Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 ago 2018

La pintora renacentista cuyos cuadros fueron atribuidos a hombres

La pintora renacentista cuyos cuadros fueron atribuidos a hombres
Sus retratos más exquisitos de la Corte española del siglo XVI —en concreto Felipe II o Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II, ambos en las colecciones del Museo del Prado— fueron atribuidos a otros creadores, y el nombre de Sofonisba Anguissola, como tantas veces ha ocurrido con las mujeres artistas, se sepultó en un olvido que hubiera parecido inverosímil a muchos de sus contemporáneos, incluido Giorgio Vasari. 
Siempre se recuerda cómo, tras visitar a la familia de la joven, el italiano considerado como el primer crítico de arte de la historia subrayó las habilidades de Sofonisba en la pintura y el dibujo.
 De hecho, Juan Pantoja de la Cruz, pintor de Felipe II y Felipe III y al que se atribuyeron durante un tiempo los citados cuadros de Anguissola, fue menos cosmopolita y menos rompedor que la artista nacida en Cremona hacia 1530 y que vivió en España, Nápoles, Palermo y Génova. Pantoja de la Cruz fue, en ocasiones, incluso un simple copista de la italiana.
Pese a todo, la narración impuesta ha eliminado sistemáticamente del relato a las creadoras, en especial a aquellas que no han tenido una existencia novelable y novelada como Artemisia Gentileschi —junto con Frida Kahlo, más popular por su vida tormentosa que por la fuerza de su trabajo—. Gentileschi aprendería pintura con su padre, Orazio, práctica habitual en el Renacimiento y el Barroco, pues las niñas no podían entrar como aprendizas a un taller debido a la convivencia diaria con otros jóvenes y a un hecho pintoresco a los ojos actuales: al acabar su formación serían demasiado mayores para encontrar marido.
 Sin embargo, en esa vida hasta cierto punto anodina de una joven aspirante a creadora en el XVII no tardó en cruzarse un hecho terrible que marcaría el destino de Artemisia y un interés morboso que no ha dejado de crecer desde entonces porque Tassi, el socio de su padre, la violaba y la convertiría para la posteridad en una artista señalada: la violencia de sus pinturas se achacaba no al gusto barroco por el realismo desbordado, sino al abuso sufrido en su círculo familiar e íntimo. 

Así, frente al vértigo que despertaba la biografía procelosa y la pintura apasionada de Gentileschi, el caso de Sofonisba carecía de interés en el ámbito existencial y casi artístico. 
Al fin y el cabo, la pintora era, sencillamente, una retratista de corte convencional. Nada más lejos de la realidad.
Autorretrato.1556.
Autorretrato.1556.
Anguissola nació en el seno de una familia noble de Cremona y fue primero la esposa de Fabrizio de Moncada, hermano del virrey de Sicilia, y, después, del noble genovés Orazio Lomellino.
 Su familia la enviaba junto a sus hermanas —el Prado también conserva una obra de Lucia Anguissola— al estudio de Bernardino Campi, conocido retratista, para recibir una educación artística esmerada bajo la supervisión de la esposa.
del maestro, quien velaba por las buenas costumbres de las niñas.
 Con Campi —y quizás con Gatti después—, Sofonisba aprendió el arte del retrato, que llegaría a dominar con una pericia muy superior a la de su maestro, buscando unas poses desenfadadas, inusuales para la época, que hablaban del espíritu innovador de una artista admirada por sus contemporáneos.
 En 1559 fue invitada a la Corte de Felipe II —a través del duque de Alba— y se trasladó a Madrid, donde ejerció de dama de compañía de la reina Isabel de Valois y continuó realizando sus apreciados retratos. 
 Contradiciendo las costumbres de la época, Anguissola permaneció soltera hasta 1571, cuando el propio rey, preocupado por esa inaceptable condición, se afanó por buscarle un marido de su agrado, Fabrizio de Moncada.
 Recordaría la anécdota siglos después el historiador de arte Ceán Bermúdez, al tiempo que subrayaba la faceta pedagógica de la pintora con sus hermanas menores: “Sofonisba enseñó a pintar a Minerva, que fue de raro ingenio, así en esta profesión, como en las letras, y a otras dos hermanas, llamadas Lucía y Europa, que dejaron obras en Cremona”. 
Asimismo, se refirió al famoso cuadro en el que aparecen las hermanas jugando al ajedrez y a otro retrato de familia: “Representaba el primero tres hermanas suyas traveseando con unos juguetes, y acompañadas de una vieja, que parecían vivas y no les faltaba más que hablar; y en el segundo se veía a la propia Sofonisba, a Asdrúbal y a Minerva, sus hermanos, con el padre, pintados con tal viveza que querían respirar”.
Admirada por sus coetáneos, Anguissola dominó el retrato con una pericia muy superior a la de su maestro y buscó poses inusuales para la época
Sea como fuere, para la historia Sofonisba Anguissola ha sido una dama elegante y algo excéntrica, rebelde frente a las costumbres de la época al tardar en casarse y obstinarse en pintar. 
En suma, una excepción, igual que Gentileschi, si bien de otro modo.
 La crítica ha hablado de sus éxitos, de los regalos que recibía, de su origen noble, de su buena educación, pero queda en buena parte como un misterio lo que pasó en ese viaje a España,
, por ejemplo.
 Cuando la historia se acerca a la producción de una mujer suele enfatizar su lado cortés, sus finanzas o su vida privada, sin detenerse en lo que impresionó a sus contemporáneos: la manera en la cual Sofonisba abordaba el retrato y lo innovaba; esa radicalidad suya inexcusable bajo el aspecto de noble dama de vida —casi— tranquila. En Women Artists, 1550-1950, la primera exposición de mujeres artistas, celebrada en 1978, las profesoras Ann Sutherland Harris y Linda Noch­lin llegaron a decir que la invitaron a España porque sentían curiosidad hacia la joven virtuosa.
 Pero Sofonisba Anguissola fue mucho más que una celebridad, una excepción, una mujer de éxito y de mundo que vivió en diferentes países y no únicamente como acompañante de sus maridos. 
Tal y como sucede con otras artistas a lo largo de la historia —Clara Peeters es un buen ejemplo: la holandesa mostraba orgullosa su destreza como pintora en sus autorretratos—, Sofonisba era muy consciente de lo que buscaba: la innovación en el retrato del Renacimiento, que en sus pinceles mezclaba un poco de Italia y un poco de Flandes.
Era tan consciente de su compromiso pictórico que reiteró una y otra vez la propia imagen en numerosos autorretratos —a veces acompañada por una mujer mayor, parte del protocolo de clase—, estrategia de autoafirmación artística y, al tiempo, mensaje de tranquilidad a sus contemporáneos.
 Al representarse pintando, tocando la espineta o como lectora evidenciaba sus orígenes nobles y se reafirmaba como mujer educada en una tradición culta e intelectual. Además, ofrecía una imagen ambigua, de cierto diletantismo, igual que años más tarde sucedería con Angelica Kauffmann, la amiga de Goethe, cuando se pintaba dudando entre la música y la pintura. 
Una mujer culta, pues, que no aspiraba a ser profesional. No obstante, se trata de un simple camuflaje —en el caso de ambas artistas—. Lo demuestra la propia Anguissola en el cuadro Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola, donde la rigidez de las líneas de su cabeza contrasta con la de Campi, realizada con la habitual viveza de la artista, una especie de juego, escribía Germaine Greer, que subraya la falta de destreza del maestro.  
Es su modo de recalcar ese mundo propio suyo que se desvela prodigioso en las caritas de las hermanas mientras juegan al ajedrez: una expresividad inusitada para un momento gobernado por las convenciones en el retrato.
Felipe II. 1565. Anguissola retocaría este retrato en 1573 para hacerlo emparejar con el de su cuarta esposa, Ana de Austria.
Felipe II. 1565. Anguissola retocaría este retrato en 1573 para hacerlo emparejar con el de su cuarta esposa, Ana de Austria.
Ese descaro inesperado, ese arrojo con las rupturas del canon, fue lo que fascinó a Anton van Dyck cuando visitó a la artista en Palermo en 1624.
 Era una mujer de 94 años, la anciana que muestra el retrato del maestro flamenco, pero, como recuerda Van Dyck, a pesar de su avanzada edad conservaba una increíble capacidad para hablar de pintura y una portentosa sutileza, la que desvelan sus cuadros.  
Luego, la historia borraría las huellas de Sofonisba Anguissola —ocurre con tantas mujeres artistas—, pero la agudeza de aquellos ojos que atrapó a Van Dyck sobrevive en sus retratos.

momentos televisivos que dejaron a los españoles clavados en el sofá

Momentos televisivos que dejaron a los españoles clavados en el sofá.

Hechos que cambiaron nuestra historia, eventos deportivos o finales de series legendarias: todos consiguieron que la audiencia se multiplicase y nadie pudiese apartar la mirada.

La inauguración de Barcelona 92 (TVE, 1992) El 25 de julio de 1992 a las 22:40, 6.811.000 espectadores, un 64,9% de la audiencia, contuvo la respiración mientras una flecha en llamas cruzaba el cielo del Estadio de Montjuic.
 El arquero Antonio Rebollo, que había recibido el fuego olímpico del último relevista, el legendario alero del Barcelona y de la selección española Juan Antonio San Epifanio, “Epi”, acababa de protagonizar el momento más icónico de los primeros (y únicos) Juegos Olímpicos celebrados en España. Pero esa noche hubo más imágenes inolvidables en TVE, como el Mediterráneo recreado por La Fura Dels Baus, el futuro rey Felipe VI entrando en el estadio como abanderado español mientras la infanta Elena se deshacía en lágrimas o el entusiasta "hola" que daba la bienvenida a los 12000 atletas que desfilaron por el estadio y a los 3500 millones de espectadores que siguieron el evento desde todos los rincones del mundo.
 Para ver el momento de la flecha, haz clic aquí. Para ver el "hola", aquí.
El 24 de mayo de 1993, 9.662.000 de espectadores siguieron en Antena 3 el primer debate televisado entre dos aspirantes a la presidencia del país. El por entonces presidente Felipe González y el candidato del Partido Popular José María Aznar se enfrentaron en directo en un formato inédito en España, pero que en Estados Unidos, donde se había patentado la idea, ya había resultado decisivo en más de una ocasión para dirimir quién iba a llegar a la Casa Blanca. La primera en su primera edición, el 25 de septiembre de 1960, cuando un jovial y sonriente John F. Kennedy vapuleó al mucho más experimentado, pero avejentado, Richard Nixon. Conscientes de la importancia del evento, los asesores de ambos contrincantes mantuvieron una lucha encarnizada por controlar hasta el más mínimo detalle del debate moderado por Manuel Campo Vidal, desde los tiempos, el contenido de los bloques y los turnos, hasta la temperatura del plató o el aire acondicionado. Una semana después, Telecinco emitía el segundo de los debates, a menos de siete días de las elecciones generales, y obtenía una audiencia ligeramente superior, 10.524.000 espectadores, un 75,3% de la audiencia dejaba claro el interés que despertaba el futuro político del país.
Aznar-González, el primer debate televisado (Antena 3, 1993)

 El 24 de mayo de 1993, 9.662.000 de espectadores siguieron en Antena 3 el primer debate televisado entre dos aspirantes a la presidencia del país. 

 El por entonces presidente Felipe González y el candidato del Partido Popular José María Aznar se enfrentaron en directo en un formato inédito en España, pero que en Estados Unidos, donde se había patentado la idea, ya había resultado decisivo en más de una ocasión para dirimir quién iba a llegar a la Casa Blanca.

 La primera en su primera edición, el 25 de septiembre de 1960, cuando un jovial y sonriente John F. Kennedy vapuleó al mucho más experimentado, pero avejentado, Richard Nixon. Conscientes de la importancia del evento, los asesores de ambos contrincantes mantuvieron una lucha encarnizada por controlar hasta el más mínimo detalle del debate moderado por Manuel Campo Vidal, desde los tiempos, el contenido de los bloques y los turnos, hasta la temperatura del plató o el aire acondicionado. 

Una semana después, Telecinco emitía el segundo de los debates, a menos de siete días de las elecciones generales, y obtenía una audiencia ligeramente superior, 10.524.000 espectadores, un 75,3% de la audiencia dejaba claro el interés que despertaba el futuro político del país.

 
   Las audiencias millonarias que había obtenido 'Operación Triunfo' hacían presagiar que la participación de su flamante ganadora, Rosa López, en Eurovisión obtendría un dato espectacular. Pero los más de doce millones de espectadores –ocho de cada diez personas que en ese momento se encontraban viendo la televisión– que siguieron la actuación de la granadina superaron cualquier expectativa. Esos números resultaban inéditos desde que la irrupción de las privadas fragmentase para siempre las audiencias y duplicaban los de la edición anterior: el sexto puesto conseguido por el 'Dile que la quiero' de David Civera había sido seguido por cinco millones y medio de espectadores. El 'Europe's living a celebration' interpretado por Rosa, con Bisbal, Chenoa, Geno, Bustamante y Gisela a los coros, no pasó del séptimo puesto pero renovó el interés de los espectadores por un formato que había perdido el favor de un público para el que las victorias de Massiel y Salomé quedaban ya demasiado lejos. Para volver a ver la actuación de Rosa,  haz clic aquí . 

Rosa en Eurovisión (TVE, 2002) Las audiencias millonarias que había obtenido 'Operación Triunfo' hacían presagiar que la participación de su flamante ganadora, Rosa López, en Eurovisión obtendría un dato espectacular.
 Pero los más de doce millones de espectadores –ocho de cada diez personas que en ese momento se encontraban viendo la televisión– que siguieron la actuación de la granadina superaron cualquier expectativa.
 Esos números resultaban inéditos desde que la irrupción de las privadas fragmentase para siempre las audiencias y duplicaban los de la edición anterior: el sexto puesto conseguido por el 'Dile que la quiero' de David Civera había sido seguido por cinco millones y medio de espectadores.
El 'Europe's living a celebration' interpretado por Rosa, con Bisbal, Chenoa, Geno, Bustamante y Gisela a los coros, no pasó del séptimo puesto pero renovó el interés de los espectadores por un formato que había perdido el favor de un público para el que las victorias de Massiel y Salomé quedaban ya demasiado lejos.

 El 28 de diciembre de 1995, en plenas fiestas navideñas, 11.527.000 de espectadores vieron como Lourdes Cano y Adolfo Segura, o lo que es lo mismo, Concha Cuetos y Carlos Larrañaga, colocaban el cartel de “Cerrado por amistad” en la botica más famosa de la televisión española. Un final del que se habían rodado tres versiones para que la incógnita se mantuviese en secreto hasta el último momento. 'Farmacia de guardia' fue la primera producción propia de Antena 3, que en una clara apuesta por el entretenimiento familiar de calidad había confiado su desarrollo al maestro Antonio Mercero. El responsable de que millones de españoles sintiesen más familiares las playas de Nerja que las de sus propios destinos vacacionales gracias a 'Verano azul' volvió a pulsar con acierto la tecla de la emoción y el público se rindió nuevamente ante la aparente sencillez de sus tramas. Con su 48% de media de cuota de pantalla, 'Farmacia de Guardia' mantiene todavía hoy el honor de ser la serie más vista de la historia de España desde la irrupción de las cadenas privadas. Y también atesora un capital emocional mucho más valioso: más de 20 años después de su final todavía hay quien tras atascarse abriendo una puerta en la dirección equivocada no puede reprimir un “¡Para dentro, Romerales!”. Para volver a ver el final de la serie,  haz clic aquí . 

La farmacia de Lourdes Cano cierra sus puertas (Antena 3, 1995) 
El 28 de diciembre de 1995, en plenas fiestas navideñas, 11.527.000 de espectadores vieron como Lourdes Cano y Adolfo Segura, o lo que es lo mismo, Concha Cuetos y Carlos Larrañaga, colocaban el cartel de “Cerrado por amistad” en la botica más famosa de la televisión española.
Un final del que se habían rodado tres versiones para que la incógnita se mantuviese en secreto hasta el último momento. 'Farmacia de guardia' fue la primera producción propia de Antena 3, que en una clara apuesta por el entretenimiento familiar de calidad había confiado su desarrollo al maestro Antonio Mercero.
El responsable de que millones de españoles sintiesen más familiares las playas de Nerja que las de sus propios destinos vacacionales gracias a 'Verano azul' volvió a pulsar con acierto la tecla de la emoción y el público se rindió nuevamente ante la aparente sencillez de sus tramas.
 Con su 48% de media de cuota de pantalla, 'Farmacia de Guardia' mantiene todavía hoy el honor de ser la serie más vista de la historia de España desde la irrupción de las cadenas privadas.
 Y también atesora un capital emocional mucho más valioso: más de 20 años después de su final todavía hay quien tras atascarse abriendo una puerta en la dirección equivocada no puede reprimir un “¡Para dentro, Romerales!”.
Para volver a ver el final de la serie, haz clic aquí.

 El once de julio de 2010, exactamente a las 22:55:56, Andrés Iniesta enchufaba a bocajarro un pase de Cesc Fábregas que se colaba en la portería del portero holandés Stekelenburg y elevaba a España al olimpo del fútbol mundial. Tras agotar el tiempo reglamentario (y las fuerzas) parecía que los penaltis serían los encargados de dirimir cuál de las dos selecciones levantaría por primera vez una Copa Mundial, pero la magia del pálido centrocampista del Barcelona acortó los plazos y minutos después el capitán Iker Casillas elevaba el trofeo hacia el cielo sudafricano. El 85,9% de la audiencia, 15 millones de espectadores según los audímetros –pero con toda seguridad muchos más, ya que el evento fue seguido tanto en las casas como en los bares y en cientos de pantallas instaladas en plazas públicas– estalló en un grito colectivo mientras Camacho lanzaba aquel sentidísimo “Iniesta de mi vida” y el héroe del partido corría desaforado hacía ningún lugar mientras homenajeaba ante el mundo al llorado Dani Jarque. Para volver a ver el gol de Iniesta,  haz clic aquí .    
 Iniesta de mi vida (Telecinco, 2010) 
El once de julio de 2010, exactamente a las 22:55:56, Andrés Iniesta enchufaba a bocajarro un pase de Cesc Fábregas que se colaba en la portería del portero holandés Stekelenburg y elevaba a España al olimpo del fútbol mundial.
Tras agotar el tiempo reglamentario (y las fuerzas) parecía que los penaltis serían los encargados de dirimir cuál de las dos selecciones levantaría por primera vez una Copa Mundial, pero la magia del pálido centrocampista del Barcelona acortó los plazos y minutos después el capitán Iker Casillas elevaba el trofeo hacia el cielo sudafricano.
El 85,9% de la audiencia, 15 millones de espectadores según los audímetros –pero con toda seguridad muchos más, ya que el evento fue seguido tanto en las casas como en los bares y en cientos de pantallas instaladas en plazas públicas– estalló en un grito colectivo mientras Camacho lanzaba aquel sentidísimo “Iniesta de mi vida” y el héroe del partido corría desaforado hacía ningún lugar mientras homenajeaba ante el mundo al llorado Dani Jarque.
 Para volver a ver el gol de Iniesta, haz clic aquí.


 “¡La otra Torre Ricardo, la otra torre! ¡Es otro avión!”, exclamaba Matías Prats ante la imagen en directo de la Torres Gemelas envueltas en una densa humareda. Eran aproximadamente las tres de la tarde del 11 de septiembre de 2001 y lo que minutos antes había sido calificado por el presentador como el choque aparentemente fortuito de una avioneta contra una de las torres del World Trade Center se reveló ante sus ojos, ante los del corresponsal Ricardo Ortega –que tres años después  fallecería asesinado en Haití – y ante los de la atónita audiencia, como un ataque terrorista masivo que marcaría un antes y un después en la historia moderna. En España más de doce millones de espectadores siguieron la tragedia en directo. Todas las televisiones nacionales modificaron su parrilla para cubrir el suceso, TV-3 mantuvo su cobertura en directo durante más de doce horas y a lo largo de la tarde y toda la noche de aquel martes fatídico las imágenes grabadas por los profesiones se mezclaron con las recibidas a través de las cámaras domésticas de los viandantes y vecinos que habían sido sorprendidos por el suceso. El mundo había cambiado para siempre y, por primera vez, lo había hecho en directo.


El 11-S contado en directo por Matías Prats (2001, Antena 3) 
“¡La otra Torre Ricardo, la otra torre! ¡Es otro avión!”, exclamaba Matías Prats ante la imagen en directo de la Torres Gemelas envueltas en una densa humareda.
Eran aproximadamente las tres de la tarde del 11 de septiembre de 2001 y lo que minutos antes había sido calificado por el presentador como el choque aparentemente fortuito de una avioneta contra una de las torres del World Trade Center se reveló ante sus ojos, ante los del corresponsal Ricardo Ortega –que tres años después fallecería asesinado en Haití– y ante los de la atónita audiencia, como un ataque terrorista masivo que marcaría un antes y un después en la historia moderna.
 En España más de doce millones de espectadores siguieron la tragedia en directo.
 Todas las televisiones nacionales modificaron su parrilla para cubrir el suceso, TV-3 mantuvo su cobertura en directo durante más de doce horas y a lo largo de la tarde y toda la noche de aquel martes fatídico las imágenes grabadas por los profesiones se mezclaron con las recibidas a través de las cámaras domésticas de los viandantes y vecinos que habían sido sorprendidos por el suceso
. El mundo había cambiado para siempre y, por primera vez, lo había hecho en directo.

 A pesar de que muchos consideran que presenciaron la entrada del militar golpista Antonio Tejero en el hemiciclo en riguroso directo, lo cierto es la televisión sólo emitió esas imágenes una vez que el Congreso fue liberado. La primera noticia televisiva sobre lo que estaba sucediendo en aquel momento trascendental llegó a través del informativo conducido por Joaquín Arozamena, presentador del programa informativo que el segundo canal emitía a las ocho de la tarde y que ese día se programó simultáneamente en las dos cadenas  como él mismo recuerda . Las icónicas imágenes que han llegado hasta nosotros fueron grabadas por el operador de TVE Pedro Francisco Martín para ser emitidas a posteriori como parte de la información sobre la investidura del presidente Calvo Sotelo, pero lo que sucedió aquella tarde les dio un valor incalculable e hizo que se multiplicaran en las pantallas del mundo durante décadas. Horas después, ya durante la madrugada del día 24, TVE emitía el mensaje el rey Juan Carlos con el que se daba por finalizado el conato de golpe de estado. Que en 1981 todavía no se midiesen las audiencias televisivas impide conocer el verdadero alcance de aquella información, aunque es fácil aventurar que, excepto los más pequeños, aquellos para los que aquel suceso sólo significó un día sin colegio, absolutamente todos los españoles estaban sentados expectantes frente al televisor. Para volver a ver el discurso del rey Juan Carlos,  haz clic aquí .   
El "¡Se sienten, coño!" que arregló un discurso del rey (TVE, 1981) A pesar de que muchos consideran que presenciaron la entrada del militar golpista Antonio Tejero en el hemiciclo en riguroso directo, lo cierto es la televisión sólo emitió esas imágenes una vez que el Congreso fue liberado.
 La primera noticia televisiva sobre lo que estaba sucediendo en aquel momento trascendental llegó a través del informativo conducido por Joaquín Arozamena, presentador del programa informativo que el segundo canal emitía a las ocho de la tarde y que ese día se programó simultáneamente en las dos cadenas como él mismo recuerda.
 Las icónicas imágenes que han llegado hasta nosotros fueron grabadas por el operador de TVE Pedro Francisco Martín para ser emitidas a posteriori como parte de la información sobre la investidura del presidente Calvo Sotelo, pero lo que sucedió aquella tarde les dio un valor incalculable e hizo que se multiplicaran en las pantallas del mundo durante décadas. Horas después, ya durante la madrugada del día 24, TVE emitía el mensaje el rey Juan Carlos con el que se daba por finalizado el conato de golpe de estado.
 Que en 1981 todavía no se midiesen las audiencias televisivas impide conocer el verdadero alcance de aquella información, aunque es fácil aventurar que, excepto los más pequeños, aquellos para los que aquel suceso sólo significó un día sin colegio, absolutamente todos los españoles estaban sentados expectantes frente al televisor.
 Para volver a ver el discurso del rey Juan Carlos, haz clic aquí.


 

 

Los irrepetibles años de lujo y desvarío hollywoodiense en el Castellana Hilton

  • El Hilton se construyó sobre el palacete del siglo XVIII del marqués del Mérito. Abrió sus puertas en 1953 y fue el primero de la cadena en Europa.
    El Hilton se construyó sobre el palacete del siglo XVIII del marqués del Mérito. Abrió sus puertas en 1953 y fue el primero de la cadena en Europa.
     
    • Ava Gardner —que se alojaba en el hotel— con Frank Sinatra a la salida del bar Chicote.
    Ava Gardner —que se alojaba en el hotel— con Frank Sinatra a la salida del bar Chicote.Efe
    La cafetería del hotel InterContinental, como se llama hoy día. 
     
    • La actriz Bette Davis, en una terraza del edificio en 1958, cuando vino a rodar John Paul Jones.
      La actriz Bette Davis, en una terraza del edificio en 1958, cuando vino a rodar John Paul Jones.Luis Alonso (Efe)
       
      • El torero Luis Miguel Dominguín se viste de luces en el hotel para su reaparición en los ruedos en 1957.
        El torero Luis Miguel Dominguín se viste de luces en el hotel para su reaparición en los ruedos en 1957.Jaime Pato
         
         
        • El hotel conserva objetos de diseño. En la imagen, lámparas de techo y de mesa.
          El hotel conserva objetos de diseño. En la imagen, lámparas de techo y de mesa.C. Jiménez (archivo histórico del COAM, legado de Javier Feduchi
       
     

Las juergas de Ava Gardner, Frank Sinatra y Marlon Brando en Madrid