Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 may 2019

La partícula de oro que devolvió la luz a ‘La Anunciación’ de Fra Angelico

El cuadro se expone en el Prado tras una restauración de más de un año que ha permitido rescatar sus colores originales.

'La Anunciación', de Fra Angelico, tras su restauración, este miércoles en el Prado.
'La Anunciación', de Fra Angelico, tras su restauración, este miércoles en el Prado.

 

Carmena ganaría las elecciones y podría gobernar con el PSOE

Madrid en Pie quedarían fuera del Ayuntamiento al no llegar al 5% de apoyos.

   

Manuela Carmena en una entrevista con EL PAÍS en 2018.
Manuela Carmena en una entrevista con EL PAÍS en 2018.
Manuela Carmena ganaría las próximas elecciones municipales del próximo 26 de mayo, con el 33,8% de apoyos, según la macroencuesta del CIS publicada este jueves.
 La izquierda sumaría y podría gobernar en el Ayuntamiento, con un 52,2% de votos.
 Las derechas se quedan por debajo de la mayoría necesaria, con un 43,8% de estimación de voto. 
Madrid en Pie no consigue llegar al umbral del 5% y se quedan fuera del Ayuntamiento.
 Vox sí lograría superar el mínimo necesario para tener representación, pero muy justo, con el 5,8% de votos (frente 0,6% de 2015) y entre dos y tres concejales.

Más Madrid, la plataforma con la que Carmena se presenta para revalidar su mandato, obtendría al menos un concejal más que en 2015, según la encuesta, que le otorga entre 21 y 23 representantes y el 33,8% de las papeletas, dos puntos más que en las municipales anteriores.
 El PP, que ahora tiene 20, caería a 13-15 concejales y perdería 11 puntos, de 34,85% a 23,8%.

En 2015, con Esperanza Aguirre al frente, fue el ganador de las elecciones, pero no logró sumar los apoyos necesarios para gobernar.

Ciudadanos gana casi tres puntos, de 11,41% en 2015 a 14,2% ahora, pero Begoña Villacís vería alejarse la posibilidad del sorpasso a PP.
 Ganaría algún concejal y pasaría de los siete que tiene a entre ocho y nueve.
Las encuestas del CIS se hicieron entre el 21 de marzo y el 23 de abril de 2019, antes de las elecciones generales, por lo que los resultados no reflejan cómo pueden influir los resultados de esos comicios en la intención de voto en las municipales.
 Las elecciones generales del pasado 28 de abril presentaron un panorama en el que el PSOE ganaba en la ciudad por primera vez desde 1986 y el PP perdía su hegemonía.
 El bloque de derecha (PP, Ciudadanos y Vox) superaba, sin embargo, al de la izquierda: 995.995 votos frente a 809.471, 186.524 más.

El PP sacó el peor resultado de su historia en la capital, con 389.046 votos, 307.758 menos que en 2016, cuanso obtuvo 696.804. El PSOE ganó 172.655 apoyos comprado con las elecciones anteriores y contó 502.602 votos, y Ciudadanos subió también en estos comicios, de 287.711 a 370.117, 82.406 más.

Rubalcaba, en estado de “extrema gravedad” tras sufrir el ictus, según el último parte médico

El exvicepresidente del Gobierno fue ingresado este miércoles en un hospital de Madrid en estado grave.

  • Alfredo Pérez Rubalcaba en una imagen de 2015.
    Alfredo Pérez Rubalcaba (Solares, Cantabria, 67 años), exvicepresidente del Gobierno y exsecretario general del PSOE, se encuentra en estado de extrema gravedad según el último parte médico del hospital Puerta del Hierro en Majadahonda (Madrid). 
    Horas antes se había informado de que el dirigente socialista había pasado la noche "tranquilo" y se le estaba aplicando el protocolo habitual tras un ictus, según fuentes cercanas a la familia.
    El que fue número dos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sufrió este miércoles un ictus y fue ingresado alrededor de las 19.15 en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) en estado grave. 
    Se encuentra en la UCI del centro hospitalario después de que se le practicara un cateterismo.
     Desde el centro médico se hizo público un comunicado por la noche en el que se explicaba que se le había aplicado "el protocolo diagnóstico y terapéutico habitual".
    El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, el expresidente Mariano Rajoy y la presidenta del Congreso, Ana Pastor hablaron anoche con la esposa de Rubalcaba, Pilar Goya, para interesarse por su estado de salud.
     Felipe VI también ha telefoneado a la esposa del exdirigente socialista para preguntar por su evolución y desearle una pronta recuperación. 
    Rubalcaba presentó en mayo de 2014 su renuncia como secretario general del PSOE después del mal resultado de los socialistas en las elecciones europeas y se reincorporó a su puesto de profesor en la facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense de Madrid. 
    En su despedida de la política Rubalcaba afirmó que para él no existía un puesto "más importante, relevante y gratificante" que el de diputado.

 

8 may 2019

La fotografía que no gustó a García Márquez pero acabó en la carátula de ‘Cien años de soledad’

El mexicano Rodrigo Moya revive una icónica sesión fotográfica que expone una de las facetas más íntimas del Nobel colombiano.

Hoja de contactos de la sesión fotográfica de García Márquez en 1966.
Hoja de contactos de la sesión fotográfica de García Márquez en 1966.

 

García Márquez llegó sobre las once de la mañana al apartamento de Moya en los edificios Condesa, en el centro de Ciudad de México. 
Estaba serio, la cámara lo ponía nervioso, cuenta Moya. "¿Cómo quieres la fotografía?", preguntó.
 El fotógrafo conoció a Gabo en casa de Alicia, su madre, una guapa inmigrante antioqueña que mató el hambre de García Márquez, así como de otros artistas y exiliados sudamericanos, a golpe de sobrebarriga, sopa de patacones y otras delicias de la gastronomía colombiana.
 "Hazme un retrato a tu manera", le contestó el escritor.
Moya sacó su cámara, una Mamiya de doble lente, y sin iluminación artificial empezó a disparar hasta agotar dos rollos de 12 imágenes cada uno tras una hora y media de trabajo. "Me costó mucho trabajo moverlo, se quedó sentado todo el tiempo", cuenta el fotógrafo entre risas.
 Gabo ya era reconocido, pero era austero.
 Traía el saco de pata de gallo que casi siempre usaba, prendía un cigarrillo y bebía un café tras otro, mientras platicaba con Guillermo Angulo, un amigo colombiano en común y el maestro que enseñó a Moya el arte de la fotografía. 
Angulo, de hecho, tomó la cámara y disparó en un par de ocasiones, pero como no sabía usar muy bien ese modelo, la cara de García Márquez salió cortada. 
Las imágenes no hubieran sobrevivido en la guillotina de las cámaras digitales, pero era otro mundo: sin el botón de borrar, ni pantalla para las previsualizaciones ni Photoshop.
Rodrigo Moya sostiene un negativo de García Márquez.
Rodrigo Moya sostiene un negativo de García Márquez.
Gabo tomó la hoja de contactos y empezó a elegir. 
Una foto en la que sale con los ojos cerrados mientras exhalaba el humo del tabaco quedó sentenciada para siempre con un "NO", en mayúsculas.
 "Hablaba poco, pero era preciso", dice Moya, mientras pasa el dedo índice sobre la impresión de plata sobre gelatina. 
Dos fotos fueron las preferidas de García Márquez y en las dos sale con una mirada icónica, casi cómplice, como la de un niño de 39 años que acababa de cometer una travesura. 
"Cuatro copias", apuntó con el bolígrafo.
 
La imagen de García Márquez elegida por Penguin
La imagen de García Márquez elegida por Penguin
La última palabra, sin embargo, era la del editor, el pintor hispanomexicano Vicente Rojo, que descartó todas las fotos. 
"Yo veía a Rojo como un enemigo de la fotografía", dice Moya, en un reclamo sin rencores. 
"Te cambiaba el encuadre, ponía pintura sobre las fotos, las ponía de cabeza, era una locura", recuerda el fotógrafo.
 Al final, Penguin eligió una de las imágenes, que había pasado desapercibida por Gabo, por Rojo y por Moya, para la carátula de la edición en inglés.
 "Nunca supe por qué, supongo que son cosas de editores, a la fecha esta foto no me gusta", reconoce Moya encogido de hombros. 
La garabateada hoja de contactos volverá a salir este 9 de mayo a la luz en un evento de la casa de subastas Morton en el que se espera que se paguen entre 5.000 y 8.000 dólares.
"El fotógrafo tiene que captar la esencia de una persona y para eso es imprescindible que el fotógrafo tenga carácter", explica Moya sobre su visión de la fotografía, que ha reflejado en decenas de ensayos y en un archivo fotográfico al que su esposa Susan y él han dedicado los últimos 21 años.
 En un mundo en el que los fotógrafos eran "entes de segunda categoría", el joven Moya de 23 años retaba a sus retratados, los miraba a los ojos y no dudaba en castigarlos con una mala foto. 
"Si detestaba al personaje buscaba joderlo un poco, no podía tomar una foto neutra que dejara de lado mis convicciones",
 resume sin empacho.
Moya, que nació en Colombia por un capricho del destino, ha marcado una época en la fotografía mexicana, pero rechaza la etiqueta de artista.
 Su mirada se curtió en una cruzada contra la indiferencia, desde el ángulo de un hombre de izquierdas, influido como el hijo de un reconocido fotógrafo y con la obsesión de un apasionado coleccionista de riquezas marinas.
 Por su lente pasaron los tripulantes del Granma; un encuentro inédito entre los acérrimos David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera; John F. Kennedy, Lázaro Cárdenas, Carlos Fuentes y María Félix; borrachos anónimos hundidos en una cantina, matones de ojos penetrantes y niñas que sueñan afuera de una juguetería.
 Miles y miles de historias, como la de su amigo: un novel escritor colombiano que se mordía los labios y sonreía tímidamente en vísperas de publicar su obra maestra.

El ojo morado de Gabo

Rodrigo Moya, en su casa en Cuernavaca.
Rodrigo Moya, en su casa en Cuernavaca.
Diez años después de la foto para Cien años de soledad, Gabriel García Márquez volvería a tocar la puerta de la casa de Rodrigo Moya. 
 Mario Vargas Llosa le había reventado el ojo izquierdo durante el estreno de Supervivientes de los Andes, la película de 1976,y quería que lo retrataran así.
 “Le dije: ‘Oye te dieron un chingadazo de poca madre’, solo así pude sacarle una sonrisa, estaba muy deprimido”, cuenta Moya.
Elena Poniatowska, relata el fotógrafo, salió de la premier a conseguirle un corte de carne para bajar la inflamación, pero no tuvo éxito. 
Ninguno de los dos premios Nobel involucrados quiso dar detalles sobre el pleito. Ni en ese momento ni más de 40 años después. “Meche, la esposa de Gabo, nos dijo que él se había acercado a abrazarlo, pero que Vargas Llosa había sido un celoso imbécil, pero no supimos más”, cuenta Moya. 
Ocho fotos sirvieron de testimonio y aún guardan el secreto.