Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 ago 2018

Estos son los caseros razonables.......................... Sergio C. Fanjul

Pese al espectacular aumento del precio del alquiler, algunos propietarios deciden no subir la renta para vivir más tranquilos y luchar contra la llegada de otra burbuja.

A la izquierda, Rosa, la casera, en Alicante; a la derecha, Ofelie, la inquilina, en Madrid. En vídeo: Los pisos turísticos en Madrid incrementan el precio de alquiler de las viviendas.
“Nosotros no alquilamos para hacernos ricos”, dice Mar, propietaria junto a su marido de un piso en Lavapiés
 Su inmueble, de 60 metros cuadrados útiles y dos habitaciones, se alquila por 830 euros mensuales en un barrio en el que podrían pedir unos cuantos cientos más y encontrar inquilinos con facilidad. “No nos gusta la situación de subida desmesurada de los alquileres que estamos viviendo”, continua Mar, que prefiere no dar su apellido, al igual que el resto de entrevistados para este reportaje. “Este es un tema con el que estamos sensibilizados, ya que nosotros también hemos sido arrendatarios durante varios años, y vivimos esta situación desde ambas partes.
 No queremos contribuir a una nueva burbuja inmobiliaria”.

La burbuja del precio del alquiler es una preocupación que está afectando a los centros —y también a periferias— de muchas ciudades en España. Y particularmente en las más grandes, como Madrid. La subida media en los precios, a final del segundo cuatrimestre, había sido de un 10,3% respecto al año anterior, fijando un nuevo máximo.
 Las mayores subidas interanuales se dieron en Carabanchel (15,8%), Villa de Vallecas (16%) y Puente de Vallecas (19%).
 En distrito Centro fue del 5,1%, todo según datos del portal inmobiliario Idealista.
 A esto hay que añadir la subida de los precios de los alimentos y de la factura de la luz.
 Y el estancamiento de los salarios.
A pesar de todo, hay arrendadores que, pudiendo sacar mayores beneficios, optan por no subir el precio o hacerlo moderadamente, sin subirse a la ola de la rentabilidad creciente. 
Sus motivos son variados: desde el compromiso ético a la búsqueda de estabilidad.
Rosa, residente en Alicante, administra el piso de su tía, por la zona de Acacias, compartido por cuatro personas de diferentes nacionalidades con las que se comunica mediante un grupo de WhatsApp. 
“Son personas que trabajan o que están estudiando y debido a una situación económica precaria no pueden vivir de forma independiente.
 En este piso pueden vivir de una manera digna: no vamos a andar asfixiando a la gente”, dice la administradora
Incluso, en ocasiones de apuro, les ha bajado un poco el alquiler. Ellos mismos son los que, cuando queda una habitación libre, hacen las entrevistas y la selección. 
 “En los inquilinos busco estabilidad y tranquilidad”, explica Rosa, “y procuro que la gente esté bien si tú estás bien con ellos”.

Una de las inquilinas es Ofelie, joven francesa de 22 años, que se mudó a Madrid a estudiar hace un año y ahora trabaja en el sector del cine. 
Paga 280 euros mensuales por una habitación, más los gastos.
 “Lo que estaba encontrando eran habitaciones pequeñísimas que ni siquiera tenían ventanas y costaban 500 euros”, dice. 
“Mi habitación actual está bien y el precio es razonable”.
 En París, de donde procede, también hay problemas con la vivienda. 
“Yo tuve que decir que estaba casada con mi mejor amigo, que es gay, porque no les gustaba que compartiéramos piso”, relata.
Hay presión social. 
“La gente me decía que por qué tenía un piso a 500 euros si podía pedir más de 700. Me animaba a que lo subiera”, dice Juan, propietario de un inmueble de dos habitaciones en la plaza de Cascorro.
 Ahora lo alquila por 640 euros mensuales, un precio más que razonable dada la zona. 
“Cuando lo pongo en alquiler, veo cómo está la cosa: viene muchísima gente, se puede alquilar muy rápido”.
¿Ha valorado la posibilidad de utilizarlo como piso de alquiler turístico? “No me interesa, tengo un vínculo sentimental muy fuerte con el centro de Madrid y no me gusta que se convierta en un parque temático para el turismo.
 Tampoco queremos dar problemas a una comunidad de vecinos con la que hemos convivido”. contesta Juan. Busca inquilinos que no estén de paso, que quieran quedarse en Madrid.
 “Ahora nos quieren meter a todos en la cabeza que somos inversores, pero yo no tengo esa mentalidad. No pretendo que el alquiler me saque de pobre”, dice el propietario.
Eduardo es arrendador, junto con su madre, de dos inmuebles, uno en Delicias y otro en San Fermín (Usera), que alquila a un precio razonable, alrededor de 600 euros. 
“Considero que a los particulares no nos interesa que se cree otra burbuja, ya que un pinchazo perjudicaría finalmente a todos: demasiado pan para hoy es hambre para mañana, por eso creo que mantener precios razonables no es decisión política o ética, sino más bien lógica”, opina.

Estos propietarios también prefieren inquilinos de largo recorrido. “Gente que se puede encariñar con la casa, considerarla en cierto modo suya, mimarla un poco. 
Eso solo es posible si están contentos con el precio y el lugar en el que viven”, dice Eduardo.
 Y añade: “Es importante pensar que uno está recibiendo un dinero pero también dando un servicio. 
Y es importante no comprar cosas que parecen un piso pero que no lo son, aunque se alquilen bien, como esos sótanos sin ventanas que se ven en las inmobiliarias”.

Extrañas relaciones

La fiebre de subida de alquileres está produciendo efectos notables para los vecinos.
 Por ejemplo, en Lavapiés varios bloques de viviendas han sido comprados por diferentes empresas y fondos de inversión y sus vecinos, expulsados al término de sus contratos.
 Las empresas planean poner pisos de lujo o apartamentos turísticos.
 Un ejemplo notorio es el de la calle de Argumosa 11, donde el Sindicato de Inquilinos e Inquilinas (nacido al calor de estos conflictos) ya ha parado varios desahucios. 
Varios de estos inmuebles se han unido en la asamblea Bloques en Lucha.
Las relaciones entre inquilinos y caseros toman otro cariz dada la coyuntura.
 “Tengo el aire acondicionado estropeado hace meses y no me atrevo a llamar al dueño del piso, no vaya a aprovechar para subirme el alquiler”, dice Rebeca, que vive cerca de Gran Vía. A Diego, inquilino en Carabanchel, su casera le envía por WhatsApp con frecuencia links con ofertas de pisos del portal Idealista, sobre todo cuando toca subir el IPC. 
“Son pisos en mi barrio más pequeños y más caros.
 Como no le respondo nunca, no sé si me está amenazando o demostrándome lo buena casera que es”, dice.

 

18 ago 2018

Leonard Cohen - I'm Your Man (Live in Dublin - edited)

¿El fin del macho televisivo?.......................... Manuel Morales

Cada vez hay más series que dan paso a historias con mayor protagonismo de mujeres.

 

Liev Schreiber en 'Ray Donovan'.
Liev Schreiber en 'Ray Donovan'.
 
Machistas, violentos hasta ordenar o perpetrar asesinatos, mentirosos sin un parpadeo, chantajistas, adúlteros sin remedio, capaces de retorcer el pescuezo de quien sea si el bolsillo le va en ello
. Los protagonistas de algunas de las mejores y más exitosas series de lo que se ha denominado edad de oro de este género están cortados, con algunas diferencias, por ese truculento patrón.
 Son los Tony Soprano, Walter White, Don Draper (menos bestia pero no menos inmoral) o Ray Donovan, este como ejemplo más reciente, que cuenta la historia de un matón al servicio de estrellas de Hollywood y de la que se estrenará, gracias a su audiencia en EE UU, su sexta temporada en octubre. Ray Donovan es una señal de que el modelo de estrella del megamacho malo no parece agotarse. 
Todos comparten, además, una concepción de la familia a lo Corleone: yo decido cómo debes quererme, tú no lo entiendes.
Sin embargo, cada vez hay más series en las que este tipo de tipejos dejan paso a nuevas historias, otras inquietudes, con mayor protagonismo de mujeres, como The Handmaid's Tale, Big Little LiesThe Good Fight. Quizás ese incipiente cambio de modelo resida en lo que ha ocurrido con el movimiento #MeToo, y volverá a pasar, en calles de todo el mundo, cada vez que haya una lacerante decisión judicial o crímenes machistas.
 O quien sabe si todo esto no tiene nada que ver. ¿Están atentos los guionistas?
 Seguro, la audiencia manda y si sus intereses mudan, los autores lo husmearán rápidamente.
 Así parece que vamos a asistir a una lucha entre ambos tipos de entretenimiento. 
A mí, personalmente, me cansan, cada vez con más prontitud, las sagas de tiros, batazos y palizas.
 No digo que no sea necesario asomarse de vez en cuando a todo aquello del ser humano que nos aterra y nos atrae, pero busquemos otros registros.
 Con todo, no puedo dejar de sonreír al recordar a Tony Soprano en ese restaurante de lujo en el que ve a un joven cenando con la gorra puesta y se levanta para decirle: "¡Quítatela, aquí no se venden perritos calientes!".

 

Puentes, bodas y accidentes------------------------------ Boris Izaguirre

En la fiesta Flower Power conviven, protegidos como linces, sobrevivientes de varias décadas junto con actores jóvenes, deportistas retirados y algún despistado.

De izquierda a derecha (después de la azafata), De izquierda a derecha, Carles Sans de Tricicle, María Antonia Rodríguez, Carlos Martorell, Vanessa Lorenzo y Carles Puyol. De izquierda a derecha (después de la azafata), De izquierda a derecha, Carles Sans de Tricicle, María Antonia Rodríguez, Carlos Martorell, Vanessa Lorenzo y Carles Puyol.

En la medianía de agosto, el excomisario y casi relaciones públicas José Manuel Villarejo sombrea mis pensamientos.
 Era una de las personas mejor relacionadas del país y terminó en la cárcel, convertido en enemigo público.
 ¿Cómo pudo pasar eso? Siempre asumí que si te codeabas con gente importante lo último que podría pasarte era terminar en la cárcel.
 Al menos es lo que me decían cuando me quedé en el paro. "Saldrás adelante porque estás muy bien relacionado". 
Pero no, a veces puede pasar que estar tan extremadamente bien relacionado puede resultarte o muy caro o muy peligroso. 
La vida no es como te la pintan.
 Pero de repente surge alguien como María José Suárez y todo vuelve a su cauce.
 ¡Qué maravilla que al fin haya conseguido su sueño de casarse!
 Y hacer de esa boda una cumbre de Miss España en Grecia.
 ¡Un G5 de Miss España en la cuna de la belleza clásica! Valió la pena esperar, María José, has dado en el clavo y has recibido un anillo.
 Ya se habla de esta boda como una vertiente andaluza del #MeToo. Esa foto de María José con todas sus damas de honor, vestidas con sus diseños y reuniendo varias generaciones de Miss España, es una prueba irrefutable de que los concursos de belleza colaboran a conseguir una vida mejor.
 Y también un marido.

Tenemos que rodearnos de noticias buenas. La positividad ayuda a la supervivencia.
 Por eso celebro que Pedro Sánchez llevara a Angela Merkel a visitar un centro de protección de linces en Doñana, lamentablemente sin Susana.
 La ausencia de Susana Díaz hizo más irresistible la imagen, los únicos linces aparte de los animales eran Sánchez y Merkel.
 Pedro, que sabe mucho de estilismo, escogió camisa vaquera, pantalón ligero y pies descalzos en la arena, un poco como Julio Iglesias cuando también conquistaba el mercado alemán. 
Merkel, mujer seria y tecnócrata integral, acudió sin maquillaje, que es la única manera en que puedes ir a ver unos animales en cautiverio. 
Como una valkiria . 
Esta semana nos ha sobrecogido el hundimiento de un puente en Génova.
 Su ingeniero, Riccardo Morandi, construyó sobre el Lago de Maracaibo, en Venezuela, el puente Urdaneta que todos los venezolanos de mi generación aprendimos a calificar como "el segundo más largo de América", sin averiguar jamás cuál era el primero.

 Mis amigos de infancia, reunidos en un grupo de WhastApp, preguntan si existen puentes de la antigüedad que estén en pie. 
Mencioné Puente Romano en Marbella porque acabo de estar allí y sus ruinas dan nombre a uno de los hoteles más prestigiosos de esa localidad.
 En realidad, ¿qué es la vida sino tender puentes? 
A mi modo de ver es lo que sucede cada año en la fiesta Flower Power que organiza Carlos Martorell en Ibiza.
 Un puente entre la generación que creyó en el poder de las flores y las otras que entienden las flores solo como estampado.
 Aparte de ese puente generacional está el puente estético entre Ibiza y Marbella, lugares de veraneo chic que no siempre habían conectado. 
Hubo una época que los de Ibiza sintieron la invasión marbellí al tiempo que los de Marbella subrayaban la eterna batalla entre el chunda-chunda ensordecedor y su fiesteo más folk pero no menos eufórico.
. La fiesta Flower Power ha conseguido acortar esas distancias creando un universo propio donde conviven, protegidos como linces, sobrevivientes de varias décadas junto con actores jóvenes, deportistas retirados y algún despistado convencido de que lo hippie y lo disco sucedieron al unísono.
María José Suárez (de blanco) rodeada de sus damas de honor entre las que se encontraba Eva González (a su lado).
María José Suárez (de blanco) rodeada de sus damas de honor entre las que se encontraba Eva González (a su lado).
Vamos con la música a otra parte: durante un concierto en Torrelavega, Marta Sánchez sufrió un accidente escénico 
. La parte superior de su vestido se desprendió en plena actuación. Un recurso retro que arrancó gritos de asombro y regocijo, muchos recordaron a Sabrina cuando la soberbia interprete italiana desnudó un seno en pleno especial de Navidad en televisión. 
Aquella heroicidad hizo historia. 
También Marta tiene mucho de héroe en su sangre, continuó su actuación cubriéndose con el brazo que no sostenía el micrófono sin perder compás de la coreografía.
 Un asistente acercó una chaqueta dorada y para asombro de todos
 Marta consiguió ponérsela sin dejar de cantar y sujetar el micrófono. Eso merece una medalla. 
Al menos una placa en Torrelavega que genere memoria histórica. Y así, las próximas generaciones podrán escoger, respetuosamente, entre Marta, María José y la fiesta Flower Power antes que sobre Villarejo y sus relaciones.