Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

19 ene 2019

Mirar un cuadro............................................. Estrella de Diego

Ha cambiado el placer visual y nos aburre ir a un museo o una sala de exposición y encontrar solo obras expuestas, no estaría mal volver a la fisicidad de un cuadro.

Visitantes en la exposición Van Gogh Alive, el pasado noviembre en Alicante. La muestra puede verse en Madrid hasta finales de febrero.
Visitantes en la exposición Van Gogh Alive, el pasado noviembre en Alicante. La muestra puede verse en Madrid hasta finales de febrero.
Me pregunto por qué está mal visto mirar un cuadro sin más y tantos insisten en que el “arte” debe presentarse rodeado de documentos o en formatos inesperados. 
Ha dejado de ser chic mostrar una pintura, un dibujo o un vídeo sin los gadgets que los conviertan en una rocambolesca fórmula de consumo. 
Se diría incluso que la moda de presentar “obras de arte” de maneras insólitas ha llegado a los museos clásicos.
 También allí se rompe el hechizo pretérito con profusión de documentos —a veces, sin venir al caso—, fragmentos de películas —mutilación del cine que se convierte en relleno para un discurso— o cualquier otra estrategia que se pueda imaginar, con el único fin de satisfacer el horror vacui visual al que nos tienen acostumbrados los excesos de Instagram.

Quizás es lo que el público demanda: entretenimiento, tuits que asedian tiempo y silencio sin sustancia; que gobiernan los gustos sin sorpresas; que dirimen la política mundial en 280 caracteres —no en vano un político “verde” ha decidido darse de baja en las redes sociales para escuchar el mundo—. 
No basta con mirar una obra: han cambiado las maneras del placer visual y nos aburre ir a un museo o una sala de exposición y encontrar solo obras expuestas. 
Lo vaticinaba Benjamin en Dirección única, su libro de 1928: 
“La expresión de quienes se pasean en las pinacotecas revela una mal disimulada decepción por el hecho de que en ellas solo haya cuadros colgados”.

Parece que hemos tomado al pie de la letra esta frase irónica y nos hemos puesto la tarea de construir —y vender— un arte supuestamente para todos los públicos que sustituye a las populares exposiciones blockbusterLeonardo, Picasso, Van Gogh, Dalí, Warhol y algunos pocos más …—, caras y difíciles, con el fin de crear una especie de premio de consolación —desde la realidad aumentada a todo lo que se pueda imaginar— que se convierte en sustituto de la obra física.
 Nada en contra, por cierto. 
Lo malo es que estas propuestas sin mucha sustancia se publicitan como la estrategia para hacer el arte accesible, divertido. 
O sea, pura retórica demagógica.
 A veces, hasta sirven para blanquear alguna obra de dudosa autoría.
Decir que el arte es hoy un lugar del consumo por excelencia es decir lo obvio, pero en medio de tanto premio de consolación igual no estaría mal volver a la fisicidad de un cuadro de vez en cuando, pues la divulgación no tiene por qué ser banal.
 Y no digo que no deban hacerse experimentos como el de Van Gogh —allá cada uno—, pero que no se venda como el medio más eficaz de conocer a este artista y su obra sin aburrirse. 
¿Quién dice que es aburrido mirar un cuadro? Qué anticuados, por favor.  
Recuerdo cuando fui al Museo del Prado y vi TODAS las pinturas expuestas, desde La Gioconda porque me llevé un chasco al ver multitud de Japoneses observando y yo me dije:!!! Anda pero que pequeñito es."" No sé, fue un atracón desde Velázquez ,Goya o Murillo y ver a una Mona Lisa pequeñita, sabía que no era la auténtica, así que me dije en el Luvre estará mejor.....pero es otra historia.
Fui, en Milán ,a la restauración de la ültima Cena de Leonardo y tb me pareció muy pequeñita....no es lo mismo la Historia del Arte como ver una representación artística ahora.
Puedes ver el Fusilamiento del 3 de Mayo de Goya, y la Balsa de la Medusa y sentir que en la pintura hay sentimientos que te traspasan.O La Libertad Guiando a un pueblo, pero ver a Sorolla te produce alegria con tanta luz y su buen manejo  o ver cualquier Velázquez que te transmite toda la Historia de aquel momento
.Aunque me guste mucho la Rendición  de Breda ,me maravilla las Hilanderas y no tanto Las Meninas.
pero es una forma muy personal de ver la Historia en el Arte.
Ver las Meninas de Picasso fue un desecanto absoluto, un amigo me decía bajito , Están mejor en las Diapositivas verdad?? y yo muerta de la risa le mandé a callar para que no se notara que no las habíamos visto nunca al natural.
Con los años aprendí que se puede decir que no me gusta el Guernika, y que no creo que Picasso dijera que lo trajeran a España cuando Franco hubiera muerto.

 

18 ene 2019

Jorge Semprún, héroe de ficción televisiva

Agustín Díaz Yanes adaptará la biografía 'Ida y vuelta' sobre el escritor y político español escrita por Soledad Fox Maura.

Jorge Semprún e Yves Montand en Praga en 1990.
Jorge Semprún e Yves Montand en Praga en 1990.

 

Nieto del primer ministro Antonio Maura, creció en una familia de la alta burguesía antes de emprender en la adolescencia el camino al exilio. 
Se unió a la Resistencia francesa contra las fuerzas de ocupación alemanas, acabó detenido en el campo de concentración de Buchenwald hasta abril de 1945, actuó como agente encubierto del Partido Comunista en la España franquista, pegó un sonado portazo en los sesenta a la formación política dirigida con mano de hierro por Santiago Carrillo, y se volcó en la literatura y el cine, aunque regresó a la política española como ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González a finales de los ochenta.
 Tuvo al menos tres nombres (Jorge; Georges como era conocido entre la intelligentsia parisina; y Federico Sánchez, su alias en la clandestinidad), y el magnetismo que rodeó su figura nunca estuvo exento ni de glamur, ni de un aura de misterio.

La intensa vida de Jorge Semprún (Madrid, 1923-París 2011) bien podría parecer una apasionante trama de ficción sobre el siglo XX europeo. 
Él fue el primero en comprenderlo y tiró de su historia en la docena larga de novelas y ensayos que publicó, y en los 15 guiones que escribió, uno de los cuales le valió la nominación a un Oscar.
 Ahora un nuevo capítulo póstumo se añade a esta existencia ficticia del autor de La escritura o la vida, con una miniserie televisiva de entre seis y ocho capítulos.
 Una vez más, el punto de partida es la realidad: en este caso la biografía Ida y vuelta. La vida de Jorge Semprún, de la catedrática de Williams College Soledad Fox Maura. 
“Cuando escribía imaginaba hasta la banda sonora, pero me parecía inconcebible que una biografía de investigación acabara convertida en una serie”, dice la autora que invirtió más de cinco años en la escritura del libro, en el que recoge cerca de 50 entrevistas con amigos y colaboradores del intelectual español.

No será esta la primera incursión televisiva, las apariciones de Semprún en el legendario programa literario Apostrophe de Bernard Pivot le colocaron en la sala de estar de millones de hogares en Francia. 
Su nueva reencarnación le convertira en héroe de ficción.
 
Nieto del primer ministro Antonio Maura, creció en una familia de la alta burguesía antes de emprender en la adolescencia el camino al exilio. 
Se unió a la Resistencia francesa contra las fuerzas de ocupación alemanas, acabó detenido en el campo de concentración de Buchenwald hasta abril de 1945, actuó como agente encubierto del Partido Comunista en la España franquista, pegó un sonado portazo en los sesenta a la formación política dirigida con mano de hierro por Santiago Carrillo, y se volcó en la literatura y el cine, aunque regresó a la política española como ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González a finales de los ochenta. 

Tuvo al menos tres nombres (Jorge; Georges como era conocido entre la intelligentsia parisina; y Federico Sánchez, su alias en la clandestinidad), y el magnetismo que rodeó su figura nunca estuvo exento ni de glamur, ni de un aura de misterio.
La intensa vida de Jorge Semprún (Madrid, 1923-París 2011) bien podría parecer una apasionante trama de ficción sobre el siglo XX europeo.
 Él fue el primero en comprenderlo y tiró de su historia en la docena larga de novelas y ensayos que publicó, y en los 15 guiones que escribió, uno de los cuales le valió la nominación a un Oscar.
 Ahora un nuevo capítulo póstumo se añade a esta existencia ficticia del autor de La escritura o la vida, con una miniserie televisiva de entre seis y ocho capítulos.
 Una vez más, el punto de partida es la realidad: en este caso la biografía Ida y vuelta. La vida de Jorge Semprún, de la catedrática de Williams College Soledad Fox Maura.
 “Cuando escribía imaginaba hasta la banda sonora, pero me parecía inconcebible que una biografía de investigación acabara convertida en una serie”, dice la autora que invirtió más de cinco años en la escritura del libro, en el que recoge cerca de 50 entrevistas con amigos y colaboradores del intelectual español.
No será esta la primera incursión televisiva, las apariciones de Semprún en el legendario programa literario Apostrophe de Bernard Pivot le colocaron en la sala de estar de millones de hogares en Francia.
 Su nueva reencarnación le convertira en héroe de ficción.
La productora Telespan del grupo Vértigo 360 anunció el miércoles el proyecto, que aún está en fase embrionaria. 
“Con esto abrimos una línea de trabajo nueva, con series de alto presupuesto que sean coproducciones internacionales. Estamos en conversaciones con posibles socios en Francia.
 La dimensión de Semprún fuera de España y el momento tan convulso que vivimos en Europa, hacen que sea particularmente apropiado recuperar su historia”, apuntaba el productor Alberto Rull.
 “No será una hagiografía, pero tampoco un documental, como el que hizo RTVE. 
 Usaremos sus películas y escritos para reconstruir la época”. En 2019 seleccionarán el casting internacional, en el que habrá que buscar a actores que interpreten desde a Yves Montand hasta a Javier Pradera.
 El guion, la producción ejecutiva y, posiblemente, también la dirección de la serie correrán a cargo de Agustín Díaz Yanes.
“Si trataras de inventar un personaje como Semprún no te saldría”, explica el director y guionista. 
“En España siempre ha estado rodeado de polémica, porque somos muy raros. Fue recibido como un afrancesado, aunque él se definía como un rojo español”, comenta Díaz Yanes, y enmarca en este contexto la dura batalla que tuvo como ministro de Cultura con la ley del cine. 
Lo primero que el director español leyó de él, cuando aún era un veinteañero y estaba afiliado al PC, fue también el primer libro que el intelectual publicó, ese que empezó a escribir en la clandestinidad, El largo viaje
Años después coincidieron en el jurado de un premio literario, pero fue a través de las historias que le contaron dos buenos amigos comunes, Domingo Dominguín y Javier Pradera, como conoció mejor a Semprún.
 En la biografía de Fox Maura donde dice haber descubierto multitud de historias desconocidas sobre su infancia, juventud y vida parisina.
Intelectual y hombre de acción, “lo excepcional de la vida de Semprún no es que coincidiera en el tiempo con las convulsiones políticas que marcaron su tiempo, sino que él se involucrara tan a menudo en tantas de ellas”, escribe Fox Maura.
 Sostiene que en los informes diarios que escribió para el PC como agente clandestino se encuentra el germen de su pulsión novelística:
 "Ahí encontró la disciplina de escribir cada día, como en un diario personal que presenta al público. 
Esto fue lo que hizo con sus libros más adelante. Jorge era consciente de su propio personaje.
 También estaba obsesionado con dejar un archivo visual.
 Pudo haber ido a Hollywood, pero decidió seguir adelante con su compromiso personal y político. 
Su influencia en Costa Gavras o Alain Resnais es evidente; y en Yves Montand encontró a su álter ego de ficción".
 A pesar de la fama y reconocimiento que Semprún tuvo en vida, "hay una generación que apenas le conoce y la nueva serie permitirá cambiar esto, será una forma de difundir su figura y educar". 
Las fascinación que acusaba Semprún perdura.

La “historia de amor más trágica de la Transición” gana el Premio Comillas

 

Javier Padilla cuenta en ‘A finales de enero’ las vidas cruzadas de los antifranquistas Enrique Ruano, Dolores González y Javier Sauquillo.

 

Dolores González, Enrique Ruano (en el centro) y Francisco Javier Sauquillo, en una imagen sin datar en Madrid.
Dolores González, Enrique Ruano (en el centro) y Francisco Javier Sauquillo, en una imagen sin datar en Madrid.

Enrique Ruano, Dolores González y Javier Sauquillo eran jóvenes, amigos y apasionados universitarios que querían cambiar desde sus ideas de izquierdas la sociedad española del franquismo. Su destino fue, sin embargo, trágico.
 Sus avatares entre amor, discusiones y muertes se alzó ayer con el Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, concedido por Tusquets Editores
A finales de enero, del malagueño Javier Padilla Moreno-Torres (1992), mereció el galardón por “su reconstrucción minuciosa de los avatares del movimiento estudiantil antifranquista de los años sesenta, a partir de la emocionante y dolorosa historia de amor que entrelazó la vida” del trío protagonista, activistas del Frente de Liberación Popular (FLP, conocido popularmente como Felipe), organización política que propugnaba la revolución comunista.
 Fue “la historia de amor más trágica de la Transición”, señaló el autor en Twitter.
Quizás sorprenda que un joven nacido el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona y que no es historiador de formación se haya alzado con un premio —creado en 1998, dotado con una estatuilla de bronce de Joaquín Camps y con un anticipo sobre derechos de autor de 12.000 euros— que suele distinguir a historiadores o escritores consolidados. 
“He investigado siguiendo los estándares académicos. 
Eso sí, el libro está escrito en una perspectiva quizás más profana”, dijo por teléfono. 
Padilla es graduado en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Filosofía y Políticas Públicas por la London School of Economics. Ha trabajado para instituciones como la Comisión Europea, el Ministerio de Asuntos Exteriores o las Naciones Unidas y ha escrito artículos para Letras Libres, Politikon o El Periódico de Catalunya, entre otros. 
El jurado estuvo presidido por José Álvarez Junco, a quien acompañaron Miguel Ángel Aguilar, Francesc de Carreras, José María Ridao y Josep Maria Ventosa. 
 
El ganador del Premo Comillas, Javier Padilla.
El ganador del Premo Comillas, Javier Padilla.
El ganador se interesó por unos hechos del pasado reciente de España hace dos años, durante “una conversación en la que salió el nombre de Dolores González con motivo del primer año de su fallecimiento”. 
Había muerto el 27 de enero de 2015. Fue, primero, novia de Ruano y, tras la muerte de este, el 20 de enero de 1969, en siniestras circunstancias a manos de la policía franquista, fue esposa de Sauquillo, asesinado solo seis años después, en la Matanza de Atocha, el 24 de enero de 1977, cuando pistoleros de extrema derecha atentaron contra abogados laboralistas en su despacho del centro de Madrid.

Lola González y Javier Sauquillo siguieron adelante, se hicieron abogados laboralistas y estuvieron entre las víctimas del atentado de Atocha. 
Ella resultó gravemente herida y él murió al intentar protegerla de los disparos con su cuerpo. 
La escena acabó con cuatro heridos y cinco muertos.

Notas en el cadáver

“He buceado en numerosos archivos, como el General de la Administración, en Alcalá de Henares, o personales, como el de Torcuato Luca de Tena, entonces director del diario Abc
 “Cuando Ruano murió, este periódico publicó unas notas encontradas al cadáver, que recogían sus visitas al psiquiatra Carlos Castilla del Pino, para intentar concluir que estaba deprimido y se había suicidado”. 
Era la tesis del régimen. 
Padilla también leyó los sumarios de los casos Ruano y Atocha y entrevistó a 50 personas, desde Francisca Sauquillo, hermana mayor de Javier, a Fernando Savater.
Francisca Sauquillo, exeurodiputada y expresidenta del Comisionado de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, recuerda aquella época, “en la que el franquismo temía no poder controlar la universidad”. 
La muerte de Ruano “marcó un hito” en su generación. “Habían detenido a unos jóvenes que querían democratizar la sociedad no violentamente”.
 Mientras que lo ocurrido en Atocha “marcó la historia de España porque propició la legalización de los partidos”. 
Le parece “interesante que haya gente joven que recuerde a la juventud española de hoy aquellos hechos para que no se repitan”.
El libro de Padilla, que se publicará en marzo, reconstruye unas vidas dibujadas entre “cantautores, poesía, cine, activismo y lo que pensaban y leían”. 
En su evolución política, González y Sauquillo se pasaron al PCE. El libro se “centra entonces en su labor como abogados laboralistas, las luchas internas del partido y el atentado en el que Javier murió y a ella le pegaron un tiro en la garganta”. Pese a sobrevivir, Lola González tuvo una vida “desafortunada”. 
El autor subraya la paradoja de que, “a medida que el país se democratizó y avanzó, ella fue a peor. 
Tuvo problemas de salud, psicológicos, comía poco...”.
De aquella etapa, a Padilla, que ha crecido en el siglo XXI, le ha asombrado “lo distinto que era el Madrid de entonces y la capacidad de unas personas que se radicalizaron en un régimen dictatorial y tuvieron una historia triste.
 Me cautivó la manera en que se relacionan, se enamoran, mientras intentan cambiar el mundo”.
 Un trío que también tuvo disputas. Entre ellos “tanto por las ideas políticas, como por los celos que despertaba en Javier la relación de Enrique con Lola”.

“La historia entre ellos tres me atrajo”, añade, una indagación en la que “fue clave Margot Ruano, hermana de Enrique”. 
Este era un estudiante de Derecho que murió tras caer desde un séptimo piso, propiedad de su familia, mientras estaba retenido por tres policías de la Brigada Político Social de Franco.
 Antes, había sido torturado durante tres días.

¿Cómo se aplica el nuevo salario mínimo en 2019?



La subida en más de un 22% del sueldo mínimo de los trabajadores plantea numerosas dudas como, por ejemplo, si para su cómputo hay que incluir los pluses o complementos.

¿Cómo se aplica el nuevo salario mínimo en 2019?
La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para 2019 de 735,90 a 900 euros al mes ha supuesto un 22,3% de incremento, el más elevado de los últimos años.
 Lo excepcional de la medida ha generado numerosas dudas acerca de cómo se tiene que aplicar en la práctica el nuevo salario mínimo.
En primer lugar, hay que acudir a la norma que aprueba este nuevo salario mínimo (el Real Decreto 1462/2018), que fija las cuantías según el periodo temporal de referencia que se utilice para el cómputo: 30 euros diarios, 900 euros mensuales y 12.600 euros anuales (dividido por 14 pagas).
 Los empleados del hogar cobrarán un mínimo de 7,04 euros la hora y los eventuales y temporeros 42,62 euros la jornada.
 

¿Qué se entiende por SMI?

El SMI es la cuantía mínima que debe percibir un trabajador por una jornada real de trabajo, indistintamente de su sexo, edad o sean fijos, eventuales o temporeros, cuantía que se fija anualmente por el Gobierno mediante Real Decreto, previa consulta del Gobierno con las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativas, teniendo en cuenta factores como el IPC, la productividad media nacional alcanzada o el incremento de la participación del trabajo en la renta nacional y la coyuntura económica general.



Siempre debemos hablar en conceptos brutos para jornadas completas.
 Lo relevante es el cómputo anual (actualmente 12.600 euros), con independencia de cómo se pague, sean en 12, 14 o más pagas; en el caso de jornadas parciales, se calculará proporcionalmente.
En el salario mínimo se computa únicamente la retribución dineraria, sin que el salario en especie pueda, en ningún caso, dar lugar a la minoración de la cuantía íntegra del líquido a percibir.

 

Tampoco es aplicable directamente en el caso de acuerdos individuales o colectivos, en el que se deben incluir los convenios, que utilicen como referencia el SMI para establecer el salario base. Cuando en ellos se determina el salario base según el SMI más complementos varios, no habrá que incrementarlo si la suma supera el actual salario mínimo interprofesional.

¿Cómo afecta a los convenios colectivos que utilizan el SMI como referencia? ¿También se sube este 22,3%?

La respuesta es un no inicial. 
De acuerdo con el artículo 12 del Real Decreto Ley 28/2018, las nuevas cuantías para 2019 no son de aplicación a los convenios colectivos vigentes el 1 de enero de 2019 que utilicen el SMI como referencia para determinar la cuantía o el incremento del salario base o de complementos salariales, salvo que las partes legitimadas acuerden otra cosa.
 La cuantía del SMI se entenderá referida durante 2019 a:
a) Convenios Colectivos vigentes a 1 de enero de 2017: Se tiene en cuenta el SMI para 2016, 655,20 euros/mes, incrementado en un 2%.
b) Convenios colectivos que entraron en vigor después del 1 de enero de 2017 y que continuaban vigentes a 26 de diciembre del 2017: Se tiene en cuenta el SMI para 2017, es decir, 707,70 euros/mes, incrementado en un 2%.
c) Convenios colectivos que entraron en vigor después del 26 de diciembre c) Convenios colectivos que entraron en vigor después del 26 de diciembre del 2017 y vigentes el 28 de diciembre de 2018: Se tiene en cuenta el SMI para 2018, esto es 735,9 euros/mes.
No obstante, es un no inicial, porque la norma prevé específicamente que tendrán que revisarse los convenios que establezcan salarios que en su conjunto sean menores al nuevo SMI.
 Es decir, la suma del SMI y los respectivos complementos que se recogen en la nómina, nunca pueden ser inferior a 12.600,00 euros anuales.

¿En el cómputo se incluyen los complementos?

Tenemos que acudir a lo acordado por negociación colectiva o en el contrato individual con el empresario, donde se especifica qué comprende el salario base y qué complementos de los que puedan ser percibidos según las circunstancias concretas del trabajador, de su trabajo o de los resultados de la empresa o de los criterios que se pacten, pueden ser compensables o no para alcanzar el SMI.
Son conceptos salariales compensables o absorbibles aquellos que si se tienen en cuenta en el cómputo global del salario para alcanzar el salario mínimo. 
No sería compensable, por ejemplo, el pacto de dedicación exclusiva al no tener carácter homogéneo con la base y retribuirse de manera específica por un pacto individual. 
Este complemento no puede compensarse con el SMI.
Eso si, la suma del SMI y los respectivos complementos que se recogen en la nómina, nunca pueden ser inferior a 12.600,00 euros anuales.
Para saber más sobre salario mínimo y cómo se aplica en casos dudosos, consulta Ciss Laboral y pincha aquí.