos, quizá, Carmena. Ella, como es testiga y no miente, se limitó a poner cara de circunstancias. Había dejado dicho antes y durante la campaña que, si no era
alcaldesa, se jubilaba. Tiene 75 años. No está para tonterías. Y, o
gestiona Madrid, o se retira tan ricamente a sus aposentos a vivir la
vida de jubilosa jubilada que dejó aparcada hace cuatro años. Que su
antigua oposición está brindando con licor de Madroño es cosa segura,
pero también que hay quien se alegra de su vuelta a la rutina en su
entorno más cercano. Igual, pasado el duelo inicial, lo celebra hasta
ella misma. Por cierto, la corrida de este domingo en Las Ventas era de
rejones. Errejón tampoco salió por la puerta grande. Mira Luz me gusta leerte aunque no me guste lo que escribes y en este ártículo lo confirmas Marisabidilla de tod y maestra de nada.