Javier Padilla cuenta en ‘A finales de enero’ las vidas cruzadas de los antifranquistas Enrique Ruano, Dolores González y Javier Sauquillo.
Sus avatares entre amor, discusiones y muertes se alzó ayer con el Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, concedido por Tusquets Editores.
A finales de enero, del malagueño Javier Padilla Moreno-Torres (1992), mereció el galardón por “su reconstrucción minuciosa de los avatares del movimiento estudiantil antifranquista de los años sesenta, a partir de la emocionante y dolorosa historia de amor que entrelazó la vida” del trío protagonista, activistas del Frente de Liberación Popular (FLP, conocido popularmente como Felipe), organización política que propugnaba la revolución comunista.
Fue “la historia de amor más trágica de la Transición”, señaló el autor en Twitter.
“He
investigado siguiendo los estándares académicos.
Eso sí, el libro está
escrito en una perspectiva quizás más profana”, dijo por teléfono.
Padilla es graduado en Derecho y Administración de Empresas por la
Universidad Autónoma de Madrid y máster en Filosofía y Políticas
Públicas por la London School of Economics. Ha trabajado para
instituciones como la Comisión Europea, el Ministerio de Asuntos Exteriores o las Naciones Unidas y ha escrito artículos para Letras Libres, Politikon o El Periódico de Catalunya,
entre otros.
El jurado estuvo presidido por José Álvarez Junco, a quien
acompañaron Miguel Ángel Aguilar, Francesc de Carreras, José María
Ridao y Josep Maria Ventosa.
Había muerto el 27 de enero de 2015. Fue, primero, novia de Ruano y, tras la muerte de este, el 20 de enero de 1969, en siniestras circunstancias a manos de la policía franquista, fue esposa de Sauquillo, asesinado solo seis años después, en la Matanza de Atocha, el 24 de enero de 1977, cuando pistoleros de extrema derecha atentaron contra abogados laboralistas en su despacho del centro de Madrid.
Lola González y Javier Sauquillo siguieron adelante, se hicieron abogados laboralistas y estuvieron entre las víctimas del atentado de Atocha.
Ella resultó gravemente herida y él murió al intentar protegerla de los disparos con su cuerpo.
La escena acabó con cuatro heridos y cinco muertos.
Notas en el cadáver
“He buceado en numerosos archivos, como el General de la Administración, en Alcalá de Henares, o personales, como el de Torcuato Luca de Tena, entonces director del diario Abc.“Cuando Ruano murió, este periódico publicó unas notas encontradas al cadáver, que recogían sus visitas al psiquiatra Carlos Castilla del Pino, para intentar concluir que estaba deprimido y se había suicidado”.
Era la tesis del régimen.
Padilla también leyó los sumarios de los casos Ruano y Atocha y entrevistó a 50 personas, desde Francisca Sauquillo, hermana mayor de Javier, a Fernando Savater.
Francisca Sauquillo, exeurodiputada y expresidenta del Comisionado de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, recuerda aquella época, “en la que el franquismo temía no poder controlar la universidad”.
La muerte de Ruano “marcó un hito” en su generación. “Habían detenido a unos jóvenes que querían democratizar la sociedad no violentamente”.
Mientras que lo ocurrido en Atocha “marcó la historia de España porque propició la legalización de los partidos”.
Le parece “interesante que haya gente joven que recuerde a la juventud española de hoy aquellos hechos para que no se repitan”.
El libro de Padilla, que se publicará en marzo, reconstruye unas vidas dibujadas entre “cantautores, poesía, cine, activismo y lo que pensaban y leían”.
En su evolución política, González y Sauquillo se pasaron al PCE. El libro se “centra entonces en su labor como abogados laboralistas, las luchas internas del partido y el atentado en el que Javier murió y a ella le pegaron un tiro en la garganta”. Pese a sobrevivir, Lola González tuvo una vida “desafortunada”.
El autor subraya la paradoja de que, “a medida que el país se democratizó y avanzó, ella fue a peor.
Tuvo problemas de salud, psicológicos, comía poco...”.
De aquella etapa, a Padilla, que ha crecido en el siglo XXI, le ha asombrado “lo distinto que era el Madrid de entonces y la capacidad de unas personas que se radicalizaron en un régimen dictatorial y tuvieron una historia triste.
Me cautivó la manera en que se relacionan, se enamoran, mientras intentan cambiar el mundo”.
Un trío que también tuvo disputas. Entre ellos “tanto por las ideas políticas, como por los celos que despertaba en Javier la relación de Enrique con Lola”.
“La historia entre ellos tres me atrajo”, añade, una indagación en la que “fue clave Margot Ruano, hermana de Enrique”.
Este era un estudiante de Derecho que murió tras caer desde un séptimo piso, propiedad de su familia, mientras estaba retenido por tres policías de la Brigada Político Social de Franco.
Antes, había sido torturado durante tres días.
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