El pasado 9 de Octubre recibió la mayor condecoración valenciana, la Alta Distinción de la Generalitat.
Allí, sacó fuerzas de flaqueza para defender sus ideas. Fue su último acto público, rodeado de sus amigos y familiares, y en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El feminismo "ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos" y por ello "debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad", afirmó en el Palau de la Generalitat.
La exministra socialista destacó que es "imprescindible la lucha" y la "esperanza" por una sociedad mejor y más igualitaria, y se mostró esperanzada de que el "efecto" contagio surgido en la sociedad tras el movimiento feminista continúe, lo que ha permitido que "se escuchen más voces diferentes" y la apertura de "más espacios" para las mujeres y para los hombres "cómplices".
Polifacética, vitalista y con un poderoso carisma, Alborch iluminó la sórdida Valencia que surgía de la dictadura.
Lo hizo, primero, desde la Facultad de Derecho como primera mujer directora del Departamento de Derecho Mercantil y como primera decana, y luego desde la Consejería de Educación y Cultura, adonde llegó de la mano del entonces consejero Ciprià Ciscar.
Tras comandar la Dirección General de Cultura de la Generalitat valenciana y de poner en marcha el Instituto Valenciano de las Artes Escénicas (IVAECM), fue nombrada directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
Su afición por la cultura venía de lejos.
Fue cofundadora de una galería de arte y era una presencia habitual de cualquier acto cultural, primero en su ciudad, Valencia, y más tarde en Madrid.
Llegó al ministerio impulsada por la luz que irradiaba el IVAM, que dirigió desde 1989 hasta que Felipe González la llamó a su lado en la Moncloa en 1993.
Con ella al frente y con un excelente equipo que supo crear a su alrededor, encabezado por Vicente Todolí, exdirector de la Tate Modern, el museo valenciano se convirtió muy pronto en un referente nacional e internacional en el ámbito del arte moderno y contemporáneo.
Tras dejar el ministerio, Alborch fue candidata por el PSOE al Ayuntamiento de Valencia y senadora.
Con “una personalidad de una enorme proyección social”, como la definió el filósofo Javier de Lucas en la laudatio con motivo de haber sido distinguida por la Universidad de Valencia por su trayectoria académica y política en 2017, Alborch había sido distinguida con distintos galardones como Officer dans l’Ordre des Arts et Lettres del Gobierno francés, la Cruz de San Raimundo Peñafort, la Gran cruz de Carlos III o la Gran cruz de la Orden del Mérito Civil.
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