Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 dic 2018

El tuit de Pérez-Reverte que hace saltar las lágrimas tras lo que le hace un cazador a un zorro con una pata amputada: "Durísimo..."

La imagen es devastadora. El Partido Animalista PACMA ha compartido en Twitter el brutal ensañamiento de un supuesto cazador contra un zorro.

En el vídeo, que ha provocado la consternación de miles de personas en las redes sociales, un tipo armado con una escopeta encuentra a un pequeño zorro entre los matorrales cercanos a un campo cultivado.
PACMA 
En ese momento, comienza un auténtico infierno para el animal, que es apaleado, lanzado por los aires, pateado y pisado hasta la muerte por un individuo a quien se escucha gozar con la salvajada.

"Espera, espera, déjalo", comienza diciendo el supuesto cazador, justo antes de empezar a golpear con la escopeta al zorro: 
"Esto es lucha libre, hermano", se acierta a entender al individuo, que muestra al animal que tiene una pata amputada, probablemente por una trampa de caza. 

Muchas asociaciones y páginas web de caza han mostrado su indignación ante la actitud de este supuesto cazador, argumentando que "esto no tiene nada que ver con la caza" y difundiendo la imagen del protagonista del aberrante vídeo: 
"Los cazadores somos los primeros que vamos a denunciarle por todas las vías que nos sea posible", sentencian.
Sin embargo, uno de los más críticos, no sólo con el agresor del zorro, si no también con la "infame legislación española", ha sido el escritor y académico Arturo Pérez-Reverte, reconocido defensor de los animales.
Su argumento es tan real como desolador:
"Según la infame legislación española, este abyecto animal, aunque sea identificado por la Guardia Civil, se irá de rositas, con sólo una multa que posiblemente ni siquiera pague", afirma.

27 dic 2018

Carmen Thyssen y Cultura se dan un nuevo plazo de tres meses para decidir sobre la colección

 

El conjunto de 429 obras, prestadas gratis desde 2002, se expone en el mismo museo que la adquirida por el Estado a Heinrich Thyssen-Bornemisza.

museo thyssen
Carmen Cervera en la presentación de la obra de Caravaggio 'Santa Catalina de Alejandría' en el Museo Thyssen- Bornemisza.
El próximo sábado 30 de diciembre se vencía el último plazo dado por Carmen Cervera para mantener su colección de 429 obras depositadas de manera gratuita en el Thyssen desde 2002 por 12 años, y ambas partes han decidido darse tres meses más de plazo para rematar la negociación.

 Era el enésimo aplazamiento conseguido el pasado 18 de junio en una reunión secreta celebrada en el propio museo en la que participaron la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el ministro de Cultura, José Guirao, y la propietaria de las obras, Carmen Thyssen.
El cambio de fecha se debe a la necesidad de más tiempo para estudiar el tema por parte del Ministerio de Cultura y de los representantes legales de Carmen Cervera, MA Abogados, el despacho de Ángel Acebes y José María Michavilla.
 En conversación telefónica, Carmen Thyssen aseguró que sobre la mesa no existe la petición de 9 millones de euros anuales en concepto de alquiler, según se había publicado en algún medio de comunicación.
 Fuentes de Cultura ratificaron la versión de la baronesa.
La colección de Carmen Cervera procede en su mayor parte de la herencia que obtuvo al enviudar del barón Thyssen. Son obras que nada tienen que ver con la que fue adquirida por el Estado español a Heinrich Thyssen-Bornemisza en 1993, en una operación por la que se pagaron 350 millones de dólares a cambio de 775 obras maestras que datan de los siglos XIII y XIV hasta las últimas décadas del XX.
Las piezas propiedad de la baronesa depositadas en el Thyssen y expuestas en el Palacio de Villahermosa desde 2004 tienen en su núcleo central obras maestras de Canaletto, Fragonard, Courbet, Boudin, Monet, Sisley, Renoir, Degas, Rodin, Matisse, Picasso o Kirchner y la joya de la corona, el célebre Mata Mua (1892) de Paul Gauguin. 
En origen, ese legado sumaban 655 obras, una cantidad que se ha ido mermando a la vez que Carmen Thyssen abría nuevos museos con su nombre y trasladaba allí pinturas españolas. Tiene museos en Málaga, San Feliú de Guixols y Andorra.
Desde 2002, año de la formalización del depósito, Carmen Cervera consiguió una ampliación del edificio, el Palacio de Villahermosa, para exhibir sus pinturas en óptimas condiciones. El mantenimiento, estudio y conservación han corrido a cargo del Estado y ha supuesto una revalorización permanente del conjunto sin que a ella se le exigiera ninguna contrapartida a largo plazo. Siempre con la autorización del Patronato del museo, del que ella es vicepresidenta vitalicia y cuenta con cuatro representantes permanentes, la baronesa ha podido prestar, cambiar y mover piezas según sus necesidades.
 Gracias a que el acuerdo de depósito le autoriza a vender hasta el 10% de su colección, Carmen Cervera se desprendió en 2012 de una de las joyas de su colección pretextando falta de liquidez: La esclusa, de John Constable fue subastada en la sede londinense de Christie’s por 27,89 millones de euros con el disgusto de parte del patronato.
 Después habló de la posibilidad de desprenderse también de Caballos de carreras en un paisaje (1894), pastel sobre papel de Edgar Degas, El puente de Charing Cross en Londres, de Monet, e incluso el emblemático Mata Mua (1892) de Paul Gauguin. No llegó a venderlas.

 La negociación que Carmen Thyssen ha mantenido con los responsables de Cultura a lo largo de estos años ha pasado por Mariano Rajoy, Pilar del Castillo, Carmen Calvo, César Antonio Molina, Ángeles González-Sinde, José Ignacio Wert, Íñigo Méndez de Vigo y José Guirao.
 Siempre ha dicho que se entendió muy bien con Rajoy y con Carmen Calvo, la vicepresidenta actual del gobierno y la única que llegó a hacer una oferta de compra de la colección que fue rechazada por la baronesa.

 

Tregua.................................................... Luz Sánchez-Mellado

Cada uno puede creer en lo que quiera hasta que le dé la gana.

Los Reyes Magos.
Los Reyes Magos.
Cuando éramos críos y teníamos dos semanas largas de vacaciones entre el viernes antes de la Lotería y el lunes después de Reyes, estos días tontos entre Nochebuena y Nochevieja, y luego entre Año Nuevo y la Cabalgata, eran casi mejores que las fiestas. 
Si hubiera una época —o un estado de ánimo, que al final es lo mismo— a la que volver en tiempo de zozobra, una elegiría esa bendita tregua entre el hartazgo del primer empacho de polvorones y la ilusión de saber que el verdadero turrón estaba aún por llegar enseguida.
 Esos días eternos en los que te levantabas tarde, hacías los deberes en pijama, comías protestando el hervido que ponía tu madre para desengrasar las comilonas, salías a la calle con la emoción de las vísperas de algo grande, y te ibas a la cama con la certeza de que nada malo podía pasarte en la vida. 
Esa paz. Ese abandono. Esa confianza ciega
. Ese ser feliz sin saber que lo eras. 
Esa sensación de estar en casa que nunca más vuelves a tener por muchas casas y cosas que tengas.
 Esos eran, son, los verdaderos Reyes.
 Vale, estoy floja.
 Me pasa todos los años desde que soy huérfana y madre al tiempo. Oscilo entre el ataque severo de hiperglucemia y la amarga tendencia a meter la cabeza bajo el ala a esperar a que escampe el espíritu navideño.
 Por eso entiendo tanto a ese padre que ha creado una web para demostrarle a su hija de 10 años que los Reyes Magos existen, como al presidente Trump, que ha tenido la bilis de preguntarle a un niño de siete si aún sigue creyendo en Santa Claus, rompiéndole el mito para siempre.
 Un iluso y un cenizo, en el mejor y el peor sentido de la palabra. Entre ambos extremos se debate una estos días.
 Dicho esto, cada uno puede creer en lo que quiera hasta que le dé la gana.
 Los mayores también creemos que con unos chutes de ácido en la jeta o un injerto de pelo en la calva vamos a ser más felices y nadie nos dice nada. 
Hasta 2019.

 

Las mejores películas de 2018, según Carlos Boyero

Estas son las ficciones más destacadas por el crítico de EL PAÍS este año.

Carlos Boyero enumera sus películas preferidas de este año
Carlos Boyero, crítico de cine de EL PAÍS, realiza un recorrido por algunas de las películas que más “magia, emoción y entretenimiento” le han producido en 2018.
 Cuatro de ellas españolas: Carmen y Lola, Campeones, El reino y Petra.