Así de rotundo se muestra un relajado Pau Donés que ha decidido poner punto y aparte a 20 años de carrera.
“Me toca, me lo merezco. Llevo 20 años a tope y necesito hacer un cambio”, reflexiona con EL PAÍS el líder de Jarabe de Palo, de 52 años, que celebra el 20 aniversario de la creación del grupo. Asegura que este agotamiento no tiene nada que ver con el cáncer de colon que los médicos le detectaron en 2015 y que, después de varias operaciones, el año pasado volvió a resurgir.
“No es por el cáncer. El primer concierto de la gira del año pasado lo hice con la bomba de infusión puesta y no importó.
El cáncer me hizo parar, sobre todo por las secuelas de las operaciones, pero esta decisión la tenía tomada desde hace tiempo”.
Entre sorbo y sorbo a su taza de infusión, que en otros tiempos habría sido una cerveza, cuenta que esta despedida formaba parte de un plan.
“Cuando celebramos los 50 palos ya sabía que vendría esto.
Mi idea era ir a tope hasta los 50 y luego levantar el pie del acelerador”, dice sobre el especial con el que en 2016 conmemoró su medio siglo y haber superado la primera etapa de su cáncer.
Se ha pasado dos años de frenada, pero está más seguro que nunca. En su discurso no hay un resquicio de lástima por dejar a un lado lo que ha sido su vida durante tantos años.
Tal vez, dice, porque siempre lo ha vivido con mucha intensidad. “El mundo de la música nos hace muy dependientes porque estás 24 horas conectado, viajando para los conciertos, escribiendo canciones, grabando, o simplemente porque vas a cenar y alguien te recuerda que eres popular”.
O quizá porque en el fondo no se va del todo.
“En un año me estaré subiendo por las paredes, pero tengo que aguantar más”, admite el cantante, que seguirá creando música desde su refugio.
Aunque todo esto estaba diseñado, Donés es una persona que huye de los planes.
Sobre todo desde que la enfermedad llegó a su vida. “Cada vez hago menos planes y me fijo más en el presente.
Hago las cosas que me apetece y no hago lo que no quiero.
El nivel de conformismo en el que vivimos está muy bajo, enseguida nos contentamos con cualquier cosa”.
Es inevitable pensar que el cáncer ha podido pararle los pies, pero está tan convencido de que no ha sido así que hay que creerle.
Su buen
aspecto y su tono moreno en la piel —acaba de volver de hacer surf en
Francia— lo prueban.
Igual que cuando hace tres años comunicó su
diagnóstico —y en 2017 anunció que había recaído de nuevo—, el
intérprete de La Flaca sigue sin tener miedo al cáncer y no teme hablar de ello,
pese a que continúa con revisiones médicas cada tres semanas. “Yo soy
un enfermo crónico, pero esta enfermedad, por suerte, no
me impide
andar, ni hacer el amor, ni tocar la guitarra.
El cáncer no ha definido una nueva estrategia en mi vida”, explica una vez más y añade que es algo a lo que solo le dedica cinco minutos al día.
“Casi siempre a mediodía, cuando estoy en una terraza al sol y me tomaría encantado una cerveza, pero ya no bebo”.
Aunque insiste en que esto no es un adiós, sino que se trata de un hasta luego, Pau Donés tiene muchas cosas en mente que hacer durante su descanso, para el que no tiene billete de vuelta.
“Tengo ganas de
arreglarme e ir al cine, ir a comer con amigos, pasear por la montaña,
hacer surf, pero sobre todo, estar con mi hija”.
Su próximo destino está
lejos, en el extranjero aunque no desvela el lugar concreto, y como
acompañantes se lleva la guitarra, su fiel compañera, la tabla de surf,
su última afición y a su hija Sara, de 14 años, el motivo principal de esta decisión.
“A lo largo de mi carrera musical he intentado tres veces parar, una de
ellas cuando nació
. Pero esta vez es en serio”.
“No pude disfrutar de
su infancia y no quiero perderme su adolescencia”, comenta quien se ha
propuesto apuntarse a clases de funky para no ridiculizar a su hija en la discoteca.
Antes le esperan tres meses intensos.
Quiere despedirse por todo lo alto: el viernes estrenó disco, Jarabe Filarmónico; libro, 100 letras de Jarabe de Palo; y la gira, Jarabe 20 años.
El año pasado Jarabe de Palo llenó auditorios y teatros con un espectáculo más íntimo y emotivo, pero el intérprete de grandes éxitos como Depende o Bonito quiere arrasar en las salas de los bares con algo “mucho más golfo”.
“Me quiero ir con el recuerdo de qué bien lo pasamos en la última gira. Perdón, la penúltima”.
— Dice que para, pero que no se pira y que volverá, ¿cumple sus promesas?
— Siempre.