Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 ago 2018

BORRADAS DE LA HISTORIA

Elvira de Hidalgo, la soprano española que descubrió a Maria Callas.

Tuvo una carrera como soprano a la altura de las grandes divas.

 Se retiró para dedicarse a la docencia en Grecia. Allí conoció a una joven Maria Callas y se convirtió en su maestra, amiga y confidente.Elvira de Hidalgo, la soprano española que descubrió a Maria Callas 

Se le acaban las ovaciones a Elvira de Hidalgo (Valderrobres, Teruel; 1891-Milán, 1980).

 Atrás quedan las tardes de gloria en las que seducía al público de los mejores teatros de ópera con agudos de infarto.

 Ese sobreesfuerzo ha minado su voz y ya no está para exhibirla al más alto nivel, pero sí para transmitir su sabiduría a jóvenes dispuestos a seguir sus pasos.

 La soprano pasa de los 40 y la enseñanza de canto en Atenas ocupa ahora la mayor parte de su tiempo. 

De Hidalgo se instala en Grecia en los años treinta del siglo XX. 

Por entonces, Evangelia Dimitriadis deja a su marido en Estados Unidos y emprende un viaje a Grecia con dos hijas adolescentes.

 La mayor presenta mejores dotes.

 La pequeña se ve bajita, regordeta y tosca, pero su voz no es fea, quizá pueda sacarle rentabilidad.

 No ha cumplido aún la edad necesaria para ingresar en el Conservatorio de Atenas, así que falsean su fecha de nacimiento.

 Y entonces se alinean los astros.

 De Hidalgo conoce a esa muchacha, que al abrir la boca le muestra el brillo de un diamante en bruto.

 La profesora lo pule y lo mima hasta convertir esa piedra ruda en una de las mejores sopranos de la historia: Maria Callas.

Carta de Maria Callas a la que fue su maestra, Elvira de Hidalgo. En ella le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini.
Carta de Maria Callas a la que fue su maestra, Elvira de Hidalgo. En ella le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini.
Décadas después, con la cantante griega convertida en un fenómeno, De Hidalgo describe en francés para un programa de televisión los primeros encuentros con su alumna más célebre. “Tenía una expresión en su mirada… Aunque ella no entendía el idioma, cantaba en italiano.
 Me miraba todo el tiempo. Con esa boca. Esa enorme boca.
 Y sus ojos… hablaban. Me llamó mucho la atención”.
 La soprano es ya una señora gruesa de pelo cardado y edad avanzada. 
Se recuesta sobre el sofá con gafas de cristal ahumado y un pitillo siempre en su mano derecha que aprovecha para acercarse a los labios cuando el periodista pregunta. 

Carta de Maria Callas a la que fue su maestra, Elvira de Hidalgo. En ella le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini.
Carta de Maria Callas a la que fue su maestra, Elvira de Hidalgo. En ella le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini.

¿Cómo era Maria Callas de alumna?
 “¡Ah! Perfecta. Obediente, inteligente y trabajadora. 
En eso sí que era formidable. No me hacía falta repetir una frase dos veces.
 Me decía: ‘Comprendo’, y al día siguiente todo estaba en su sitio. Llegaba la primera y se iba la última. 
Era asombroso. Ella escuchaba a todos los alumnos.
 Por eso tenía esa idea de cantar las notas agudas. (…) Yo le decía: ‘Si continúas así podrás hacerlo todo. ¡Todo!”. ¿Cómo fue su debut?
 “Ella no sentía miedo y lo extraordinario es que yo tampoco.
 Tenía una sensación de tranquilidad que no me daban los demás alumnos
. Estaba segura de ella y contenta de que fuera a cantar. 
Pensé: ‘¡Ah! Puedo relajarme y disfrutar de esto”. 

La maestra habla con devoción de la estrella que ella hizo brillar. Enseguida adivinó el potencial que escondía. De Hidalgo había estudiado la figura de María Malibrán, una importante cantante lírica del siglo XIX que fue formada para ser soprano sfogato. Explica el término Miguel Ángel Santolaria, presidente de la Asociación de Amigos de la Música de la Biblioteca de Aragón: “Quiere decir: todos los registros. Sin límites.
 Elvira, al estudiar la voz de Callas, adivinó que podía conseguir una sfogato del siglo XX.
 Era capaz de cantar desde El barbero de Sevilla a Carmen.
 Pero ¿qué pasa al querer alcanzar todos estos registros? Que la voz de Callas duró poco”. Santolaria aprovecha para reivindicar a De Hidalgo:
 “A Elvira se la conoce por haber sido la maestra de Maria, pero no se puede olvidar que tuvo una carrera grandiosa”.
Foto de la soprano española, firmada por ella, durante sus años en activo.
Foto de la soprano española, firmada por ella, durante sus años en activo.
El padre de Elvira de Hidalgo se interesó por que sus hijos estudiasen música y, ya de niña, la futura soprano demostró habilidades.
 Ingresó muy joven en el conservatorio del Liceo de Barcelona y consiguió una beca para continuar sus estudios en Milán.
 Tuvo un precoz debut a los 16 años en el San Carlo de Nápoles con el que sería su papel más aclamado: Rosina, de El barbero de Sevilla.
 Conquistaba al público con sus movimientos de abanico y con unos agudos intensísimos. 
 Cantó en los mejores teatros y con estrellas como Caruso, Miguel Fleta o Titta Ruffo. 
 Apunta Manuel Siurana, presidente de la Fundación Valderrobres Patrimonial, que la soprano fue una mujer muy deseada por los hombres más ricos del mundo: 
“Tuvo como pretendientes al Aga Khan III y a un Romanov, primo del zar de Rusia.
 Este último le regaló un medallón que solía lucir.
 En 1915 acabó casándose con un marqués italiano. Durante el poquísimo tiempo que duró el matrimonio, Elvira dejó los escenarios y, al enviudar, retomó su carrera musical”. 
Se casó una segunda vez, en 1928, con Armand Bette, secretario del primer ministro francés Georges Clemenceau, del que vivió alejada porque esta vez no estaba dispuesta a abandonar los teatros. Como maestra, De Hidalgo era muy rigurosa.
 Si el alumno no valía, se lo hacía saber.
 Pero en Callas volcó todo su empeño.
 Raquel Sala, sobrina de la profesora, asegura que su tía le costeó toda la carrera: 
“Su familia no podía pagarla y ella no quiso que se perdiera esa voz.
 El hermano de Elvira, Luis, se dedicaba a la moda y Maria estaba muy gruesa cuando empezó las clases de canto.
 Luis le hizo adelgazar 22 kilos”.
 De Hidalgo se convirtió en un pilar importantísimo para Callas y de ella obtuvo el apoyo que no encontró en su propia madre. Durante el tiempo que coincidieron en Grecia se fraguó entre ambas una amistad que duró toda la vida. 
Completa Santolaria que, incluso cuando Callas comenzó a volar sola y su voz y fama recorrían el mundo, la gran diva seguía buscando a su maestra cuando le vencía la flaqueza:

 O Callas le pedía que cogiera un avión y acudiera a su hotel o a donde fuera para estudiar el papel.
 Así adquiría esa seguridad que necesitaba, que Elvira le transmitía. Por eso la buscaba tanto.
 Existía una absoluta dependencia alumna-profesora”.
“Si tenía una ópera complicada, Callas llamaba a Elvira por teléfono y juntas vocalizaban, ensayaban. Existía una absoluta dependencia alumna-profesora”
Y la dependencia cruzó los márgenes de lo profesional para colarse en el ámbito personal.
 De Hidalgo se convirtió en amiga y confidente, hasta el punto de mantener una correspondencia de por vida en la que Callas le confiesa a su maestra sus vaivenes amorosos.
 En 1949, De Hidalgo recibe una carta de la soprano griega en la que le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini.
 Y en 1968 se desahoga en una misiva porque, tras nueve años de relación con Aristóteles Onassis, acaba de descubrir que este se ha casado con Jacqueline Kennedy:
 “Es cruel, no es sincero, pero pagarán los dos; ya lo creo que pagarán, lo verás tú misma.
 Lo peor de todo es que no me ha dicho ni siquiera una palabra de su matrimonio”.
 De Hidalgo no quería que Callas se casara con Meneghini. Tampoco le gustaba Onassis. 
“Se quedó horrorizada porque comía la ensalada con las manos”. Bruno Antoniolli mira con unos ojos azulísimos y vitales a pesar de sus casi 80 años y habla en italiano desde la nueva sala que el museo de Valderrobres le dedica ahora a la soprano. 
Asistió como secretario a la soprano española durante los últimos años de su vida. 
 “Todas las mañanas tenía cuatro o cinco lecciones de canto. Daba clases a muchos japoneses. 
Después comía en la cocina con su hermano.
 Iba siempre a cenar fuera y todos los martes organizaban una fiesta con los personajes más importantes de la sociedad italiana, como Luchino Visconti, Wanda Toscanini, hija del músico Arturo Toscanini, periodistas, empresarios… 
Callas llamaba siempre.
 Había días que incluso podía telefonear tres veces, desde París.
 Y los últimos años, le mandaba dinero a Elvira, poco porque quizás tenía miedo de que se perdiera al mandarlo por correo ordinario. 
Cuando murió Maria, Elvira sufrió mucho.
 Siempre que se hablaba de ella le venían lágrimas a los ojos”. Callas murió a los 53 de un infarto.
 De Hidalgo tres años más tarde, con 88.
Maestra y alumna posan juntas.
Maestra y alumna posan juntas.
Antoniolli sube ágil y sin resoplar las endemoniadas cuestas de Valderrobres, el pueblo natal de la soprano española.
 Ha venido a enterrarla por cuarta vez. 
La primera fue en una tumba familiar sin lápida. La segunda, una sepultura temporal a la espera de colocar sus huesos en una osera, esta vez con lápida, en Milán.
 Pero los derechos de sepultura caducaban en 2020, año en el que los restos de la soprano debían pasar a una fosa común.
  La Fundación Valderrobres Patrimonial ha conseguido exhumar por fin a la soprano y el pueblo se engalana un caluroso fin de semana de julio para darle sepultura definitiva en su cementerio. Entierran a su vecina más ilustre aunque saben que resulta muy probable que su nacimiento en este municipio de Teruel fuera casual.
 Pero la alternativa era el olvido.
 Quieren hacer saber que De Hidalgo fue una diva a la altura de las más grandes que, al abandonar los escenarios, decidió verter su conocimiento en una joven con talento para que su nombre brillara, por encima del suyo, en lo más alto del pabellón lírico. 
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Acero laminado......................................Juan José Millás

Acero laminado
reuters
Juan José Millás 
El acero es un metal con estudios superiores.
 Procede de la mezcla del hierro con el carbono, que es un no metal (algo así como una proposición no de ley, ya que no conduce el calor ni la electricidad).
 El acero acojona. Cuando en la cocina de mi casa empezaron a entrar utensilios de acero, me fugué al cuarto de estar.
 Sucede que donde se decía “acero inoxidable”, yo entendía “acero inexorable”, en otras palabras, acero sin piedad.
 De hecho, una vecina mía perdió media cara por la explosión de una olla exprés.
 Aunque le rellenaron el hueco con una prótesis del mismo material con el que se construían los rostros de las muñecas de Famosa, daba pánico cruzarse con ella en la escalera.
 No es fácil reproducir el color ni la textura de la carne.
  Parece una tontería la carne, más ahora con las resinas sintéticas y la piel artificial, pero donde esté la auténtica que se quiten los sucedáneos. 
El ojo de cristal que le pusieron, en cambio, era perfecto. 
 Siempre pensé que veía más por él que por el auténtico. 
El acero, en fin, es una salvajada si lo comparamos con su hermano menor, el hierro.
 No hay rama en la industria en la que no se utilice. 
Se encuentra en los edificios, en los aviones, en los coches, en los destornilladores y alicates, en los electrodomésticos, también en la industria armamentística y en la naval, por no citar la relojera.
 El de la foto pertenece a la variedad de acero laminado.
 Se consigue calentando un lingote de este metal para pasarlo luego por unos tambores que lo convierten en esa especie de rollo de papel higiénico feroz, listo para su venta.

25 ago 2018

La canción perdida de Pepa Flores

El libro 'Corazón rebelde' reivindica la carrera discográfica de la malagueña como icono pop.

La carrera musical de Pepa Flores no solo se benefició de la calidad de su voz. También de su fotogenia.:/EFE

La carrera musical de Pepa Flores no solo se benefició de la calidad de su voz. También de su fotogenia.: / EFE
 
El cliché se repite. Niña prodigio, estrella rutilante del cine, icono oficialista de la España del desarrollismo... Pero Marisol/Pepa Flores tuvo muchos perfiles antes de su retirada a tiempo.
 Y uno de ellos es el musical. Que también fue más allá del estribillo de 'Tómbola'.
 Paradójicamente, ningún libro se había detenido a analizar esa carrera discográfica
 La bibliografía de la artista ha buceado con detalle en su vida, su relación con la gran pantalla y su trascendencia como mito.
 «Pero musicalmente nadie había revisado su trayectoria para reivindicarla como una artista que se atrevió a cantarlo todo», explica el escritor y ensayista Luis García Gil que, tras dedicarle las letras de sus anteriores libros a Serrat, Aute o Sabina, publica 'Marisol -Pepa Flores.
 Corazón rebelde', un repaso por la historia sonora de la que considera un icono pop de la canción.
En este apartado discográfico también existen los clichés. Como citar una y otra vez el popular tema 'Corazón contento', la canción compuesta por Palito Ortega que la cantante malagueña grabó en 1968 con un éxito incontestable.
 Pero como dice García Gil, la discografía de Marisol está compuesta por 268 temas –grabados entre 1960 y 1983–, lo que da idea de una carrera musical que no solo estuvo ligada al cine y a sus películas, sino que tuvo vida propia
. «De hecho, el 'Corazón contento' es una canción trivial que se carga de trascendencia en la voz de la malagueña por su forma de cantarla», explica el especialista, que recuerda que la 'Gran Enciclopedia de la música Pop' –que dirigían Jesús Torbado y el recientemente fallecido José María Íñigo– definía la voz de Marisol «como nublada por el alcohol a veces, tierna y susurrante otras».

Digno silencio

Marisol y Serrat tuvieron algo más que amistad y la relación dejó «tocada» a la cantante y actriz, aunque Luis García Gil deja esos detalles para los biógrafos. Prefiere analizar a Pepa Flores sin meterse en «cotilleos», pero usando su vida para entender su evolución artística. Una metamorfosis musical y personal que también sirve para explicar la propia metamorfosis de una España que mudó la piel de la dictadura por la democracia.
 Un proceso en la que la malagueña cambió su propia marca, Pepa Flores en lugar de Marisol, la mujer con ideas propias en lugar de la niña prodigio creada por el productor Manuel Goyanes.

En 1969 cantó el tema de Serrat; en 1980, publicó 'La trenza' y en 1973, con toque pop.: / SUR
«Esa conquista de su identidad y de su propio nombre es el que da título al libro, 'Corazón rebelde'», explica Luis García, que destaca el empeño de la artista en encontrar su propio camino sin ataduras. Lo que le llevó a trabajar con los grandes compositores de la época, como Augusto Algueró, el Dúo Dinámico, Juan y Junior, Caco Senante, Manuel Alejandro, Luis Eduardo Aute o el propio Joan Manuel Serrat. Y aunque el cine y sus películas siempre aparecen en primer lugar a la hora de citar a Marisol, al autor del libro apunta con acierto que, mientras las películas han envejecido hacia el cine de barrio, «la música es lo más maravillosamente rescatable de su trayectoria».
Mientras que sus películas han envejecido, «la música es lo más rescatable de la trayectoria de Marisol»
El éxito discográfico no fue solo en España, sino que también grabó en italiano y editó sus discos en Estados Unidos, Japón y, por supuesto, Latinoamérica. «Trascendió fronteras», asegura el autor de este ensayo que, no obstante, reconoce que su proyección musical fue incompleta: «España se le quedó pequeña como cantante, pero no llegó a dar el definitivo salto internacional por sus otras actividades». Eso sí, García Gil considera que, de haber nacido en Francia, «hoy estaríamos hablando de un icono de la canción europea, porque siempre fue una mujer cosmopolita».
En 1961, el disco de la película.
En 1961, el disco de la película.
Un espíritu abierto que no estaba en contradicción con sus raíces andaluzas, a las que nunca renunció. 
«De hecho, Pepa Flores representa un andaluza nueva, fresca y sonora que además tiene conciencia de mujer», señala el escritor que añade que una de las espinitas musicales de la malagueña fue precisamente que nunca llegó a grabar un disco exclusivamente flamenco.
Y no lo hizo, entre otras cosas, por su temprana retirada. Después de superar a Marisol, Pepa Flores también se fue a negro y se transformó en Pepa.
 Las razones fueron muchas. Desde la soledad con la que se crió aquella niña prodigio a la difícil convivencia con el monstruo de la fama, pasando por la «caña» que le daban en la transición por elegir la senda de la izquierda y el comunismo.
 «Su silencio es una conquista personal cargado de dignidad», sostiene Luis García Gil que recuerda que la artista abdicó incluso de los derechos de su carrera musical para conseguir desligarse de la discográfica Zafiro. «Renunció a todo por su libertad».
Se dijo que cuando Serrat la dejó se intentó suicidar pero apareció Antonio Gades que años más tarde la dejó por una mujer. Pepa Flores se retiró a Málaga y su historiA de canto y cine  se acabó y vive alejada de todos los medios y le han ofrecido mucho dinero, pero cuantan que llegó a Málaga pesando oco más de 40 Kilos y unos enormes ojos de tanto llorar. 
Cuando Gades estuvo ya cerca de la muerte ella lo vió. Ahora vive de forma tranquila con un compañero y parece que ahora si está tranquila.

El loco amor de Marisol y Serrat

Es otra desmemoria histórica. 
Con Marisol también han hecho borrón y cuenta nueva. Parece que quisieran elevarla a los altares como víctima de unas circunstancias de niña prodigio que también vivieron Shirley Temple, Judy Garland y Joselito.
 En el peor de los casos, la explotación vendría de los progenitores y no de quienes descubrieron su talento. 
Es más, Pepa Flores recurrió a su nombre de pila para rehacer su carrera y olvidar un pasado que le pareció ingrato.
 Ahora, ante los capítulos seudo biográficos de Antena 3, todos tiran de recuerdos desvaídos incluso para sus propios protagonistas. Así, no han contado que, para alojarla en su domicilio de Madrid, Goyanes padre hizo desalojar a su hijo Tato, que pasó a ocupar una habitación con otro hermano.
 Sin embargo, parece que interesa más la versión de que a la estrellita malagueña la metieron en un cuarto casi celda, lo mismo en su primer domicilio de Serrano 63, justo encima de donde ahora está Suárez, y, posteriormente, en el pisazo de María de Molina 3, un edificio en el que también residían Lola Flores e Isabel Garcés. Tres millones por gala Deforman todo y apenas profundizan.
 Pocos conocen lo que Carlos Goyanes, su esposo durante dos años, vivió en plena juventud:
 «Nos casamos por cabezonería y por llevar la contraria a nuestros padres. Todos se oponían, de ahí que no les comunicáramos el enlace hasta dos meses antes».
 Así me lo cuenta él, igual que el motivo de la ruptura: «Estábamos en México, donde ella ofrecía recitales, y una tarde me dijo: 
¿Tenemos que dejar lo nuestro porque estoy enamorada de Serrat¿. Una vez rematados los compromisos, volvimos a España y nos separamos en la mejor armonía, hasta el punto de que, después de firmar, nos fuimos a comer con los abogados como buenos amigos.
 
Yo ya lo había superado, porque de México me marché a Nueva York, donde me animó mucho Luis Ortiz, que aún no se había casado con Gunilla».
 ¿Explotación por parte de su descubridor? Acaso, pero no tanta como dicen, ya que a los tres años sus padres ya disponían de un chalet en Málaga de cuatrocientos metros cuadrados.
 Por su primera película, «Un rayo de sol», cobró 125.000 pesetas, 200.000 por la segunda y 300.000 por las siguientes. 
Pero al renovar contrato ya iba al cincuenta por ciento de las ganancias, mientras que en su reaparición llegó a tres millones por cada gala en La Riviera: 
«Pepa no quería actuar ni en el Florida Park ni en Pavillón, porque le parecía que acudía un público muy franquista», cuenta Paco Gordillo.
 Lástima que no se haya indagado también acerca de sus relaciones con Vicuña, Palomo Linares, Antonio el grande, un Primo de Rivera, Ramón Arcusa y Luis Ortiz. 
Ellos sí podrían ofrecer la verdadera imagen íntima e inédita de Marisol, a la que conocí en la Costa Brava cuando estaba loca por Joan Manuel Serrat, con quien se encerró una semana en la casa de Bagur que les prestó Colita.
 Esto sí es memoria e historias, tienes tela.

El piso tras el Nou Camp donde Serrat y Marisol vivieron su tórrido amor.


Serrat y Marisol | Archivo
De vez en cuando alguna publicación o medio audiovisual decide hacer una encuesta entre críticos musicales, extensible también al público, con el fin de saber qué canción española del pop melódico creen es la mejor, a su juicio, de las compuestas, estrenadas en los últimos cincuenta, sesenta años. 
Y por lo general siempre resulta elegida "Mediterráneo", que Joan Manuel Serrat grabó en Milán en 1971. 
Han transcurrido, por lo tanto, cuarenta y seis años (uno menos, si somos precisos, pues faltan unos meses para esa efeméride). 
Por razones que no han sido explicadas –tampoco es que sean necesarias- el cantautor catalán accedió a grabar ahora su celebrado tema, con la aportación de una quincena de voces de otros colegas más jóvenes que él, quienes o no habían nacido cuando se dio a conocer "Mediterráneo" o eran unos niños. 
Entre ellos: Manolo García, Antonio Orozco, Ismael Serrano, el dúo Estopa… Los derechos de autor irán destinados a una organización que vela por la integración europea de los miles y miles de refugiados, que huyen de los conflictos de Oriente Medio.

Conocí a Serrat cuando vino a Madrid en 1967, a poco de ser seleccionada "La,la,la" para competir en el Festival de Eurovisión, al que finalmente como es archiconocido no acudió al exigir que o lo hacía en lengua catalana o no tomaría parte. Asunto turbio, ya harto ya debatido, en el que se vio envuelto por diversas presiones nacionalistas ya entonces. 

El caso es que en una de las diferentes entrevistas que con el paso de los años sostuve con él, me dijo que no creía fuese "Mediterráneo" su composición preferida, por mucho que sus admiradores así lo consideraran. 

No sé si habrá cambiado de opinión a estas alturas. Nosotros seguimos manteniendo que es la más emblemática de su vasto repertorio

. En su grabación tomó parte activa, con unos excelentes arreglos, Juan Carlos Calderón, que contribuyeron a reforzar su calidad. 

Manuel Vázquez Montalbán escribió en la biografía que publicó sobre el "Noi de Poble Sec" (como se conocía en Cataluña al cantautor) que "el Serrat de siempre está en "Mediterráneo".

 Y Margarita Rivière, en otro volumen, "Serrat y su época" decía que "era un canto a la sensibilidad del Sur frente a la cultura del Norte, toda una declaración cultural, lo latino frente a lo anglosajón".

 El propio intérprete ha declarado estos días que al volver a grabar "Mediterráneo" lo ha hecho "pensando en las personas que cruzan el mar en búsqueda de un mundo mejor".

 Cuando apareció el disco en 1971 fue inmediatamente bien acogido por los comentaristas musicales, y en pocos meses el álbum llegó al número 1 de las listas de ventas, en tanto la propia canción alcanzaba el mismo honor.

 Aquel elepé fue de los mejores de su discografía (junto al "Dedicado a Antonio Machado"), pues contenía joyas como "Tío Alberto", "La mujer que yo amo", "Lucía", "Qué va a ser de ti"…

 Los jóvenes veinteañeros de aquellos primeros 70 consideraban a Joan Manuel Serrat un cantautor distinto a los de su generación, el más querido y valorado.

 Seguidores que no pertenecían únicamente a élites universitarias, pues se extendían a otras esferas, obreras, o de más baja condición social. 

¡Y qué decir de ellas, las que lo idolatraban, las que con su rostro figuraban en las pegatinas adheridas a sus cuadernos estudiantiles!

 Entre tanto, como él mismo declararía en sus entrevistas, vivía incontables aventuras sentimentales, pasajeras, sin atarse para nada a ninguna mujer. 

 Eso sí: con absoluta discreción. Los semanarios de finales de los 60 y primeros 70 no prodigaban todavía su imagen en ellos, si exceptuamos alguno de los editados en Barcelona, su ciudad natal. No era "un personaje de revistas del corazón".

 Hasta que pasó un tiempo. 

Hubo una anécdota, que él mismo contribuyó a divulgar en una canción, "Conillet de vellut" (Conejo de terciopelo), donde reflejaba el amor hacia una modelo de la que se había prendado y aportaba un número telefónico: el propio de Serrat. Ni que decir tiene que al poco tiempo de la salida del disco al mercado hubo de cambiarlo ante la avalancha de llamadas femeninas, que lo acosaban a diario, al descubrir que esos dígitos correspondían a los de su casa u oficina. 

 Se supo en esos finales sesenteros que iba a ser padre, sin estar casado.

 Recordemos que esa circunstancia, desde luego en una mujer, era por entonces motivo de cierto escándalo en la sociedad española de la época. 

 El cantante se había enamorado de una atractiva modelo, Mercedes Doménech, que alumbraría un hijo, Queco, en 1969.

 El cantante nunca quiso desde luego cobrar ni un duro de las revistas.

 Ni por una exclusiva ni por contar sus memorias, como le ofrecieron más de una vez con un cheque en blanco.

 No se casó con Mercedes, mantuvo con ella incluso la amistad cuando se separaron, y dio sus apellidos a Queco, preocupándose por su educación 

. Siempre fue un hombre responsable de todos sus actos.
Acabada su relación con la modelo, Joan Manuel Serrat se sintió muy atraído por una belleza morena, de raíces calés: Charo Vega, hija del matador de toros Gitanillo de Triana, tía de Pastora Vega (la ex de Imanol Arias), y nieta de la legendaria bailaora Pastora Imperio. 
Se veían en Madrid, adonde él viajaba con frecuencia, y en verano, en Marbella, donde los sorprendí, coladitos el uno por la otra.
 Pero el cantante no quería atarse entonces "de por vida" y aquel inicio de romance, se enfrió.
 La íntima amiga de Charo, Lolita, estaba "hasta las cachas", loquita por Joan Manuel, pero éste sólo la consideraba una buena amiga… y nada más.
 Nunca se atrevió a ir más allá, por mucho que la hija de "La Faraona" estuviera deseando que él se lanzara. 
Dicho sea con todos los respetos. 
Pero posiblemente la fémina que marcó más el corazón del "Nano" (otro de los apelativos de su círculo familiar) fue Marisol.
 O si lo prefieren, Pepa Flores, que salía de su separación matrimonial de Carlos Goyanes, un marido con el que no fue nunca feliz; una boda en cierto modo impuesta, que ella ha olvidado con el paso del tiempo.
 Con la colaboración del malogrado reportero Juanjo Montoro, tempranamente fallecido, pude descubrir el nidito de amor de la pareja
 Un apartamento propiedad de Serrat, situado a espaldas del Nou Camp. 
 Supongo que lo compró en esas inmediaciones dada su manifiesta devoción por los colores blaugranas.
 El cantante es un seguidor culé y cuando su físico se lo permitió formó parte del equipo de veteranos del club, con quienes jugaba en encuentros benéficos junto a César, Ramallets, Kubala y otros ídolos, a los que evocó en una de sus canciones.
 Pues bien, allí, en aquella vivienda, Joan Manuel y Marisol vivieron un tórrido amor, que les duró unos pocos meses.
 Aunque no siempre ella podía quedarse en la Ciudad Condal, sujeta a sus compromisos artísticos todavía.
 Pero Marisol quería formalizar de algún modo aquel idilio, no necesariamente con papeles por medio.
 Y Serrat volaba por libre. Y de manera sutil se lo fue manifestando. 
Ella lo comprendió, por mucho que le doliera su separación de un hombre al que quería y admiraba.
 Del que llegó a cantar alguna de sus creaciones, por ejemplo, "Tu nombre me sabe a yerba".
 Pensaba en él, como cuando Lolita entonaba en otro disco las notas del tan traído y mentado "Mediterráneo".
 Pero, en el firmamento sentimental de Joan Manuel Serrat apareció cierto día la figura de una bella mujer, de nombre Candela Tiffon. Educada, tranquila, discreta, nada que ver con ninguna de sus alocadas "fans". 
Hija del responsable de la Feria de Muestras de Barcelona, prohombre industrial que dirigía la misma empresa, Catalana de Gas, en la que años atrás había trabajado su progenitor de operario. El cantante, procedía del lumpen; Candela, de la burguesía catalana.
 Pero Joan Manuel nunca fue un arribista.
 Además, para esas calendas, cuando se casó civilmente en 1978, ya tenía un abultado patrimonio. ¿Mayor que el de su suegro? Puede. Desde luego no era el paria de treinta años atrás.
 Y han sido muy felices.
 Con dos niñas: María, nacida en diciembre de 1979 y Candela, que vino al mundo en el otoño de 1986, convertida en una estupenda, prometedora gran actriz. 
Entre tanto, después de superar no hace muchos años una dura y complicada operación de cáncer, felizmente superada su quebrantada salud, Serrat ha continuado su carrera, con varias giras por España e Hispanoamérica con su cuate Joaquín Sabina, que a veces lo saca de quicio cambiándole sus costumbres y horarios.

Pero Joan Manuel ya no ejerce de seductor con las muchas chicas que se le acercan. 

No se le conocen infidelidades. Ha grabado algunos otros discos. Compone, aunque ya no con la costumbre de antes. Siempre le costó. Me lo dijo un día:

 "Tardo mucho en que me salga una canción". Tiene un ejemplar historial. 

Ya pertenece a eso tan traído y llevado de "la memoria sentimental de varias generaciones de españoles".

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