Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

20 abr 2019

Demi Moore, adicciones, traumas infantiles y problemas con su imagen corporal

La actriz prepara un libro de memorias en el que desvela con desgarradora sinceridad los detalles más duros y conflictivos de su vida.

Demi Moore
Demi Moore el pasado mes de enero en el Festival de Sundance. Getty Images

 

El brillo de Hollywood nubla cualquier otra percepción sobre sus estrellas.
 Se las ve desfilar en las alfombras rojas, disfrutar de todos los privilegios que les permiten sus fortunas y después, ellas mismas, se encargan a veces de mostrar su lado más vulnerable, de confesar que de puertas adentro de sus mansiones se viven dramas que sus admiradores difícilmente imaginarían.
Demi Moore, de 56 años, está inmersa en la escritura de sus memorias, de las que de momento solo se conoce su título en inglés Inside Out y que saldrá a la venta el próximo 24 de septiembre. Pero personas que han tenido acceso a parte de su contenido afirman que serán desgarradoramente sinceras.
La protagonista de Ghost, Algunos hombres buenos o La letra escarlata ha tenido una vida de altos y bajos que no todo el mundo conoce.
 Entre sus humildes comienzos en Nuevo México y el momento en el que se convirtió en una actriz famosa ha habido una infancia y juventud marcada por la ausencia de un padre al que nunca conoció, la inestabilidad que generó en la familia un padrastro que les hacía moverse continuamente de residencia hasta que se suicidó y una madre con un largo historial de arrestos por conducir ebria. La misma Demi Moore tuvo problemas de salud durante su adolescencia y finalmente abandonó la escuela secundaria para dedicarse al espectáculo.

Todo esto y más creará el contenido de su próximo libro, que según la editora ejecutiva de Harper Magazine, Jennifer Barth, va a sorprender y conmover. 
La carrera de la actriz, sus tres matrimonios con el músico Freddy Moore (de 1980 a 1985), y con los actores Bruce Willis (1987 a 2000) y Ashton Kutcher (2005 a 2013) no se quedarán fuera de esta disección de sus recuerdos.
 Jennifer Barth ha descrito el libro como “la historia de una mujer, una mujer que se convierte en una actriz célebre que solo hace que su viaje de vulnerabilidad, fuerza y autoaceptación tenga más repercusión”.
En la década de los ochenta Demi Moore, que es madre de tres hijas Rumer de 30 años, Scout de 27 y Tallulah, de 25, tuvo que ingresar en un centro para rehabilitarse de su adicción a las drogas y el alcohol. 
La historia se repitió en 2012 tras llegar a colapsarse después de meses de fiestas y trastornos alimentarios que provocaron una preocupante pérdida de peso. 
Tras esta segunda rehabilitación la actriz se abrió a reconocer sus problemas y llegó a desnudarse anímicamente en algún evento público para dar ejemplo de que se puede superar estas etapas negras de la vida: 
“Durante años estuve en espiral, en un camino de verdadera autodestrucción”, dijo. “No importa los éxitos que haya tenido, simplemente nunca me he sentido suficientemente buena, suficientemente bien”, afirmó la actriz.

Moore entró en crisis, un punto del que salió con la ayuda de sus seres queridos y que marcó el momento de su reconstrucción, como ella misma ha reconocido.
 “Me dieron la oportunidad de redirigir el curso de mi vida antes de que destruyera todo. 
 Claramente ellos vieron más de mí que yo misma.
 Y estoy muy agradecida porque sin esa oportunidad, sin su confianza en mí, hoy no estaría aquí”, dijo en un acto público.
Actualmente la actriz ha cambiado sus prioridades. 
La belleza, incluidas operaciones de cirugía estética, ya no es una de ellas. 
Prefiere optar por un estilo de vida centrado en la salud para ella y su familia. 
Y esta es el centro de su vida y la sitúa por encima de su carrera: “Mis relaciones son más importantes y lo que hago ocupa un segundo lugar”, dijo en la última cumbre de Goop Health mientras mantenía una charla con Gwyneth Paltrow y Arianna Huffington.
De todo esto hablará su biografía, que seguro desvelará mucho más de esta actriz que no ha estrenado ninguna película desde 2015.

 Arianna Huffington, Gwyneth Paltrow y Demi Moore en el Goop Health Summit, en Nueva York este mes de marzo. Arianna Huffington, Gwyneth Paltrow y Demi Moore en el Goop Health Summit, en Nueva York este mes de marzo. Getty Image

La segunda vida de Melendi.............................

Las rastas y los excesos de antaño han dado paso a una etapa más serena en la vida del cantante. Padre de cuatro hijos, se casa en septiembre con la modelo Julia Nakamatsu.

Melendi, en un concierto en Madrid en octubre de 2018.
Melendi, en un concierto en Madrid en octubre de 2018. CORDON PRESS

 Hacerse un Melendi es una frase que pasará a la posteridad de la sabiduría popular, esa que nunca olvidará cómo un niñato con rastas borracho que se creía el rey del mundo hizo dar la vuelta a un avión repleto de pasajeros con destino México por su mal comportamiento. 

Esto fue en 2007 y, 12 años después, poco queda ya de aquel Melendi. 

Atrás quedaron las rastas, los piercings, las zapatillas anchas y esos temas cuya letra tocarte una teta sin que me veas o subiendo al cielo, bajando al moro —expresión coloquial utilizada para referirse a comprar marihuana— sonaba en todas las radios españolas. 

Ahora Ramón Melendi tiene 40 años, acaba de ser padre de su cuarto hijo y se prepara para pasar por el altar.

El cantante asturiano celebró el pasado febrero la llegada de Abril, su segunda hija en común con su actual pareja, la actriz y modelo argentina Julia Nakamatsu, con quien sale desde hace cinco años. 

Y tiene tres hijos más: Carlota, de 14 años fruto de su relación con Miriam Martínez; Marco, nacido de su noviazgo con la cantante Damaris Abab, La Dama; y Lola, la primera niña que tuvo con Nakamatsu hace tres años.

 Ha puesto a la venta su chalet de Villaviciosa de Odón (Madrid), se ha comprado un gran piso en el centro de la capital y el próximo septiembre se casará en una exclusiva finca de El Escorial. 

Sin embargo, no ha sido ni la paternidad ni su estabilidad emocional lo que han hecho que Melendi decidiera reconducir su vida, tanto personal como profesional, y dejara a un lado los excesos y las polémicas.
 “Los hijos no arreglan nada. Los quieres mucho y, si no eres un buen padre, lo único que hacen es añadir sufrimiento”, reconocía en una entrevista a este diario.

La venda se le cayó hace cinco años y su evolución física y el cambio de registro en sus canciones lo prueban.
 “Empecé a darme cuenta de que todo era mentira.
 Estaba en barrena, al límite de mis fuerzas. […] He tenido una vida de mierda porque he querido, pero igual no hubiera llegado hasta aquí sin llevar esa vida de mierda”, contó en dicha entrevista.
Que tenía adicciones era vox populi
Él nunca lo ha ocultado, e incluso no le ha importado hablar de ellas, pero fue el pasado noviembre en una conferencia ante más de dos mil jóvenes en Oviedo cuando reveló los motivos que le empujaron a decidir internarse en un centro de desintoxicación. 
“Al ver a mi madre y a mi padre sufrir decidí cortar por lo sano e internarme en una clínica de desintoxicación”, contó, y explicó: Con la fama y el dinero llegaron cosas difíciles de explicar si no las vives y que son producto de un profundo desengaño con el concepto de éxito social.
 Él lo sabe bien. Comenzó en la música por una borrachera, cuando a los 18 años con una resaca horrible en las fiestas de su pueblo casualmente pudo mostrar sus creaciones a un experto musical.
 A partir de ahí todo fue rodado. “Las borracheras han ido marcando mi camino”, bromeaba el pasado febrero en El Hormiguero.
 En esta nueva vida incluye su paso como jurado en varios talent shows de televisión, sentando cátedra y mostrando su lado más maduro y profesional en cada una de sus valoraciones, así como haberse estrenado en el doblaje de una película de animación, Cómo entrenar a tu dragón 3, donde además de dar voz al malo de la cinta es el autor de la banda sonora.
 Algunos tatuajes son el único rastro que queda de ese chico malo con rastas hoy reconvertido en poeta que sigue conquistando a los suyos dentro y fuera de España.
Ahora, casi 16 años después de su primer álbum Sin noticias de Holanda (2003), Melendi ha sabido resurgir de sus infiernos, sigue cosechando triunfos.
 Continúa con su fiel guitarra en mano y se mantiene en lo más alto de las listas de éxitos musicales del pop español con temas como Déjala que baile o Lo que nos merecemos.

Fórmula Alaska.................................... Boris Izaguirre

Las familias, reales o no, necesitan pequeños incendios para reactivarse.

Alaska en un concierto en Pontevedra, en 2017.
Alaska en un concierto en Pontevedra, en 2017. Redferns

 

Hace dos semanas contemplé Notre Dame. 
Venía de disfrutar al actor Jorge Calvo en el mítico teatro Antoine. Felices por su triunfo, decidimos cruzar París esa tarde de sábado. Y antes de las siete de la tarde pasé delante de la catedral y la miré, sin saber que sería la ultima vez.
 Ahora, aún lamentando el terrible incendio de Notre Dame, tenemos que seguir hacia delante. 
Transformar lo negativo en positivo. Lo importante es la reconstrucción y que como dijo el presidente Macron “va a quedar aún más hermosa”.
 Se cayó el techo pero se salvó la bóveda, porque ochocientos años es lo que tienen, fuerza, solidez. 
Y el nuevo tejado que construiremos en este siglo, tendrá todo lo que hemos ganado en tecnología y se entroncará con el pasado como solo puede hacerse en París.
Ante el debate de si la aguja derruida deba reconstruirse siguiendo la artesanía gótica o hacer una completamente moderna, en casa proponen que la nueva aguja sea totalmente siglo XXI y que, además, incorpore en su fascinante nueva estructura las marcas y logos de las empresas que van donando el dinero para su reconstrucción
 Así, desde todas partes de París veremos los símbolos de Louis Vuitton, Saint Laurent y Apple convertidos en nuevas señales de identidad.
Porque un ordenador, un bolso, un par de zapatos son elementos que contribuyen a cimentar nuevas identidades y religiones.
 Que es un poco lo que consiguió el concierto de Fangoria para celebrar sus treinta años aportando canciones que forman parte de las bandas sonoras de infinidad de personas.
 En el concierto, multitudinario, Alaska se convirtió en una líder de una fe que mezcla lo artificial con lo trascendente y la mezcla es un baile, una celebración al grito de Espectacular.
 Esa es la formula Alaska: vivir dentro de la burbuja de la felicidad y el placer de ver el tiempo pasar que te hace más fuerte.
 Y único. Disfruté el concierto en la desordenada grada de amigos, bailando junto a los señores De Piti y los señores De Fresh.
 La galerista Topacio Fresh se rompió el tacón de una de sus botas, casi un presagio de lo que sucedería después con Notre Dame.
El incendio de la catedral de Notre Dame, en París, el pasado lunes. 
El incendio de la catedral de Notre Dame, en París, el pasado lunes. AP
Ese equilibrio entre lo moderno y lo de siempre podría hacerse presente en el reencuentro entre la reina emérita y la actual. ¡Ya ha pasado un año desde aquel monárquico rifirrafe a las puertas de la Catedral de Palma de Mallorca!
 No hubo llamas pero sí chispas. Letizia ha estado muy inteligente vistiendo el modelo de aquella mañana en Palma en días recientes, como para despertarnos la curiosidad.
 Es periodista antes que Reina, sabe que una noticia siempre hay que refrescarla. Las familias, reales o no, necesitan pequeños incendios para reactivarse.
Así que el domingo en la misa de Pascua todas las integrantes femeninas de la Familia Real nos ofrecerán ese posado reposado que no pudo ser el año pasado. Nuestros reales asumen la fórmula de transformar lo negativo en positivo. Letizia se formó en el medio audiovisual y sobre todo en la televisión pública, donde vimos el primer debate de esta campaña electoral
Dijeron que fue bronco, yo lo vi bastante ecuánime pero sobre todo agradecí un debate en la televisión pública.
 Me hizo desear que hubiera uno cada semana. 
Debatir y desahogarse con esa frecuencia nos vendría muy bien a todos. Y no todos los temas tienen que ser políticos, sino incluso familiares como la tensa relación entre Eva González y Lourdes Montes.
 Esta semana podrían protagonizar otro reencuentro que nos mantiene en vilo y en el que pueden saltar chispas.
 Este tándem de cuñadísimas me resulta cada vez más diferentes y un pelín obligadas por la prensa y su entorno a no encontrar un punto de encuentro.
 Incluso Sevilla parece un territorio hostil con una Semana Santa que pone en evidencia las diferencias entre Eva y Lourdes.
 A mí me encantaría que Lourdes, un poquito más envarada y tradicional, se quede en Sevilla para todas las procesiones y que Eva, más moderna y democrática, se marche a disfrutar unas merecidas vacaciones en alguna cultura exótica y laica.
La protagonista de esta semana vuelve a ser Isabel Pantoja, que está en racha y posa para ¡HOLA! como la nueva millonaria superviviente que es antes de arrojarse al agua de la isla de Supervivientes
 Pantoja es como nuestra Notre Dame, hecha de piedra, madera y alquimia.
 Llevamos más de 40 años asumiéndola, descubriéndola y ahora, venerándola.

 

19 abr 2019

Señalados por tener ‘mala piel’: ¿una nueva forma de clasismo?

Mujeres que frenan su vida sexual por nódulos o quistes, empresas que no contratan a candidatos con psoriasis y adolescentes con trastornos de ansiedad a causa de un liviano acné.

piel

 

"La piel perfecta es el deseo más universal sobre el cuerpo", aseguraba el zoólogo y divulgador científico Desmond Morris en El mono desnudo (1967), uno de los ensayos más importantes sobre la evolución del comportamiento humano.
 Morris explicaba entonces que la importancia de "la buena piel" reside en su función, como una suerte de soporte publicitario sobre el que los seres humanos anuncian salud, bienestar y fertilidad.
 Hasta hace poco, las redes sociales de los guapos, ricos y famosos eran una sucesión de luminosos con este mensaje, interrumpida —eso sí— por el esperanzador despertar de un movimiento, con Justin Bieber, Kylie Jenner o Lorde en sus filas, que no se corta al mostrar a sus millones de seguidores granos, eccemas o sarpullidos. No son mayoría.
La membrana más superficial del organismo protege el interior, pero su aspecto trasciende a lo orgánico repercutiendo en el ámbito social de los individuos.
 Y si el clasismo es una actitud que discrimina por clases, el pielismo lo hace por el aspecto de la piel
Un ejemplo conocido es el de la percepción de la lepra, una enfermedad cutánea muy poco contagiosa, cuya asociación a lo vergonzante aparece ya en textos sagrados del judaísmo, el cristianismo y el hinduismo.
 Pero, a pesar de la antigüedad de las fuentes que constatan su existencia, estarán en un error quienes piensen que el ostracismo hacia estos enfermos desapareció con el paso del medievo a la Edad Moderna.
Monica Green, investigadora experta en historia de la salud de la Universidad de Arizona (EE UU), sostiene en Dermatology Times que las mayores acciones de rechazo social tuvieron lugar en occidente, ya bien entrado el siglo XX, con el confinamiento de miles de pacientes a las llamadas "islas de leprosos" en Grecia, Chile, Argentina, Filipinas o Hawái. 
Testimonios de los supervivientes relatan que no se les permitió despedirse de su familia ni mantener con ellos ningún tipo de contacto, ni tan siquiera postal.
 Casos de estigmatización y aislamiento que los expertos en salud pública temieron que se volviesen a repetir durante los primeros años del VIH, cuyo primer síntoma y elemento discriminatorio principal lo conformaban las lesiones del sarcoma de Kaposi, unas agresivas manchas negras que avanzaban imparables sobre todo el cuerpo.

Son dos apuntes de la historia reciente sobre cómo la enfermedad cutánea puede despertar actitudes miserables en la sociedad.
 Y los medios de comunicación, a veces, reman a favor.
 Un estudio de 2016 publicado en JAMA, con el título La cara del mal, constató que seis de los diez villanos más populares del cine en EE UU, entre otros, Freddy Krueger o Darth Vader, lidian con problemas dermatológicos como alopecia (el 30%); hiperpigmentación (30%); arrugas profundas en la cara (20%); múltiples cicatrices faciales (20%); verrugas (10%) o rhinophyma (10%), el enrojecimiento y espesor anómalos de la piel alrededor de la nariz.

¿Piel de ricos, piel de pobres? El organismo no siempre lo entiende

La ciencia determina para la piel sana unas pautas basadas en una alimentación equilibrada con predominio de frutas y verduras, así como pasos diarios de higiene facial, hidratación y fotoprotección, además de un canon de vida no sedentario con suficientes horas de sueño.
 Pero el organismo no siempre atiende a la meritocracia, y la biología y la genética establecen sus propias circunstancias.
La realidad es que ninguna de esas rutinas hacia la piel perfecta pueden evitar la aparición de granos, picores, rojeces o descamación
Y lo peor es que supone un peaje psicológico y social para quienes los padecen.
 Una ramificación más de la conocida como "dictadura del bienestar", que el profesor André Spicer, de la Cass Business School de la City University de Londres, y Carl Cederstörm, de la Universidad de Estocolmo, definían en su libro The Wellness Syndrome
"Se está imponiendo la idea de que una persona sana y feliz es moralmente una buena persona, mientras que quien no se cuida tiene fallas morales".
Quienes dan por hecho que un problema de piel esconde este comportamiento practican la discriminación. "Hasta el punto de que algo tan inofensivo como los granos puede causar una patología psiquiátrica tan importante como el trastorno dismórfico [síntomas ansioso-depresivos por percibir un presunto defecto físico propio de forma exagerada]", apunta Servando Marrón, dermatólogo e investigador principal del Grupo Aragonés de Investigación en Psicodermatología.

El negocio de las pieles blancas

Más allá de las condiciones clínicas, hay una tendencia dermatológica que apuntala el clasismo imperante en la obsesión por el cutis perfecto: que sea cuanto más blanco, mejor.
 El bleaching, cosmética destinada a aclarar la piel, es hoy un negocio multimillonario en todo el mundo, aunque en muchos países florezca en el mercado ilegal por los riesgos asociados al uso de componentes como la hidroquinona (puede producir irritaciones, eritemas...) o el mercurio, cuya toxicidad siempre ha estado en entredicho.
 En el continente americano, su auge en las comunidades afroamericanas, asiáticas y latinas se circunscribe a mujeres adolescentes, según sostiene un estudio de la Universidad de Southern Misisipi del Sur, en Estados Unidos, en el que se afirma que, a pesar de que la mayor parte de las usuarias conocen los peligros de aplicarse estos productos en casa, se sienten forzadas a utilizarlos por aceptación social.
 Los blanqueadores tienen también especial arraigo en Asia, donde la identificación de la piel blanca con la belleza ha llevado a que un 50% de las féminas de Taiwán, Hong Kong, Corea del Sur y Filipinas los usen con frecuencia, según alumbra otra investigación del Ateneo de Zamboanga (Filipinas).

La brecha socioeconómica también se plasma en la piel.
 Lo explica Servando Marrón: 
"Cualquier patología dermatológica se ve más afectada en entornos desfavorecidos. 
Además de con el acceso a determinados productos o tratamientos, tiene que ver con la alimentación y la posibilidad de llevar una vida tranquila". En algunas enfermedades se añade el problema de que parte de los productos necesarios, como limpiadores y emolientes, no los financia la Seguridad Social a pesar de la carga económica para el usuario, una antigua —y desoída— demanda de las asociaciones de pacientes. 

Comprar todo lo que hay no siempre es buena estrategia

La multiplicidad de productos que venden la idea de una "piel perfecta" aviva el debate del disease mongering, un término acuñado por la periodista Lynn Payer en The New York Times, en los años 90, para describir la mala praxis de algunos laboratorios al convertir condiciones no patológicas en enfermedades, para poner a la venta el remedio. 
Un estudio de la Universidad de Jena (Alemania) de 2016, publicado en Journal of the European Academy of Dermatology and Venerology, baraja esta hipótesis en torno al concepto de "piel frágil", una condición calificada por algunos laboratorios como "infradiagnosticada en consulta", pero de la que no hay suficiente evidencia.


Sin vida sexual por una dolencia ninguneada por la sanidad y el mercado


Son los golondrinos que martirizaban al coronel Aureliano Buendía en Cien años de soledad y que, al parecer, el propio Gabo padeció mientras escribía esta joya literaria.
 La hidradenitis supurativa es una enfermedad autoinmune crónica, también denominada "acné inverso", consistente en nódulos, quistes y abcesos que aparecen en zonas como axilas, senos o ingles y que, en algunos casos, causan dolor.
 Su aparición es incompatible, entre otras cosas, con el uso de un gran número de desodorantes, así como con sistemas de depilación habituales como cera o cuchilla.

Condenados al paro por culpa de un eczema atópico

Es uno de los problemas más comunes de las pieles infantiles, pero que a veces también persiste en adultos.
 Se trata de una enfermedad inflamatoria que causa picor incesante e irritación.
 Como apuntan desde la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), "en grados moderados y severos, la piel, además de picar, duele y tira de manera intensa e incesante.
 Es vivir incómodo dentro de tu propio envoltorio.
 La sensación de que todo el mundo te mira y juzga por las lesiones genera ansiedad.
 Muchos pacientes llegan a evitar interactuar con otras personas, lo que les condena a la soledad".
El eccema también puede provocar casos de exclusión laboral, como apuntan desde AADA: "Pasa mucho, sobre todo en trabajos de cara al público.
 Tenemos el caso de una persona que en el momento de tener unas lesiones más visibles en la cara no fue aceptada en el proceso de selección de un establecimiento hotelero. 
Y, al cabo de un tiempo, después de haber controlado los síntomas con medicación, dejó el currículo en la misma empresa sin comentar que anteriormente se había interesado por el puesto; la compañía no solo la seleccionó, sino que le ofreció una posición más alta".

Así las tratan los dermatólogos

Por José Luis Martínez-Amo Gámez, del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la AEDV
Psoriasis, dermatitis atópica y eccemas. Dependerá mucho de la extensión y afectación clínico-psicológica sobre el paciente. 
La hidratación con cremas emolientes resulta fundamental. La helioterapia cautelosa (tomar el sol con precaución) suele ser muy eficaz. Y la aplicación de corticoides tópicos es el tratamiento más contrastado y útil. 
Para casos más graves puede recurrirse a terapias inmunosupresoras y biológicas. El dermatólogo se convierte en la pieza clave para su control y diagnóstico.
Acné. El tratamiento dependerá del tipo y de la afectación psicológica y repercusión que tenga para el paciente.
 Los que más evidencia científica atesoran son los retinoides, tanto tópicos como orales, los anticonceptivos hormonales en la mujer y otros tratamientos queratolíticos (ácido retinoico tópico, salicílico, glicólico, pirúvico); seborreguladores (retinoides, peróxido de benzoilo); antiinflamatorios (peróxido de benzoilo, tetraciclinas, indometacina) y/o antibióticos (tetraciclinas, metronidazol, eritromicina).
 Para las cicatrices, nada como el láser CO2 fraccionado.
Rosácea. Para ese tipo de piel que se sonroja con facilidad, y sobre la que pueden aparecer venitas como un proceso evolutivo, el mejor tratamiento es la aplicación de láseres vasculares (láser vascular de colorante pulsado, luz pulsada intensa o Nd-YAG de pulso largo). Los tratamientos tópicos se usan como calmantes del malestar y para favorecer un aclaramiento parcial y poco duradero.
 El dermatólogo ha de asesorar al paciente en cada caso.