Laeticia Hallyday creía tener controlados todos los detalles para su esperada primera visita a Francia desde que abandonara su país de origen tras el multitudinario funeral de su marido,
el icónico roquero Johnny Hallyday, en diciembre del año pasado. Una
llegada milimetrada —pocos días antes de la publicación del esperado
álbum póstumo del cantante, ya superventas aun antes de salir a la
calle, el 19 de octubre—, una imagen renovada, varias entrevistas
concertadas y unas negociaciones discretas pero, según la prensa, muy
avanzadas para solucionar la mediatizada batalla por la jugosa herencia
del cantante que ha dividido al clan familiar desde la muerte del Elvis francés a los 74 años a causa de un cáncer.
Pero sus planes parecen haberse desbaratado más rápido de lo que se
tarda en tararear el estribillo de uno de los múltiples éxitos de su
marido. A comienzos de semana, el diario Le Parisien aseguraba que su regreso, el domingo pasado, se produjo en un “clima familiar apaciguado”. Laeticia Hallyday, de 43 años, lleva enfrentada a los hijos mayores de su marido
desde que, a comienzos de año, se desvelara que el cantante no había
dejado herencia alguna a estos, el también músico David Hallyday, de 52
años, y la actriz Laura Smet, de 34. Solo tras su muerte se supo que
Johnny Hallyday había firmado un nuevo testamento en California, donde
vivió los últimos años, en el que declaraba heredera universal a su
mujer y a las dos hijas que adoptó la pareja, al considerar que en vida
ya ayudó bastante generosamente a sus hijos mayores, fruto de sus
relaciones con la cantante Sylvie Vartan y la actriz Nathalie Baye,
respectivamente.
Johnny Halliday y Laeticia Boudou en una imagen de 2014. GtresOnline
Laura y David Hallyday no se tomaron nada bien la noticia y, a través de la prensa, acusaron a Laeticia de estar tras la decisión de desheredarlos,
hecho que impugnaron ante la justicia. Al contrario que en Estados
Unidos, en Francia la ley no permite que los hijos sean totalmente
desheredados, y es a esto a lo que se han aferrado los vástagos mayores
del cantante, que reclaman un reparto de los bienes inmuebles del
roquero, así como sobre los derechos de autor. Un tribunal de Nanterre,
en las afueras de París, congeló a mediados de abril todos los bienes del cantante
a la espera de una decisión final sobre la herencia, fijada para el 30
de noviembre. Sin embargo, según la prensa francesa, Laeticia y los
hijos de Hallyday están intentando llegar antes de esa fecha a un
acuerdo amistoso.
Le Parisien afirmaba, basándose en fuentes de las dos
partes, que los abogados de Laeticia y de los hijos de Hallyday habían
estado negociando discretamente durante el verano. Muestra de este
“apaciguamiento” en el dividido clan sería el hecho de que Laeticia
autorizó a finales de septiembre que Laura visitara la mansión de
Hallyday en Marnes-la-Coquette, en las afueras de París, donde falleció el cantante el 5 de diciembre pasado. Sin embargo, la revista Closer aseguró este viernes que las negociaciones “están rotas”. Habrían sido los abogados de Laeticia los que decidieron interrumpirlas. La filtración a la prensa de la visita de Laura Smet a la mansión
parisina del roquero habría sido el detonante, asegura la publicación,
según la cual la defensa de Laeticia Hallyday “sospecha que las
indiscreciones solo tenían un objetivo: obligarla a negociar muy rápido
para que la promoción del disco póstumo de Johnny no se vea ensombrecido
por cuestiones de la herencia”. Un álbum, Mon pays c’est l’amour, sobre el que los hijos de Johnny trataron, en vano, de tener algún tipo de control. La noticia del fracaso, al menos momentáneo, de las negociaciones se
conoce el mismo día en el que salió a la venta una biografía de la viuda
de Hallyday —Laeticia, la verdadera historia— en la que la joven esposa del cantante no sale siempre muy bien parada. Coescrita por la directora de Closer,
Laurence Pieau, en el libro, para el cual fueron entrevistados
familiares de la viuda, como su padre, André Boudou, se afirma que
Laeticia “reescribió” un poco su pasado para embellecerlo o que Johnny
tuvo que mentirle cuando le compró un apartamento a su hija Laura en
París mucho más caro de lo que admitió ante su joven esposa, algo que
esta solo descubrió al conocer el testamento de su marido.
Puede que
la sed de iconos la produzca la necesidad de tener noticias buenas entre
tantos disgustos y tanta crispación hueca, como la que flota en el
Congreso.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa durante la presentación de su figura en el Museo de Cera de Madrid.GTRESONLINE
Mientras en el Congreso se presencian enfrentamientos estratégicos y
ruidosos, en la vida el ruido de las fiestas crece y en ellas se hacen
tributos o nacen nuevos iconos. No alcanzan los días de la semana para
acudir a todas. El nivel de solapamiento social llega a quebrar los
nervios. En un mismo día, James Costos, exembajador de Estados Unidos, presenta su libro
escrito junto a Santiago Roncagliolo en Casa de América rodeados de la
aristocracia empresarial y al mismo tiempo, en la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando, Naty Abascal, es homenajeada por la revista Telva. Un tributo con cena, champagne y una exposición de sus mejores trajes, libros y cuadros. Intenté
acudir a las dos convocatorias porque nací con el síndrome de temer
perderme fiestas buenas. Cuando leía absorto los diarios de Andy Warhol,
me maravillaba su capacidad de poder brincar de una fiesta a otra . En
esos diarios anotaba el coste y la propina de cada transporte para
justificar gastos ante Hacienda. Yo intento llevar un control de mis taxis y también de los Cabify.
Uso ambos sistemas porque estoy convencido que debería ser un ejemplo
de convivencia urbana sana. Los taxis han mejorado y los AVT no paran de
ofrecerte agua y hasta una aplicación para comprar chuches entre fiesta
y fiesta. Si Warhol viviera habría disfrutado mucho con todo esto. Por eso me
agradó que en el homenaje para Naty Abascal, ella misma decidiera
colocarme en la mesa que llamo Warhol. ¡No hay nadie como Naty Abascal, eso es la base de su condición icónica! Empecé a fijarme en ella en su etapa duquesa de Feria, porque sonaba tan original en inglés: ¡Duchess of Feria! Después conocí a infinidad de drag queens
latinos que intentaban emularla, con su perfil tan acentuado, esos
cardados aristocratísimos y su despreocupada afición por los vestidos pouf que marcaron aquellos años.
En la exposición de esos trajes en la Real Academia de San Fernando,
la gran mayoría están firmados por Oscar de la Renta y Valentino. También hay varios que diseñó Jacqueline de Ribes, otra de las grandes
damas del estilo y que comparte con Naty esa maravillosa nariz que
desafía las convenciones y convierte sus rostros en monedas clásicas. Perfiles de acusada elegancia. Más o menos ahí radica el secreto de Naty
para ser un icono: extravagancia y rigor, una mezcla en la que caben
muchos adjetivos, tan folk como viscontiniana y que finalmente es natiabascaliana. Después de su cena, decorada con arreglos de flores rebosantes de
colorido y los platos de su colección de vajillas, Miguel Bosé
sorprendió interpretando Sevilla a la homenajeada. Tras la canción, Bosé ensalzó a Naty recordando una pragmática frase de Diana Vreeland: “La elegancia es bajar bien las escaleras”.
Naty Abascal a su llegada a su exposición homenaje 'Una Crónica de Moda', el pasado martes en Madrid.Victor BlancoGTRES
Yo lo practico a diario, siguiendo la escuela originada por Esperanza Roy y Bibiana Fernández, con quien me tocó bajar las estrechas y empinadas escaleras de la Real Fabrica de Tapices.
Allí se celebraron los premios ICON, fiesta donde los millennials se mezclan con los menos millennials,
en eso que Luz Sánchez Mellado llamó: “cruce generacional”.
Después de
conocer al diseñador Dries Van Noten y antes de saludar a Rosalía,
cantante y estrella emergente de la velada, Bibiana se sujetaba del
pasamanos mientras, en el angostísimo cruce, Pedro Almodóvar trataba de
ascender.
Bibiana salvó la situación organizando un selfie, posando
con habilidad iconográfica a pesar de los tacones que llevaba y la
fragilidad de su vestido.
En ese momento vertiginoso pensé que en Madrid
habitan la mayor cantidad de iconos de Europa. Es probable que esta sed de iconos la produzcan la necesidad de tener
noticias buenas entre tantos disgustos y tanta crispación hueca, como
la que flota en el Congreso. Sumido en esta reflexión, decidí acompañar a
Isabel Preysler a desvelar su figura en el Museo de Cera. Es uno de los museos más visitados del país y una institución que
muchas veces se adelanta a la justicia y expulsa a ese miembro que en la
vida real se porta mal. Preysler es la antítesis de lo equivocado. El
hecho de que estuviera junto a su figura demostraba que en el museo
también hacen las cosas bien. Le preguntaron si le gustaría que la
pusieran al lado de Vargas Llosa
y contestó: “En el museo estamos cada uno donde tiene que estar”. Agregando la sonrisa Preysler que todos queremos imitar para ser un
poquito más iconos.
Una concursante lo consideraba homófobo y la dirección del programa la autoriza a cambiar la letra del tema 'Quédate en Madrid'.
Ana Torroja, miembro del jurado durante la tercera gala de 'Operación Triunfo 2018' el 11 de octubre en Barcelona.@GTRESONLINE
"Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez. Y ahora hablo
contigo en diminutivo con nombres de pastel". Esta frase, de la letra de
la canción Quédate en Madrid que Mecano publicó en 1988, se ha convertido en el centro de una polémica en Operación Triunfo 2018. Una concursante ha considerado que mariconez es
"un insulto muy homófobo", por lo que se ha negado a pronunciar esa
palabra en una gala y la dirección del concurso ha autorizado a cambiar
la letra. Este cambio ha enojado a la cantante del popular grupo español
de los ochenta, Ana Torroja, a la sazón jurado del concurso.
"En
la canción dice 'me han parecido una mariconez'. Y yo he dicho que yo
no voy a decir 'mariconez' porque es un insulto muy homófobo. Entonces
han dicho que nos dejan que lo cambiemos y que pongamos 'gilipollez' en
su lugar, que no ofende a nadie salvo a los que sean gilipollas",
explicaba María, de 26 años, a Marilia, otra de las concursantes. Ana Torroja ha escrito un hilo en su cuenta de Twitter en el que
asegura que ella no ha "autorizado" el cambio, ha defendido el uso de
ese término en su canción y ha instado a la concursante a elegir otra
canción para la gala. "No estoy de acuerdo en cambiarla y no soy quién
para hacerlo. El autor de la canción es José María Cano, él la escribió
para Mecano y NADIE puede modificar una letra sin el permiso del autor",
subraya la cantante de Mecano, cuya canción Mujer contra mujer se considera un himno homosexual. "Mecano, tanto como grupo, como cada uno por separado, siempre ha
defendido la diversidad, el amor libre, la libertad de expresión y un
largo etc", recuerda al respecto Torroja, que pide que no se confunda
"un insulto homófobo" con una "expresión coloquial". A su juicio, mariconez, palabra que no está en el diccionario de la RAE,quiere decir en la canción "tontería, bobada, estupidez, y hasta cursilería". Se trata de "una
persona que se da cuenta de que está enamorada hasta las trancas y que
utiliza expresiones que antes le parecían una bobada".
"Si alguien no se siente cómodo cantando esa canción, no
debería de cantarla, que escoja otra. Mecano tiene muchas canciones
maravillosas y la música es libre", sentencia la cantante, que concluye
denunciando "censura" y pidiendo "libertad". Joe Pérez-Orive, también miembro del jurado, ha apoyado su postura en un post en su cuenta de Instagram.
Tinet Rubira, responsable de la productora del programa, Gestmusic, ha respondido a Torroja en Twitter. Según Rubira, los concursantes no eligen las canciones y ha defendido su derecho a opinar sobre ellas. "Para
que quede claro NADIE va a nominar a NADIE por la letra de una canción. El jurado nomina basándose en la interpretación, así es y así será.
Aclarado esto, que siga el DEBATE!", añade Rubira.