La actriz prepara un libro de memorias en el que desvela con desgarradora sinceridad los detalles más duros y conflictivos de su vida.
El brillo de Hollywood nubla cualquier
otra percepción sobre sus estrellas.
Se las ve desfilar en las alfombras
rojas, disfrutar de todos los privilegios que les permiten sus fortunas
y después, ellas mismas, se encargan a veces de mostrar su lado más
vulnerable, de confesar que de puertas adentro de sus mansiones se viven
dramas que sus admiradores difícilmente imaginarían.
Demi Moore, de 56 años, está inmersa en la escritura de sus memorias, de las que de momento solo se conoce su título en inglés Inside Out
y que saldrá a la venta el próximo 24 de septiembre. Pero personas que
han tenido acceso a parte de su contenido afirman que serán
desgarradoramente sinceras.
La protagonista de Ghost, Algunos hombres buenos o La letra escarlata
ha tenido una vida de altos y bajos que no todo el mundo conoce.
Entre
sus humildes comienzos en Nuevo México y el momento en el que se
convirtió en una actriz famosa ha habido una infancia y juventud marcada
por la ausencia de un padre al que nunca conoció, la inestabilidad que
generó en la familia un padrastro que les hacía moverse continuamente de
residencia hasta que se suicidó y una madre con un largo historial de
arrestos por conducir ebria. La misma Demi Moore tuvo problemas de salud
durante su adolescencia y finalmente abandonó la escuela secundaria
para dedicarse al espectáculo.
Todo esto y más creará el contenido de su próximo libro, que según la editora ejecutiva de Harper Magazine,
Jennifer Barth, va a sorprender y conmover.
La carrera de la actriz,
sus tres matrimonios con el músico Freddy Moore (de 1980 a 1985), y con
los actores Bruce Willis (1987 a 2000) y Ashton Kutcher (2005 a 2013)
no se quedarán fuera de esta disección de sus recuerdos.
Jennifer Barth
ha descrito el libro como “la historia de una mujer, una mujer que se
convierte en una actriz célebre que solo hace que su viaje de
vulnerabilidad, fuerza y autoaceptación tenga más repercusión”.
En la década de los ochenta Demi Moore, que es madre de tres hijas
Rumer de 30 años, Scout de 27 y Tallulah, de 25, tuvo que ingresar en
un centro para rehabilitarse de su adicción a las drogas y el alcohol.
La historia se repitió en 2012 tras llegar a colapsarse después de meses
de fiestas y trastornos alimentarios que provocaron una preocupante
pérdida de peso.
Tras esta segunda rehabilitación la actriz se abrió a
reconocer sus problemas y llegó a desnudarse anímicamente en algún
evento público para dar ejemplo de que se puede superar estas etapas
negras de la vida:
“Durante años estuve en espiral, en un camino de verdadera autodestrucción”,
dijo. “No importa los éxitos que haya tenido, simplemente nunca me he
sentido suficientemente buena, suficientemente bien”, afirmó la actriz.
Moore entró en crisis, un punto del que salió
con la ayuda de sus seres queridos y que marcó el momento de su
reconstrucción, como ella misma ha reconocido.
“Me dieron la oportunidad
de redirigir el curso de mi vida antes de que destruyera todo.
Claramente ellos vieron más de mí que yo misma.
Y estoy muy agradecida
porque sin esa oportunidad, sin su confianza en mí, hoy no estaría
aquí”, dijo en un acto público.
Actualmente la actriz ha cambiado sus
prioridades.
La belleza, incluidas operaciones de cirugía estética, ya
no es una de ellas.
Prefiere optar por un estilo de vida centrado en la
salud para ella y su familia.
Y esta es el centro de su vida y la sitúa
por encima de su carrera: “Mis relaciones son más importantes y lo que
hago ocupa un segundo lugar”, dijo en la última cumbre de Goop Health
mientras mantenía una charla con Gwyneth Paltrow y Arianna Huffington.
De todo esto hablará su biografía, que seguro desvelará mucho más de
esta actriz que no ha estrenado ninguna película desde 2015.Arianna Huffington, Gwyneth Paltrow y Demi Moore en el Goop Health Summit, en Nueva York este mes de marzo. Getty Image