El gánster que inspiró películas como ‘Infiltrados’ murió golpeado en una celda en la que estuvo una sola noche.
James Whitey Bulger
ingresó la noche del lunes en silla de ruedas en una prisión de alta
seguridad en Virginia Occidental.
A la mañana siguiente no se presentó a desayunar. Horas después, un médico forense certificó su muerte.
El cuerpo del hombre, de 89 años, estaba envuelto en una manta sobre su cama con la cabeza apoyada en la almohada.
Parecía estar durmiendo, pero en realidad acababa de ser asesinado. Era el tercer homicidio que tenía lugar en la cárcel de alta seguridad Hazelton en los últimos seis meses.
Pero este no era un recluso cualquiera.
El hombre al que habían reventado a golpes era el otrora padrino de la mafia irlandesa del sur de Boston en la década de los setenta y ochenta.
Fue capo, chivato y prófugo.
Ahora es el protagonista a su pesar de un crimen espeluznante.
El FBI lleva la investigación del asesinato de su viejo compañero de aventuras.
En 1975, cuando Bulger lideraba una sangrienta batalla al frente de la banda de Winter Hill para hacerse con el negocio del tráfico de drogas y las apuestas ilegales, el FBI le ofreció un trato: él entregaba información relevante sobre sus rivales de la mafia italiana a cambio de que los agentes no se interpusieran en su camino.
El confidencial acuerdo se respetó durante años.
Hasta que en 1994 el agente retirado John Connolly, que era amigo del poderoso gánster desde la infancia, le alertó de que iba a ser encausado.
Bulger y su pareja, Catherine Greig, desaparecieron del inframundo en el que estaban inmersos.
Su fuga obligó a destapar detalles ocultos de su vida, como que había sido un soplón.
Ese detalle le granjeó una condena pública al FBI, por haber permitido que cometiera asesinatos uno de sus informantes.
Y también el desprestigio de Bulger en el entorno criminal, que condena a "las ratas".
Durante 16 años, Bulger fue uno de los criminales más buscados de Estados Unidos.
Tras la muerte de Osama bin Laden en 2011, subió al primer puesto de la lista.
Las agencias de investigación, ya estigmatizadas por haber hecho un trato con el padrino de la mafia irlandesa, fueron criticadas duramente por no dar con su paradero.
Ese mismo año, el FBI decidió cambiar de estrategia y centrar sus esfuerzos en encontrar a Greig, la compañera de Bulger.
A través de una intensa campaña en los medios, en los que publicaron fotos de cuál sería el aspecto de la mujer y cuáles eran sus aficiones, el FBI recibió una llamada.
Era de una reina de la belleza. Anna Bjornsdottir, Miss Islandia en 1974, informó de que su vecina de Santa Mónica (California) era la mujer que aparecía en los anuncios y por la que se ofrecía una recompensa de dos millones de dólares.
La pareja se hacía llamar Charlie y Carol Gasko, unos jubilados del Medio Oeste.
A la mañana siguiente no se presentó a desayunar. Horas después, un médico forense certificó su muerte.
El cuerpo del hombre, de 89 años, estaba envuelto en una manta sobre su cama con la cabeza apoyada en la almohada.
Parecía estar durmiendo, pero en realidad acababa de ser asesinado. Era el tercer homicidio que tenía lugar en la cárcel de alta seguridad Hazelton en los últimos seis meses.
Pero este no era un recluso cualquiera.
El hombre al que habían reventado a golpes era el otrora padrino de la mafia irlandesa del sur de Boston en la década de los setenta y ochenta.
Fue capo, chivato y prófugo.
Ahora es el protagonista a su pesar de un crimen espeluznante.
El FBI lleva la investigación del asesinato de su viejo compañero de aventuras.
En 1975, cuando Bulger lideraba una sangrienta batalla al frente de la banda de Winter Hill para hacerse con el negocio del tráfico de drogas y las apuestas ilegales, el FBI le ofreció un trato: él entregaba información relevante sobre sus rivales de la mafia italiana a cambio de que los agentes no se interpusieran en su camino.
El confidencial acuerdo se respetó durante años.
Hasta que en 1994 el agente retirado John Connolly, que era amigo del poderoso gánster desde la infancia, le alertó de que iba a ser encausado.
Bulger y su pareja, Catherine Greig, desaparecieron del inframundo en el que estaban inmersos.
Su fuga obligó a destapar detalles ocultos de su vida, como que había sido un soplón.
Ese detalle le granjeó una condena pública al FBI, por haber permitido que cometiera asesinatos uno de sus informantes.
Y también el desprestigio de Bulger en el entorno criminal, que condena a "las ratas".
Durante 16 años, Bulger fue uno de los criminales más buscados de Estados Unidos.
Tras la muerte de Osama bin Laden en 2011, subió al primer puesto de la lista.
Las agencias de investigación, ya estigmatizadas por haber hecho un trato con el padrino de la mafia irlandesa, fueron criticadas duramente por no dar con su paradero.
Ese mismo año, el FBI decidió cambiar de estrategia y centrar sus esfuerzos en encontrar a Greig, la compañera de Bulger.
A través de una intensa campaña en los medios, en los que publicaron fotos de cuál sería el aspecto de la mujer y cuáles eran sus aficiones, el FBI recibió una llamada.
Era de una reina de la belleza. Anna Bjornsdottir, Miss Islandia en 1974, informó de que su vecina de Santa Mónica (California) era la mujer que aparecía en los anuncios y por la que se ofrecía una recompensa de dos millones de dólares.
La pareja se hacía llamar Charlie y Carol Gasko, unos jubilados del Medio Oeste.
Doble cadena perpetua
Dos años después, Bulger fue declarado culpable de 31 delitos de extorsión, lavado de dinero, tráfico de drogas, tenencia de armas y pertenencia a banda organizada, además de 11 de los 19 asesinatos que se le imputaban.La sentencia que recibió fue una doble cadena perpetua más cinco años.
Bulger purgó su pena en una prisión de Florida hasta que lo trasladaron por mal comportamiento
. En una ocasión fue reprendido por masturbarse frente a un empleado y en febrero pasado por amenazar de muerte a un asistente de la enfermería.
Tras ese episodio fue confinado en una celda de aislamiento hasta el 23 de octubre, cuando lo trasladaron a Oklahoma.
Se desconoce por qué le cambiaron de prisión nuevamente esta semana.
Tampoco se sabe por qué un prisionero de tal perfil fue asignado a las celdas que ocupa el resto de la población reclusa.
“Ponerlo ahí fue una sentencia de muerte”, dijo anteayer un funcionario del sindicato de trabajadores de la prisión.
La vida de película que tuvo Bulger fue llevada a la pantalla grande en dos ocasiones: The Departed (Infiltrados, en su traducción en España), de Martin Scorsese, que ganó cuatro Oscar en 2007 y en la que le dio vida Jack Nicholson, y Black Mass (2015) de Scott Cooper, protagonizada por Johnny Depp.
El famoso gánster terminó condena de forma prematura, víctima de una paliza con un candado envuelto en un calcetín, según afirmaron varios funcionarios federales a NBC News.
Una vez más, bajo el anonimato.
Porque en esta historia, con más muertos que vivos, nadie quiere tener cuentas pendientes que saldar.