Paolo di Paolo: "El declive siempre llega y debe ser amargo. Greta Garbo quiso ahorrárselo y yo quise imitarla".
Una
exposición en Roma recupera, con el patrocinio de Gucci, la obra del
fotógrafo que documentó las luces y sombras de la posguerra italiana
antes de hacer mutis por el foro de forma repentina.
"Siempre había querido ser profesor de Filosofía. Y la víspera de
graduarme me enamoré de una Leica III C expuesta en un escaparate. Así
comenzó esta aventura". El fotógrafo Paolo di Paolo (Larino, Italia,
1925) recuerda de esta forma el momento en que su vida cambió para
siempre. O, al menos, durante un par de décadas, las que dedicó al fotoperiodismo, y que ahora recupera una exposición. Paolo di Paolo. Mondo perduto se inauguró el 17 de abril y se puede ver hasta el 30 de junio en el museo MAXXI de Roma
con el patrocinio de Gucci, "una firma que ha tomado la sabia decisión
de diferenciarse del resto tomando el camino de la cultura", como apunta
el artista. La muestra recoge fotografías datadas entre 1954 y 1968 que
permiten reconstruir una época de la que "apenas queda el recuerdo",
reflexiona Di Paolo. "Era imposible sustraerse al tsunami histórico",
recuerda a propósito de unos años en que la cultura, el cine, el arte y
la moda vivieron un renacimiento que, en su opinión, poco tiene que ver
con La dolce vita. "La Roma de aquellos años no era la de las películas de Federico
Fellini", afirma. "Era más verdadera, más auténtica. Fellini la
interpretó a través de su lente, exaltando los aspectos que estimulaban
su fantasía. La dolce vita nunca ha existido. Lejos de la elegante y mundana Via Veneto había otra Roma que él no conocía".
Se refiere, por ejemplo, a la que él pudo conocer de mano de Pier
Paolo Pasolini, a quien acompañó en el viaje costero que dio lugar al
reportaje (y posterior libro) La larga carretera de arena
(traducido al español en la editorial Gallo Nero). "Era extremadamente
difícil tener una relación normal con Pasolini", recuerda. "Había algo
que nos impedía abrirnos. No puedo afirmar que entre nosotros hubiera
amistad verdadera, pero sí el deseo de ser amigos. Nos apreciábamos
mucho. La prueba es que un día me llamó para que le hiciera un
reportaje, el único que mostró cómo era su vida cotidiana. Fui uno de
los pocos que no asistió a sus funerales tras su trágica muerte. No
quise mezclarme con los numerosos amigos que acudieron en busca de unas
migajas de notoriedad". Di Paolo es casi tan legendario por sus retratos de celebridades o por
sus fotorreportajes como por su épica renuncia en 1968, cuando abandonó
la fotografía para siempre tras el cierre de Il Mondo y Tempo,
los dos semanarios con los que había colaborado. "Las revistas que
habían sobrevivido a aquella época de cambios se habían convertido a la
religión de las exclusivas escandalosas", explica. "Por otro lado, me
había impactado mucho la decisión de Greta Garbo de abandonar el cine
drásticamente, sin dar explicaciones, dejando que los periodistas
interpretaran su gesto de mil maneras. Nadie ha escrito que Garbo tomó
aquella decisión para no asistir a su declive. Fue una decisión lúcida,
consciente, honesta. El declive siempre llega y debe ser amargo. Greta
Garbo quiso ahorrárselo. Y yo, modestamente, quise imitarla".
Blake
Lively, Amal Clooney, Elsa Pataky o Victoria Beckham forman tándem con
algunos de los hombres considerados los más atractivos, según la revista
'People'.
Idris Elba fue nombrado el hombre más sexy del
mundo por la revista 'People' en 2018.
El pasado fin de semana se casó
con la modelo, actriz y ex reina de la belleza Sabrina Dhowre, con quien
se comprometió en febrero de 2018. La pareja celebró su enlace de tres
días en Marruecos.
El del actor Dwayne Johnson, también llamado La
Roca, es uno de los actores más famosos, más seguidos y mejor pagados
del mundo y en 2016 fue nombrado el hombre más sexy por ‘People’.
Tras
una década de matrimonio con su compañera de universidad, Dany Garcia,
con quien tuvo a su primera hija Simone, el intérprete de Fast &
Fuious comenzó una relación con Lauren Hashian, a quien considera su
esposa aunque se desconoce si han pasado por el altar.
Llevan juntos más
de diez años y tienen dos hijas, Jasmine hace casi cuatro años, y
Tiana, que acaba de cumplir un año.
En 2015 David Beckham fue nombrado el hombre
más sexy del mundo por 'People'. El futbolista se casó en 1999 con la ex
Spice Girl y ahora empresaria y diseñadora de moda, Victoria Beckham,
con quien tiene cuatro hijos.
Chris Hemsworth fue nombrado el hombre más sexy
del mundo en 2014. A los actores no les unió su profesión, sino que
ambos compartían a la misma profesora de dicción, que les ayudaba a
ambos con sus respectivos acentos.
Un año más tarde, en 2010, se dieron
el “sí, quiero” con una romántica boda en Indonesia, y ahora son padres
de tres hijos que crian y educan en una gran casa de campo en Australia.
El cantante y líder de la banda Maroon 5, Adam
Levi, fue nombrado el hombre más sexy del mundo en 2013.
Un año después
se casó con la modelo y ángel de Victoria's Secret, Behati Prinsloo. La
pareja tiene dos niñas.
Matt Damon fue el hombre más sexy del mundo en
2007. Para entonces ya se había enamorado de su esposa, Luciana Damon,
que conoció en un bar en Miami, donde rodaba la película ‘Pegado a ti’, y
con quien se casó en 2005. "Dicen que algo increíble te pasa cuando
conoces a la mujer del destino…, y así fue".
Juntos tienen tres hijas,
todas chicas: Isabella, Gia Zavala y Stella. Luciana, además, tiene otra
hija que tuvo estando soltera, Alexia.
George Clooney también fue nombrado con tal
honor dos veces por la revista estadounidense. En 1997 y en 2006.
El que
ha sido considerado como el soltero de oro de Hollywood se casó con la
abogada de derechos humanos Amal Clooney en 2014. Tres años después se
convirtieron en padres de mellizos.
En 2005, llegó al podio Matthew McConaughey. El
ganador de un Oscar por 'Dallas Buyers Club' (2013) ha asegurado en más
de una ocasión que lo suyo con su esposa, la brasileña Camila Alves,
fue “amor a primera vista” y que desde el momento que la conoció supo
que sería la mujer de su vida. No se esconden, pero tampoco se exponen
constantemente a los focos y actualmente forman otra de las parejas más
longevas de Hollywood: casi 13 años de noviazgo, seis como marido y
mujer y tres hijos en común.
10En
2005, llegó al podio Matthew McConaughey. El ganador de un Oscar por
'Dallas Buyers Club' (2013) ha asegurado en más de una ocasión que lo
suyo con su esposa, la brasileña Camila Alves, fue “amor a primera
vista” y que desde el momento que la conoció supo que sería la mujer de
su vida. No se esconden, pero tampoco se exponen constantemente a los
focos y actualmente forman otra de las parejas más longevas de
Hollywood: casi 13 años de noviazgo, seis como marido y mujer y tres
hijos en común.Cordonpress
En 2001, Pierce Brosnan fue designado el hombre
más sexy por la revista ‘People’. El mismo año que el actor de James
Bond se casaba con la periodista Keely Shayne en una bonita ceremonia en
Irlanda. Con Shaune, Brosnan recuperó el amor tras perder a su primera
novia debido a un cáncer. Casi 26 años después, siguen igual de
enamorados como el primer día. “Gracias por el amor, mi amor, de estos
últimos 25 años y de los que vendrán", escribió el intérprete en sus
redes sociales por su aniversario el pasado agosto. Brosnan de 65 años, y
Keely Shayne , de 54, tienen dos hijos juntos, Dylan, de 21 años, y
Paris, de 17.
Brad Pitt acaparó en dos ocasiones el título
del hombre más sexy del mundo según 'People'.
La primera fue en 1995
cuando lucía una de larga melena, barba desaliñada e intensa mirada; y
la segunda en 2000. Por la vida del actor han pasado, al menos, tres
mujeres que podrían ocupar ese mismo puesto en la categoría femenina:
primero Gwyneth paltrow; después Jennifer Aniston, de quien se divorció
para casarse con Angelina Jolie, de quien se separó hace tres años y con
quien comparte seis hijos.
El genio
renacentista murió el 2 de mayo de 1519, en Francia, entregado a una
forma de pintar que sus contemporáneos criticaron y que hoy pervive.
Visitantes del Museo de Louvre, en París, fotografían 'La Gioconda', en una imagen del año pasado.
PEDRO FIÚZAGETTY IMAGES
Quiere que su cuerpo sea llevado en procesión, que se digan por él
tres misas mayores y 30 menores, que se repartan 18 kilos de cera para
alumbrar con cirios las iglesias y que, para su funeral, haya 70 velones
que serán llevados por 70 pobres a los que se pagará a tal efecto. Las
últimas voluntades de Leonardo da Vinci -cuyo paso mortuorio hoy calificaríamos de performance propia de Santiago Sierra- se cumplen el dos de mayo de 1519, hoy se cumplen cinco siglos.
Muere a los 67 años, en la mansión francesa de Cloux (hoy Clous Lucé),
al servicio del rey Francisco I. Leonardo vive su momento más dulce al
borde de la muerte.
Por primera vez, y gracias al monarca francés de 21 años, trabaja sin
preocupaciones y se sirve de su ayudante Melzi para esquivar sus
dolencias y rematar tres obras (La Gioconda, San Juan Evangelista y Santa Ana con el Niño)
y producir festejos para el rey. Tres años de paz y gratitud en los que
digiere una vida truncada por la barbarie de las guerras y los
reproches de quienes no llegan a comprender sus retrasos. Leonardo lanza
la misma súplica, una y otra vez, a sus cuadernos: “Dime si alguna vez
se hizo algo”. Duda de todo lo que ha hecho, duda por el desprecio que
mina su confianza. Se plantea este dilema -crudo y cruel- ante lo
construido y lo abandonado. Si alguna vez se hizo algo fue por obsesión
(y resistencia).
“Esa obsesión está ahí, en Leonardo, y en mí. Es algo ajeno a ti. Es
un monstruo que se pega a la piel y está latente. Discuto con él cada
mañana y de manera acalorada. Es un matrimonio con mi otro yo, que me
irrita muchísimo”, cuenta el artista Juan Genovés
(Valencia, 1930) para explicar qué le ocurre a un pintor que es esclavo
de un tema. Asume que la pintura es un ser vivo, hecho de un material
ingobernable y que cuando entra en su estudio, dice, grita e imita
animales.
Un alma libre
“Cinco siglos no son nada. Le pasó a Leonardo, pero también lo
encontramos en los artistas primitivos de las cuevas de Lascaux. Eso no
es espontaneidad. Eso también es fruto de una obsesión”, cuenta Soledad Sevilla
(Valencia, 1944). Reconoce que está cómoda en la obsesión, hasta que
llega un momento en que le parece que el cuadro está resuelto y deja de
interesarle la pelea. “Es lo que me reconforta. Lo demás, lo que está
fuera del estudio, no tanto”, asegura. Para María Dávila (Málaga, 1990),
entre las imágenes procesadas y las pintadas, la obsesión es más “una
búsqueda de algo que no sé qué es, pero es muy personal”. Quizá ese sea el mayor reto del artista: asumir que la pintura no es
esclava del pintor, ni del mercado. “Cuando se busca una fórmula que
facilita las cosas, el arte se malogra en su alma, aunque guste
muchísimo. Por eso Leonardo es una rareza si lo comparas con Rafael o
Rubens. El arte debe ser así”, explica Antonio López (Tomelloso, 1936). El arte debe ser sin prisas, sin necesidad de acabar. Entregado a la
ejecución. Una pintura infinita. Ni acabada, ni abandonada.
Dilatar el tiempo eternamente y recrearse en la frontera que separa
el éxito del fracaso. Esto es lo que más llama la atención a Miquel Barceló
(Felanitx, 1957), que ha reconocido en alguna ocasión que admira a
Leonardo por su valentía, por los riesgos que asume en sus experimentos
y, a fin de cuentas, por el derecho que se da a fracasar. “El fracaso es
un derecho humano del artista”, asegura Barceló, que desconfía de la
buena marcha de la pintura. Prefiere el sufrimiento, porque las cosas
que empiezan bien, “acaban mal". Hernán Cortés
(Cádiz, 1953) es un retratista rápido, en dos años remata sus
cuadros... salvo el retrato de Gonzalo Santalucía de niño, con el que
estuvo más de dos décadas tratando de resolver ese cabello ensortijado. “Mucho tiempo después, estaba con otro retrato y me dio la clave. Veinte
años de tortura y lo resolví en dos días”, dice. Cortés cree que “los
buenos pintores son obsesivos”, aunque “la obsesión ante el cuadro
inacabado puede llevarte a una deformación monstruosa”.
Una criatura monstruosa
¿Es La Gioconda un monstruo? ¿Es lentitud o precisión? ¿Es
obsesión o repetición? Vasari dice que para pintar el retrato de la
esposa de Francesco del Giocondo trabajó cuarto años, “pero no lo
terminó”. El Louvre retrasó la fecha del cuadro hasta la defunción del
artista tras la aparición del paisaje de Mona Lisa del Museo del Prado. Tal y como demuestran los análisis del museo francés, las variaciones
que realiza a lo largo de ese tiempo fueron mínimas: levanta un poco los
ojos y retrasa el nacimiento del pelo. Sabe muy bien lo que busca y no
se desprende de ello en 16 años. Esta actitud enardece a sus más feroces detractores, como el Papa
León X, que observa cómo el artista empieza a estudiar los óleos para
elaborar el barniz, ante lo que el pontífice exclama: “Ay de mí, éste no
sirve para hacer nada, pues empieza a pensar en el final antes de dar
comienzo a la obra”. Un pintor cerca de la naturaleza es un pintor en
construcción. Un pintor contra el tiempo es un pintor de obra inacabada.
Un pintor detrás de la verdad es un pintor con problemas. Un pintor
incomprendido no es un pintor, es un problema.
Luis Gordillo
(Sevilla, 1934) apunta sobre Leonardo que su diversidad de intereses
hoy le llevarían al hambre. Pero lo cierto es que el pintor renacentista
fue toda su vida un migrante en busca de trabajo. “Mi obsesión es
patológica: si no pinto, me deprimo. Es un fármaco contra las angustias. El arte es otro yo, con si hubiera construido otro con el que tengo una
relación muy intensa, para bien y para mal”, explica Gordillo, que
cuenta una experiencia similar a la de Genovés. La pintora Vicky Uslé
(Santander, 1981) es una de las autoras de la nueva abstracción más
interesantes y reflexiona por escrito sobre esta obsesión en la que lo
importante no tiene fin: “Cómo salir de una conversación, sin perder la
fluidez, hacia el exterior de nuestro propio mundo y persona. Frustraciones conversan y susurran en una batalla de latidos donde
surgen los descubrimientos”. En su conversación se enriquece y nutre su
experiencia, ensimismada y desposeída, de lo inesperado. La deliberación
prorrogada que Leonardo mantuvo con La Gioconda nunca finalizó y sólo el tiempo parece haberla rematado.
El
festival anuncia la inclusión de la última película del ganador de la
Palma de Oro por 'Pulp Fiction' y del nuevo drama de Abdellatif Kechiche.
Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Al Pacino, en 'Érase una vez... en Hollywood'.
Érase una vez... en Hollywood, de Quentin Tarantino, competirá en el próximo festival de Cannes,
cuya 72ª edición arranca el próximo 14 de mayo. Esta mañana Thierry
Frémaux, delegado general del certamen, ha anunciado esta inclusión y
otras novedades de diversas secciones, como la inclusión también de otro
ganador de la Palma de Oro -Tarantino la obtuvo en 1994 con Pulp Fiction-, el francés Abdellatif Kechiche con Mektoub, My Love: Intermezzo, que ya triunfó en el festival con La vida de Adèle. En el comunicado, Frémaux asegura sobre Érase una vez... en Hollywood:
"Temimos que la película, que se estrena finales de julio, no estaría
lista, pero Quentin Tarantino, que no ha abandonado la sala de montaje
en cuatro meses, es un auténtico hijo de Cannes, fiel y puntual. Además,
junto a Tarantino visitarán el certamen Brad Pitt,Margot Robbie y Leonardo DiCaprio, sus protagonistas
Según su sinopsis, el protagonista del filme -que se desarrolla en
Los Ángeles en 1969-, Rick Dalton (DiCaprio), es un actor de series de
wésterns en televisión venido a menos. Su mejor amigo es su doble en las
secuencias de acción, Cliff Booth (Pitt). La pareja intenta abrirse
camino como puede en un Hollywood en el que Dalton ya no conoce a nadie,
por culpa de los vientos de cambio. Justo como el que sale de la casa
de al lado de Dalton, ocupada por una de esas nuevas estrellas, una
actriz llamada Sharon Tate, encarnada por Margot Robbie. También concursará Abdellatif Kechiche con Mektoub, My Love: Intermezzo,
de la que Frémaux asegura vio un premontaje hace una semana, y que al
proyectarse a final del certamen, "estará lista con una duración de
cuatro horas". En Sesión de Medianoche, el francoargentino Gaspar Noé presentará Lux Aeterna, un mediometraje de 50 minutos con Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg. Chicuarotes, segundo largometraje como director de Gael García Bernal,
se proyectará dentro de las Sesiones Especiales. El filme, según
Frémaux, "se adentra en la sociedad mexicana a través de la historia de
unos adolescentes y es una mirada tierna que continúa la tradición del
cine mexicano, película tras película, de rendir homenaje a un país
eterno". Por cierto, el francés define al cineasta mexicano como "devoto
de Cannes". También en Sesiones Especiales, estará, entre otras, La cordillera de los sueños, del veterano cineasta chileno Patricio Guzmán,
en la que filma "la inmensa columna vertebral reveladora de la historia
pasada y reciente de Chile", en referencia a la dictadura de Augusto
Pinochet, que llevó al exilio a Guzmán.