9 abr 2018
Su decisión: seguir trabajando
Sé que me va a caer por lo que voy a escribir hoy en el blog, pero estoy tan alucinada con los que está pasando en los dos últimos días, y creo que aunque ‘Desvistiendo a Letizia’ es un espacio para hablar de moda y del armario de la Reina, hoy, como me pasa otras veces, no creo que tenga mucho sentido hablar de bolsos.
El lunes por la mañana recibí el fragmento del vídeo que todo el mundo ha visto y del que todo el mundo habla en mi teléfono móvil.
Al verlo, me quedé flipada, como todos, dándole vueltas y pensando en la actitud de la Reina, tan inexplicable y extraña. Lo cierto es que lo comenté con los compañeros, con algunos amigos y con gente cercana a la Casa de su Majestad el Rey intentado buscar alguna perspectiva que me ayudara a entender lo que ocurrió en Palma el domingo.
Cuando ya pensaba que la cosa se iba a quedar ahí, llegó un torrente de mensajes de gente y conocidos que me ponían a parir a ‘mi Leti’ -como muchos me la citan- y ensalzaban la figura de la Reina Sofía.
Después saltó a los medios de comunicación del país, hasta a la portada de un periódico nacional, luego a los informativos, los memes… y sólo puedo decir ¿nos estamos volviendo locos o qué? ¿de verdad esto es noticia de ámbito nacional? ¿por qué tanto odio? parece que muchos la estaban esperando para caer encima de la Reina Letizia, pero ¿por qué?
Recuerdo una anécdota hace ya muchos años en unos premios de periodismo.
Dos ‘señoras’ de la radio (las voy a llamar así, aunque no lo merezcan) despellejaban a Letizia en un cóctel mientras ella charlaba con otros invitados.
Yo asistía flipada a la escena escuchando las barbaridades de estas dos que no voy ni a repetir.
Mi sorpresa llegó cuando la todavía Princesa de Asturias se acercó a saludarlas con cariño… ¡madre mía! ¡que transformación! los insultos se convirtieron en piropos sobre su belleza, sobre su vestido y sobre la labor que estaban desarrollando los príncipes en aquella época.
Aquella escena me pareció grotesca y de hecho me sentó fatal, me dieron muchas ganas de ir, en plan chivata, a contárselo todo… pero ella ya lo sabe.
Desde hace 14 años vive en un continuo despelleje popular, haga lo que haga, ‘¿qué más da si está bien o mal?, la van a despellejar’, me comentaba una persona de su equipo.
Me consta, a pesar de su sonrisa de esta mañana, que doña Letizia está disgustada, sobre todo por los comentarios sobre su hija, la Princesa de Asturias.
No voy a ser yo la que justifique el gesto y la escena, estamos todos de acuerdo en que no fue correcto, por parte de ninguna de las dos, no voy a ser yo la que no le tenga cariño a la Reina Sofía, a la que tanto debemos los españoles… pero Letizia es la Reina y las que seguimos su día a día nos resulta injusto es circo que se ha montado.
¿Estamos todos deseando ver una escena como la de ‘Lo siento, me he equivocado’ pero en vez de en boca de don Juan Carlos en boca de la Reina Letizia?
Soy la primera que se queja de lo ‘pesada’ que es ‘mi Leti’ con el tema de su privacidad, con lo de no exponer a sus hijas más que lo justo, con algunos gestos que tiene hacia la gente o hacía los compañeros de los medios de comunicación… he vivido situaciones con nuestra Reina que no me han gustado, a nivel personal, comentarios que me ha hecho que no me han sentado bien…. no voy a ser yo la que diga que es perfecta.
Pero creo que lo del domingo fue un mal momento, un mal gesto, una mala situación y sobre todo, creo que es de las cosas más privadas que pueden existir.
Pero una vez que se ha hecho público, ¿este despelleje? es que me tiene atónita.
Insisto, me parece imperdonable y muy feo el gesto, pero ¿no nos estamos pasando un poco?
La respuesta de la Reina ha sido clara esta mañana, seguir trabajando como si nada.
Espero con ganas vuestras opiniones, para eso está mi blog abierto, pero os pido que no caigáis en el insulto, ni hacia las Reinas, ni hacia mí, y menos hacia una niña de 12 años.
.
Pero hablando de lo nuestro, que es un poquito de moda, os comentó el ‘look’ de la Reina para la Misa de Pascua.
La Reina eligió un ‘look’ de diez.
Para mí el mejor que se ha puesto para esta cita desde hacía muchos años.
Doña Letizia lució la camisa de lunares en azul marino y blanco de Carolina Herrera que ya había estrenado en Málaga hace unos meses.
Pero lo mejor eran los pantalones.
De Hugo Boss son unos culottes en azul marino de cintura alta con bandas de botones plateados en los laterales, su precio actual es de 400 euros en la web de la marca.
Lo mucho que me gusto el atuendo de la Reina me disgustó el de las niñas.
A la Princesa de Asturias el vestido de flores le quedaba corto de mangas y era demasiado infantil y el peto de la Infanta Sofía era raro, feo y encima no pegaba nada con la camisa.
Es cierto que las hijas de los Reyes están en una edad complicada, en la que es difícil vestirlas sin ir de sport, ya que ellas no quieren ir de pequeñajas pero tampoco se les puede vestir de adolescentes.
Bueno, la cosa en este tercer trimestre ha empezado con ganas, veremos que nos deparan estos meses en los que nos esperan muchos ‘looks’ reales.
Añadir a favoritos LIBROS RECOMENDADOS DE Màxim Huerta Màxim Huerta: 10 libros intensos entre el recuerdo y la ficción
LIBROS RECOMENDADOS DE Màxim Huerta
Màxim Huerta: 10 libros intensos entre el recuerdo y la ficción.
El periodista y escritor Màxim Huerta, Premio Primavera 2014 por La noche soñada, lleva
escribiendo desde 2009.
En este listado de libros recomendados hace un
repaso a las obras y autores que le han marcado, tanto en su vida como
en su escritura.
En
todos estos libros se puede apreciar un cierto gusto por la intensidad y
temas como la pérdida, la búsqueda de la identidad y la memoria, muchos
de ellos desde un punto de vista autobiográfico.
Entre sus autores de
cabecera encontramos, por ejemplo, a Rosa Montero con La ridícula idea de no volver a verte,
una obra dura y desgarradora surgida a raíz de la muerte su marido que,
según comenta Huerta es un libro en el que se entra “sin lágrimas” y
“te llena de luz”.
En la misma línea, recomienda El balcón de invierno,
de Luis Landero (quien es para él “el mejor contador de historias”).
Se
trata de una obra que abre las puertas de la memoria huyendo de la
ficción, de quien tanto su autor como Màxim Huerta llegan a estar
saturados en cierto momento.
Y la memoria “maravillosa, brutal,
acogedora y brillante” aparece en El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, uno de sus títulos preferidos.
Nuestro recomendador confiesa además su admiración
por el Premio Nobel de Literatura Patrick Modiano, maestro en el arte de
escribir sobre la búsqueda de la identidad a partir de recuerdos
difusos, como si una fina niebla invadiese la memoria, que dan un aire
onírico a su obra.
Casi todos sus títulos son breves y sus temas pueden
resultar repetitivos, pero esto para Huerta lejos de ser un defecto esto
es una virtud.
El lector encontrará también en estas recomendaciones dos novelas de iniciación, aunque muy distintas entre sí.
Hablamos de Paraíso inhabitado, de Ana María Matute y Algún día este dolor te será útil,
de Peter Cameron.
De la primera obra, Huerta dice que es su “hoja de
ruta” y no deja de recalcar que Matute es su autora favorita.
El día que fusilaron a Gila, se hizo el muerto y salvó al cabo Villegas
Se cumplen 80 años de cómo el humorista se libró de una muerte segura y de cómo este episodio condicionó su inigualable arte.
El humorista Miguel Gila (Madrid, 1919 – Barcelona, 2001), que trascendió en la cultura popular española con sus monólogos sobre la guerra, sabía de lo que hablaba.
Mediante el surrealismo (“¿está el enemigo? Que se ponga”), el esperpento (“me dice el tío: '¡Oye que me has dado!'; pues no seas el enemigo”) y el costumbrismo (“¿a qué hora piensan atacar mañana? ¿no puede ser por la tarde, después del fútbol?”)
Gila proponía un ejercicio terapéutico no tanto de reconciliación con la contienda como de memoria sentimental.
Reinventando la Guerra Civil española, reescribiéndola y, por encima de todo, nunca olvidándola.
Él mismo fue uno de sus muertos pero, como si de uno de sus chistes absurdos se tratase, vivió para contarlo.
En su autobiografía Y entonces nací yo. Memorias para desmemoriados (Temas de Hoy, 1995), Miguel Gila contó por primera vez la noche que fue fusilado.
Afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas, mintió sobre su edad (tenía 17 años) para alistarse en el ejército tras el golpe militar de Franco de julio de 1936 y acabaría formando parte del Regimiento Pasionaria.
En diciembre de 1938, cuando todavía quedaban cinco meses para el final de la guerra, su cuadrilla ya se daba por vencida vagando por los campos de Córdoba:
sin munición, sin camiones y sin agua, fueron capturados por el dichoso “enemigo” (en este caso, la 13.ª división de Yagüe).
“No le tenía miedo a la muerte”, recordaba Gila, “estaba tan agotado, tan devorado por los piojos, por el hambre, el frío, el cansancio y la sed, que morir podía ser una liberación”
.
El humorista Miguel Gila (Madrid, 1919 – Barcelona, 2001), que trascendió en la cultura popular española con sus monólogos sobre la guerra, sabía de lo que hablaba.
Mediante el surrealismo (“¿está el enemigo? Que se ponga”), el esperpento (“me dice el tío: '¡Oye que me has dado!'; pues no seas el enemigo”) y el costumbrismo (“¿a qué hora piensan atacar mañana? ¿no puede ser por la tarde, después del fútbol?”) Gila proponía un ejercicio terapéutico no tanto de reconciliación con la contienda como de memoria sentimental.
Reinventando la Guerra Civil española, reescribiéndola y, por encima de todo, nunca olvidándola.
En su autobiografía Y entonces nací yo. Memorias para desmemoriados (Temas de Hoy, 1995), Miguel Gila contó por primera vez la noche que fue fusilado.
Afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas, mintió sobre su edad
(tenía 17 años) para alistarse en el ejército tras el golpe militar de
Franco de julio de 1936 y acabaría formando parte del Regimiento Pasionaria.
En diciembre de 1938, cuando todavía quedaban cinco meses para el final de la guerra, su cuadrilla ya se daba por vencida vagando por los campos de Córdoba: sin munición, sin camiones y sin agua, fueron capturados por el dichoso “enemigo” (en este caso, la 13.ª división de Yagüe). “
La lluvia no dejaba de caer mientras el regimiento de Miguel Gila esperaba a “pagar el precio de la derrota”.
Les habían quitado los abrigos, las botas y las mantas y les habían sentado en el suelo durante horas mientras sus captores saqueaban una finca.
La dueña, una mujer de unos 30 años, salió de la casa gritando: “¡Viva Franco!”.
No le sirvió de nada: la violaron entre todos.
Después llevaron a los detenidos a un descampado.
“El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca llena de gritos de júbilo y carcajadas, las manos apretando el cuello de las gallinas robadas”, escribió Gila.
El alcohol distrajo a los verdugos de formalidades (no hubo “listos, apunten, fuego”) o protocolos: dispararon a los 14 hombres una sola vez, sin rematarlos con un tiro de gracia, y siguieron bebiendo mientras asaban las gallinas robadas.
(Es muy raro que no hayan hecho "El tiro de gracia")
El humorista Miguel Gila (Madrid, 1919 – Barcelona, 2001), que trascendió en la cultura popular española con sus monólogos sobre la guerra, sabía de lo que hablaba.
Mediante el surrealismo (“¿está el enemigo? Que se ponga”), el esperpento (“me dice el tío: '¡Oye que me has dado!'; pues no seas el enemigo”) y el costumbrismo (“¿a qué hora piensan atacar mañana? ¿no puede ser por la tarde, después del fútbol?”) Gila proponía un ejercicio terapéutico no tanto de reconciliación con la contienda como de memoria sentimental.
Reinventando la Guerra Civil española, reescribiéndola y, por encima de todo, nunca olvidándola.
“No le tenía miedo a la muerte. Estaba tan
agotado, tan devorado por los piojos, por el hambre, el frío, el
cansancio y la sed, que morir podía ser una liberación”, escribió Gila
En diciembre de 1938, cuando todavía quedaban cinco meses para el final de la guerra, su cuadrilla ya se daba por vencida vagando por los campos de Córdoba: sin munición, sin camiones y sin agua, fueron capturados por el dichoso “enemigo” (en este caso, la 13.ª división de Yagüe). “
La lluvia no dejaba de caer mientras el regimiento de Miguel Gila esperaba a “pagar el precio de la derrota”.
Les habían quitado los abrigos, las botas y las mantas y les habían sentado en el suelo durante horas mientras sus captores saqueaban una finca.
La dueña, una mujer de unos 30 años, salió de la casa gritando: “¡Viva Franco!”.
No le sirvió de nada: la violaron entre todos.
“El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca llena de gritos de júbilo y carcajadas, las manos apretando el cuello de las gallinas robadas”, escribió Gila.
El alcohol distrajo a los verdugos de formalidades (no hubo “listos, apunten, fuego”) o protocolos: dispararon a los 14 hombres una sola vez, sin rematarlos con un tiro de gracia, y siguieron bebiendo mientras asaban las gallinas robadas.
(Es muy raro que no hayan hecho "El tiro de gracia")
Tragedia anunciada en As Catedrais..................... Sonia Vizoso...
Los científicos advierten de que solo la restricción de las visitas a esta playa gallega puede prevenir otra desgracia.
“Cada año pasan por la playa de As Catedrais cientos de
miles de personas.
Que haya habido solo una baja es una enorme fortuna, pero no tiene por qué mantenerse”.
Las palabras del prestigioso geólogo Juan Ramón Vidal Romaní suenan especialmente inquietantes tras la muerte de una turista esta Semana Santa por el impacto de una roca mientras contemplaba, junto a cientos de visitantes, una de las más grandes maravillas labradas por el mar en la costa gallega.
Vidal Romaní es el autor del informe oficial de hace solo seis meses que ya advertía a la Xunta del peligro de desprendimientos en este arenal de Ribadeo (Lugo), sobre todo después de días de intensa lluvia como los que precedieron a la desgracia del pasado 31 de marzo.
“La gente está acelerando la destrucción del acantilado”, lamenta el experto.
“Hay quien hasta se sube a los arcos para hacerse fotos, los chicos saltan de unas peñas a otras… Pone los pelos de punta”
La construcción de esta catedral marina, única en la Europa continental, la firman un trío de arquitectos que nunca decretan el final de las obras.
Las olas, el viento y las mareas que labraron los arcos y grutas de As Catedrais hace 135.000 años siguen trabajando desde entonces, pero no es su irrefrenable erosión la que compromete ahora la pervivencia del monumento.
“Los visitantes son el riesgo más grande. Hay un efecto llamada y la cosa se ha desmadrado”,
Que haya habido solo una baja es una enorme fortuna, pero no tiene por qué mantenerse”.
Las palabras del prestigioso geólogo Juan Ramón Vidal Romaní suenan especialmente inquietantes tras la muerte de una turista esta Semana Santa por el impacto de una roca mientras contemplaba, junto a cientos de visitantes, una de las más grandes maravillas labradas por el mar en la costa gallega.
Vidal Romaní es el autor del informe oficial de hace solo seis meses que ya advertía a la Xunta del peligro de desprendimientos en este arenal de Ribadeo (Lugo), sobre todo después de días de intensa lluvia como los que precedieron a la desgracia del pasado 31 de marzo.
“La gente está acelerando la destrucción del acantilado”, lamenta el experto.
“Hay quien hasta se sube a los arcos para hacerse fotos, los chicos saltan de unas peñas a otras… Pone los pelos de punta”
La construcción de esta catedral marina, única en la Europa continental, la firman un trío de arquitectos que nunca decretan el final de las obras.
Las olas, el viento y las mareas que labraron los arcos y grutas de As Catedrais hace 135.000 años siguen trabajando desde entonces, pero no es su irrefrenable erosión la que compromete ahora la pervivencia del monumento.
“Los visitantes son el riesgo más grande. Hay un efecto llamada y la cosa se ha desmadrado”,
lamenta Vidal Romaní, director del
Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal y catedrático de
Geodinámica de la Universidad de A Coruña.
Para conservar este delicado
paraje, en el que solo se restringe el acceso en Semana Santa y verano con un tope de 4.812 personas
al día, reclama a las Administraciones un sistema de vigilancia
permanente, que se faciliten cascos protectores para entrar en las
cuevas donde falleció la turista y que se imponga una franja de
separación de los taludes del acantilado.
El Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, responsable de este espacio protegido, sostiene que "nada ni nadie hubiera podido evitar" el siniestro mortal
y esgrime que el turista que visita la zona en temporada alta “acepta”
expresamente los riesgos cuando obtiene la autorización para bajar a la
playa.
Tras las críticas recibidas por la muerte de una joven de 25
años, la Consellería de Medio Ambiente ha encargado a ingenieros de
caminos de la Universidad de A Coruña un estudio geotécnico para
analizar el “estado actual” del monumento.
Solo después, apunta la
Xunta, “se podrán establecer las medidas de gestión que garanticen la
conservación del monumento natural y su uso”.
Pero no es seguro que se
haga.
“En la propia web de reservas”, señala Medio Ambiente, “ya se advierte de forma expresa que el visitante conoce y acepta los riesgos derivados de la visita”.
Hay más voces científicas que claman contra los supuestos excesos de la Xunta en As Catedrais, algunas tristemente premonitorias. Augusto Pérez Alberti, catedrático Geografía Física de la Universidade de Santiago, advirtió en enero a través de Twitter de la "inestabilidad" de las formaciones geológicas y de la posibilidad de que aconteciese una "desgracia".
La Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), que también
alertó a la Administración autonómica de las caídas de piedras antes del
accidente mortal, pide que se restrinja la afluencia a la playa y se
prohíba transitar por la parte superior de los acantilados. "La
promoción de este espacio ha sido abusiva y se ha facilitado una llegada
masiva de gente que es incompatible con la conservación del monumento y
de los hábitats de interés europeo que allí hay", explica Serafín
González, presidente de la SGHN e investigador del CSIC.
El Gobierno gallego defiende el actual cupo de visitantes
porque se determinó “de acuerdo con criterios ambientales” y
“actualmente no se cuenta con ningún informe que apunte que la cifra sea
excesiva”.
Sin embargo, el Plan Especial de Protección da Praia das Catedrais elaborado recientemente por el Ayuntamiento de Ribadeo concluye que el “progresivo” aumento de visitantes “supera ampliamente su capacidad de carga ecológica”.
“El continuo pisado erosiona amplias áreas de los acantilados” y “el descontrol en el uso público" provoca que los turistas "deambulen por áreas inestables, con riesgo para su integridad física y para las personas que se puedan encontrar en la playa”, dictamina el documento.
“El problema es que se ha descubierto la cueva del tesoro y la gente no parará de entrar si no se le pone freno”, concluye Vidal Romaní sobre el conflicto que supone limitar aún más las visitas en un polo de atracción turística de tal calibre.
Mientras el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez Barcia (BNG), ha declinado responder a las preguntas de este periódico sobre el futuro de As Catedrais, la patronal hostelera rechaza nuevas restricciones.
“No se puede coartar la libertad que tiene la gente para visitar una playa”, defiende el presidente de la Asociación de Hosteleros de Lugo, Cheché Real.
El representante de los empresarios turísticos de Lugo sí apoya que los técnicos de la Xunta, Demarcación de Costas y Ayuntamiento pacten medidas de protección tanto para los visitantes como para el monumento.
Y pide no caer en el alarmismo:
"Lo ocurrido en Semana Santa es un accidente como el que se puede producir haciendo barranquismo o en un parque acuático".
Sin embargo, el Plan Especial de Protección da Praia das Catedrais elaborado recientemente por el Ayuntamiento de Ribadeo concluye que el “progresivo” aumento de visitantes “supera ampliamente su capacidad de carga ecológica”.
“El continuo pisado erosiona amplias áreas de los acantilados” y “el descontrol en el uso público" provoca que los turistas "deambulen por áreas inestables, con riesgo para su integridad física y para las personas que se puedan encontrar en la playa”, dictamina el documento.
“El problema es que se ha descubierto la cueva del tesoro y la gente no parará de entrar si no se le pone freno”, concluye Vidal Romaní sobre el conflicto que supone limitar aún más las visitas en un polo de atracción turística de tal calibre.
Mientras el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez Barcia (BNG), ha declinado responder a las preguntas de este periódico sobre el futuro de As Catedrais, la patronal hostelera rechaza nuevas restricciones.
“No se puede coartar la libertad que tiene la gente para visitar una playa”, defiende el presidente de la Asociación de Hosteleros de Lugo, Cheché Real.
El representante de los empresarios turísticos de Lugo sí apoya que los técnicos de la Xunta, Demarcación de Costas y Ayuntamiento pacten medidas de protección tanto para los visitantes como para el monumento.
Y pide no caer en el alarmismo:
"Lo ocurrido en Semana Santa es un accidente como el que se puede producir haciendo barranquismo o en un parque acuático".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)