Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 jul 2018

Destellos de ‘Chispa’............................................. Juan Cruz

Isabel Moreno Puncel tuvo hasta el final el destello de una personalidad que afrontó de la vida hasta aquello que le dejó más amargura.

Isabel Moreno Puncel, junto a Jesús Polanco en una foto sin datar.
Isabel Moreno Puncel, junto a Jesús Polanco en una foto sin datar.
La última vez que vi a Chispa fue en el homenaje que le rindieron a su hija, Isabel Polanco Moreno, el viudo de esta, sus hijos, sus hermanos, sus innumerables amigos.
 Fue en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado 19 de abril. Chispa era Isabel Moreno Puncel y murió este domingo en Madrid. Aquí nació hace 88 años.
 Estuvo casada desde 1954 hasta mediados de los años 80 con Jesús Polanco, fundador y presidente de EL PAÍS y del Grupo PRISA hasta su muerte en julio de 2007.
 Deja tres hijos habidos de ese matrimonio, Ignacio, María Jesús y Manuel.
 Este último es el actual presidente de Prisa e Ignacio es presidente de honor del grupo.
 Isabel había sido consejera delegada de Santillana, empresa que había fundado su padre en 1960.
Ya asaltada por las enfermedades y por la edad, allí, en el Círculo, estaba aquella mujer que afrontó la vida con todos sus ingredientes, entre otros el dolor de la muerte de Jesús Polanco y el sufrimiento por la tan temprana desaparición de Isabel
Chispa seguía haciendo honor al apodo con el que nació.
Desposeída del habla, como consecuencia de un cáncer que le afectó a la laringe, ayudada de un adminículo apropiado, casi no tenía que usarlo para comunicarse porque esa chispa de su apodo estaba también en su mirada.
 Hablaba con los ojos, esa era la voz que tuvo hasta el final, el destello de una personalidad que afrontó de la vida hasta aquello que le dejó más amargura. 
Y a pesar de que la vida no le ahorró los peores sufrimientos, a ella se le puede aplicar, como a su hija Isabel, lo que Hemingway escribió de uno de sus personajes femeninos: “Conoció la angustia y el dolor pero no estuvo triste una mañana”.

Chispa llegó al Círculo aquella tarde del homenaje a Isabel impulsada por el amor a su hija, a sus nietos, al mundo (familiar y empresarial) que su marido, Jesús Polanco, había creado seis años después de su casamiento. 
Ese universo era lo que su hija Isabel llamaba “el mundo Santillana”, que Jesús fundó junto a su amigo Pancho Pérez González
. Santillana marcó la vida de ambos, la vida de su familia y también la vida de sus sucesivos empleados.
En aquel acto del Círculo estaban todos los supervivientes de esa vida en común, y sobre todo estaba presente ese espíritu de familia que se fueron comunicando de unos a otros, y no solo los que eran parientes sino todos aquellos que, en Santillana, prolongaron ese espíritu familiar que pervive en el grupo, ahora integrado en PRISA, grupo editor de EL PAÍS.
 Chispa no era ajena a ese espíritu, porque era el mismo que inspiró su manera de ser primero como esposa y en seguida como madre y ahora como abuela de nueve nietos.
Jesús y Chispa se divorciaron de mutuo acuerdo treinta años después de su casamiento. 
Ese aire de familia que crearon alrededor se manifestó también en la dignidad con que llevaron adelante, tanto ellos como sus hijos, ese proceso de ruptura.
 Al final de la vida de Polanco, él y su exmujer acentuaron la vinculación afectiva que por otra parte nunca había cesado entre ellos.

Chispa nació seismesina. 
Su padre, ginecólogo, la sacó adelante cuando era, eso decía, “una chispita”, y Chispita fue llamada en seguida. 
Luego ese nombre, Chispa, significó también su manera de estar presente, sin aspavientos, con discreción.
 Su presencia se hacía evidente con un humor rápido, con sus destellos inteligentes de ironía. 
 Con esa chispa en los ojos fue al homenaje a su hija Isabel hace tres meses.
 Y ahora se junta, en el recuerdo de los que las conocieron a las dos, esa común inteligencia que desprendían sus miradas.

 

Un misterio 64 años oculto bajo la nieve........................... Silvia Ayuso

Una exhaustiva investigación concluye que un cadáver hallado en 2005 corresponde a un esquiador desaparecido en la década de los cincuenta en la región italiana de Aosta.

Imagen del esquiador francés Henri Le Masne, desaparecido en Italia en 1954.
Imagen del esquiador francés Henri Le Masne, desaparecido en Italia en 1954. EFE
Durante 64 años, la familia Le Masne se preguntó qué habría sido de uno de los suyos. 
Para celebrar su 35º cumpleaños, el 26 de marzo de 1954, Henri le Masne se fue de vacaciones solo, a la región italiana de Aosta, cerca de la frontera con Suiza. 
Nunca más se supo de él.
 Ahora, la policía italiana ha podido confirmar que los restos humanos hallados en 2005 junto al monte Cervino, a 3.100 metros de altitud, son los de Henri.
 Una identificación posible gracias a un auténtico trabajo detectivesco y a la movilización de las redes sociales, que en menos de un mes lograron que la noticia del misterioso esquiador llegara hasta los oídos de la familia.

Los investigadores contaban con varias pistas, pero no suficientes para identificar al “esquiador desconocido”, como lo llamaban.
 Una moneda de cinco liras hallada en la ropa del fallecido permitió determinar que la muerte no se produjo antes de 1946.
 Luego estaba el equipo encontrado junto a los restos humanos, que apuntaba a que la víctima, un hombre en la treintena, tenía una situación económica holgada y no era italiano, sino probablemente francés.
Para empezar, los esquís eran unos Rossignol Olympique número de serie 7200-210. 
Se trata, como señaló la policía italiana en un comunicado que lanzó por las redes sociales a finales de junio en italiano y en francés, de unos esquíes de alta gama que revelaban por una parte que su usuario era un esquiador experimentado y, sobre todo, que tenía suficiente poder adquisitivo para permitirse un material tan caro.
 El bastón de metal hallado a su lado confirmaba esa hipótesis, puesto que, señalaba la policía, era un “lujo en la época”, en la que muchos usaban los bastones más económicos de bambú.
Los esquís de Henri LeMasne, unos Rossignol Olympique.
Los esquís de Henri LeMasne, unos Rossignol Olympique.
Además estaba el reloj, un Omega de un modelo “destinado a las colonias francesas de Túnez, Argelia y Marruecos”, según lograron averiguar los investigadores por el número de referencia.

Cuando Emma Nassem escuchó en la radio la historia de la policía italiana que pedía ayuda para identificar a un misterioso esquiador fallecido en los años cincuenta, pensó en su tío Henri, desaparecido en esa época en la misma zona, y alertó a la familia.
 El padre de Emma, Roger le Masne, de 94 años, escribió inmediatamente a la policía italiana manifestándole su sospecha de que podría tratarse de su hermano mayor.
 Según explicó, Henri era un hombre “soltero y un personaje bastante independiente.
 Trabajaba en el Ministerio de Finanzas de París”. Él mismo viajó tras la desaparición de su hermano hasta el hotel de montaña donde había reservado una habitación para 15 días.
Allí le dijeron que Henri había salido a esquiar el 26 de marzo de 1954 y nunca regresó.
La policía italiana le pidió fotografías. Roger le Masne les envió rápidamente la primera prueba que convenció a los investigadores: “Les mandé una foto donde aparece con sus gafas y la policía reconoció las lentes que habían sido encontradas” junto a los restos, explicó el anciano a la emisora France Inter.
 Unas pruebas de ADN realizadas con una muestra de saliva de Roger confirmaron la identidad.
 El cuerpo que permaneció medio siglo enterrado bajo la nieve y que se tardó 13 años en identificar desde el hallazgo de sus restos era el de Henri Joseph Leonce le Masne.
 Ahora, su familia espera que las autoridades italianas les devuelvan los restos de Henri para enterrarlo con los suyos. 
“Vamos a poder organizar un funeral familiar católico, como lo hemos hecho siempre en nuestra familia, pero que es algo que no podíamos hacer mientras no se encontrara el cuerpo”, explicó Roger en la radio
. Las autoridades italianas les han advertido de que el proceso podría durar aún unos meses, pero eso es algo que ya no le preocupa. 
“Después de 64 años, dos meses más no importan”.
 

 

30 jul 2018

Serrat cancela seis conciertos de su gira por una laringitis

Los espectáculos afectados son los de Sitges, Torrevieja, Tarragona, Porta Ferrada, Starlite Marbella y Jerez. 

Está previsto que el cantante regrese el 8 de septiembre en Palma de Mallorca.

Joan Manuel Serrat durante su actuación en Pamplona el 9 de junio.
Joan Manuel Serrat durante su actuación en Pamplona el 9 de junio. EFE
Joan Manuel Serrat se ha visto obligado a cancelar los próximos seis conciertos de su gira Mediterráneo da capo, que estaban previstos en Sitges (31 de julio), Torrevieja (2 de agosto), Tarragona (4 de agosto), Porta Ferrada (6 de agosto), Starlite Marbella (8 de agosto) y Jerez (10 de agosto).
En un comunicado remitido a Europa Press, Get In Music informa de que "en los próximos días se abrirá el plazo de devolución del importe de las entradas adquiridas".
"El doctor D. Pedro Clarós, otorrinolaringólogo y Médico Consultor del Gran teatro del Liceo, ha realizado un diagnostico esta mañana de disfonía por laringitis aguda y le ha prescrito un reposo vocal profesional estricto de dos semanas tras lo cual volverá a ser evaluado clínicamente", apunta este comunicado.
Está previsto que Serrat retome su gira Mediterráneo da capo el próximo 8 de septiembre en Palma de Mallorca y continúe el calendario de conciertos previstos en septiembre en nuestro país. En los meses de octubre y noviembre la gira se trasladará a América y cerrará el año con los conciertos programados en Madrid (12 diciembre, WiZink Center) y Barcelona (18 y 19 diciembre, Auditori del Forum).

 

“Se empieza siempre llorando…”............................... Juan Cruz

La vida no vale nada y ese nada, como diría José Hierro, es todo lo que vale.

 

Migrantes en el puerto de Tarifa tras ser rescatados de una patera.  rn rn
Migrantes en el puerto de Tarifa tras ser rescatados de una patera.
“Se empieza siempre llorando y así llorando se acaba, por eso es que en este mundo la vida no vale nada”.
José Alfredo Jiménez escribía sus corridos para hablar de amor, casi siempre, pero las metáforas ya pegan sus estribillos a lo que sucede también en lo peor de la vida, la lucha por conservarla.
Para mucha gente en el mundo la vida no vale nada. 
En las tierras más prósperas esa certeza la convertimos en estadística.
 Para que la estadística nos dé la razón fabricamos concertinas, muros: es mejor contarlos afuera que contarlos entre nosotros.
La vida no vale nada…
 Despreciamos la vida de los otros, la convertimos en estadística, en votos, en números que no son convenientes para la supervivencia política de las ambiciones.
 En nombre de lo políticamente incorrecto, líderes que se suben al caballo de las opiniones contundentes toman el micrófono con tres datos perversamente trabados y alarman a una sociedad que mira a su alrededor a ver si les está entrando la última patera, por ejemplo por Castilla y León.
El miedo a lo que no existe es una creación de la ciencia-ficción, es un invento de Orson Welles, por ejemplo, pero en este momento la ciencia-ficción de los que reelaboran a su gusto las estadísticas asiste a políticos europeos y norteamericanos que presumen de defender una civilización cuya raíz habría de ser la razón y el respeto a la vida humana.
 Pero para ellos la vida no vale nada sino es la suya o la de sus votantes.
El cinismo con el que se despacha la inmigración, en países que emigraron, como Hungría o como Polonia, o que recibieron emigrantes, como Estados Unidos, avergüenza a este tiempo y debe avergonzar, muy en concreto, a España, cuyos contingentes de emigrantes sirvieron para que este país aún en guerra sobreviviera gracias a los que lograron que su vida valiera más, en un tiempo gracias a México y a Venezuela y, después, en la posguerra del hambre y la miseria, gracias también a Alemania.
Ahora a esa España se le hurta la guerra como una cosa de viejos y, desde ese adanismo sin compasión por el pasado, se insta a la sociedad a prevenir la llegada de los que vienen de fuera.
 La vida no vale nada y ese nada, como diría José Hierro, es todo lo que vale.
A esta hora exactamente hay en cualquier sitio del mundo, en cualquier patera, en cualquier barco, mientras inhalamos el humo de un cigarrillo, mientras escuchamos la última ocurrencia de un youtuber, hay un niño en peligro de muerte, en África, en Asia, en Oriente Próximo, en la frontera de México… 
Y en este momento también hay miles de personas en alta mar huyendo de una vida en peligro, buscando, también en peligro, una vida que, quizá, se ahogue antes de llegar a puerto.
En tierra, políticos, administradores del poder, dictaminan que esos miles que han abandonado su tierra, las casas que no tenían, son millones y que sus manos oscuras no valen lo que valen las manos blancas de sus votantes.
 Si esos políticos que alertan de las avalanchas pusieran en orden el pasado español con sus ideas de provecho propio se lanzarían a ayudar a que ninguna persona que necesite la ayuda de España acabe llorando a nuestras puertas.