Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 abr 2018

El oscuro negocio aeronáutico del rector de la Rey Juan Carlos

La universidad ha construido un hangar de un millón de euros en el que empresas privadas dan decenas de cursos de formación.

  

Hangar de la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada.
Hangar de la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada.
El hangar aeronáutico del campus de Fuenlabrada (Madrid) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) se ha hecho famoso en los últimos meses entre la comunidad académica, pero no por ser la única instalación de este tipo en campus español, sino por la forma en la que el hoy rector, Javier Ramos, lo ha construido y cedido a intereses privados, sin pasar por concurso público ni por el Consejo de Gobierno de la universidad.

La historia empieza con un convenio de colaboración por 25 años firmado en 2015 por el entonces el rector, Fernando Suárez, con  European Airline Center SL., aunque el verdadero impulsor del hangar es Ramos.
 Según este acuerdo la empresa puede ofertar allí centenares de cursos de formación profesional, de pilotaje, mecánica o de tripulante de cabina. 
 La universidad pone el terreno, ha costeado el millón de euros que ha costado el hangar, paga las facturas y, supuestamente, a cambio sus alumnos de Aeronáuticas hacen prácticas allí. 
Su presencia, sin embargo, es anecdótica.
La compañía, por su parte, dice abonar el 10% de sus títulos propios a la URJC, un porcentaje en entredicho por varias fuentes, porque no aparece en el convenio y esta formación es una parte muy pequeña del negocio.
 Hoy son sus alumnos de FP, los estudiantes de vuelo o los aficionados a los drones los que ocupan el hangar y tres aulas, algo que no ven con buenos ojos distintas fuentes universitarias, que incluso adelantan que van a llevar el caso a la Fiscalía.
 Tres profesores de la URJC, descontentos con el devenir del hangar, han abandonado la comisión académica del instituto EIATA, del campus, que debe velar por la gestión de este espacio, según ha podido saber EL PAÍS.
 Lo han hecho tras conocerse el último negocio, aún embrionario, con el que se pretende aumentar el número de alumnos no universitarios al hangar: un convenio de colaboración de la Universidad con el Ministerio de Defensa para reciclar con 63 cursos a centenares de soldados de tropa y marinería. 
La URJC pone el nombre, pero el dinero que abonen los soldados  de su bolsillo irá a las arcas de Aviation Group, la marca comercial que agrupa a las tres compañías que operan ahora en el hangar. Ramos, que a preguntas de EL PAÍS trata de desvincularse del proyecto, asegura no recordar la firma de ese convenio con Arturo Romaní, subsecretario de Defensa, que es el que aparece en el acuerdo.
 Afirma que rubrica "miles de convenios".
“El rector actual [dice en referencia a sí mismo] tuvo un papel activo en un instituto aeronáutico, pero si alguien no cumplió la ley fue otro [Suárez]”, se defiende el rector Javier Ramos. 
“Yo no firmé”, alega. 
 Pese al distanciamiento de Ramos, lo cierto es que el hangar era su proyecto desde hace una década; lo gestó como director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación, tal y como ha reconocido en público en más de una ocasión.
 Siendo director de la escuela ha participado activamente en la promoción de los cursos privados. 

Fuentes académicas apuntan a que el acuerdo con Aviation Group es directamente ilegal, porque se trata de una cesión de un espacio público que debería haberse sacado a concurso público, y no en forma de convenio de colaboración con una empresa concreta sin que otras pudieran competir. Y sostienen que la contraparte tendría que pagar un canon por uso del espacio de al menos un 6% según la ley de contratos. 
Incluso antes de este convenio, la universidad cerró en 2015 un acuerdo con el Centro de Formación de Instaladores y Mantenedores, en la que Castaño era apoderado y matriz del negocio actual, que había entrado en concurso de acreedores semanas antes.
 A preguntas de este diario, el responsable de Aviation Group, Francisco Castaño, aseguró que abonan a la universidad el 10% del máster en Ingeniería de Diseño y Fabricación Aeronáutica, que ofertan con profesores de la URJC fuera de su horario laboral (cobran un extra) y con profesionales de las principales empresas aeronáuticas. 
Sin embargo, del resto de su catálogo de títulos –los grados de FP, los cursos de formación continua a Iberia Express o Norwegian, las certificaciones profesionales o los campamentos tecnológicos- Castaño dijo desconocer si se paga algo a la universidad. 
También Ramos dice no saberlo.
Aviones propiedad de una empresa en terrenos de la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada. 
Aviones propiedad de una empresa en terrenos de la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada.
A estas fuentes consultadas por EL PAÍS les sorprende también que el acuerdo dure 25 años sin que Aviation haga ningún desembolso, pues el equipamiento sigue siendo suyo. 
“Por ejemplo, una empresa que se queda con la concesión de una residencia universitaria por 30 años, invierte 10 millones en su construcción y después puede perderla”, explica un profesor. Ramos asegura no saber a quién pertenece el material.

 

Kate Middleton da a luz a su tercer hijo, un niño

La duquesa de Cambridge tuvo a su hijo a las once de la mañana en el hospital St. Mary's de Londres.

La duquesa de Cambridge y el príncipe Guillermo ya son padres por tercera vez. Kate Middleton ha dado a luz a su tercer hijo, un niño, este lunes a las once de la mañana en el hospital St Mary's de Londres, según ha informado el palacio de Kensington en Twitter. El niño ha pesado 3,8 kilogramos y tanto él como la madre se encuentran bien.

Los duques Cambridge habían acudido en coche al hospital a primera hora de la mañana.
 Kate Middleton se encontraba, según ha informado el palacio de Kensington por Twitter, “en las primeras etapas del parto”. 
 El embarazo de la esposa del príncipe Guillermo se dio a conocer en octubre pasado, y no se había especificado la fecha concreta en que salía de cuentas.
 La duquesa de Cambridge había concluido su agenda oficial por baja de maternidad el mes pasado.
El tercer hijo del príncipe Guillermo y Kate Middleton es quinto en la sucesión al trono de Reino Unido, por detrás de su abuelo Carlos de Inglaterra, príncipe de Gales; su padre, duque de Cambridge; su hermano, el príncipe Jorge (cuatro años), y su hermana, la princesa Carlota (dos años). 
Gracias a  cambios introducidos en 2013 en las leyes que rigen la sucesión, el sexo del bebé no afecta ya al orden sucesorio: los varones no tienen preferencia sobre las mujeres y su hermana Carlota, de dos años, conserva su cuarto lugar en la sucesión al trono.
El nacimiento del bebé marca el inicio de un mes de alegrías en las vidas de los nietos de la reina Isabel II.
 El príncipe Enrique, el menor de los dos hijos de Carlos y la fallecida Diana de Gales, que pasa al sexto puesto en la sucesión al trono con el nacimiento de su sobrino, proporcionará un nuevo motivo de celebración a la legión de seguidores de la familia real británica al contraer matrimonio con Meghan Markle el próximo 19 de mayo.
 Los preparativos de la boda del príncipe con la actriz estadounidense, que se han ganado el cariño de los ciudadanos al recorrer el país tras el anuncio de su compromiso a finales del año pasado, ocupan desde hace ya semanas al personal del palacio de Windsor, donde tendrá lugar la celebración, a la que acudirán más de 2.500 invitados.

El nuevo bebé tiene el tratamiento de Alteza Real y es príncipe de Cambridge.

 Sus posibilidades de convertirse en monarca son remotas, pero la larga historia de la monarquía británica ofrece al menos un precedente histórico: Guillermo IV, el penúltimo rey de la casa Hanover, accedió al trono en 1830 con 64 años, al sobrevivir a sus dos hermanos mayores, Jorge IV, que murió sin descendencia, y Federico, duque de York. 

El anuncio de los nacimientos reales sigue un protocolo establecido por la costumbre.

 La primera en ser informada del nacimiento es la reina. Después, se comunica al resto de la familia real y a los Middleton.

 A continuación, el equipo de comunicación de palacio informa por correo electrónico a los medios, anunciando el sexo, el peso y la hora de nacimiento del bebé.

 Por último, se comunica por las cuentas oficiales de Twitter e Instagram, y se procede a colocar un anuncio en papel sobre un caballete dorado a las puertas del palacio de Buckingham, residencia oficial de la reina.

 

Los nombres de los bebés reales no suelen revelarse hasta algunos días después del nacimiento.
 En el caso de Jorge y Carlota, los padres tardaron dos días en anunciarlos.
 Fueron más rápidos que los abuelos de la criatura, Carlos y Diana, que tardaron una semana en comunicar el nombre del príncipe Guillermo en 1982. 
Más tardó todavía la reina; el nombre de cuyo primogénito, Carlos de Inglaterra, no fue revelado hasta su bautizo un mes después de nacer en 1948.
Para sus dos anteriores hijos, los duques de Cambridge han elegido nombres de sólida tradición real, lo que indica que en esta ocasión podrían también elegir uno que haga referencia a monarcas pasados. Federico, James, Arturo o Felipe están en los primeros puestos en las casas de apuestas.

Rumbo a islas españolas casi secretas

Del islote de Lobos, en Fuerteventura, a la gallega ínsula de Sálvora, praderas de posidonia y playas desiertas al alcance de cortas y divertidas travesías marinas.

El islote de Lobos, en la isla canaria de Fuerteventura. 
El islote de Lobos, en la isla canaria de Fuerteventura. agefotostock

 

Sergio Ramírez dedica su Premio Cervantes a “los nicaragüenses asesinados estos días por reclamar justicia”

El autor de ‘Castigo divino’ reivindica el mestizaje cultural en un discurso en el que homenajea a su paisano Rubén Darío, fundador del español literario moderno.

Los Reyes imponen la medalla del Premio Cervantes al escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
“Escribo entre cuatro paredes, pero con las ventanas abiertas”, ha dicho esta mañana Sergio Ramírez en Alcalá de Henares en su discurso de recepción del Premio Cervantes
Por esas ventanas se ha colado estos días la sangrienta represión en Nicaragua de los que protestan contra la reforma de la Seguridad Social decretada –y luego derogada– por el Gobierno de Daniel Ortega. 
Los modos dictatoriales de sus excompañeros sandinistas –Ramírez fue vicepresidente de su país hasta 1990– llevaron al premiado a saltarse el protocolo literario en un acto presidido por los reyes y al que también acudieron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que volvían a aparecer juntos en público en medio de la polémica en torno al máster de Cifuentes.
Tocado con un lazo negro en la solapa, Ramírez subió parsimoniosamente al púlpito del paraninfo de la Universidad de Alcalá, abrió una carpeta celeste y dijo:
 “Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales porque Nicaragua vuelva a ser república”.

Enseguida lo explicaría en su discurso:
 “Como novelista no puedo ignorar la anormalidad constante de las ocurrencias de la realidad en que vivo, tan desconcertantes y tornadizas, y no pocas veces tan trágicas pero siempre seductoras”. “Cerrar los ojos es traicionar el oficio”, dijo también para reivindicar el papel principal que la literatura reserva a los ignorados por la Historia, aquellos que caminan “sin ser advertidos, o sin advertirlo, hacia las fauces que los engullen, víctimas tantas veces del poder arbitrario que trastoca sus vidas, el poder demagógico que divide separa, enfrenta, atropella. 
Ese poder que no lleva en su naturaleza ni la compasión ni la justicia y se impone por tanto con desmesura, cinismo y crueldad”. 
Sin perder de vista “la realidad”, el grueso de las palabras de Sergio Ramírez fue, sin embargo, un canto al vínculo transatlántico de la literatura en español y al mestizaje sobre el que se construye Nicaragua, ese país, explicó, fundado no por un general sino por un poeta: Rubén Darío.
 Lo primero le sirvió para recordar que el mismo papel fundacional que jugaron los ejemplares del Quijote llegados a Portobelo en 1605 lo jugaron los de Azul, el mítico poemario de Darío, llegados a Madrid en 1888 para poner patas arriba la vieja lengua castellana. Quedaba inaugurado el modernismo, es decir, la modernidad.
 “Tres siglos después de Cervantes”, apuntó Ramírez, Rubén Darío “devolvió a la Península una lengua que entonces resultó extraña porque venía nutrida de desafíos y atrevimientos, una lengua que era una mezcla de voces revueltas a la lumbre del Caribe, de donde yo también vengo, porque Centroamérica es el Caribe, ese espacio de milagros verbales donde los portentos pertenecen a la realidad encandilada, y no a la imaginación, a la que solo toca copiarlos”. 

Deuda con el boom

Si Darío se autorretrató como un descendiente de hijos de encomenderos españoles, esclavos africanos y “soberbios” indios, su paisano recordó que él nació, en 1942, en el “pequeño pueblo cafetalero” de Masatepe –mazartl-tepetl, tierra de venados, en lengua náhuatl– y que su escritura no es más que un nudo entre las lenguas indígenas, la oralidad campesina y la literatura del Siglo de Oro español que le enseñó su madre, profesora de literatura.
 Fue ella quien el Quijote en sus manos. Rodeado por su esposa, Tulita, sus tres hijos con sus parejas y sus ocho nietos, el autor de Margarita, está linda la mar rindió homenaje a su familia, a sus maestros y a sus amigos.
 “Siento que soy la síntesis de mis dos abuelos, el músico y el ebanista”, subrayó antes de recordar a Sergio Pitol, Premio Cervantes en 2005 fallecido semanas atrás, y de reconocer su “deuda” con sus amigos del boom: Carlos Fuentes, García Márquez, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa.
 Sergio Ramírez abrió su discurso invocando los nombres de paisanos suyos como Carlos Martínez Rivas, Ernesto Cardenal, Claribel Alegría y Gioconda Belli –poetas enormes de un país donde “todos somos poetas de nacimiento, salvo prueba en contrario”– y lo cerró agradeciendo su trabajo de años a Pilar Reyes, su editora en Alfaguara, a Antonio Kerrigan, su agente, y a Juan Cruz, periodista de EL PAÍS, 
“Juan de Juanes, que supo armarme de nuevo con las armas de la literatura cuando regresaba de otras lides con la lanza quebrada”. Un guiño al editor que lo rescató para la escritura después de que el fervor de la revolución desembocara en el desencanto de la política.

“A través de los siglos la historia se ha escrito siempre en contra de alguien o a favor de alguien.
 La novela, en cambio, no toma partido, o si lo hace, arruina su cometido”, había dicho el galardonado poco antes. 
“Una novela es una conspiración permanente contra las verdades absolutas”. 
Consagrado por siempre a la literatura, Sergio Ramírez se asomó hoy a la política para denunciar la represión en Nicaragua.
 El Rey el Ministro de Cultura hablaron de “horas difíciles”.
 Pero no se olvidó de los caudillos del narcotráfico ni del exilio de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos empujados “por la marginación y la miseria” ni de las “fosas clandestinas que se siguen abriendo, los basureros convertidos en cementerios”.
 El cielo estuvo gris toda la mañana.