Los científicos están aún examinando los datos obtenidos para intentar dilucidar la causa exacta de la señal.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) ha anunciado que el módulo espacial InSight, que aterrizó en Marte el pasado mes de noviembre,
ha detectado indicios del primer "aparente" seísmo registrado en el
planeta rojo. La "débil señal sísmica" fue detectada por la Estructura
Interna de Experimentos Sísmicos de la sonda el pasado 6 de abril,
después de "128 días marcianos" en el planeta, informó la NASA en un
comunicado. "Este es el primer temblor registrado que aparenta proceder del
interior del planeta, frente a otros causados por fuerzas que se
encuentran sobre su superficie, como el viento", agrega la nota. Los
científicos están aún examinando los datos obtenidos para intentar
dilucidar "la causa exacta" de la señal.
El sismómetro instalado en el InSight fue colocado en la superficie
de Marte el pasado 19 de diciembre y desde entonces ha reconocido otros
tres temblores, aunque "más pequeños" y de "origen aún más ambiguo" que
el detectado el pasado 6 de abril. "Hasta ahora, habíamos estado
recopilando sonidos de fondo, pero esto supone oficialmente un primer
paso en un nuevo campo: la sismología marciana", celebró el investigador
principal del proyecto InSight, Bruce Banerdt, citado en el comunicado. Brandt comparó esta investigación con la realizada por los astronautas de las misiones Apolo,
que notificaron miles de seísmos en la Luna entre los años 1969 y 1977. El InSight se posó el 26 de noviembre en una zona plana de Marte
conocida como Elysium Planitia, un área considerada por los expertos
como relativamente segura para un aterrizaje sin incidentes. A diferencia de otras misiones de la NASA protagonizadas por robots
que se desplazaban sobre Marte, este módulo espacial lleva a cabo su
misión desde un punto fijo. El objetivo de este proyecto -que está
previsto que dure dos años- es estudiar específicamente el interior y la
composición del planeta rojo. Para llegar hasta "el corazón" de Marte, el InSight cuenta, entre
otros instrumentos, con un sismógrafo y una sonda que pueden medir la
actividad y la temperatura internas del planeta, respectivamente.
La poeta uruguaya recoge el Premio Cervantes con un homenaje a las influencias de su infancia.
Un final improvisado lo dijo todo. Ida Vitale (Montevideo, 1923) había finalizado su discurso.
Acalló los aplausos con un gesto. “Querría hacerme perdonar la audacia
de venir aquí, a este lugar, y meterme a hablar de Cervantes”. Solo
después descendió las escaleras del púlpito laico del Paraninfo de la
Universidad de Alcalá de Henares, donde esta mañana ha recibido el
Premio Cervantes 2018 de manos del rey Felipe VI. Había dicho lo que no
estaba escrito y quería decir, una de esas “cosas absurdas y
desacomodadas” que le salen del alma, como los besos que envió con la
mano al público al recoger el premio y al Rey tras escuchar su discurso. Incluso en un ceremonia protocolaria, ensayada ya en más de 40
ocasiones desde que se concedió por primera vez en 1976, afloró esa
naturaleza híbrida de la poeta uruguaya, tan dotada para la erudición
como para la espontaneidad. “Ahora seres benévolos y palpables movieron
las piezas de un superior ajedrez, situándolas en posición favorable y
acá estoy, agradecida, emocionada”, señaló ante un auditorio con escasa
presencia política, a excepción de la vicepresidenta Carmen Calvo y el
ministro de Cultura, José Guirao.
Confesó Vitale que, pese a su escepticismo, mantiene cierta confianza
infantil en las coincidencias. Estos días, mientras el discurso rondaba
por su cabeza, escuchó en dos ocasiones por casualidad Pompa y circunstancia,
de Elgar, cuya pertinencia hoy habría quedado fuera de duda. También
que al reordenar su biblioteca en Montevideo descubrió un apego a prueba
de mudanzas y exilios por el Quijote, cuyas ediciones repetidas la
acompañan aunque escasee el espacio. Un libro en el que ha depositado,
como un pensamiento mágico, la capacidad “de precipitar hacia mí la
buena voluntad del azar”.
.
El Quijote llegó a la vida de la niña Ida Vitale mediante las
baldosas de una pileta que reproducía molinos y jinetes y donde bebía
agua en el patio de su colegio . Ante académicos y demás popes de la
lengua, confesó que aún hoy prefiere la versión ilustrada que le
regalaron en la adolescencia a los ocho volúmenes de los Clásicos
Castellanos. Luego hizo lecturas tardías y parciales, a menudo con la
intención de encontrar “una aprovechable aplicación a un tema importante
en ese momento para mí, en busca de alguna iluminación necesaria o por
recordar con suma precisión la felicidad de mi primer encuentro con
aquellas páginas”.
Toda la admiración por el “maravilloso mundo cervantino” culminó, sin
embargo, en una disensión que da cuenta de la humildad de la poeta: “Con todo lo que las afirmaciones de don Quijote, prudente y aun sabio,
me reclaman de acatamiento, para terminar debo disculparle una
afirmación que como suya, podría ser aceptada sin más ‘que no hay poeta
que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo’. No
es mi caso, puedo asegurarlo”. Junto a la protocolaria loa al Quijote, la poeta se detuvo
especialmente sobre las influencias de su niñez, ya fuesen lecturas,
familiares o profesoras. En aquellos días de la infancia en los que
devoraba obras como Los tres mosqueteros le pidieron que leyera el poema Cima,
de Gabriela Mistral: “La hora de la tarde, / la que pone su sangre en
las montañas”. El ministro de Cultura, José Guirao, recordó esta mañana
esa piedra fundacional de su vocación: “No alcanza a entenderlo. Sin
embargo, ese supuesto ‘error pedagógico’ a su vez le impone un misterio. Se trata del misterio de la verdadera poesía que en su desciframiento
nunca queda del todo revelada al plantear otros misterios continuados”.
En su discurso, el Rey evocó algunas figuras esenciales en la carrera
de Ida Vitale como el escritor José Bergamín, su profesor en la
Facultad de Humanidades y Ciencias en Montevideo a finales de los
cuarenta; o Juan Ramón Jiménez, al que ella considera el mejor poeta de
España del siglo XX. “Lo que no podían sospechar los maestros
complementarios de Ida Vitale es que ella también se vería obligada a
trasterrarse décadas después con su marido, el poeta Enrique Fierro”, recordó el monarca, en alusión al exilio de una década que ambos pasaron
en México durante la dictadura en Uruguay. La biografía de Ida Vitale está repleta de varias vidas. En 2018
emprendió una nueva: decidió regresar al origen al tiempo que el mundo
de las letras se atropellaba en reconocimientos. Hizo las maletas en
Texas, donde había residido tres decenios con su marido, Enrique Fierro,
hasta que falleció, y se instaló en Montevideo mientras la distinguían
con el Premio Internacional de la Feria del Libro de Guadalajara y el
Cervantes. Y los premios son importantes. También para esa señora culta,
vitalista y bienhumorada llamada Ida Vitale. “Es elegante decir que los
premios no significan nada pero, caramba, ¡si todos sabemos que reina la
idea de que los premios 'hacen a los escritores!”, escribió en 2012 en
un artículo en Letras Libres. Hablaba entonces de Nicanor Parra
y recordaba que ella también había pertenecido a “una secta adicta,
participativa y detractora” que aguardaba por el Cervantes para el poeta
chileno. Un día Vitale y Parra estuvieron a punto de matarse en un coche.
Viajaban de Valparaíso a Santiago de Chile, acompañados también por
Enrique Fierro, en un Volkswagen conducido por el chileno por una
carretera de montaña que zigzagueaba entre abismos. “En una curva dimos
casi de narices con un camión detenido. Por un milagro no había quedado el auto bajo el trasero inmenso del
vehículo que ocupaba buena parte del estrecho camino”. Pero no ocurrió. En 2011 el antipoeta
ganó el Cervantes y, siete años después, lo hizo Vitale, la quinta
mujer en lograrlo, la única superviviente de aquel coche que serpenteaba
entre abismos chilenos. El milagro, el azar, la vida o lo que sea
decidió ignorar el verso con el que la uruguaya cierra su poema
Reconozco que se me caen las lágrimas: “El futuro no es tuyo”.
El Ministerio Público ya recurrió la decisión del juzgado de instrucción inicial de inhibirse en el caso de suicidio asistido.
La juez de violencia sobre la mujer número 5 de Madrid, Begoña López
Anguita, ha pedido a la Fiscalía de Madrid que se pronuncie sobre la
competencia para asumir el caso de la muerte de María José Carrasco,
enferma terminal de esclerosis múltiple, que se suicidó con la ayuda de su marido, Ángel Hernández, según han informado fuentes fiscales. El juzgado de instrucción donde recayó inicialmente el caso se inhibió
el pasado día 11 al entender que, según la doctrina del Tribunal
Supremo, cualquier acto violento hacia una mujer por parte de su pareja o
expareja debe ser considerado violencia machista, decisión que desató gran controversia.
El Ministerio Público presentó un recurso contra esta decisión de la
titular del juzgado de instrucción número 25, Ángeles Velasco García,
por lo que es previsible que mantenga la misma posición. En su recurso,
el fiscal se mostró en contra de que Hernández sea enjuiciado por un
juzgado de Violencia sobre la Mujer ya que sería "contradictorio" con
los fines del legislador y mandaría "un mensaje distorsionado a la
sociedad". La abogada de Hernández, Olatz Alberdi, explica que la
pregunta de la juez de violencia de género a la Fiscalía muestra que
tiene dudas sobre su competencia en el caso. Tras la inhibición de la jueza de instrucción, la fiscal delegada de Violencia de Género, Pilar Martín Nájera,
aseguró: “No compartimos ni la decisión ni los argumentos”. Se ha
hecho, dijo, “una valoración sesgada”, de las sentencias del Supremo. “Para que se juzgue como un caso de violencia de género debe haber un
contexto de discriminación y dominación del varón”.
Ángel Hernández accedió a la voluntad —inequívoca, pública y
reiterada— de ayudar a su mujer a morir el 3 de abril y grabó el final
en un vídeo, mientras él le suministraba un vaso con el pentobarbital
sódico que ella compró cuando podía aún valerse por sí misma. El hombre
pasó tres décadas cuidándola mientras la enfermedad iba despojándola de
autonomía. Ella quería morir. Lo dijo muchas veces y así lo confirmó
frente a la cámara, como pudo verse en las imágenes que Hernández hizo
públicas tras su muerte.
La decisión final sobre la competencia podría recaer sobre la
Audiencia Provincial de Madrid en el caso de que la magistrada Velasco
García se oponga al recurso interpuesto por la Fiscalía.