8 ene 2019
La última comunión de la Pasionaria.................. Jesús Ruiz Mantilla
La madre Teresa fue testigo del regreso a la fe católica de la dirigente del PCE, cuando esta volvió a España, de la mano del padre Llanos.
(Esto no nos lo contaron los que debieron hacerlo)
Hace tiempo que los jesuitas dejaron El Pozo del Tío Raimundo, en el barrio madrileño de Entrevías.
Pero la madre Teresa sigue allí.
A sus 93 años vive sola en un piso cuyo balcón da directamente a la ventana donde residía el padre José María Llanos en sus últimos años.
Hoy, en su bloque, conviven gitanos evangélicos, musulmanes, ortodoxos y católicos como ella:
“Tan a gusto, sin problema.
Aquí ejercemos el ecumenismo real sin tensiones”, asegura.
Si Dolores Ibárruri, Pasionaria, a quien la madre Teresa conoció, fuera su vecina, la contaría entre los católicos.
Porque esta mujer, forjada en todas las batallas de la lucha de barrio desde los años cincuenta hasta hoy, fue testigo de algo que se realizó en su día con toda discreción: cómo la dirigente comunista abrazó la fe católica al final de su vida.
Ocurrió de la mano del padre Llanos.
Él se sacó el carné del PCE y de Comisiones Obreras; ella comulgó.
Ambos simbolizaron así la síntesis perfecta entre el Evangelio y el marxismo.
Nunca vio los expolios a la Iglesia con buenos ojos.
De hecho, Lamet cuenta como a su regreso a España devolvió a un convento de madres reparadoras en Madrid una imagen de la Virgen y un crucifijo incautado en la guerra por milicianos.
La relación con Llanos, el más conocido de los curas obreros españoles, duró hasta su muerte.
Era el único miembro del partido que iba a verla al hospital, se quejó Dolores en su día, un tanto abandonada por los suyos.
Él, mientras, afirmó públicamente que la encontraría en el cielo. Poco más se sabe de aquel episodio.
“Todo se llevó con una enorme discreción”, comenta Lamet.
Hoy, incluso, en su casa del Pozo, la madre Teresa, testigo directo de aquello, lo recuerda pero insiste en que se trató de algo muy privado.
“Llegó al padre Llanos por medio de la orden de las reparadoras de la calle Torrija.
Vivió desde muy dentro su conversión. Yo creo que sencillamente deseaba una buena muerte.
Hablaba del asunto y se llevó a Dios con ella: estoy convencida”. De entonces, solo guarda recuerdos agradables:
“Era una mujer muy delicada y educadísima.
Eso siempre se nota en la conversación.Era Asturiana y son muy educadas y amables, pero casi todo el mundo era Republicano.
Alli los franquistas hicieron mucho daño, físico y mental. También muy creyente y devota de la Virgen”.(No lo creo, o se lo callaron o temiendo que su enfermedad de Alzheimer lo quisieron guardar en secreto
A la madre Teresa aun la tratan de monja sus vecinos. Siempre ha sido así. Pero lo cierto es que en su día salió del convento para convertirse en seglar. “No sé ni cómo llegué aquí. Tampoco por qué me he quedado. Son esos misterios de Dios”, afirma. Quizás se interpuso la salud: “Tuve un cáncer de matriz y dejé la orden de las carmelitas de Toledo, donde estaba”.
Lo cuenta también Pedro Miguel Lamet en su biografía sobre el cura jesuita: Azul y rojo. José María de Llanos (La esfera de los libros). Allí relata cómo ambos vivieron una intensa relación en la que se intercambiaban visitas, cartas, misas, canciones de alabanza al Altísimo y comuniones. Ibárruri fue católica de gran devoción en su niñez y juventud. Pero se apartó de la fe al hacerse dirigente comunista en los años treinta. Dejó antes por necesidad sus estudios de magisterio para trabajar como criada y costurera. Se casó con un minero ateo y cambió la hoja parroquial en la que ya firmaba como Pasionaria por sus artículos en Mundo Obrero. Pero sin abandonar el seudónimo.
Pero la madre Teresa sigue allí.
A sus 93 años vive sola en un piso cuyo balcón da directamente a la ventana donde residía el padre José María Llanos en sus últimos años.
Hoy, en su bloque, conviven gitanos evangélicos, musulmanes, ortodoxos y católicos como ella:
“Tan a gusto, sin problema.
Aquí ejercemos el ecumenismo real sin tensiones”, asegura.
Si Dolores Ibárruri, Pasionaria, a quien la madre Teresa conoció, fuera su vecina, la contaría entre los católicos.
Porque esta mujer, forjada en todas las batallas de la lucha de barrio desde los años cincuenta hasta hoy, fue testigo de algo que se realizó en su día con toda discreción: cómo la dirigente comunista abrazó la fe católica al final de su vida.
Ocurrió de la mano del padre Llanos.
Él se sacó el carné del PCE y de Comisiones Obreras; ella comulgó.
Ambos simbolizaron así la síntesis perfecta entre el Evangelio y el marxismo.
Nunca vio los expolios a la Iglesia con buenos ojos.
De hecho, Lamet cuenta como a su regreso a España devolvió a un convento de madres reparadoras en Madrid una imagen de la Virgen y un crucifijo incautado en la guerra por milicianos.
La relación con Llanos, el más conocido de los curas obreros españoles, duró hasta su muerte.
Era el único miembro del partido que iba a verla al hospital, se quejó Dolores en su día, un tanto abandonada por los suyos.
Él, mientras, afirmó públicamente que la encontraría en el cielo. Poco más se sabe de aquel episodio.
“Todo se llevó con una enorme discreción”, comenta Lamet.
Hoy, incluso, en su casa del Pozo, la madre Teresa, testigo directo de aquello, lo recuerda pero insiste en que se trató de algo muy privado.
“Llegó al padre Llanos por medio de la orden de las reparadoras de la calle Torrija.
Vivió desde muy dentro su conversión. Yo creo que sencillamente deseaba una buena muerte.
Hablaba del asunto y se llevó a Dios con ella: estoy convencida”. De entonces, solo guarda recuerdos agradables:
“Era una mujer muy delicada y educadísima.
Eso siempre se nota en la conversación.Era Asturiana y son muy educadas y amables, pero casi todo el mundo era Republicano.
Alli los franquistas hicieron mucho daño, físico y mental. También muy creyente y devota de la Virgen”.(No lo creo, o se lo callaron o temiendo que su enfermedad de Alzheimer lo quisieron guardar en secreto
A la madre Teresa aun la tratan de monja sus vecinos. Siempre ha sido así. Pero lo cierto es que en su día salió del convento para convertirse en seglar. “No sé ni cómo llegué aquí. Tampoco por qué me he quedado. Son esos misterios de Dios”, afirma. Quizás se interpuso la salud: “Tuve un cáncer de matriz y dejé la orden de las carmelitas de Toledo, donde estaba”.
Lo cuenta también Pedro Miguel Lamet en su biografía sobre el cura jesuita: Azul y rojo. José María de Llanos (La esfera de los libros). Allí relata cómo ambos vivieron una intensa relación en la que se intercambiaban visitas, cartas, misas, canciones de alabanza al Altísimo y comuniones. Ibárruri fue católica de gran devoción en su niñez y juventud. Pero se apartó de la fe al hacerse dirigente comunista en los años treinta. Dejó antes por necesidad sus estudios de magisterio para trabajar como criada y costurera. Se casó con un minero ateo y cambió la hoja parroquial en la que ya firmaba como Pasionaria por sus artículos en Mundo Obrero. Pero sin abandonar el seudónimo.
En las últimas décadas, ha observado y contribuido a la transformación del barrio.
De la tutela de los jesuitas y la agitación de partidos y sindicatos de izquierda, El Pozo ha pasado a una convivencia tranquila con las distintas religiones que van asentando consigo los inmigrantes. Sin sobresaltos.
La madre Teresa toma el mejor café en el bar de unos armenios ortodoxos.
Los evangélicos la invitan a leer las escrituras en sus templos y contempla cómo los marroquíes se buscan la vida sin crear problemas más graves que el resto.
“Este es hoy uno de los mejores barrios marginales de Madrid. Se venden muchos pisos”.
Lo proclama Teresa con una naturalidad que no cae en la cuenta de la paradoja.
Se refiere en comparación a los tiempos de la sarna y los techos provisionales de uralita, de las chabolas y la parroquia, donde un día te encontrabas colaborando a un joven Javier Solana con el padre de Gallardón, cuando se pasaban a ver al padre Llanos. Donde una tarde cruzaba por ahí El Lute, que no pasaba desapercibido en ese entorno activo de asambleas vecinales y reivindicaciones de base.
“El hombre, hasta nos saludaba, aquí había mucho carterista, pero él tenía entonces cierta fama”, comenta Teresa.
Ella se entregaba entonces y ahora la cuidan los vecinos del barrio como una reliquia en vida:
“Creo que sigo siendo monja. No lo sé, ni me interesa. Nadie me pide cuentas, solo las rindo a Dios, bajo mi responsabilidad”.
7 ene 2019
Glenn Close: "Mujeres, tenemos que decir: puedo hacerlo y tengo derecho a hacerlo"
La actriz dedica su Globo de Oro por 'La buena esposa' a su madre, que estuvo toda su vida a la sombra de su marido.
Glenn Close ha ganado el Globo de Oro a mejor actriz, el tercero de su carrera, como protagonista de La buena esposa.
En la película interpreta a una mujer a la sombra de un prestigioso escritor que está a punto de recoger el Premio Nobel de Literatura. [Consulta aquí la lista completa de premiados]
Sus emocionadas palabras al recibir el galardón han puesto en pie a buena parte de los asistentes a la ceremonia.
En su discurso, de marcado acento feminista, ha recordado a su madre, que durante su vida desempeñó un rol parecido al del personaje protagonista de La buena esposa.
Gracias a la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood por este gran honor.
Estoy muy honrada de estar aquí con mis hermanas compañeras de categoría.
Hemos tenido la oportunidad de conocernos un poco y me encantaría pasar más tiempo con vosotras.
Todo lo que habéis hecho este año por lo que estáis aquí nominadas es espectacular, deberíamos recoger el premio juntas.
Quiero agradecer a Meg Wolitzer por escribir esta increíble novela y a Jane Anderson por adaptarla al cine.
A Rosalie Swedlin y Claudia Bluemhuber (productoras de la película) por su pasión: ¡han hecho falta 14 años para hacer esta película!
Me involucré en ella gracias a mis maravillosos Kevin y Franklin (agentes de la actriz) que me apoyaron y dijeron: es una gran historia y tenemos que aguantar hasta que suceda.
Ya sabéis, titulándose La buena esposa...
Creo que es la razón por la que necesitó 14 años para ser rodada.
Al interpretar a un personaje que es tan introspectivo pienso en mi madre, que toda su vida se difuminó ella misma en favor de mi padre. A los 80 años, ella me dijo: Siento que no he conseguido nada en la vida. Era tan terrible...
Creo que lo que he aprendido de toda esta experiencia es que, mujeres, somos cuidadoras, eso es lo que se espera de nosotras.
Tenemos a nuestros hijos, a nuestros maridos y, si somos afortunadas, a nuestros padres.
Pero tenemos que encontrar aquello que nos hace sentir realizadas. Tenemos que seguir nuestros sueños y decir: puedo hacer y tengo el derecho de hacerlo".
Cuando era pequeña, me sentía como Muhammad Ali, que decía sentirse destinado a ser boxeador.
Yo me sentía destinada a ser actriz. Veía las primeras películas de la Disney y a Hayley Mills y me decía: ¡puedo hacer eso! Y aquí estoy hoy.
En septiembre se cumplirán mis 45 años como actriz y no puedo imaginar haber tenido una vida más maravillosa.
Gracias a Björn Runge, que dirigió La buena esposa, que confió en el plano corto, que sabía dónde poner la cámara y cómo iluminar a los actores.
A Jonathan Pryce, qué gran compañero.
A mi hija Annie, que sentó las bases de este personaje. Te quiero, cariño. Muchas gracias.
También ha animado a otras mujeres a ejercer la sororidad y a sentirse realizadas cumpliendo con sus objetivos vitales:
"Tenemos que decir: puedo hacerlo y tengo el derecho de hacerlo", ha dicho al subir al escenario del Hotel Beverly Hilton, donde se ha celebrado la gala.
Primer gran premio como actriz de cine
Aunque no lo parezca, esta es la primera vez que Close recoge un gran premio como actriz de cine.
Es su primer Globo de Oro en la categoría cinematográfica, ya que los dos anteriores los ganó en categorías televisivas y ha optado al galardón en otras 11 ocasiones.
Su victoria coloca a la estadounidense como una de las favoritas al Oscar, reconocimiento que nunca ha obtenido a pesar de haber estado seis veces nominada.
Close es también una destacada intérprete de teatro, donde ya ha logrado tres premios Tony.
Aunque La buena esposa ha pasado desapercibida en taquilla y no ha recibido el aplauso general de la crítica especializada, sí que ha inspirado muchos artículos por su marcado acento feminista.
En la cinta, la mujer protagonista recuerda a modo de flashback los inicios de su relación con su célebre marido, en los años 50.
En ese momento, ella era una aspirante a escritora incapaz de romper el techo de cristal que le permitiera triunfar publicando sus propios escritos.
Por eso decidió dedicarse a la vida familiar y a corregir los textos de su marido.
Horas antes de que él recoja el premio Nobel, un periodista interpretado por Christian Slater amenaza con desvelar la verdad del matrimonio.
La primera foto de Ricky Martin con su hija Lucía
El cantante presumió de la pequeña mientras se preparaba para la ceremonia de los Globos de Oro.
Ricky Martin también quiere presumir de ser un hombre que concilia.El cantante y actor se preparó el domingo 6 de enero para la ceremonia de los Globos de Oro —a la que acudió en calidad de intérprete de la serie El asesinato de Gianni Versace— y no quiso hacerlo solo: estuvo acompañado por su hija, Lucía.
"Multitasking", multitarea, titula Martin la foto en la que se ve cómo un peluquero le prepara con él aún vestido con ropa y zapatillas de andar por casa.
Si en la mano derecha sujeta su móvil, con la izquierda mece el carrito de bebé de su tercera hija, Lucía.
El cantante y su pareja, el artista plástico Jwan Yosef, anunciaron el pasado 1 de enero que habían vuelto a ser padres.
Tras sus hijos Matteo y Valentino, nacidos hace 10 años por gestación subrogada, ahora han tenido a Lucía Martin-Yosef.
La ceremonia de los Globos de Oro ha sido una de las primeras oportunidades para ver en público al cantante tras el anuncio de su paternidad, que anunció a través de un comunicado en sus redes sociales.
Y en esa alfombra roja ha dado algunos detalles sobre su pequeña, de la que ha contado cuando nació: en el mismo día del cumpleaños del actor, el 24 de diciembre.
La pasada Nochebuena el puertorriqueño cumplió 47 años.
De ahí que cobre sentido que la llegada de Lucía había sido "un cumpleaños y celebración de la Navidad única en nuestras vida" y que la niña era "el mejor regalo que podíamos recibir".
"Nació hace 12 días; de hecho, en el día de mi cumpleaños. Fue genial", contaba Ricky Martin el 6 de enero a su llegada al acto. "Hemos vuelto a empezar de cero, y tengo un marido maravilloso que está cuidando de la pequeña ahora mismo.
Todo es fantástico", explicaba él, según recoge People.
El nombre y, ahora, la fecha de nacimiento de la pequeña son los únicos detalles que han dado Martin y Yosef de la llegada de Lucía. Siempre muy celoso de su intimidad, en los últimos años, el cantante habla de su vida privada con cuentagotas; el pasado enero fue cuando anunció que se había casado con el artista de origen sirio aunque exiliado en Suecia Jwan Yosef, con quien vive en Los Ángeles, California.
Sin embargo, en los últimos años sí que ha mostrado a sus hijos mayores, a los que ha llevado a alguna alfombra roja.
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