Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 abr 2019

Víctor Sandoval, tras pasar por quirófano:


Víctor Sandoval, tras pasar por quirófano: "Soy un monstruo"

Víctor Sandoval, tras pasar por quirófano: "Soy un monstruo"
INSTAGRAM

El colaborador de Telecinco acudió a Sálvame tras operarse la nariz y someterse a una operación de injerto de pelo.

Víctor Sandoval es uno de los nombres que ha pasado a formar parte del elenco de participantes de 'Sálvame Okupa', el mini reality de Telecinco formado por colaboradores de 'Sálvame' y que tiene lugar en la casa de Gran Hermano. 
Sandoval ha acudido después de pasar por quirófano para unos retoques estéticos de los que ya avisó en su cuenta de Instagram: "Soy un monstruo".

El colaborador de 52 años anunciaba a través de las redes sociales de que se había sometido a dos operaciones: un injerto de pelo y una operación para corregir el caballete de su nariz. Las intervenciones hacían que su cara estuviese inflamada y costase reconocerle, tal y como comentaba el propio Sandoval.
"¡Por fin tengo la nariz recta, sin caballete y con la punta más redondeada y levantada!", explicaba en una imagen subida a Instagram en la que comparaba su nariz antes y después de la intervención.

"¡No os asustéis al verme, tengo el efecto lógico del postoperatorio y soy un monstruo!", informaba a sus seguidores en Instagram, asegurando que tenía "la cara inflamadísima" y que apenas se le podían ver los ojos. 

La imagen de su nariz llegaba después de compartir otro post en el que aparecía tras pasar 12 horas de quirófano para someterse a un injerto de pelo. 

Sandoval, que se encuentra pasando graves problemas económicos, reconoció en Sálvame que la operación había sido posible gracias a Marta López, exconcursante de Gran Hermano. 

"Estaba colaborando con una clínica y me regaló el injerto de pelo. Me lo hicieron gratis pero cuesta 6.000 euros", explicó en el programa de Telecinco, asegurando lleva un año embargado y debe cuatro meses de alquiler.

 


Un juez ordena que 100 mayores de Alcorcón dejen sus pisos o los compren

 

El magistrado obliga a que la empresa municipal de la vivienda recupere las casas para poder pagar a los acreedores.

alcorcon plan permuta
Un grupo de afectados por la reversión del plan permuta de Alcorcón, ayer a la entrada del barrio del Ensanche Sur.
Más de un centenar de mayores del municipio madrileño de Alcorcón se enfrentan a quedarse en los próximos días sin los pisos en los que residen desde hace una década.
 Un juez de lo Mercantil ha obligado a revocar el contrato que tenían firmado con la empresa municipal de la vivienda (Emgiasa) por el que cedían sus casas en el centro de la localidad por otras más accesibles en el nuevo barrio del Ensanche Sur. 
El magistrado entiende que los pisos deben entrar en la masa del concurso de acreedores en que se encuentra Emgiasa y que lo recaudado con la venta debe destinarse a pagar a los acreedores. 
Los mayores aducen que no tienen dinero para comprarlas y que no pueden volver a sus antiguos pisos porque están destrozados o son inaccesibles para ellos.
El llamado Plan Permuta se puso en marcha a finales de la década pasada, cuando la Empresa de Gestión Inmobiliaria de Alcorcón (Emgiasa, 169.500 habitantes) expropió los terrenos del Ensanche Sur y levantó unas 7.000 viviendas, en su mayoría de protección oficial.
 La ley obliga a que parte de esos pisos se destinen a personas con problemas de movilidad reducida.
 Como en el municipio no había tantas peticiones, los responsables de la empresa municipal, entonces en manos del PSOE, idearon el llamado Plan Permuta. 
Las personas mayores de 70 años o con problemas de movilidad podían optar a estos pisos, que de otra manera iban a quedar vacíos. La permuta consistía en que los mayores cedían el usufructo de sus pisos, casi todos ellos en el centro del municipio y sin ascensor, al Ayuntamiento.
 Este crearía con ellos una bolsa de alquiler para jóvenes de hasta 30 años. 
A cambio, los cedentes conseguían el derecho de uso y disfrute de pisos nuevos en el nuevo barrio de Alcorcón.
Al Plan Permuta se presentaron 93 familias de mayores, que consiguieron las respectivas viviendas sin ningún problema. 
De hecho, aún sobraron. 
Tan solo se realizó un sorteo para evitar problemas a la hora de adjudicarlas a sus nuevos moradores.

La situación boyante que vivió Emgiasa, con perspectivas de conseguir importantes plusvalías con las ventas de las viviendas del ensanche, se frustraron en pocos años con la llegada de la crisis económica.
 Los moradores de los pisos sociales se enfrentaron a graves problemas para pagar sus hipotecas.
 La empresa se hizo cargo de sus letras, con lo cual fue aumentando su pasivo.
 A ello se unió que Emgiasa comenzó a construir aparcamientos y centros culturales.
 Además, acometió la mayor infraestructura de la localidad, el Centro de Creación de las Artes de Alcorcón (Creaa), con un presupuesto de unos 140 millones de euros. 
También hubo sentencias que obligaban a pagar 52 millones de euros a los dueños de los terrenos expropiados.
La situación de la empresa municipal fue tan grave que alcanzó un pasivo de 333 millones de euros, según recuerda la portavoz del PP y segunda teniente de alcalde de Alcorcón, Susana Mozo.
 Los populares convocaron un concurso voluntario de acreedores en mayo de 2012.
 Desde entonces, Emgiasa está dirigida por los administradores concursales nombrados por el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid.
Su actual titular, el magistrado Francisco Javier Vaquer Martín, firmó el pasado 26 de marzo un auto por el que obligaba a los mayores del Plan Permuta a dejar esas viviendas o a comprarlas. 
El escrito judicial, al que ha tenido acceso EL PAÍS, explica que los contratos con los 93 beneficiarios están causando un “daño para la masa del resto de acreedores”.
 “Es constante y debe ponerse fin al mismo”, añade el auto. 
 Este da un plazo máximo de dos meses para resolver de mutuo acuerdo o ante los tribunales los contratos firmados hace una década. 
En caso contrario, los administradores concursales de Emgiasa deberán iniciar “tantas demandas como viviendas y contratos en vigor existan”.

alcorcon plan permuta
Un grupo de afectados por la reversión del plan permuta de Alcorcón, ayer a la entrada del barrio del Ensanche Sur.

Emgiasa ha empezado a notificar por carta a los mayores la situación en la que se encuentran. 
Algunos de ellos desconocen el alcance exacto de esta acción, ya que sus hijos se lo ha dulcificado para evitarles preocupaciones.
 El resto vive con preocupación el futuro incierto que les espera.
 Es el caso de Ana y Matías, de 80 y 82 años, que vivían en un tercer piso sin ascensor de la calle de Guadalajara. 
“Ya antes no podía ni subir, con que ahora, con los años que tengo me resultaría imposible. Y ya es inimaginable subir con el carro de la compra”, reconoce con preocupación la mujer.

En idéntica situación se encuentra Luis Castillo, de 80 años, que vivía justo enfrente de la estación de Renfe de Alcorcón, en un tercer piso. 
“Nos han dado una carta que está redactada como si todos fuéramos licenciados en Derecho.
 Y encima solo nos dejan dos meses para decidir. No hay derecho a ello porque cuando nos dieron los pisos todos cumplíamos las condiciones”, añade Luis.
 María Teresa García, de 83 años, y su marido Cristóbal Ríos, de 74, residían en la calle Mayor.
 Les dieron la vivienda porque Cristóbal fue intervenido y le pusieron una prótesis de cadera. “Al saber la noticia, estamos indignados. Nos ha sentado fatal.
 Yo no me puedo permitir pagar el piso nuevo, porque además el Ayuntamiento puede alquilar el nuestro”, se queja.
 Los afectados calculan que adquirir sus viviendas les podría suponer un desembolso de unos 145.000 euros, a los que no pueden hacer frente.
Los afectados cargan contra el alcalde de Alcorcón, David Pérez (PP), a quien acusan de no haber sabido actuar en su defensa y de no darles soluciones a sus problemas. 
De hecho, el regidor fue reprobado por séptima vez en este mandato en el pleno municipal del pasado miércoles.

 

 

Mueren tres de los mejores alpinistas del momento sepultados por un alud en las Rocosas de Canadá

Las autoridades dan por fallecidos a los austríacos David Lama, Hansjörg Auer y el estadounidense Jess Roskelly.

 
alpinistas muertos
David Lama, uno de los fallecidos, en el festival Mendi Film de Bilbao, el pasado mes de diciembre.
No se han recuperado los cuerpos de los alpinistas austriacos David Lama y Hansjörg Auer y del norteamericano Jess Roskelley, pero el padre de este último, John Roskelley, sabe que la pérdida es irremediable: 
“Sé que mi hijo no volverá. Emprendió una escalada en una montaña en la que si las condiciones no son perfectas, se convierte en una pesadilla”, explicó el pasado miércoles en The Spokesman Review, horas después de alertar a los servicios de socorro que operan en Icefields Parkway, en Alberta (Canadá). 
Su hijo prometió llamarle el martes, pero no llegó a hacerlo. 
El trío perseguía una vía en el Howse Peak, un lugar especialmente sensible al riesgo de aludes.
 Un helicóptero de los servicios de rescate alcanzó a divisar tres aludes y en uno de ellos, restos de material de escalada y un cuerpo semienterrado.
 Ahora esperan a que disminuya el riesgo de avalanchas para buscar los restos sin vida de los tres alpinistas de élite,verdadera punta de lanza del alpinismo de vanguardia.

John Roskelley, el padre de Jess, es uno de los alpinistas norteamericanos de leyenda de los años setenta y ochenta del pasado siglo, autor, entre otras grandes ascensiones, de una impresionante escalada en la cara noroeste del Nanda Devi así como de la primera ascensión de la Gran Torre del Trango, en Pakistán. 
Su hijo recogió el testigo para convertirse igualmente en un enorme alpinista poco después de que ambos escalasen de la mano el Everest en 2003.
 Jess fue entonces la persona más joven en alcanzar el techo del mundo.
 A sus 36 años formaba parte del equipo de atletas de The North Face, precisamente el mismo equipo de Lama y Auer.
 Jess creció convencido de que no sería alpinista: había visto sufrir a sus padres por el compromiso de su progenitor con las montañas, y el equilibrio de una vida familiar ligada a las montañas le parecía utópico. 
Pero pronto entendió la pasión de su padre y se lanzó tras sus huellas.
Hansjörg Auer, de visita en Bilbao hace tres años para explicar su pasión por la escalada sin cuerda, miraba de noche unos callos servidos en su plato.
 Le daba miedo probarlos, una ironía para un tipo que escaló sin cuerda la terrible vía dolomítica Attraverso il pesce poco después de prometer a su hermano que no volvería a escalar sin cuerda. 
Auer era un superdotado, capaz de escalar picos vírgenes de 7.000 metros, resolver vías de mixto extremo, alcanzar el noveno grado en escalada deportiva o volar en parapente de una montaña a otra para enlazar ascensiones en solo integral.
 Los hermanos alaveses Iker y Eneko Pou, del mismo equipo, lo recuerdan así: 
“Sobre todo hemos perdido a un gran amigo con el que compartimos dos expediciones. 
Era, junto a David Lama, uno de los mejores alpinistas que hemos conocido en nuestra carrera”.
Austriaco como Auer, pero de padre nepalés, Lama firmó en 2012 un hito en la historia de la escalada: logro escalar en libre la ruta del Compresor al Cerro Torre, en la Patagonia argentina. Recientemente, había ofrecido un vídeo que recogía sus grandes ascensiones de 2018, entre ellas la cima en solitario del Lunag Ri, en la frontera entre Tibet y Nepal. 
Tanto él como Auer eran la punta de lanza de un alpinismo profundamente ético que no desdeñaba el entrenamiento científico y riguroso: ser más rápidos, más ligeros, más eficaces para sobrevolar las montañas sin verse expuestos a ese tipo de peligros que finalmente ha cazado sus vidas.
 

 

Los ogros siguen libres................................. Carlos Boyero..

Está correctamente narrada pero la veo en estado tibio, ese argumento tan terrible no me otorga ni frío ni calor.

El tema de Gracias a Dios es sórdido y sobre él imperó durante demasiado tiempo la ley del silencio, pero sospecho que se remonta a los orígenes de la humanidad.
 Habla de casos reales que ocurrieron en la ciudad de Lyon. De un cura que abusó sexualmente de decenas de niños.
 O sea, que no solo se cebó con sus cuerpos, sino que jodió su cabeza y su espíritu a perpetuidad. 
Desde hace unos años el asqueroso argumento está de actualidad, pero hasta los habitantes del limbo saben que ha ocurrido siempre. Es la historia del fuerte acorralando al débil, de las impunes violaciones que ejerce el poder sobre los indefensos.
 Porque quiere, porque puede, porque le dejan.
Hace cuatro años el cine norteamericano (creo que ahora hay que denominarlo estadounidense), que cuando está en forma es inmejorable, realizó una película extraordinaria titulada Spotlight sobre la larga y escalofriante investigación que hizo el periódico The Boston Globe acerca de violaciones de críos por parte de sacerdotes que presuntamente debían de educarlos y tutelarlos. 
La tarea fue ardua. Los reporteros se enfrentaban no solo al inmenso poder de la Iglesia que silenció esos crímenes haciendo rotar por otras parroquias a los asesinos de la inocencia para que encontraran nuevas víctimas, sino también al poder político, económico y social de las élites de Boston. 
Esa tragedia y su complejidad estaban admirablemente descritas por Thomas McCarthy, guionista y director, y modélicamente interpretadas por actores que no fallan nunca: Mark Ruffalo, Stanley Tucci, Rachel McAdams, Michael Keaton, Liev Schreiber, gente así.
 La he revisado seis o siete veces y siempre me deja turbado. 

GRACIAS A DIOS

Dirección: François Ozon
Intérpretes: Melvil Poupaud, Denis Menochet, Swann Arlaud.
Género: drama. Francia, 2019.

Duración: 137 minutos.

Al cine del director francés François Ozon siempre le ha caracterizado la enfermiza vocación de navegar por la oscuridad, las retorcidas tramas psicológicas; me inquieta a veces y también puede resultarme insoportable.
 En cualquier caso, es reconocible, muy personal.
 Aquí describe con tono entendible, de forma muy correcta, con metraje excesivo, con flashbacks que me sobran sobre la infancia de los protagonistas, la denuncia de un grupo de cuarentones contra el cura que les violó cuando eran boy scouts dependientes de una diócesis. 
El violador en serie admite ante ellos su culpabilidad y su remordimiento, el arzobispo es informado, se supone que las autoridades religiosas van a investigar lo condenable, a pedir perdón, a ofrecer reparación, pero todo es una farsa, la eterna y conveniente hipocresía.
 Ante ello, las víctimas deciden actuar, montar una asociación para enfrentarse al muro ancestral e impenetrable.

Es curioso el planteamiento de que las víctimas, con alguna atormentada excepción, tienen una vida estable, les funciona su familia y su integración social.
 Algunos tampoco perdieron la fe en su religión. 
Y me resulta un poco sorprendente la comprensión y la solidaridad absolutas que muestran hacia ellos sus padres, sus hermanos, sus mujeres y sus hijos.
 Celebro su reivindicación y su lucha, lamento la barbarie que sufrieron, le deseo lo peor a sus acosadores, pero veo y escucho esta película tan correcta y necesaria sin implicarme excesivamente en su tormento.
Cuentan que en Francia el público se ha sentido apasionado, muy ofendido el clero y que la controversia ha sido notable. 
No es mi caso, está correctamente narrada, pero la veo en estado tibio, ese argumento tan terrible no me otorga ni frío ni calor.