La exvicepresidenta, que sustituye a Romay Beccaría, es la primera mujer al frente de este órgano consultivo.
Por muchos arreglos estéticos que se hizo al salir del antigüo gobierno, sigue igual de fea.
María Teresa Fernández de la Vega, exvicepresidenta y portavoz del Gobierno con José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido elegida como presidenta del Consejo de Estado, al que ya pertenecía,
en sustitución de José Manuel Romay Beccaría. Este es el principal
órgano consultivo del Gobierno y su presidente es elegido por real
decreto del Ejecutivo. De la Vega se convierte en la primera mujer en presidir este organismo. De la Vega, de 69 años, juez
y portavoz del Ejecutivo socialista entre 2004 y 2010, es miembro del
Consejo de Estado desde 2010, cuando dejó la vicepresidencia, la
portavocía del Gobierno y el Ministerio de la Presidencia. Para entrar
en el Consejo tuvo que renunciar a su acta de diputada por Valencia. El
rango de un miembro del consejo es el de ministro.
La función del Consejo de Estado es la emisión de dictámenes a
petición del Gobierno, que son preceptivos en el caso de reforma o
elaboración de leyes orgánicas. Ha estado presidido desde 2012 por Romay
Beccaría (era su segundo mandato; el primero duro un año y tres meses). Nacida en Valencia en 1949, De la Vega es licenciada en
Derecho por la Universidad Complutense y titulada en Derecho Comunitario
por la Universidad de Estrasburgo . En 1974 ingresó en el
Cuerpo de Secretarios Jurídicos Laborales y desde 1990 es magistrada por
el cuarto turno. Entre otros cargos, ha sido diputada y secretaria de
Estado de Justicia. En la actualidad, además de formar parte del Consejo
de Estado, era presidenta de la Fundación Mujeres por África. Gran conocedora del ámbito judicial, desarrolló su
carrera profesional en la Administración de justicia -accedió a través
del cuerpo de secretarios judiciales y llegó a magistrada de lo Social-
antes de dedicarse plenamente a la política judicial.
Fue jefa de gabinete del ministro de Justicia Fernando
Ledesma (quien presidió el Consejo de Estado entre 1991 y 1996) en el
primer Gobierno de Felipe González, luego desempeñó la dirección general
de Servicios del Ministerio de Justicia y más tarde ocupó una
Secretaría de Estado en ese departamento, bajo las órdenes de Juan
Alberto Belloch. Entre 1990 y 1995 formó parte del Consejo General del
Poder Judicial.
En septiembre hará 15 años que Jon Kortajarena
fue descubierto por un representante de modelos. Se le abrió una puerta
que ni había imaginado y que le ha llevado a ser uno de los rostros y
cuerpos más populares de pasarelas y campañas internacionales. Sin
embargo, aunque haya abrazado el éxito con la sensualidad por bandera
durante todos estos años, su sueño era otro. “Yo cuando era adolescente
quería ser actor, siempre fue un plan de futuro y cuando conseguí la
oportunidad no me lo pensé, me metí de cabeza”, explica ahora que, por
fin, se ve más cerca de cumplir ese sueño juvenil. Por fin porque finalmente ha estrenado su primer papel protagonista en una serie,La verdad, de Telecinco. Un por fin nada gratuito, porque Kortajarena empezó el rodaje de La verdad
hace tres años y lo acabó hace dos. “Revisando antiguos Instagram he
visto que publiqué el tráiler en septiembre de 2016”, dice. Para él esta serie era su salto definitivo a la interpretación, su primer papel importante, tras su debut en Un hombre soltero
y los videoclips con Madonna. “Me dio seguridad como actor, seguridad
para pensar que puedo ser protagonista. Me ha abierto muchas puertas a
nivel personal”, continúa. La verdad
era, para él, la prueba de que podía valer también en este mundo. “Nunca he sentido prejuicios por ser modelo. Creo que el truco es que
dentro de mí siento que no estoy actuando para poner mi ego en otro
sitio ahora que se me acaba la moda”, dice. Aunque insistiendo un poco
más reconoce que alguna cara extraña sí se ha encontrado en esta nueva
etapa de su carrera profesional. “Cuando llegué al rodaje, mis
compañeros [Lydia Bosch, Ginés García Millán] quizá me veían como un
extraterrestre. Se pensaban que el modelo no iba a saber trabajar o no se iba a saber los guiones,
pero al poco tiempo se dieron cuenta de que eso no iba a pasar, que me
gusta trabajar en equipo y, de hecho, esa es una parte de la
interpretación que más me gusta”, explica. Frente al mundo de la moda,
en el que él está solo delante del objetivo, en el cine se encuentra
rodeado de gente. Frente a un mundo más superficial, la interpretación
mira hacia el interior. “La moda es muy individual, y es mucho de
pretender ser el hombre perfecto que no voy a ser, que no quiero ser, y
que es una aspiración inalcanzable. Y aunque tú sepas que eso no es así,
simplemente las expectativas de tu alrededor, te crean una frustración
muy fuerte, que con el tiempo aprendes a llevar con salud”, cuenta. “Pero en la interpretación no necesito ser el hombre perfecto. Mis
defectos, mi vulnerabilidad, mi inseguridad las puedo utilizar para
enriquecer mi trabajo”, añade. Todo eso le permite a Kortajarena “ver a largo plazo”, dice. A sus 33 años goza aún de una longevidad de éxito constante en la moda,
algo inusual, donde sigue muy arriba. “Como modelo estoy en uno de mis
mejores momentos”, asegura. Con contratos de embajador de marca como
Balmain, Bulgari, o los helados Magnum, en cuya presentación se realizó
este encuentro. Pero sabe que es una profesión con una fecha de
caducidad no demasiado lejana amenazada por la presión física. La
interpretación, en cambio, le permite preocuparse “ya no solo por el
físico, sino por algo emocional”.
Y aun así, no se atreve a hablar de una vida sin la moda. No habla de
futuro, sino de “presente ideal”, compaginado con otros proyectos, como
el “más personal” que ha hecho hasta ahora, el hotel Casa Sua en
Lanzarote; y en el que la interpretación va ganando terreno. Después de La verdad, estrenará The Aspern Papers con Vanessa Redgrave; y está rodando, Lo nunca visto,
con Bárbara Lennie. “Creo que si solo viesen esa cara de la que tanto
se habla podrían darme una oportunidad, pero no me cogerían para la
segunda y en dos años he hecho dos series y cuatro pelis”. También en los últimos años, empujado por Instagram, donde acumula
más de 1,7 millones de seguidores, ha subido a otro status de fama. Y
eso que fue de los últimos en entrar en este mundo porque lo veía “como
una violación de la intimidad”. Hoy lo contempla como una herramienta
para “elegir qué compartes”; es su forma de seguir sellando su
privacidad. No acepta preguntas personales. Lo advierten antes de la entrevista, ni tampoco sobre su relación virtual con La vecina rubia,
que le ha convertido en un fenómeno de la red. “Yo soy mi imagen, soy
mi empresa y quiero poder controlar qué se saca de mí” dice. Y añade:
“El hecho de que mi trabajo sea de cara al público no da derecho a que
se invada mi intimidad”.
El fiscal
pide 17 años para el supuesto asesino de holandés Martin Verfondern y 18
para un hermano del acusado si se prueba que participó en su matanza.
Ocho años y medio después de su desaparición y justo cuando se
cumplen cuatro del hallazgo fortuito de su esqueleto devorado por las
alimañas, la muerte de Martin Verfondern,
el holandés de Petín (Ourense), llega mañana a juicio con dos miembros
de la familia vecina sobre la que siempre recayeron las sospechas
sentados en el banquillo de los acusados. El extranjero que en 1997
recaló con su esposa en la remota aldea de Santoalla do Monte "buscando
el aire y el agua más puros", para fundar su particular ideal de vida ecológica,
murió de un disparo de escopeta en enero de 2010. Supuestamente, tal y
como confesó tras su arresto en 2014, apretó el gatillo Juan Carlos
Rodríguez González, el hijo menor y discapacitado del otro matrimonio
que habitaba Santoalla, una anciana pareja que había resistido y se
había hecho fuerte en el apartado lugar tras la desbandada de la
emigración. En aquel rotundo paisaje de montaña y casas arruinadas, la
convivencia entre las dos familias, instaladas en dos extremos y con
caminos diferentes para acceder al pueblo, se fue desmoronando como los
propios muros de piedra que solían desplomarse en las noches de
invierno. Pese a la hospitalidad de los primeros años
por parte de Jovita, la madre de los nativos del lugar, ahora
fallecida, el odio fue llenando con el tiempo el vacío que iba
abriéndose en el corazón de la aldea abandonada; sobre todo cuando los
forasteros empezaron a reclamar sus derechos sobre el monte comunal. A la presión y el acoso que decía sufrir, Martin Verfondern lo
definió en su tortuoso castellano como "terrorismo rural". Y en sus
últimos meses de vida, además de entregar a este periódico vídeos y pruebas gráficas de esta violencia,
en una entrevista con EL PAÍS señaló directamente a Carlos como el
posible brazo ejecutor de aquel enfrentamiento entre familias. El
acusado, que entonces había cumplido ya los 42, andaba por el pueblo
"con una escopeta al hombro" y, por su minusvalía psíquica tenía, en
palabras de su víctima, "el cerebro de un niño de 10 años".
El fiscal pide ahora 17 años de prisión para él y acusa también a un
hermano mayor, Julio Rodríguez (que en el momento de los hechos tenía 46
años). Pero deja abiertas para este último dos posibilidades: si
finalmente el jurado popular solo lo considera encubridor, por su
condición de pariente se libraría de la cárcel. Pero si se demuestra que
también participó en la matanza, el ministerio público exige una pena
de 18 años entre rejas. De momento, desde su arresto a finales de
noviembre de 2014, solamente ha cumplido prisión provisional Juan Carlos
Rodríguez.
La defensa del principal acusado niega ahora que su cliente apretase el
gatillo y atribuye su confesión al estado confuso en que se sumió tras
su arresto.
Su hermano, que no sufre discapacidad alguna, negó desde el
primer día haber matado al holandés de Petín e incluso estar presente en
el momento de la supuesta discusión y el disparo. Solo reconoció haber
ayudado a ocultar su cadáver y su coche en un pinar situado a 12
kilómetros en línea recta, pero ya en el municipio vecino de A Veiga.
Un
lugar recién plantado para la producción de madera donde nadie, hasta
ocho años y medio después, halló los restos.
Fueron agentes de la
Guardia Civil, en labores rutinarias de vigilancia de incendios
forestales, quienes vislumbraron en junio de 2014 desde un helicóptero
el tenue brillo del viejo Chevrolet Blazer de Verfondern.
Tras esconderlo entre las filas de pinos, supuestamente había intentado calcinarlo sin éxito.
El fiscal del caso, Miguel Ángel Ruiz, hace un completo relato de los
hechos investigados en su escrito de conclusiones provisionales. Martin
Albert Verfondern, "conocido como El Holandés", había nacido en Alemania en 1958 pero se había afincado en Ámsterdan y tenía la nacionalidad holandesa. En 1990 se casó con Margo Pool,
cinco años mayor, y no tuvieron hijos. A los siete años "decidieron dar
un cambio radical en sus vidas y, después de viajar por varios países,
se instalaron en la localidad de Santoalla, en el municipio de Petín
(Ourense) en mayo de 1997". "Santolalla, conocida también como Santa Eulalia o Santoalla, es una
pequeña parroquia en la falda de la montaña y de difícil acceso, solo
por carreteras de montaña desde Petín. En 1997 solo había una casa
abierta" mientras el resto habían quedado abandonadas, describe también
el fiscal. "En dicha casa vivían Manuel Rodríguez; su esposa, Jovita
González; y uno de sus hijos, el acusado Juan Carlos Rodríguez, nacido
1967 y sin antecedentes penales". A Santoalla "subía regularmente [desde
la capital municipal, Petín] el otro acusado", Julio Rodríguez, cuatro
años mayor y también sin antecedentes, para ayudar en "las labores
agrícolas y ganaderas". "En un principio la convivencia entre las dos únicas familias era muy
buena y realizaban juntas muchas actividades", sigue relatando la
fiscalía cómo se fue forjando la crónica negra de Santoalla, un pueblo
hasta entonces conocido por haber sido el escenario del primer
largometraje del cine gallego (Sempre Xonxa, de Chano Piñeiro,
1989). "La situación comenzó a cambiar cuando Martin y su esposa Margo
pretendieron formar parte de la Comunidad de Montes Vecinales en Mano
Común" denominada Cabeza de Vilariño o Coto Redondela. "La familia de
los acusados se negó" y "este hecho cambió la convivencia radicalmente". Los "conflictos entre las partes" fueron "múltiples", y acabaron "con
denuncias de Martin ante la Guardia Civil y el juzgado". Tanto fue así,
que la víctima "empezó a temer por su vida" ante las sucesivas
"amenazas" de los Rodríguez, y comenzó "los trámites para contratar un
seguro de vida". En muchas ocasiones "llevaba consigo una cámara con la
que grabar los encuentros [violentos] con sus vecinos". El 31 de octubre de 2008, el juzgado de Primera Instancia de O Barco
de Valdeorras, cabecera judicial de la comarca, dio la razón al vecino
extranjero y ordenó inscribirlo como comunero. Este hecho, según la
acusación, incrementó "el nivel de hostigamiento de la familia Rodríguez
hacia Martin", que multiplicó sus denuncias en el cuartel. El 4 de
diciembre de 2009, la Audiencia Provincial confirmaba la sentencia y
Verfondern se convertía en comunero de forma definitiva. No pasó más que
mes y medio hasta que murió de un disparo. El fiscal cree que Juan Carlos "decidió acabar con la vida" de Martin
Verfondern, "de modo que sobre las 13.15 horas del 19 de enero de 2010,
aprovechando que Margo Pool se encontraba en Holanda" por unos días,
"esperó a la entrada del pueblo, en un sitio donde necesariamente tenía
que pasar" la víctima, "que había salido a hacer la compra". Carlos
"portaba una escopeta con la que habitualmente paseaba. Le forzó a que
parara el vehículo y a menos de un metro de distancia, y de manera
totalmente sorpresiva y sin la más mínima posibilidad de reacción o de
defensa por parte de Martin", que estaba en el asiento del conductor,
"le disparó un tiro por la ventanilla, lo que provocó su muerte
inmediata". El cuerpo "quedó tendido en su Chevrolet Blazer".
"Minutos después apareció su hermano Julio", sigue hilvanando el
posible relato de los hechos el fiscal Miguel Ángel Ruiz. "Subía con su
tractor desde Petín y se encontró el cadáver dentro del coche, a la
entrada del pueblo, y a su hermano Juan Carlos". "Con intención de que
el crimen quedara impune, tras aparcar su tractor cogió el coche de
Martin, puso su cuerpo en el asiento del copiloto y aprovechando su
total conocimiento de la zona lo llevó por pistas forestales a un paraje
de "nulo tránsito" denominado As Touzas da Azoreira, "de muy difícil
acceso y vedado a la caza". Allí, a 18,5 kilómetros encabalgando
caminos, tan solo 12 en línea recta desde Santoalla, "escondió el coche
entre unos pinos. Sacó el cuerpo, lo llevó a decenas de metros de
distancia y le prendió fuego con unas ramas de pino". Pero el fiscal ofrece una alternativa en la que involucra de lleno a
Julio y lo sitúa como cerebro del crimen. Según este segundo relato
recogido en su escrito, los hermanos, "de mutuo acuerdo y en ejecución
de un plan preconcebido e ideado por Julio, decidieron acabar con la
vida de Martin". De modo que, "sobre las 13.15 horas del 19 de enero de
2010, tras un reparto de papeles" el menor de los dos, con una
minusvalía acreditada del 65% y "un retraso mental leve", "esperaría a
la entrada del pueblo" con esa arma para la que "no tenía licencia". Allí mismo, después de matar al vecino, aguardó "tal y como estaba
pactado hasta que llegó su hermano, que subía con un tractor cargado de
hierba, su labor habitual", para "evitar sospechas".
"Minutos después apareció su hermano Julio", sigue hilvanando el
posible relato de los hechos el fiscal Miguel Ángel Ruiz. "Subía con su
tractor desde Petín y se encontró el cadáver dentro del coche, a la
entrada del pueblo, y a su hermano Juan Carlos".
"Con intención de que
el crimen quedara impune, tras aparcar su tractor cogió el coche de
Martin, puso su cuerpo en el asiento del copiloto y aprovechando su
total conocimiento de la zona lo llevó por pistas forestales a un paraje
de "nulo tránsito" denominado As Touzas da Azoreira, "de muy difícil
acceso y vedado a la caza".
A partir de ese momento, y a pesar de que la extraña desaparición del
holandés de Petín fue objeto de una larga investigación por parte de la
policía judicial y de muchas informaciones periodísticas tanto en
España como en Holanda y Estados Unidos, los Rodríguez negaron durante
años y guardaron sin fisuras su secreto. "El vehículo calcinado de
Martin fue encontrado por un helicóptero de la Guardia Civil el 17 de
junio de 2014", y los escasos restos de su cadáver el día 20, "a unos 95
metros del coche, por agentes que realizaban la inspección ocular",
recuerda Ruiz, que considera que Juan Carlos debe cumplir 17 años de
prisión porque su "capacidad intelectual y volitiva" está solo "parcial y
escasamente afectada". El fiscal lo acusa también de un delito de
asesinato en concurso con otro de tenencia ilícita de armas; mientras
que a Julio le atribuye, alternativamente, un delito de encubrimiento
del que quedaría exento por parentesco, u otro de asesinato como coautor
del crimen.
En este segundo supuesto, reclama para el hermano mayor una pena de
18 años (de los que no ha cumplido aún nada) y, al igual que para el
menor, la prohibición de residir en el municipio de Petín y aproximarse a
una distancia de 300 metros o comunicarse con la viuda de su vecino
durante más de un cuarto de siglo. Además, los acusados "deberán
indemnizar junta y solidariamente a Margo Pool en la cantidad de 200.000
euros".
La actriz,
famosa por las series 'Melrose Place' y 'Dinastía', lleva cuatro
décadas de carrera y años luchando contra la ansiedad, la depresión y
las adicciones.
Heather Locklear (Estados Unidos, 1961), famosa por las series Melrose Place y Dinastía, ha sido trasladada al hospital durante el fin de semana después de que un familiar llamara a emergencias porque la actriz había amenazado con matarse, según informaTMZ. Así, Locklear habría sido ingresada para que le realicen una evaluación psiquiátrica.
Según la llamada, el familiar explicó que la actriz estaba
actuando "de manera errática" y amenazando con hacerse daño a sí misma.
Además, Locklear supuestamente "intentaba encontrar una pistola para
dispararse". Debido al historial reciente de Locklear,
el departamento de policía envió varias unidades al recibir la llamada,
para poder manejar cualquier posible amenaza. Sin embargo, han
catalogado el incidente como médico y no como criminal. La actriz ha sido protagonista de varios escándalos en los últimos
tiempos, el último, en febrero cuando fue arrestada en Los Ángeles por un delito grave de violencia doméstica y agresión contra tres agentes. Así, la californiana se ha convertido en una de las estrellas de
Hollywood más jugosas para la prensa sensacionalista. En las últimas dos
décadas ha sido noticia más veces por sus accidentes de tráfico, sus
ataques de ansiedad y sus problemas conyugales, que por sus éxitos
televisivos. Tampoco fue la primera vez que Heather Locklear tuvo problemas de
violencia doméstica. En 2011, la policía respondió a una llamada sobre
un posible altercado violento en el que estarían involucrados Locklear y
su pareja en aquel momento, el actor y compañero en Melrose Place,
Jack Wagner. Un año más tarde volvió a ser hospitalizada al encontrarse
gravemente perturbada quizá, según apuntaban entonces los medios TMZ y RadarOnline,
por mezclar alcohol y diversos medicamentos. "Estaba fuera de control",
dijo su hermana su hermana marcó el 911 aquella noche, de acuerdo con Entertainment Tonight. Además, la actriz posee un largo historial de problemas con el abuso de sustancias. La última vez que regresó
a rehabilitación fue en 2017. Era la quinta misión en que lo intentaba. Ella misma ha hablado de sus adicciones y ha pedido ayuda. El
representante de Locklear explicó que la actriz lleva años "batallando
contra la ansiedad y la depresión". Ese mismo año regresó al hospital
con heridas leves tras sufrir un accidente cerca de su casa en Thousand
Oaks. En esa ocasión, la policía no pudo determinar si fue por culpa del
alcohol o los medicamentos. También en 2008 su psiquiatra llamó a los servicios médicos de urgencia
movido por el temor de que hubiera tomado una sobredosis de
medicamentos. Terminó siendo una falsa alarma, pero ese mismo año había
sido internada en un centro de Arizona para superar la depresión en la que había caído. Poco meses después, sin embargo, fue arrestada por conducir bajo la influencia de la medicación cerca de Santa Barbara, California.