24 oct 2018
Su alegria en su riguroso trabajo
La entonces Ministra de Cultura Carmen Alborch junto a los Reyes D. Juan Carlos y Dña. Sofía, habla durante la entrega del Premio Cervantes al escritor Miguel Delibes, el 25 de abril de 1994.
El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero abraza a Carmen Alborch durante un mitin en Valencia, el 28 de febrero de 2004.
La ex ministra socialista de Cultura Carmen Alborch, durante los actos conmemorativos del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Valencia, el 5 de marzo de 1994.
La ex ministra socialista, carmen Alborch, posa antes de una entrevista en el Ayuntamiento de Valencia, el 17 de septiembre de 2010.
El actor Alberto Closas es felicitado por la ministra de cultura, Carmen Alborch, tras haber sido galardonado con el XXIII premio de teatro 'Mayte', por su interpretación en la obra 'El canto de los cisnes', el 2 de marzo de 1994.
José Borrell y Carmen Alborch en un pasillo del Congreso, el 9 de junio de 1998.
El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero abraza a Carmen Alborch durante un mitin en Valencia, el 28 de febrero de 2004.
Carmen Alborch, ex ministra de Cultura, saluda cariñosamente al poeta Rafael Alberti en la celebración de su 93 cumpleaños en El Puerto de Santa María (Cádiz), el 17 de diciembre de 1995.
El ex presidente del Gobierno Felipe González, junto a Carmen Alborch en un acto electoral celebrado en Quart de Poblet (Valencia), el 21 de febrero de 2004.
Carmen Alborch posa para una entrevista, el 27 de junio de 2014.
No te olvidamos.
Con “una personalidad de una enorme proyección social”, como la definió el filósofo Javier de Lucas en la laudatio
con motivo de haber sido distinguida por la Universidad de Valencia por
su trayectoria académica y política en 2017, Alborch había sido
distinguida con distintos galardones como Officer dans l’Ordre des Arts
et Lettres del Gobierno francés, la Cruz de San Raimundo Peñafort, la
Gran cruz de Carlos III o la Gran cruz de la Orden del Mérito Civil.
Adios Carmen
Nacida en Castelló de Rugat (Valencia) en 1947, Alborch fue un referente
en el feminismo español, al que aportó varios libros como Solas, Malas o Libres,
con un fuerte compromiso en la lucha por la igualdad que la llevó a
denunciar que las mujeres estuvieran ausentes de los espacios de poder a
pesar de los años de desarrollo democrático en España.
El pasado 9 de Octubre recibió la mayor condecoración valenciana, la Alta Distinción de la Generalitat.
Allí, sacó fuerzas de flaqueza para defender sus ideas. Fue su último acto público, rodeado de sus amigos y familiares, y en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El feminismo "ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos" y por ello "debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad", afirmó en el Palau de la Generalitat.
La exministra socialista destacó que es "imprescindible la lucha" y la "esperanza" por una sociedad mejor y más igualitaria, y se mostró esperanzada de que el "efecto" contagio surgido en la sociedad tras el movimiento feminista continúe, lo que ha permitido que "se escuchen más voces diferentes" y la apertura de "más espacios" para las mujeres y para los hombres "cómplices".
Polifacética, vitalista y con un poderoso carisma, Alborch iluminó la sórdida Valencia que surgía de la dictadura.
Lo hizo, primero, desde la Facultad de Derecho como primera mujer directora del Departamento de Derecho Mercantil y como primera decana, y luego desde la Consejería de Educación y Cultura, adonde llegó de la mano del entonces consejero Ciprià Ciscar.
Tras comandar la Dirección General de Cultura de la Generalitat valenciana y de poner en marcha el Instituto Valenciano de las Artes Escénicas (IVAECM), fue nombrada directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
Su afición por la cultura venía de lejos.
Fue cofundadora de una galería de arte y era una presencia habitual de cualquier acto cultural, primero en su ciudad, Valencia, y más tarde en Madrid.
Llegó al ministerio impulsada por la luz que irradiaba el IVAM, que dirigió desde 1989 hasta que Felipe González la llamó a su lado en la Moncloa en 1993.
Con ella al frente y con un excelente equipo que supo crear a su alrededor, encabezado por Vicente Todolí, exdirector de la Tate Modern, el museo valenciano se convirtió muy pronto en un referente nacional e internacional en el ámbito del arte moderno y contemporáneo.
Tras dejar el ministerio, Alborch fue candidata por el PSOE al Ayuntamiento de Valencia y senadora.
Con “una personalidad de una enorme proyección social”, como la definió el filósofo Javier de Lucas en la laudatio con motivo de haber sido distinguida por la Universidad de Valencia por su trayectoria académica y política en 2017, Alborch había sido distinguida con distintos galardones como Officer dans l’Ordre des Arts et Lettres del Gobierno francés, la Cruz de San Raimundo Peñafort, la Gran cruz de Carlos III o la Gran cruz de la Orden del Mérito Civil.
El pasado 9 de Octubre recibió la mayor condecoración valenciana, la Alta Distinción de la Generalitat.
Allí, sacó fuerzas de flaqueza para defender sus ideas. Fue su último acto público, rodeado de sus amigos y familiares, y en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El feminismo "ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos" y por ello "debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad", afirmó en el Palau de la Generalitat.
La exministra socialista destacó que es "imprescindible la lucha" y la "esperanza" por una sociedad mejor y más igualitaria, y se mostró esperanzada de que el "efecto" contagio surgido en la sociedad tras el movimiento feminista continúe, lo que ha permitido que "se escuchen más voces diferentes" y la apertura de "más espacios" para las mujeres y para los hombres "cómplices".
Polifacética, vitalista y con un poderoso carisma, Alborch iluminó la sórdida Valencia que surgía de la dictadura.
Lo hizo, primero, desde la Facultad de Derecho como primera mujer directora del Departamento de Derecho Mercantil y como primera decana, y luego desde la Consejería de Educación y Cultura, adonde llegó de la mano del entonces consejero Ciprià Ciscar.
Tras comandar la Dirección General de Cultura de la Generalitat valenciana y de poner en marcha el Instituto Valenciano de las Artes Escénicas (IVAECM), fue nombrada directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
Su afición por la cultura venía de lejos.
Fue cofundadora de una galería de arte y era una presencia habitual de cualquier acto cultural, primero en su ciudad, Valencia, y más tarde en Madrid.
Llegó al ministerio impulsada por la luz que irradiaba el IVAM, que dirigió desde 1989 hasta que Felipe González la llamó a su lado en la Moncloa en 1993.
Con ella al frente y con un excelente equipo que supo crear a su alrededor, encabezado por Vicente Todolí, exdirector de la Tate Modern, el museo valenciano se convirtió muy pronto en un referente nacional e internacional en el ámbito del arte moderno y contemporáneo.
Tras dejar el ministerio, Alborch fue candidata por el PSOE al Ayuntamiento de Valencia y senadora.
Con “una personalidad de una enorme proyección social”, como la definió el filósofo Javier de Lucas en la laudatio con motivo de haber sido distinguida por la Universidad de Valencia por su trayectoria académica y política en 2017, Alborch había sido distinguida con distintos galardones como Officer dans l’Ordre des Arts et Lettres del Gobierno francés, la Cruz de San Raimundo Peñafort, la Gran cruz de Carlos III o la Gran cruz de la Orden del Mérito Civil.
Muere la exministra Carmen Alborch a los 70 años
Cuando Pedro Sánchez formó el Gobierno, la eché mucho de menos, y me preguntaba a que se debería su ausencia.
Era una gran mujer, una gran profesional yno sabía nada nada de ella.
Resultó que estaba enferma y hoy nos dicen que murió.
Su pelo rojizo, su forma de vestir y sobre todo su sonrisa la hicieron diferente.
Descansa en paz, ya ves que no te olvidamos.
Era una gran mujer, una gran profesional yno sabía nada nada de ella.
Resultó que estaba enferma y hoy nos dicen que murió.
Su pelo rojizo, su forma de vestir y sobre todo su sonrisa la hicieron diferente.
Descansa en paz, ya ves que no te olvidamos.
Desde este miércoles permanecía sedada en su casa en Valencia.
La exministra socialista Carmen Alborch
ha fallecido este miércoles a los 70 años víctima del cáncer que
padecía desde hace un año.
Desde este miércoles permanecía sedada en su casa en Valencia a la espera del irremediable desenlace.
Su desaparición deja un profundo vacío en el ámbito cultural y político tanto valenciano como español.
Alborch fue la musa de la modernidad de Valencia, hasta el punto que el Gobierno de Felipe González la tomó como santo y seña de su política cultural nombrándola ministra en 1993, cargo que ocupó hasta 1996.
Alborch fue la primera decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia y directora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM).
El pasado 9 de Octubre recibió la mayor condecoración valenciana, la Alta Distinción de la Generalitat.
Allí, sacó fuerzas de flaqueza para defender sus ideas.
Fue su último acto público, rodeado de sus amigos y familiares, y en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El feminismo "ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos" y por ello "debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad", afirmó en el Palau de la Generalitat.
La exministra socialista destacó que es "imprescindible la lucha" y la "esperanza" por una sociedad mejor y más igualitaria, y se mostró esperanzada de que el "efecto" contagio surgido en la sociedad tras el movimiento feminista continúe, lo que ha permitido que "se escuchen más voces diferentes" y la apertura de "más espacios" para las mujeres y para los hombres "cómplices".
En su currículum figuran numerosas distinciones por su lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, como Premio de Mujeres Progresistas, Premio Meridiana de la Junta de Andalucía, Premio Rosa Manzano 2007 o Premio de Gabriela Sánchez Aranda 2009. Es socia de honor de la Asociación Clásicas y Modernas y de la Asociación de mujeres investigadoras y tecnólogas (AMIT). Además, ha recibido también el Premio Generando Arte 2015 concedido por la Asociación Generando Arte de mujeres artistas.
Desde este miércoles permanecía sedada en su casa en Valencia a la espera del irremediable desenlace.
Su desaparición deja un profundo vacío en el ámbito cultural y político tanto valenciano como español.
Alborch fue la musa de la modernidad de Valencia, hasta el punto que el Gobierno de Felipe González la tomó como santo y seña de su política cultural nombrándola ministra en 1993, cargo que ocupó hasta 1996.
Alborch fue la primera decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia y directora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM).
El pasado 9 de Octubre recibió la mayor condecoración valenciana, la Alta Distinción de la Generalitat.
Allí, sacó fuerzas de flaqueza para defender sus ideas.
Fue su último acto público, rodeado de sus amigos y familiares, y en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El feminismo "ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos" y por ello "debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad", afirmó en el Palau de la Generalitat.
La exministra socialista destacó que es "imprescindible la lucha" y la "esperanza" por una sociedad mejor y más igualitaria, y se mostró esperanzada de que el "efecto" contagio surgido en la sociedad tras el movimiento feminista continúe, lo que ha permitido que "se escuchen más voces diferentes" y la apertura de "más espacios" para las mujeres y para los hombres "cómplices".
En su currículum figuran numerosas distinciones por su lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, como Premio de Mujeres Progresistas, Premio Meridiana de la Junta de Andalucía, Premio Rosa Manzano 2007 o Premio de Gabriela Sánchez Aranda 2009. Es socia de honor de la Asociación Clásicas y Modernas y de la Asociación de mujeres investigadoras y tecnólogas (AMIT). Además, ha recibido también el Premio Generando Arte 2015 concedido por la Asociación Generando Arte de mujeres artistas.
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