Un Blues

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13 ago 2018

Joan Manuel Serrat , PENA PENITA PENA, homenaje a LOLA FLORES.1994

De vez en cuando la vida-Joan Manuel Serrat

La actriz Sean Young, sospechosa de robar dos portátiles de 12.000 euros

La policía de Nueva York busca a la protagonista de 'Blade Runner' por el hurto.

 Este es solo el último episodio de una carrera que no ha parado de ir en picada y que parece tocar fondo por la fama de conflictiva que se ha ganado la intérprete.

 

La actriz Sean Young en 2007 en la presentación de los premios especiales 'Jules Verne Adventure Film Festival', en Los Ángeles, Estados Unidos.
La actriz Sean Young en 2007 en la presentación de los premios especiales 'Jules Verne Adventure Film Festival', en Los Ángeles, Estados Unidos. Getty Images
 
La actriz estadounidense Sean Young (58 años) está en el punto de mira.
 La policía de Nueva York busca a la antigua estrella de Blade Runner (1982) para interrogarla, después de que las cámaras de seguridad de un set de cine captaran el pasado jueves el momento en que, acompañada de un hombre joven, se llevaba dos portátiles de Apple valorados en 12.000 euros, de un negocio situado en el barrio de Queens, al este de la ciudad.
La que dio vida a Linda en Impulso sensual (1988) ha negado las acusaciones y ha asegurado que se trata de un malentendido.
 La actriz dijo en un comunicado que simplemente tomó los portátiles incorrectos mientras estaba allí, recuperando las pertenencias que había dejado atrás, después de haber sido despedida de la película Charlie Boy hace cuatro meses.
 “Reuní lo que creía que era de mi propiedad pero después descubrí que estaba equivocada”, confesó Young y aseguró que llamó a los cineastas para devolver los equipos pero que con quienes habló negaron conocerla.
 
 La actriz había sido contratada para ser la productora pero una semana antes del rodaje fue reemplazada por un productor ejecutivo. 
“Ella está mintiendo totalmente a los medios.
 No intentó llamar a nadie.
 Si tomó los ordenadores por error, que los devuelva. 
Por qué no están en nuestras manos ahora” increpó el director de la película, Timothy Hines, en una entrevista para The Post.
 Hines no dudó en calificar el episodio de “increíble” digno de la serie Dimensión desconocida. 
Tras el presunto robo tuvo que detener la producción. “Rompieron (la puerta de entrada) y entraron al lugar, Sean y su hijo”, detalló Hines sobre el robo del equipo. 
 “Ella irá a la cárcel por esto porque es básicamente la cosa más estúpida que ha hecho jamás en su vida” aseguró convencido. 
Harrison Ford y Sean Young en 'Blade runner'.
Harrison Ford y Sean Young en 'Blade runner'. Getty Images
La actriz que trabajó en Dune (1984) de David Lynch está lejos de ser aquella joven promesa del cine que fue en los años ochenta. 
Pese a haber  participado en más de 122 películas y series de televisión, quien fue la primera mujer de Tom Cruise ha sido noticia en muchas ocasiones más por los escándalos que protagoniza que por sus papeles en la pantalla.
 El primero de ellos se remonta al rodaje de Impulso sensual cuando, tras un breve romance con James Woods, estuvo a punto de terminar en el juzgado acusada de acosar al actor.
 Mientras que Woods regresaba con su entonces prometida Sarah Owen, ella le enviaba muñecas vudú decapitadas y fotos de animales mutilados, aunque Sean Young siempre ha negado estas acusaciones.

A esto se suma la reputación de “compañera difícil” que se ganó en los rodajes y de complicadas relaciones con los directores con quienes ha trabajado.
 No perdonaría a Tim Burton cuando fue reemplazada por Kim Basinger en Batman (en 1989), después de sufrir un accidente a caballo una semana antes de comenzar el rodaje de la película, que hizo que Burton se decantara por Basinger. 
La actriz Sean Young.
La actriz Sean Young.
Otra anécdota fue cuando, a los siete días de comenzar el rodaje de Dick Tracy (1990) fue despedida. 
Además de alegar entonces que el director Warren Beatty cambiaba continuamente el guion, lo acusó de intentar mantener relaciones con ella y de que la despidió y sustituyó por Glenne Headly por sus negativas.
A estos episodios se suma su alcoholismo, historia que hizo pública en el reality show Celebrity Rehab with Dr. Drew (Rehabilitación de 'celebrities' con el Dr. Drew), por lo que entró a un programa de rehabilitación en 2008.
 Más tarde, en una entrevista para The Guardian confesó que había tocado fondo

Beatriz y Eugenia de York, dos princesas fuera de registro

Las dos hijas de Andrés de York y Sarah Ferguson buscan su sitio mientras se aproxima el momento en el que los hijos de Carlos de Inglaterra y sus nietos acapararán la actividad monárquica en Gran Bretaña.

Las princesas Beatriz (izquierda) y Eugenia en las carreras de Ascot, el 19 de junio de 2018
Las princesas Beatriz (izquierda) y Eugenia en las carreras de Ascot, el 19 de junio de 2018 GTRESONLINE
Eugenia trabaja en una casa de subastas de arte contemporáneo en Londres; a Beatriz, que probó en las finanzas y en la producción en Sony, no se le conoce profesión definitiva, aunque ahora trabaja como vicepresidenta de innovación para una empresa que crea programas informáticos para call centers, y se dedica, cómo no, a causas solidarias (entre otras a ayudar a niños con dislexia, que ella también padece).
El perfil de Eugenia, la pequeña y tradicional, que ahora se casa con el embajador del tequila Casamigos en Reino Unido (segunda boda real en un año para George Clooney), resulta más discreto.
 El de Beatriz, la mayor, es más parecido al de su padre: viajero, bon vivant, con amistades entre famosos.
 Ha sido la primera royal británica en correr una maratón, escalar picos en los Alpes, aparecer en una película —como extra en La joven Victoria, 2009— o, desde Diana de Gales en 1996, acudir a la gala de moda del Met en Nueva York.
 Como solían ironizar los medios británicos hace unos años: "Otra nueva semana, otras vacaciones para Beatriz".
Estos meses ambas estarán en el disparadero por la boda de Eugenia, que se celebrará también Windsor y ante una multitud: los novios desean que hasta 1.200 personas puedan asistir al enlace en los terrenos del castillo.
 En el número de septiembre de la edición británica de Vogue, las hijas de Sarah Ferguson aparecen retratadas con carísimos vestidos y hablando, hablando mucho, hablando sobre todo y sobre nada.
Y eso es precisamente lo que la monarquía británica no hace: hablar.
 Sonríen, estrechan manos, cortan cintas.
 Pero, como bien sabe la reina Isabel II, su máxima representante y la que más en profundidad conoce su maquinaria, hablar, no hablan. Pero ellas cuentan que se dedican a la caridad, que quieren una boda popular y libre de plásticos, que representan a palacio porque, aunque trabajan, tienen jefes "muy comprensivos". 
Ellas hablan sin parar.
 Porque son populares, y princesas, pero ya tienen un pie fuera.