29 jun 2018
Guillem López: «No creo que la novela sobreviva medio siglo. La literatura sí, pero será otra cosa. Tal vez un videojuego»
Me dijo de quedar en el café del Teatro Rialto (Valencia) porque tiene «un rollo Philip K. Dick».
Y la verdad, lo tiene. Del K. Dick reducible a cuatro epítetos: decadente, atemporal, añejo y extraño.
En este espacio, Guillem López (Castellón, 1975) va atenuando todo lo demás hasta quedar solo él bajo el foco principal. ECCE y HOMO sobre sus nudillos.
El cráneo afeitado reflejando con crudeza la luz.
El rostro desnudo de ego o manierismos, encogido en agobiantes preguntas para las que no hay respuesta, pero que precisamente por ello deben ser formuladas.
Guillem y yo somos compañeros
literarios, de los que sangran en el mismo barro y se beben las mismas
madrugadas.
He podido vivir de cerca su despegue a bordo del cohete
Challenger, el que protagoniza su novela homónima más célebre, una
suerte de hijo bastardo entre La Colmena de Cela
y una pesadilla borgiana ambientada en una Miami alternativa que se
diluye en esos setenta y tres segundos que tardó en estallar el cohete.
Hoy nos hemos juntado para hablar de todo un poco. De Cifuentes y las pajas literarias.
De sus insectos: Arañas de Marte (Valdemar, 2017) y La polilla en la casa del humo (Aristas Martínez, 2016). De su estreno en una major:
El último sueño (Minotauro,
2018). De qué se siente al ganar premios internacionales y ver tu
nombre cruzando la frontera cuando a la vez sabes que no puedes vivir de
esto.
Pero, sobre todo, de literatura. ¿Qué es? ¿Adónde va? ¿Va a
alguna parte?
Empecemos por el principio. El principio del principio.
[Risas] El principio está muy lejos, eh.
Volvamos a él. A cuando eras niño. ¿Tenías claro lo de ser escritor? ¿Hubo epifanía o llegó después?
Hostia…
No lo sé, tío. No lo sé.
Ahí es un poco fácil caer en el romanticismo,
la imagen que todos tienen de su infancia; el: «No, yo siempre había
soñado con ser escritor»… Sí que es cierto que siempre he escrito.
Pero
no piensas que quieres ser escritor.
La palabra escritor, además, me
produce últimamente mucho rechazo.
Hay mucho blog de autoayuda del tipo:
«Reafírmate, eres escritor».
Y a mí ya me está cansando un poco tanta
reafirmación en el «eres escritor». Qué obsesión por ser escritores. Qué
mito hay ahí.
Así que
si te dijera ahora que sí, que siempre quise ser escritor, te mentiría.
Porque la imagen que tengo de mi infancia ahora no es la real.
Así que
dejémoslo en que sí, siempre he escrito, pero no sabía que quería ser
escritor.
Esa fue una decisión que tomé de adulto, con veintipocos años.
¿Cómo la tomaste? ¿Cuál fue el cambio que te hizo elegir la profesión?
Un amigo
mío, que era dibujante.
Creo que se dio cuenta de que estaba un poco
perdido. Un poco no, bastante. Estaba en ese momento en que dejas la
adolescencia, te haces adulto y no sabes adónde vas a ir.
Fue él quien
me dijo: «¿Por qué no te lo tomas en serio y te pones de verdad a
escribir?».
Y tío, le hice caso y… La cagué [risas].
La cagué porque
desde entonces escribir ya no fue tan divertido como era antes; ni
tampoco leer.
Hugh Grant: “Es muy agradable estar casado, debería haberlo hecho siempre”
El actor, que contrajo matrimonio con la productora sueca Anna Eberstein a finales de mayo, asegura sentirse "muy afortunado".
Hugh Grant ha tardado en casarse, pero un mes después de hacerlo
se declara feliz de haberse decidido a dar el paso.
"Es muy agradable. No puedo fingir que no lo es", aseguró en una entrevista concedida al medio Today. "Debería haberlo hecho antes. Soy muy afortunado, la verdad. Mi mujer es increíble, la adoro", reconoció.
El actor de 57 años contrajo matrimonio con su pareja, la productora sueca Anna Eberstein.
La pareja tiene tres hijos en común: un niño de cinco años llamado John, una niña de dos de nombre desconocido y un bebé de apenas dos meses del que se desconocen sexo y nombre.
Además, Grant tiene otros dos hijos con la actriz Tinglan Hong: Tabitha Xiao Xi, de seis años, y Felix Chang, de cinco años. Hong y sus dos hijos viven en Londres, cerca de los Eberstein-Grant.
La relación más duradera que se le conocía al actor de Cuatro bodas y un funeral es con la también actriz Liz Hurley, con la que salió durante 13 años y con quien guarda una buena amistad.
Además de su vida sentimental, en los últimos años el actor ha sido portada de numerosos periódicos por su batalla contra los tabloides británicos.
Grant ha sido uno de los objetivos favoritos de diarios como The Sun o el Mail a causa de su intensa singladura personal con las madres de sus hijos Anna Eberstein y Tinglan Hong.
Antes de ellas, mantuvo largos noviazgos con la periodista Jemima Khan y la actriz Liz Hurley, en lo que se convirtió en una persecución sin tregua de los paparazis y más de un encontronazo del actor con los fotógrafos agazapados frente a su domicilio.
"Es muy agradable. No puedo fingir que no lo es", aseguró en una entrevista concedida al medio Today. "Debería haberlo hecho antes. Soy muy afortunado, la verdad. Mi mujer es increíble, la adoro", reconoció.
El actor de 57 años contrajo matrimonio con su pareja, la productora sueca Anna Eberstein.
La pareja tiene tres hijos en común: un niño de cinco años llamado John, una niña de dos de nombre desconocido y un bebé de apenas dos meses del que se desconocen sexo y nombre.
Además, Grant tiene otros dos hijos con la actriz Tinglan Hong: Tabitha Xiao Xi, de seis años, y Felix Chang, de cinco años. Hong y sus dos hijos viven en Londres, cerca de los Eberstein-Grant.
La relación más duradera que se le conocía al actor de Cuatro bodas y un funeral es con la también actriz Liz Hurley, con la que salió durante 13 años y con quien guarda una buena amistad.
Además de su vida sentimental, en los últimos años el actor ha sido portada de numerosos periódicos por su batalla contra los tabloides británicos.
Grant ha sido uno de los objetivos favoritos de diarios como The Sun o el Mail a causa de su intensa singladura personal con las madres de sus hijos Anna Eberstein y Tinglan Hong.
Antes de ellas, mantuvo largos noviazgos con la periodista Jemima Khan y la actriz Liz Hurley, en lo que se convirtió en una persecución sin tregua de los paparazis y más de un encontronazo del actor con los fotógrafos agazapados frente a su domicilio.
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