Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 ago 2018

Leopoldo Abadía: “Ser tonto es lo mejor; está tirado. Por eso hay tantos”

El ingeniero y escritor habla de la picaresca española, de Dios y afirma: “Si me enterraran con Franco y con Carrillo me partiría de risa”.

Leopoldo Abadía, retratado en Barcelona.
En el patio de una pequeña empresa familiar en La Bonanova, esa Barcelona de pinos, mansiones y gente como Dios manda. Por cierto, a don Leopoldo Dios le manda mucho. Es afable, divertido y de derechas. Don Leopoldo, queremos decir.

Usted acuñó el concepto de “la cultura del no me da la gana (NMDLG)”. ¿Qué es eso?
A mí siempre me ha gustado hacer las cosas a mi aire. Mi canción favorita es My way (a mi manera). 
Pero hoy no se puede decir casi nada porque todo está mal visto. Un día, en una conferencia, me referí a los negros literarios. Se levantó uno y me dijo: “No ofenda a los de otras razas”. 
 Pensé: "¿Tú eres tonto de nacimiento o de después?”. Y se levantó otro, que era negro, y dijo: “Pues yo no me he sentido ofendido". Cómico.
Los biempensantes y los políticamente correctos están ganando…
Sí, pero yo soy un maniático de la libertad.
 Es lo mejor que nos ha dado Dios. 
Eso sí, en el uso de tu libertad puedes ser un hijo de mala madre.
Esa libertad exige pagar peajes. El qué dirán, las envidias…
A mí el qué dirán me importa tres pitos.
Tiene usted un blog titulado El jardín de los sensatos. Lo llamó así como reducto, claro, porque hay infinidad de insensatos sueltos, ¿no?

Toneladas. De derechas, de izquierdas, de la CUP y de Santa María de Garoña.
¿Entonces esto se hunde?
No. Nunca se hunde nada. Siempre salimos adelante. 
Y además es la hora de los sensatos.
No lo tengo yo tan claro.
¡Que sí! Los sensatos ganaremos la guerra. Lo que pasa es que a veces parece que hay dos españas: la de los sensatos y la de esos señores de la tele que van vestidos de oscuro y ponen cara seria y hablan y saben de todo, y lo dicen para que la gente no les entienda. Son tontos.
Es que es más fácil ser insensato que sensato, ¿no?
¡Clarooooo! Ser tonto es lo mejor. Está tirado. Por eso hay tantos. Pero al final son tontos que han aprendido a ganarse la vida. 
Con lo cual, igual no son tan tontos.
¿Tienen que ver con la picaresca española?
Claro.
 La literatura de la picaresca es maravillosa porque sus autores no inventaban. Salían a la calle y solo tenían que copiar.
Escribió el libro Abuelos al borde de un ataque de nietos. ¿La rebelión de los abuelos? ¿Están ustedes cabreados?
Yo es que tengo 50 nietos. 
Y viene el primer biznieto. Somos una familia de 76.
 El patriarca Jacob se fue a Egipto con toda su familia.
 Eran 75. Y va y sale en la Biblia. ¡Pero si en la Biblia tendría que salir yo! Cuando nació el primer nieto, mi mujer le dijo a nuestro hijo: “Como supongo que vendrán más, quiero que sepáis que ni vuestro padre ni yo nos ocuparemos nunca de los nietos.
 ¿Qué queréis iros a esquiar? Os vais. ¿Qué queréis ir a cenar? Vais. Y buscáis un canguro.
 Con nosotros no contéis nunca. Para casos de emergencia, siempre”.
Es usted del Opus Dei, y si es del Opus es que va a misa todos los días.
 Oiga, ¿qué le dice uno a Dios todos los días sin repetirse?
Pues yo le digo sobre todo “Dios, qué sueño tan horroroso tengo, voy a intentar no dormirme, pero échame una mano”.
¿Por qué Dios permite según qué cosas?
¡Ah! Misterio.
 Nosotros tenemos una hija que a los seis años tuvo una parálisis y se quedó en silla de ruedas. Digerir eso cuesta.
¿Se rebeló contra su Dios en aquel momento?
Yo no, pero no me extraña que la gente se rebele.
 Yo le dije a Dios: “¡Joder, qué encargo me has dado!”. También le podría haber dicho: “¡Coño, ¿por qué?!”.
Guerras, accidentes, tragedias… ¿no le pide cuentas a Dios?
¡Claro! Como Santa Teresa, que una vez fue donde Dios a pedirle cuentas por algo y él le contestó: “¡Así trato a mis amigos!”. 
Y ella le respondió: “¡Por eso tienes tan pocos!”.
Usted es un economista que no es economista. No pasa nada, hay masters que no son masters…
Mira, en septiembre del 63 yo llevaba un año dando clase en el IESE y nos enviaron a cinco profesores a Harvard. 
Sabíamos inglés justo para manejarnos.
 Nos hablaron de una cosa llamada masters. Y lo trajimos. Yo no es que sepa lo que es un master. 
¡Es que fabriqué el master! Y cuando leo las declaraciones del pobre mozo este, que le preguntan si recuerda haber ido a clase y dice “Pues no me acuerdo…”, es que me da la risa.

Dijo usted que estaría encantado de compartir nicho con Franco, José Antonio, Mola y Sanjurjo, pero también con Carrillo y La Pasionaria. Oiga, le pega usted a todos los palos…
Es ridículo que un presidente llegue y diga “me voy a cargar el Valle de los Caídos”. 
Sostener que nuestro problema es Franco es pensar que somos idiotas. 
 Dije aquello porque, una vez muertos, todos somos iguales. Si a mí me enterraran con Franco y con Carrillo, me partiría de risa con los dos.



 

 

La juez aprecia “indicios de responsabilidad penal” en Pablo Casado y eleva la causa al Supremo

 

La magistrada pide al alto tribunal que impute al líder del PP ante los "indicios racionales de criminalidad".

Un chico con 39 años sabe ya que un Master lo puede tener cualquiera pero él no así que con esa cara que huele a nactalina cree que puede engañar y jugar a los masters sin hacer. Ya le protejeran los de sus partido que él no ha robado cremas.


Pablo Casado, el pasado 2 de agosto en La Moncloa. Atlas-Quality
La investigación del máster de Pablo Casado, actual presidente del PP, ya va camino del Tribunal Supremo.
 En un auto firmado este lunes, la magistrada del juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, decide trasladar al alto tribunal la causa al apreciar "indicios de responsabilidad penal" en la obtención por parte del dirigente conservador del título en el Instituto de Derecho Público (IDP) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), donde la expresidenta Cristina Cifuentes también logró el diploma que le costó su salida del Ejecutivo autonómico. 
Según la juez, ha quedado "indiciariamente acreditado" que este máster se usaba "como regalo o prebenda" a alumnos "con una posición relevante en el ámbito político, institucional o que mantenían vínculos estrechos de amistad o de carácter profesional" con el catedrático Enrique Álvarez Conde, principal implicado en la trama.
La juez no puede continuar la instrucción contra el dirigente conservador al encontrarse aforado.
 Por ello, tras llevar a cabo la investigación "en todo aquello que no implica actuaciones procesales" contra el líder del PP, la magistrada acuerda enviar la pieza separada abierta por el máster de Casado al Supremo por los indicios de "responsabilidad penal" y "de criminalidad" que existen contra el presidente de los populares. "Indicios que podrían acreditar su atribución a la persona aforada y su calificación jurídica", añade Rodríguez-Medel.

En la exposición motivada de la magistrada se señalan, además, los pasos que "considera imprescindibles para el esclarecimiento de los hechos": citarlo como imputado, pedirle toda la documentación que conserve del máster —los cuatro trabajos que esgrimió ante la prensa, correos electrónicos y acuses de recibo "que evidencien que fueron efectivamente elaborados"—  y solicitarle el ordenador portátil donde supuestamente se encontraban archivados estos cuatro trabajos.

Esta decisión se produce después de que el pasado viernes acabase una semana clave en el Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid. 
Tras escuchar a las tres alumnas que se sacaron el título como el dirigente popular, les imputó prevaricación administrativa a las tres y cohecho impropio a una de ellas, Alida Mas Taberner, entonces subsecretaria de la Generalitat valenciana en la etapa de Francisco Camps.
 La situación de estas tres estudiantes es similar a la del presidente del PP: consiguieron el máster sin ir a clase y con multitud de convalidaciones.
 Una de ellas admitió, además, que le dieron el diploma sin hacer nada.
De esta forma, la magistrada señala la existencia de un grupo de alumnos privilegiados, a los que se les permite convalidar multitud de asignaturas solo por ser licenciados.
 En cambio, al resto de estudiantes —"licenciados en su gran mayoría" y que "compatibilizaban con sus trabajos" el curso—  "nadie les informa de esta posibilidad que tan ventajosa les resultaba para obtener el máster".
 "Debe destacarse esa misma mecánica en otras ediciones", añade, en referencia a la promoción de Cifuentes.
 Un grupo de alumnos "escogidos" que tampoco acudían "nunca a clase", pese a que la juez concluye que el máster era presencial.

Condiciones ventajosas

Cuando saltó el escándalo después de que EL PAÍS publicase que Casado tenía un máster como el de Cifuentes, pero que no recordaba si fue a clase, el propio diputado del PP explicó que pactó personalmente con Álvarez Conde, director del IDP y principal implicado en la trama, unas condiciones ventajosas para obtener el diploma. 
No tenía que ir a clase.
 No tenía que presentar un Trabajo Fin de Máster (TFM).
 Le convalidarían 18 de las 22 asignaturas del curso —que suponían más de un 80% de las materias y dos tercios del total de créditos exigidos (60)—.
 Y las cuatro restantes las aprobaría supuestamente entregando unos trabajos que apenas sumaron 92 folios en total (incluyendo portadas, índices, bibliografías...) y que le evaluaron Conde y otra profesora, también imputada.
 Ambos le pusieron sobresalientes en todas ellas.
" [Álvarez Conde es], en opinión de esta instructora, quien indiciariamente urde este sistema de prebendas consistentes en regalar títulos académicos", señala Rodríguez Medel.
 Además, según explica la magistrada, el catedrático "tenía el dominio de la propuesta sobre el reconocimiento de créditos" y la Comisión de Estudios de Postgrado (CEP) de la URJC "se limitaba a formalizar de manera automática dicha propuesta". 
Después, sentencia la juez: "Los alumnos recogen el título o lo usan a sabiendas de que no obedece a mérito académico alguno".
Hasta ahora, el PP ha minimizado el caso.
 Y Casado no ha querido dar más explicaciones desde que se presentase a las primarias, pese a que las sospechas de irregularidades han ido en aumento. "Es una cuestión anecdótica y menor", llegó a decir Teodoro García, nuevo secretario general de los populares: "El presidente del PP es una persona rigurosa, trabajadora, honrada y honesta.
 Al final quedará en nada", apostilló la pasada semana, antes de asegurar que estas acusaciones son una simple campaña para "dañar la imagen" del líder de la oposición.

5 ago 2018

Una semana en Suiza..................................... Boris Izaguirre





La reina Letizia, la infanta Sofía, la reina Sofía y la princesa Leonor, paseando por Palma el pasado lunes.

La reina Letizia, la infanta Sofía, la reina Sofía y la princesa Leonor, paseando por Palma el pasado lunes. EFE
Escribo esta primera columna de agosto después de un delicioso y prolongado baño en el lago de Zúrich, junto a cisnes muy civilizados.
 Parece una curiosa elección de veraneo pero mi marido lleva años con el quijotesco plan de hacerme europeo y para complacerle, me dejo llevar. 
También es cierto que escribo sobre Suiza con frecuencia, porque muchas cosas o personas que ocupan nuestra actualidad, suceden aquí o terminan viviendo cerca de los Alpes. 
Así que he aceptado la idea de mi marido y me he tirado a nadar en el Rhin a su paso por Basilea.
 Más que nadar, uno se deja llevar por su corriente mientras contempla campanarios medievales y sedes de bancos suizos. 
En esa corriente del Rhin, río abajo me di cuenta de que la belleza y el lujo cuando están bien asegurados, parecen más naturales. 
Suiza funciona como un reloj.
 Neutral con todo y todos excepto con la falta de control. 
Nadie habla alto, todo el mundo lleva móviles con auriculares y el alemán que emplean no se entiende y sin embargo te entran ganas de aprenderlo.
 Los tranvías son puntualísimos y los Alpes te acompañan.
 El cambio climático ha aumentado las temperaturas pero como los suizos son ecológicos desde 1292, no usan el aire acondicionado ni el ventilador aunque lleguen a los 35 grados.
 El sudor pasa a ser una presencia fina que les preocupa menos que el turismo asiático.
 Así, liviano y un poquito húmedo, descubres maravillas como la colección Rosengart en Lucerna donde te espera Paul Klee y 32 Picasso, coleccionados por el abuelo, el padre y la hija, Angelika Rosengart, a lo largo de varias décadas de amistad con el genio malagueño.
 Los retratos de Angelika son maravillosos pero la joya de la corona es un retrato a Marie Therese Walter, en rosa y azul, que te hace pensar que esos son los colores del amor.
 A la salida, para mi asombro, la mismísima Angelika Rosengart estaba ordenando el libro de visitas . 
 “Al ser español, está claro que le han emocionado los picasso”, me dijo. 
No solo eso, le confesé, estoy emocionado porque Suiza me acaba de regalar conocerla y verla atender y compartir su colección con los aficionados y visitantes. 
Aparte de esos picasso, España ha estado muy presente en esta semana en Suiza.
 En la estación de tren de Basilea, María Teresa Campos nos apareció en la portada de Semana, asegurándonos que todo irá bien con su hija, Terelu.
 Y mientras conciliábamos el sueño, la señal internacional de TVE retransmitió el programa Lazos de Sangre dedicado a los Iglesias-Preysler.
 La mayoría de los colaboradores en ese programa son mujeres que se mostraban más complacientes con la fama de depredador de Julio Iglesias que ante los tres matrimonios de Isabel Preysler. Quizás porque estaba en Suiza, los comentarios de ellas me olieron a machismo femenino en la televisión pública. 
Y además en boca de señoras que se mostraron poco feministas. 
La cantante Madonna en Malawi el 16 de julio. I La cantante Madonna en Malawi el 16 de julio. I AP
Una semana en Suiza ayuda a ventilarse.
 Así lo hacen los españoles más internacionales, como Marta Gaya, que prefieren Gstaad en vez de Baleares.
 Al menos estos días de verano. Por eso me hizo gracia la imagen de la reina Sofía aireándose con un ventilador individual mientras paseaba con sus nietas y nuera por el mercado de Palma
. Aunque resultaba bastante irreal la situación, el coqueto ventilador individual refrescaba el ambiente.
 Existen otras señoras que no dudan en recurrir a un ventilador. Paulina Rubio, Beyoncé, Shakira, lo utilizan mucho en el escenario. Con todo, ventilador incluido, ese paseíllo veraniego con casi más mujeres que en el gobierno de Pedro Sánchez me devolvió un tufillo tradicional.
 Mujeres haciendo la compra y los hombres practicando deporte o convalecientes. 
 
En otra isla, lejos de allí, mucho más al norte, con la misma temperatura y el mismo día, se robaban dos coronas del tesoro real sueco. Como en la divertida película Ocean´s Eight, los ladrones o ladronas, aprovecharon el despiste propiciado por la ola de calor y saltaron a una lancha con el motor en marcha, dándose espectacularmente a la fuga con el botín.
 Es lo que tienen las coronas. O te las pones. O te las quitan. 
La corona del pop la tiene Madonna bien puesta.
 El día 16 cumple 60 años. Quiere que su regalo de cumpleaños sea la reinvención de Malawi, un pequeño país que para ella es una causa. Madonna, como Suiza, nunca pierde el tiempo.

La felicidad en tres camparis................................ Manuel Vicent

Este licor me lleva directamente a los tiempos de felicidad de mi primer viaje a Italia

Con un poco de suerte podría ver a Pier Paolo Pasolini escribiendo sentado en una terraza.

Pier Paolo Pasolini, en la terraza del café Rosati de Roma en julio de 1960.
Pier Paolo Pasolini, en la terraza del café Rosati de Roma en julio de 1960. FARABOLA/LEEMAGE
1. Puestos a seguir la ruta de la memoria por donde conducen también algunas bebidas, el Campari me lleva directamente a los tiempos de felicidad de mi primer viaje a Italia.
 Ignoro de qué clase de hierbas se compone ese trago amargo y ligero, pero yo era tan frívolo que al principio lo bebía solo por su color rojo quisquilla y por el placer de tenerlo en la mano.
 La primera vez fue en el Rosati en la plaza del Popolo de Roma, un día de primavera, en una mesa donde, según el camarero, solían sentarse a charlar Fellini y Alberto Moravia.
 Como siempre sucede, ellos ese día no estaban allí.
Fue un año indefinido del que solo recuerdo la sensación de libertad que suponía dejar atrás por unos días aquella España de esparto y estameña y creerse libre como un perro al que le quitan la correa y el collar.
 En aquel tiempo cualquier progresista llegado a Roma tenía la obligación de visitar a Alberti o fingir que lo había visitado en su casa de Vía Garibaldi, en el Trastevere.
 No fue mi caso puesto que en ese momento yo tenía otro dios, llamado Pier Paolo Pasolini, y mi sueño consistía en imaginar que un día podría cruzar mi campari con el suyo haciendo sonar nuestros vidrios en el aire.
 Alguien me había contado que Pasolini solía comer en una trattoria llamada Al Biondo Tevere, junto a la basílica de San Pablo en la Vía Ostiense.
 Con un poco de suerte podría verlo escribiendo sentado en la terraza que daba al Tíber o en su asidua tertulia con Moravia, Elsa Morante, Fellini, Sordi y Anna Magnani.
 Pregunté por él a Giuseppina, la mujer de Vincenzo, el dueño, quien me dio largas diciendo que hacía tiempo que Pasolini ya no iba por allí. 
Años después, esa trattoria se convirtió en un lugar de culto, parada obligatoria para muchos devotos de este santo laico representado en las fotografías que cubrían las paredes, porque la noche del 2 de noviembre de 1975, antes de tomar la Vía Nazionale en sentido al Lido di Ostia, donde fue asesinado, Pasolini se detuvo allí con su verdugo, el chapero Giuseppe Pelosi, al que había cargado en su coche en los aledaños de la estación Termini.
 El chico pidió unos espaguetis y el poeta, que ya había cenado, se tomó una cerveza y un plátano.
. Se dice que no hay que morir sin haberse reflejado en los espejos biselados de todos los cafés literarios donde se han sentado los artistas que admiras. En mis primeros tiempos de Campari yo sufría esta devoción de la que me he curado por completo, gracias a la aversión que llegó a producirme la figura de Hemingway como marca turística. Así que, recién llegado por primera vez a Venecia, fui a sentarme en la bombonera del Caffè Florian, que sigue en pie en la plaza de San Marcos desde principios del siglo XVIII, y me tomé un campari, a la sombra de Proust, que pasó muchas veces por allí cuando se hospedaba en el hotel Danieli. Fuera, en la plaza, una orquestina tocaba un vals mientras la ciudad, como el Titanic, se hundía en la laguna. Entonces aún se podía pasar la noche en un saco de dormir bajo los soportales de la plaza y cientos de jóvenes se disponían a hacerlo como caídos en un campo de batalla después de orinar contra las paredes de la fenecida belleza.
 El Campari brillaba sobre el color de limón podrido de la ciénaga donde se ahogaba la estética.
3. Sentado en un viejo sillón de mimbre, en el belvedere del Grand Hotel Villa Politi de Siracusa, en Sicilia, con los pies desnudos apoyados en la barandilla que guarda el foso de la latomia de Capuchinos me recuerdo con un campari en la mano leyendo El Inmoralista de Gide.
 Las latomias de Siracusa son las profundas galerías, abiertas algunas a pleno sol, que dejaron las antiguas canteras de los griegos, desde el siglo Vl antes de Cristo, de donde se extrajo toda la piedra caliza para levantar bastiones militares, teatros, templos y los dioses respectivos.
 Hoy los templos antiguos ya no existen y los dioses también han desaparecido, pero estas grutas gigantescas poseen la sombra idealista de la que extrajo Platón el mito de la caverna.
 Los salones del Villa Politi albergan los espectros de Renan, de Maupassant, de André Gide, de personajes de la alta sociedad centroeuropea que en el periodo de entreguerras pasearon por este lugar una tuberculosis muy elegante, románticos exploradores del sur, todos en busca de los últimos placeres de los sentidos bajo el fuego del siroco.