La broma de considerar a 'Bohemian Rhapsody' como el mejor drama subraya, más allá de la extraña elección, que la película de Cuarón es el filme del año.
Así que el triunfo en la 76ª edición de Bohemian Rhapsody, de Bryan Singer –nombre que no se escuchó durante la ceremonia–, un filme laudatorio sobre una figura fascinante, el líder de The Queen Freddie Mercury, que en pantalla ha quedado limado, sin casi aristas, no deja de ser un chiste.
Y poco más.
La película ha funcionado muy bien en taquilla en todo el mundo –por encima de lo esperado, desde luego, con 750 millones de euros– pero poco más.
Sacha Baron Cohen estuvo mucho tiempo luchando por llevar a Mercury a la pantalla, y abandonó el esfuerzo cuando se percató de que solo le dejarían protagonizar una versión edulcorada del músico.
De su director, Bryan Singer, poco se sabe: en Bohemian Rhapsody no hay ni rastro en pantalla de la fuerza narrativa de Verano de corrupción o Sospechosos habituales, y fue apartado del rodaje poco antes de su final ante las acusaciones de relaciones sexuales con menores.
En los Globos de Oro nadie lo ha recordado.
Si se hubiera mantenido la iniciativa del Oscar a película más popular, a Black Panther le habría salido un duro contrincante.
En cuanto a su protagonista, Rami Malek, efectivamente, da el pego como Mercury.
Pero eso es una imitación, no una interpretación.
Para muestra de su poca relevancia, el año pasado, cuando Guillermo del Toro solo ganó el Globo a la mejor dirección.
Y al final de la temporada de premios la ganadora fue su La forma del agua.
El camino de Roma parece expedito hacia un triunfo jamás antes obtenido: el de ganar en los Oscar el doblete película y película de habla extranjera en los Oscar.
Si no fuera por...
Si no fuera por Green Book.
Otra de las locuras de los Globos de Oro es que las productoras deciden en qué categoría presentar las películas: en drama estaban Bohemian Rhapsody y Ha nacido una estrella (que se ha llevado el gran zasca de la noche, dejando a Lady Gaga con un único premio, el de mejor canción, y dándole, en detrimento de la cantante, a Glenn Close el de mejor actriz por la plana y fallida La buena esposa).
Las votaciones a las candidaturas de los Oscar empiezan hoy y se cierran el lunes que viene, así que Ha nacido una estrella ha salido muy mal parada de la noche en el hotel The Beverly Hilton.
En la categoría de comedia o musical encontraron su refugio una película amable, El vicio del poder, y un fascinante filme histórico irreverente, La favorita, del griego Giorgos Lanthimos.
Ambos han obtenido premio para sus protagonistas, claramente destacados en la carrera a los Oscar: Christian Bale (enorme su discurso, con citas a Satán, que parecía alterado por la bebida que había desaparecido de las botellas de su mesa) y Olivia Colman. Queda Green Book, con su mensaje de paz y de unión entre etnias en Estados Unidos.
Si el afroamericano Spike Lee señala a los blancos y les espeta lo racistas que han sido y que aún pueden ser con Infiltrado en el KKKlan, Peter Farrelly apuesta por un clima de entendimiento y de concordia ante males mayores (¿Trump?).
Los blancos también pueden ser benévolos en estos tiempos de enfrentamientos interraciales.
Green Book no supera la categoría de buena película que alberga un trabajo reseñable, el de Viggo Mortensen.
Y otro año habría sido un digno título acompañante a los triunfadores de la temporada.
Ahora tiene más posibilidades si los votantes no se rinden ante la evidencia: Roma, de Alfonso Cuarón, destaca en este pelotón.
Se ha llevado los galardones a mejor dirección y película extranjera (al no ser en inglés no podía entrar en drama).
El cineasta mexicano está en disposición de conseguir uno de los pocos récords que quedan inmaculados en los Oscar: el de ganar a la vez en película y película de habla extranjera.
Ha habido filmes que han triunfado en la segunda categoría y a la vez eran candidatos a la primera (Z, La vida es bella, Amor).
Sin embargo, nadie ha obtenido el doblete. Por falta de contrincantes y por méritos propios, Roma ganará.
Solo falta que los académicos de Hollywood se fijen en eso y no en que sea en español y mixteco o que la produzca una plataforma digital.
¿Y si Cuarón levanta cinco estatuillas: película, dirección, guion, fotografía y película de habla extranjera?
Desde el Nuevo Hollywood con Coppola, Scorsese o Friedkin, ninguna generación había marcado a toda la industria como ocurre hoy en día con los tres amigos mexicanos: Cuarón, Del Toro y González Iñárritu.
Vuelta final a los Globos de Oro.
El resumen lo hizo Bill Murray, quien aseguró desde el escenario que lo mejor de esa gala era... y señaló una gigantesca copa dorada de champán Moët & Chandon. Suerte para él.
Al otro lado de los televisores, nadie podía disfrutar de las burbujas y sí atragantarse con una ceremonia aburrida e incoherente.