La popular cantante afronta uno de los momentos más difíciles de su vida ante una enfermedad ocular degenerativa e incurable.
“Otros se mueren de cáncer y yo me estoy quedando ciega. Es duro. No tiene cura”, explicaba Massiel a Bertín Osborne en el programa de televisión Mi casa es la vuestra.
La cantante, de 71 años, revelaba así el duro momento que atraviesa por
culpa de una degeneración macular que ya le ha privado prácticamente de
la visión de un ojo y cuyo pronóstico es que muy probablemente termine
dejándola ciega del todo.
La popular artista, un auténtico icono de
España desde su victoria en el festival de Eurovision de 1968,
relató los detalles de su enfermedad con normalidad e incluso con
sentido del humor.
Al mismo tiempo ofreció detalles que confirmaban lo
mal que lo está pasando. “Con un ojo veo periférico. Si me tapo el otro
no te veo la cara.
Podría no caerme pero no puedo ir al cine o al
teatro.
Me he sentido muy mal porque no lo aceptaba y era un hándicap
tremendo. Cada vez que pierdo visión me cabreo”, confesó.
Desde su entorno cuentan que vive con miedo e inseguridad, pero por otro
lado se obliga a sí misma a salir y a no perderse ningún sarao para que
no le gane la batalla la enfermedad.
Sus problemas de visión empezaron
en 2012, cuando interpretaba a Carlotta Campion en el mítico musical de Broadway Follies en el Teatro Español de Madrid. Entonces contó que tenía “que
ir con una bombilla”.
Ahora ha desvelado que lleva siete años
pinchándose en el ojo pero no ha podido frenar el avance de la
enfermedad, que “es una bomba de relojería y no se sabe cómo puede
evolucionar”.
A pesar de todo la Tanqueta de Leganitos volvió a hacer
gala de su famosa agudeza y soltó un “soy la tuerta más famosa de España
después de la princesa de Éboli”.
Pese a su lucha por seguir con su
vida, estos años desde el diagnóstico de la degeneración macular han
coincidido con un periodo de retiro de profesional y mucha menos
presencia pública.
Este 2018 se han cumplido 50 años del triunfo de María
de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa, Massiel, en el festival de la
canción de Eurovision en 1968.
La madrileña tenía 21 años cuando se
impuso a Cliff Richard y se hizo con el primer triunfo para España con su La, la, la.
El éxito de Massiel en el certamen fue un símbolo de los tiempos de
apertura que vivía el país y ella regresó convertida en un fenómeno.
Después desarrolló una larga carrera como cantante, actriz, compositora y
colaboradora de televisión, pero ninguno de sus proyectos tuvo ni de
lejos la trascendencia de aquella actuación en el Royal Albert Hall de
Londres
Al mismo tiempo se mostró agradecida porque el
festival le hizo “entrar en el corazón de los españoles”, y porque los
eurofans han mantenido su vigencia como artista gracias a las redes
sociales.
Hoy ha tenido que celebrar los 50 años de su mayor
éxito en uno de sus peores momentos personales.
Massiel se mantiene de
alguna colaboración y de un modesto patrimonio, y este mismo año
declaraba al ser preguntada a qué dedica su tiempo: “A lo que me da la
gana, que para eso me lo he ganado”.
Vive sola en Madrid ya que su hijo Aitor, de 41 años
y fruto de su relación con Carlos Zayas, se independizó hace tiempo y
ha formado su propia familia, aunque comparten todo el tiempo que
pueden.
Desde su matrimonio con el periodista Pablo Lizcano,
que duró de 1985 a 1988, a la cantante no se le ha conocido ninguna
relación estable.
El año pasado pasó por otro momento durísimo cuando su
casa de San Rafael (Segovia) quedó arrasada en un incendio.
Su hijo
estaba dentro y tuvo que escapar sin poder hacer nada para sofocar las
llamas. Pero ningún contratiempo ha minado a Massiel como la enfermedad
que podría dejarla ciega.
Por ahora no le ha impedido seguir disfrutando
de una de sus mayores pasiones, leer, aunque lo hace con la ayuda de
una lupa de gran tamaño.
Su vida está marcada por la incertidumbre de la
evolución de la enfermedad. En el programa contó que a su médico le da
miedo operarle de cataratas, y confesó cuál es su mayor deseo: “Solo
pido que me quede como estoy”.