13 ene 2019
Rosa Luxemburgo: mujer, marxista, pacifista
Antimilitarista, defensora de la democracia en el seno de la revolución, está considerada como la dirigente marxista más importante de la historia.
Se cumple un siglo de su asesinato, pero su vasta producción teórica sigue viva.
Debía ser muy especial fue la única mujer que se escribía con LENIN.
Si van a Berlín no dejen de pasar por la calle donde vivía.
No creo que Lenin contara con la opinión de su esposa Kruskaya....
En el hotel Eden de Berlín, el soldado Runge le destroza el cráneo y
la cara a culatazos;
otro militar, también al servicio del capitán Pabst, la remata de un tiro en la nuca.
Atan su cadáver a unos sacos con piedras para que pese y no flote, y es arrojado a uno de los canales del río Spree, cerca del puente Cornelio.
No aparecerá hasta dos semanas después. El Gobierno del socialdemócrata Friedrich Ebert acababa así con la vida de Rosa Luxemburgo (RL), la más importante dirigente marxista de la historia, antigua militante del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la líder más significativa de la Liga Espartaquista y fundadora del Partido Comunista de Alemania.
Unos minutos antes, los mismos personajes habían asesinado al principal compañero de RL en su larga marcha.
Karl Liebknecht, el único parlamentario que en primera instancia (año 1914) votó en el Reichstag (Parlamento) en contra de los créditos de guerra para financiar la presencia de Alemania en la Primera Guerra Mundial, iba a ser trasladado a la cárcel desde el mismo hotel, pero antes de abandonar el local donde había sido interrogado le dan dos culatazos que lo dejan aturdido y se desmaya;
arrastrado hasta un automóvil, es trasladado al Tiergarten, el gran parque berlinés, donde es rematado a sangre fría con disparos de pistola y abandonado en el suelo hasta que alguien lo encuentra. “Intento de fuga”, dirá la nota oficial; la de Luxemburgo rezará: “Linchada por las masas”.
Era la noche del 15 de enero de 1919.
otro militar, también al servicio del capitán Pabst, la remata de un tiro en la nuca.
Atan su cadáver a unos sacos con piedras para que pese y no flote, y es arrojado a uno de los canales del río Spree, cerca del puente Cornelio.
No aparecerá hasta dos semanas después. El Gobierno del socialdemócrata Friedrich Ebert acababa así con la vida de Rosa Luxemburgo (RL), la más importante dirigente marxista de la historia, antigua militante del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la líder más significativa de la Liga Espartaquista y fundadora del Partido Comunista de Alemania.
Unos minutos antes, los mismos personajes habían asesinado al principal compañero de RL en su larga marcha.
Karl Liebknecht, el único parlamentario que en primera instancia (año 1914) votó en el Reichstag (Parlamento) en contra de los créditos de guerra para financiar la presencia de Alemania en la Primera Guerra Mundial, iba a ser trasladado a la cárcel desde el mismo hotel, pero antes de abandonar el local donde había sido interrogado le dan dos culatazos que lo dejan aturdido y se desmaya;
arrastrado hasta un automóvil, es trasladado al Tiergarten, el gran parque berlinés, donde es rematado a sangre fría con disparos de pistola y abandonado en el suelo hasta que alguien lo encuentra. “Intento de fuga”, dirá la nota oficial; la de Luxemburgo rezará: “Linchada por las masas”.
Era la noche del 15 de enero de 1919.
Este martes se cumplirá el
centenario de la detención y asesinato de los principales líderes de la Liga Espartaquista e iconos históricos de la revolución alemana de 1918-1919,
que estalla inmediatamente después de que el Ejército germano fuese
derrotado y humillado en la Gran Guerra.
RL había pasado los cuatro años
largos de la guerra en prisión, después de que en un mitin, en
Fráncfort, hubiera pedido a los soldados, con su arrolladora oratoria,
que se negasen a combatir, hermanos contra hermanos, y a los
trabajadores de su país, que iniciasen una huelga general que se debía
contagiar a los trabajadores de los otros países en el bando contrario,
para que todos confluyesen bajo la misma bandera más allá de las
patrias.
Sale de la cárcel a principios de noviembre de 1918 y se une a la
oleada revolucionaria que inunda las calles de las principales ciudades
y, sobre todo, de Berlín.
Dos años antes, en otro mitin, el 1 de mayo de
1916, en medio de la conflagración, Liebknecht finaliza su arenga al
grito de “¡Abajo la guerra, abajo el Gobierno!”. También es detenido y
pasa en prisión dos años y medio. Sale el 23 de octubre de 1918.
A partir de ese momento, a los dos dirigentes espartaquistas les
quedaban apenas dos meses de vida, y dedican sus fuerzas a publicar un
periódico (La Bandera Roja) y a fundar el Partido Comunista de
Alemania (KPD). Se convierten en objeto del desprecio y del odio de sus
antiguos compañeros de la socialdemocracia, que gobernaban en Alemania
desde unas semanas antes.
Odio mortal. El historiador Sebastian Haffner (La revolución alemana de 1918-1919; Historia Inédita) escribe que el asesinato de RL y de Liebknecht se planeó, como tarde, a principios de diciembre de 1918 y se ejecutó de forma sistemática.
Aparecieron carteles en los postes de las calles que decían: “¡Obreros, ciudadanos! ¡A la patria se le acerca el final! ¡Salvadla! Se encuentra amenazada y no desde fuera, sino desde el interior, por la Liga Espartaquista. ¡Matad a sus líderes! ¡Matad a Liebknecht! ¡Entonces tendréis paz, trabajo y pan!”.
Firmado: “Los soldados del frente”.
A pesar de las generalizadas amenazas, ninguno de los dos abandonó Berlín ni llevaba guardaespaldas; simplemente cambiaban de domicilio.
¿Quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato?
Odio mortal. El historiador Sebastian Haffner (La revolución alemana de 1918-1919; Historia Inédita) escribe que el asesinato de RL y de Liebknecht se planeó, como tarde, a principios de diciembre de 1918 y se ejecutó de forma sistemática.
Aparecieron carteles en los postes de las calles que decían: “¡Obreros, ciudadanos! ¡A la patria se le acerca el final! ¡Salvadla! Se encuentra amenazada y no desde fuera, sino desde el interior, por la Liga Espartaquista. ¡Matad a sus líderes! ¡Matad a Liebknecht! ¡Entonces tendréis paz, trabajo y pan!”.
Firmado: “Los soldados del frente”.
A pesar de las generalizadas amenazas, ninguno de los dos abandonó Berlín ni llevaba guardaespaldas; simplemente cambiaban de domicilio.
¿Quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato?
El
protagonista material fue el capitán Pabst (quien décadas más tarde, en
1962, protegido por la prescripción del delito, habló abiertamente de lo
sucedido) y su escuadrón de la muerte, pero —según el historiador
Haffner— no actuaron como simples ejecutores que obedecían con
indiferencia una orden, sino como autores voluntarios y convencidos de
lo que hacían.
La prensa burguesa y socialdemócrata difundió sin pudor sucesivas
incitaciones al asesinato, mientras que los responsables
socialdemócratas —Ebert, Noske, Scheidemann…— miraban hacia otro lado y
permanecían callados.
Cuando RL y Liebknecht salen de la cárcel, los frentes alemanes de la guerra se van desmoronando y se extiende la desmoralización en las trincheras.
El káiser Guillermo II se refugia en Holanda.
El mismo día en que RL es liberada, el socialdemócrata Scheidemann proclama la república alemana desde un balcón del Reichstag.
Ebert ocupa la presidencia, forma un Consejo de Ministros socialdemócratas moderados y pide al pueblo que abandone las calles y vuelva a la normalidad.
El ala mayoritaria del SPD quería la república y las libertades, mientras que los espartaquistas pretendían la revolución proletaria, como indican las proclamas:
“Ha pasado la hora de los manifiestos varios, de las resoluciones platónicas y las palabras tonantes.
Para la Internacional ha sonado la hora de la acción”.
Ambas facciones, reformistas y revolucionarios, lucharán encarnizadamente en las calles de Berlín, a veces edificio por edificio.
El Gobierno de Ebert confía la represión de los insurrectos al socialdemócrata moderado Noske, que organiza una fuerza militar en la que permite la integración de los oficiales del antiguo Ejército monárquico.
El 13 de enero había sido sofocada la insurrección espartaquista. Dos días después, acaban violentamente con la vida de sus principales líderes.
RL no llegó a cumplir los 50 años.
Cuando RL y Liebknecht salen de la cárcel, los frentes alemanes de la guerra se van desmoronando y se extiende la desmoralización en las trincheras.
El káiser Guillermo II se refugia en Holanda.
El mismo día en que RL es liberada, el socialdemócrata Scheidemann proclama la república alemana desde un balcón del Reichstag.
Ebert ocupa la presidencia, forma un Consejo de Ministros socialdemócratas moderados y pide al pueblo que abandone las calles y vuelva a la normalidad.
El ala mayoritaria del SPD quería la república y las libertades, mientras que los espartaquistas pretendían la revolución proletaria, como indican las proclamas:
“Ha pasado la hora de los manifiestos varios, de las resoluciones platónicas y las palabras tonantes.
Para la Internacional ha sonado la hora de la acción”.
Ambas facciones, reformistas y revolucionarios, lucharán encarnizadamente en las calles de Berlín, a veces edificio por edificio.
El Gobierno de Ebert confía la represión de los insurrectos al socialdemócrata moderado Noske, que organiza una fuerza militar en la que permite la integración de los oficiales del antiguo Ejército monárquico.
El 13 de enero había sido sofocada la insurrección espartaquista. Dos días después, acaban violentamente con la vida de sus principales líderes.
Nacida en la Polonia rusa en el
año 1871 en el seno de una familia judía, pronto se dio cuenta de que la
lucha por su ideario marxista sería muy reducida si se quedaba en su
país y que para tener influencia debía traspasar la frontera de
Alemania, donde existía el Partido Socialdemócrata (SPD) más fuerte del
mundo.
Para ser ciudadana alemana legal, firmó un matrimonio de
conveniencia con un socialista alemán, lo que le dio derecho a la
nacionalidad de ese país.
A partir de ese momento, Alemania fue su
principal campo de acción.
En el seno de la socialdemocracia y de la
Segunda Internacional, aunó teoría (multitud de artículos y libros muy
importantes) y praxis (intervención en congresos, debates con muchos de
los popes del marxismo —su amigo Franz Mehring la definió como “la mejor
cabeza después de Marx”—, clases en la escuela de formación del
partido…).
En cambio, no tenía dotes organizativas.
Su presencia física era una
mezcla de fuerza y de ternura, de decisión y de prudencia, dicen sus
biógrafos.
Un dirigente judío la describe del siguiente modo: “Rosa era
pequeña, con una cabeza grande y rasgos típicamente judíos, con una gran
nariz, un andar difícil, a veces irregular debido a una ligera cojera.
La primera impresión era poco favorable, pero bastaba pasar un momento
con ella para comprobar qué vida y qué energía había en esa mujer, qué
gran inteligencia poseía, cuál era su nivel intelectual”.
De su vasta producción teórica destacan los temas que forman parte de
su legado y que constituyen lo que, una vez muerta Rosa, se denominó
“luxemburguismo”, una escuela marxista de características propias:
su pacifismo, su lucha contra el revisionismo y la defensa de la democracia en el seno de la revolución
. Sus posiciones, a veces intransigentes, le hicieron polemizar con las figuras más relevantes del socialismo marxista, como Lenin, Trotski, Bernstein, Kautsky…
Reivindicándose del mejor marxismo (aunque también polemizó con algunas de las ideas del Marx economista en el libro La acumulación de capital), argumentó en favor del internacionalismo como forma de pensar y de vivir.
El Manifiesto comunista terminaba con la célebre fórmula de “¡Proletarios de todos los países, uníos!”,
y RL y Liebknecht la hicieron suya relacionándola con la Gran Guerra.
Los partidos socialdemócratas habían defendido tradicionalmente que en caso de conflicto bélico entre potencias capitalistas, los trabajadores se negarían a combatir y llamarían a la huelga general (la “huelga de masas” en la terminología luxemburguista).
Pero en el momento decisivo, el SPD, el partido más grande y más influyente de la Segunda Internacional (más de un millón de afiliados), votó a favor de los empréstitos de guerra, y el resto de los partidos socialistas siguió sus pasos.
Cada uno de ellos se puso detrás de sus Gobiernos.
Prevaleció la patria sobre la clase social.
Ya a principios del siglo XX, en un congreso de la Internacional en París, RL presentó una ponencia de convicciones profundamente antimilitaristas, las que mantendría hasta el final de sus días.
su pacifismo, su lucha contra el revisionismo y la defensa de la democracia en el seno de la revolución
. Sus posiciones, a veces intransigentes, le hicieron polemizar con las figuras más relevantes del socialismo marxista, como Lenin, Trotski, Bernstein, Kautsky…
Reivindicándose del mejor marxismo (aunque también polemizó con algunas de las ideas del Marx economista en el libro La acumulación de capital), argumentó en favor del internacionalismo como forma de pensar y de vivir.
El Manifiesto comunista terminaba con la célebre fórmula de “¡Proletarios de todos los países, uníos!”,
y RL y Liebknecht la hicieron suya relacionándola con la Gran Guerra.
Los partidos socialdemócratas habían defendido tradicionalmente que en caso de conflicto bélico entre potencias capitalistas, los trabajadores se negarían a combatir y llamarían a la huelga general (la “huelga de masas” en la terminología luxemburguista).
Pero en el momento decisivo, el SPD, el partido más grande y más influyente de la Segunda Internacional (más de un millón de afiliados), votó a favor de los empréstitos de guerra, y el resto de los partidos socialistas siguió sus pasos.
Cada uno de ellos se puso detrás de sus Gobiernos.
Prevaleció la patria sobre la clase social.
Ya a principios del siglo XX, en un congreso de la Internacional en París, RL presentó una ponencia de convicciones profundamente antimilitaristas, las que mantendría hasta el final de sus días.
En ella se defendía que los ataques armados entre potencias imperialistas devendrían en formidables coyunturas revolucionarias.
Diecisiete años después, la revolución bolchevique fue un testimonio irrefutable de esta tesis.
RL recomendaba no solo una crítica abierta al imperialismo, sino que se preparase a las masas con vistas a aprovechar las crisis internacionales y las eventuales crisis nacionales generadas por aquellas para asaltar el poder.
Consideraba imprescindible intensificar la acción de todos los partidos socialistas contra el militarismo.
Siete años después, en otro congreso de la Internacional, RL presenta una enmienda firmada conjuntamente con Lenin y Mártov (que luego sería el líder menchevique) que sostiene que, si existe la amenaza de que la guerra estalle, es obligación de la clase trabajadora y de los representantes parlamentarios, con la ayuda de la Internacional como poder coordinador, hacer todos los esfuerzos por evitar los enfrentamientos violentos;
en el caso de que a pesar de ello se multiplicase el conflicto armado, era su obligación intervenir a fin de ponerle fin enseguida y aprovechar la crisis creada por la guerra para agitar los estratos más profundos del pueblo para “precipitar la caída de la dominación capitalista”.
Estas palabras suponían una llamada a la insurrección, que fue lo que hicieron los espartaquistas en 1919, con la participación de RL.
Esa Rosa Luxemburgo, asesinada por los soldados prusianos, más que posiblemente con la complicidad activa o pasiva de sus antiguos compañeros socialdemócratas, fue despedida en su entierro por su amiga Clara Zetkin (otra espartaquista) con las siguientes palabras:
“En Rosa Luxemburgo, la idea socialista fue una pasión dominante y poderosa del corazón y del cerebro; una pasión verdaderamente creativa que ardía incesantemente. (…) Rosa fue la afilada espada, la llama viviente de la revolución”.
La vida plena de Javier Bardem a los 50............. Luis Alegre Saz
El actor ha logrado la admiración de De Niro y Pacino, a quienes veneraba de joven, y junto a Penélope Cruz ha obtenido el mayor de su éxitos: dos hijos.
Decidió ser actor hace 35 años mientras veía a Robert de Niro en Toro salvaje
y luego comenzó a estudiar con devoción los trabajos de Al Pacino.
Hoy, De Niro y Pacino se cuentan entre sus múltiples admiradores. Ese detalle retrata, mejor que casi nada, lo lejos que ha llegado Javier Bardem.
El hijo de Pilar Bardem se acerca a los 50 años –los cumple el 1 de marzo– en un momento muy luminoso.
Desde hace tiempo es aclamado como uno de los grandes y algunos de los cineastas que él más respeta lo han dirigido o aspiran a hacerlo.
Pero es su vida con Penélope Cruz y sus dos hijos lo que, cada día, le da las mayores alegrías.
Hay varios Javier Bardem dentro de Javier Bardem –el actor, el amigo, el hijo, el hermano, el marido, el padre, el ciudadano comprometido–, pero todos se parecen, en su profundo sentido de la lealtad a sus raíces, a sus valores y a la gente decisiva.
Las palabras de agradecimiento la noche del Oscar por No es país para viejos no tuvieron desperdicio:
“Mamá, esto es para ti, para tus abuelos, para tus padres, Rafael y Matilde, para los cómicos de España, que han traído como tú, la dignidad y el orgullo a nuestro oficio. Esto es para España y para todos vosotros”. Pilar Bardem, sentada en la gala a su lado, le miraba en estado de máxima felicidad. Había transmitido a sus hijos su amor por la profesión pero, también, las enormes zozobras asociadas a ella.
Pilar las pasó canutas para sacar adelante a los suyos y el Oscar de Javier representaba mucho más que un premio de campanillas.
La complicidad con su madre conoció un episodio muy gracioso cuando era un niño.
Un día Javier, obsesionado con la idea de que el mundo se acababa, insinuó que lo que más sentiría si eso sucedía es que él moriría sin haber hecho el amor.
Su madre le tranquilizó al decirle que, si veían venir la catástrofe, ella misma se prestaría a cumplir su deseo.
El ejemplo de su madre, una roja de solera, le dejó una rabia natural hacia las injusticias y abusos y un rotundo sentido de la solidaridad con los más débiles, concretado en su implicación con ONG ( Médicos sin Fronteras, Open Arms) o la producción de documentales (Invisibles, Hijos de las nubes).
Hoy, De Niro y Pacino se cuentan entre sus múltiples admiradores. Ese detalle retrata, mejor que casi nada, lo lejos que ha llegado Javier Bardem.
El hijo de Pilar Bardem se acerca a los 50 años –los cumple el 1 de marzo– en un momento muy luminoso.
Desde hace tiempo es aclamado como uno de los grandes y algunos de los cineastas que él más respeta lo han dirigido o aspiran a hacerlo.
Pero es su vida con Penélope Cruz y sus dos hijos lo que, cada día, le da las mayores alegrías.
Hay varios Javier Bardem dentro de Javier Bardem –el actor, el amigo, el hijo, el hermano, el marido, el padre, el ciudadano comprometido–, pero todos se parecen, en su profundo sentido de la lealtad a sus raíces, a sus valores y a la gente decisiva.
Las palabras de agradecimiento la noche del Oscar por No es país para viejos no tuvieron desperdicio:
“Mamá, esto es para ti, para tus abuelos, para tus padres, Rafael y Matilde, para los cómicos de España, que han traído como tú, la dignidad y el orgullo a nuestro oficio. Esto es para España y para todos vosotros”. Pilar Bardem, sentada en la gala a su lado, le miraba en estado de máxima felicidad. Había transmitido a sus hijos su amor por la profesión pero, también, las enormes zozobras asociadas a ella.
Pilar las pasó canutas para sacar adelante a los suyos y el Oscar de Javier representaba mucho más que un premio de campanillas.
La complicidad con su madre conoció un episodio muy gracioso cuando era un niño.
Un día Javier, obsesionado con la idea de que el mundo se acababa, insinuó que lo que más sentiría si eso sucedía es que él moriría sin haber hecho el amor.
Su madre le tranquilizó al decirle que, si veían venir la catástrofe, ella misma se prestaría a cumplir su deseo.
El ejemplo de su madre, una roja de solera, le dejó una rabia natural hacia las injusticias y abusos y un rotundo sentido de la solidaridad con los más débiles, concretado en su implicación con ONG ( Médicos sin Fronteras, Open Arms) o la producción de documentales (Invisibles, Hijos de las nubes).
Parece que, en los últimos años, ha remitido algo la furia hacia “Los
Bardem” de la España más cafre y reaccionaria.
No hay que subestimar la
capacidad de los miserables para disparar su bilis a la mínima de cambio
–sobre todo, camuflados en el anonimato que garantizan las redes
sociales-,
Las películas que estrenó en 2018 –Loving Pablo de Fernando León de Aranoa, Todos lo saben
de Asghar Farhadi– sintetizan ciertas cosas: sus ganas de trabajar con
Penélope, el deseo de combinar directores españoles y extranjeros que le
inspiren confianza y las casi infinitas variantes de su talento, que le
permiten bordar personajes poderosos, muy marcados –Pablo Escobar– y
otros tan vulnerables y tiernos como el Paco de Todos lo saben.
Por este último, particularmente apreciado, es candidato a todos los premios del cine español. Ahora rueda, entre Almería y Londres, una película dirigida por Sally Potter con Salma Hayek –íntima de Penélope– como compañera de reparto.
Yo lo conocí en La Bardencilla cuando había que reservar con tres meses de antelación y allí con más amigos los vimos muy cercanos él tenía otra novia, estaba su hermano y su madre Pilar...fue muy agradable.
pero da la impresión de que, entre la inmensa mayoría, se ha impuesto la evidencia de que gente como Javier Bardem o Penélope Cruz es la que hace que España brille en el mundo por algo decente.
Cuando no rueda, su día a día es bastante plácido: casa, familia, deporte, cine, música y amigos, que desatan su lado más gamberro y divertido.
En su núcleo duro de amistades se encuentran compañeros del colegio y de su época de jugador de rugby –con 16 años fue internacional juvenil– y otros que ha encontrado en la profesión, como Luis Tosar, Juan Diego Botto, Eduard Fernández, Fernando León o Juan Carlos Vellido.
Aunque no trabaje, acude casi a diario al estudio de interpretación de Juan Carlos Corazza, su maestro, con el que le encanta explorar sus recursos y límites como actor.
Su afán por no dejar de crecer le lleva a querer redescubrirse continuamente y a imponerse desafíos que le exciten.
Uno de los próximos, si todo sale bien, será interpretar a Hernán Cortés en la serie producida por Amazon y Steven Spielberg que él mismo ha impulsado a partir de una idea de su hermano, el actor y escritor Carlos Bardem.
Su historia con Penélope es caso aparte y tiene forma de cuento inverosímil, con final demasiado feliz.
Hace 28 años, en 1991, se conocen en Jamón, jamón, la película de Bigas Luna que les lanzó.
Luego, durante años, apenas se ven, pero siempre preguntan el uno por el otro a las amistades comunes.
En 2007 Woody Allen los vuelve a reunir en Vicky Cristina Barcelona(Un Peñazo) y estalla el amor entre ellos, tanto tiempo agazapado.
En 2008 Javier y en 2009 Penélope, se convierten en el primer español y la primera española que logran un Oscar de interpretación.
En 2010 se casan y luego tienen dos hijos que dan el gran vuelco a su vida.
En los días de Jamón, jamón, Bigas Luna dijo: “Penélope y Javier acabarán juntos y serán dos de los mejores actores del mundo”. Lo clavó. Todos lo saben.
Por este último, particularmente apreciado, es candidato a todos los premios del cine español. Ahora rueda, entre Almería y Londres, una película dirigida por Sally Potter con Salma Hayek –íntima de Penélope– como compañera de reparto.
Yo lo conocí en La Bardencilla cuando había que reservar con tres meses de antelación y allí con más amigos los vimos muy cercanos él tenía otra novia, estaba su hermano y su madre Pilar...fue muy agradable.
pero da la impresión de que, entre la inmensa mayoría, se ha impuesto la evidencia de que gente como Javier Bardem o Penélope Cruz es la que hace que España brille en el mundo por algo decente.
Cuando no rueda, su día a día es bastante plácido: casa, familia, deporte, cine, música y amigos, que desatan su lado más gamberro y divertido.
En su núcleo duro de amistades se encuentran compañeros del colegio y de su época de jugador de rugby –con 16 años fue internacional juvenil– y otros que ha encontrado en la profesión, como Luis Tosar, Juan Diego Botto, Eduard Fernández, Fernando León o Juan Carlos Vellido.
Aunque no trabaje, acude casi a diario al estudio de interpretación de Juan Carlos Corazza, su maestro, con el que le encanta explorar sus recursos y límites como actor.
Su afán por no dejar de crecer le lleva a querer redescubrirse continuamente y a imponerse desafíos que le exciten.
Uno de los próximos, si todo sale bien, será interpretar a Hernán Cortés en la serie producida por Amazon y Steven Spielberg que él mismo ha impulsado a partir de una idea de su hermano, el actor y escritor Carlos Bardem.
Su historia con Penélope es caso aparte y tiene forma de cuento inverosímil, con final demasiado feliz.
Hace 28 años, en 1991, se conocen en Jamón, jamón, la película de Bigas Luna que les lanzó.
Luego, durante años, apenas se ven, pero siempre preguntan el uno por el otro a las amistades comunes.
En 2007 Woody Allen los vuelve a reunir en Vicky Cristina Barcelona(Un Peñazo) y estalla el amor entre ellos, tanto tiempo agazapado.
En 2008 Javier y en 2009 Penélope, se convierten en el primer español y la primera española que logran un Oscar de interpretación.
En 2010 se casan y luego tienen dos hijos que dan el gran vuelco a su vida.
En los días de Jamón, jamón, Bigas Luna dijo: “Penélope y Javier acabarán juntos y serán dos de los mejores actores del mundo”. Lo clavó. Todos lo saben.
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