El actual duque de Huéscar, de 28 años, se casa el sábado con Sofía Palazuelo y se prepara para mantener el ingente legado familiar
Mábel Galaz
Como su abuela, Cayetana de Alba, él también ha elegido el mes de octubre para casarse. Fernando Fitz-James Stuart, heredero de la Casa de Alba, contraerá matrimonio el próximo sábado con Sofía Palazuelo, la única novia que se le ha conocido.
Lo hará un día después de que la duquesa hubiese celebrado su séptimo aniversario de boda con Alfonso Díez. Pero a diferencia de la aristócrata, que eligió Sevilla y un formato familiar para su tercer matrimonio, él abrirá los salones del Palacio de Liria de Madrid para celebrar la que está llamada a ser la gran boda del año en España.
El evento reúne todos los requisitos ya que a él están convocados los más altos representantes de la vida social española. Será el primer acto como protagonista del futuro duque de Alba, papel que no le agrada.
Lo suyo es vivir discretamente, tanto, que para muchos es un gran desconocido.
Muchas fotos en las revistas y ni una sola declaración.
Fernando Fitz-James Stuart y Solís no tuvo una infancia fácil. Sus padres se separaron siendo todavía un niño.
Su madre, Matilde Solís, sufrió una gran depresión que como ella misma ha desvelado le llevó a intentar suicidarse.
Luego, durante el posterior tratamiento psicológico al que se sometió, asegura que sufrió abusos por parte de su psiquiatra, Javier Criado.
Durante mucho tiempo fueron él y su hermano Carlos quienes cuidaron de ella y del menor de la familia Borja, nacido de un segundo y breve matrimonio de su madre con el empresario sevillano Borja Moreno.
Pero la proximidad con su madre no impidió al actual duque de Huéscar, título que heredó cuando su padre se convirtió en jefe de la Casa de Alba, estar también muy unido a su progenitor.
A sus 28 años, Fernando parece un heredero diseñado para el papel que le va a tocar desempeñar: discreto, amante de la familia, buen gestor y experto en arte.
Estudió como muchos niños bien en el colegio Nuestra Señora de los Rosales.Luego se decidió por el Derecho y el Márketing, materias que complementó con dos másteres.
Mientras cursaba uno de ellos, en el College for International Studies (CIS), conoció a la que va a ser su esposa, Sofía Palazuelo. Pero además de esta sólida formación, el joven duque es un gran amante del arte, un valor necesario para algún día poder gestionar el valioso patrimonio de los Alba.
Quizá por ello el regalo de boda que ha recibido de su padre ha sido la donación de los derechos correspondientes al Busto de mujer con sombrero de cerezas, un lienzo de Renoir que su abuela Cayetana compró en Londres en 1973.
Es habitual ver a Fernando en exposiciones de grandes museos y en aquellas en las que su familia cede alguna pieza. Suele hacerlo sin llamar la atención, como a él le gusta.