Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 abr 2018

‘Médico de familia’ y la nostalgia....................... Ángel S. Harguindey

El programa de Bertín Osborne en la casa de Lydia Bosch fue modélico para comprender en qué no consiste una entrevista.

Lydia Bosch, Bertín Osborne, Luisa Martín y Francis Lorenzo, en 'Mi casa es la tuya'.
Lydia Bosch, Bertín Osborne, Luisa Martín y Francis Lorenzo, en 'Mi casa es la tuya'.
La primera dificultad que surge a contemplar Mi casa es la tuya (Telecinco) es la de encontrar su categoría en el ámbito digital. ¿Programa del corazón?, ¿documental?, ¿concurso?, ¿talk show?, ¿cocina?... pues un poco de todo, pero poco.
 Inicialmente puede parecer un programa de entrevistas: el conductor del programa, Bertín Osborne, recibe al invitado o acude a su domicilio, y mantiene una relajada entrevista de cerca de una hora.
 Bueno, una entrevista exactamente, no. 
 Para ello el entrevistador necesitaría documentarse algo sobre el entrevistado.
 Saber quién es, qué ha hecho y procurar desvelar en alguna medida su personalidad. 
El programa de este viernes fue modélico para comprender en qué no consiste una entrevista.
. El programa de este viernes fue modélico para comprender en qué no consiste una entrevista. Osborne reconoció no haber visto ningún capítulo de la serie que justificaba la presencia de la actriz e incluso pidió a los asistentes que le hicieran "un resumen rápido". Los presentadores y cortijeros son así.

Asistía el simpático cantante y presentador a la casa de la simpática actriz Lydia Bosch, coprotagonista de una afamada serie de los 90, Médico de familia, 119 capítulos con una media de audiencia de entre cinco y diez millones de espectadores. 
 Tras la primera charla se incorporaron Luisa Martin y Francis Lorenzo, también de la serie y responsables del menú -pulpo a feira y espaguetis marinera- y, por último, aparecerían los, entonces, tres niños hijos del médico ahora ya maduros hechos y derechos. 
Mucho ja, ja, je, je y la certeza de la sabiduría de Joâo Guimâraes Rosa cuando escribió que "cada nostalgia es una especie de vejez".
La audiencia sabía previamente de la larga sombra que sobrevolaba sobre el disuelto matrimonio de la invitada.
 Era, o podía ser, el reclamo morboso del programa, algo tan querido por la cadena de los salvadores supervivientes, mujeres, hombres o viceversa. 
No se habló directamente del asunto pero surgió esporádicamente tres o cuatro veces, las suficientes para saber que había dejado varias cicatrices. 
 Misión cumplida con educación, sin acritud.

 
Medico de Familia
Imagen del reencuentro de los actores de 'Médico de familia'.

 

Guerrero, que ahora tiene 31 años, continuó en la televisión durante un tiempo tras el final de Médico de familia, pasando a la serie Ana y los 7
Su última aparición televisiva fue en el concurso Mira quién salta. Ahora, ha reorientado su vida como empresario y es socio de varios restaurantes de Madrid.

Isabel Aboy (35 años) continuó en la actuación con la serie Periodistas, tras lo que se centró en su carrera de Psicología, estudios que compatibilizó con su trabajo en el teatro y como modelo.
 Aunque ha seguido apareciendo con cuentagotas en televisión y en algunos eventos, Aboy se ha centrado en su carrera como psicóloga.
En cuanto a la más pequeña del clan ficticio, Marieta Bielsa (26 años), dejó la televisión para centrarse en los estudios, y terminó cursando Economía y Negocios Internacionales alejada completamente de la actuación.  
 

6 abr 2018

Un nuevo vídeo muestra otro ángulo del rifirrafe entre Letizia y Sofía

Es el vídeo más comentado en los últimos días: el de la reina Letizia impidiendo que la reina Sofía se saque una foto con sus nietas, las infantas Leonor y Sofía.
Sucedió tras la Misa de Pascua celebrada en la catedral de Palma de Mallorca el pasado Domingo de Resurrección.
Hasta ahora habíamos visto dos imágenes: la que se grabó de espaldas a Letizia y la que se grabó desde un lateral, pero en ningún momento se había observado el rostro de la actual reina.
Una nueva grabación publicada en YouTube muestra la cara de Letizia cuando se pone delante de sus hijas y la reacción posterior del rey emérito, Juan Carlos I, tras observar la escena.
Se imaginan que esto pasara con la Reina de Inglaterra? 
Se habla de Divorcio.........

Massiel: “El festival de Eurovisión ha sido un estigma para mí”

 

La noche del 6 de abril de 1968 el Royal Albert Hall de Londres coronaba a la cantante como icono televisivo.

La cantante y actriz Massiel, con la liga de Juan Marsé en el teatro Español en 2012.
La cantante y actriz Massiel, con la liga de Juan Marsé en el teatro Español en 2012.
“Yo estaba como un alma en pena recorriendo el Royal Albert Hall con mi traje de Courrèges cuando viene muy nervioso Ramón Arcusa del Dúo Dinámico y me dice 'Nena, vamos, que hay que cantar'. '¿Cómo, que hay que cantar?' le respondo, 'si ya he cantado'. 
Y me contesta: 'Sí, es que hemos ganado". 
Estos días Massiel ha tenido que poner en orden y memoria muchos de sus recuerdos de aquella noche del 6 de abril en el Royal Albert Hall de Londres cuando ganó el Festival de Eurovisión cantando La, la, la el tema que el dúo Dinámico había creado y en un principio destinado a Joan Manuel Serrat
La renuncia del cantautor a participar si no se le permite cantar en catalán produce su destitución fulminante por parte de Televisión Española que le acusa de politizar el festival. La decisión de Serrat ha venido precedida por un estado de crispación social que la escritora Maria Aurèlia Campany describe como un “Affaire Dreyfus a la catalana” en alusión al célebre caso del militar francés que puso en vilo la Francia de principios del siglo XX.

“Recuerdo que estaba en México y llegué sin dormir a Madrid”, comenta Massiel sobre su elección para sustituir a Serrat en el Festival.
 La discográfica Zafiro, editora tanto de Serrat como de Massiel, y TVE acuerdan que sea la cantante la representante española de recambio para la próxima cita musical en el Royal Albert Hall.
 La promoción del tema ha estado a cargo de Serrat que ha recorrido las diferentes televisiones europeas a lo largo de las últimas semanas con algunos de los directivos de la televisión.
 “Se supone que la canción estaba cortada un poco a la medida de Serrat, pero a mí no me pegaba nada, solo echando una ojeada rápida a los temas que había cantado hasta entonces, Rosas en el mar, Aleluya, Di que no, pero creo que a Serrat tampoco le pegaba mucho, ¿no?
Seguramente la otra canción que presentó, El titiritero estaba más en su linea”.
 “Recuerdo que escuché los arreglos, muy bonitos, que había hecho el compositor y arreglista Bert Kaempfert, el mismo de Extraños en la noche, la canción de Frank Sinatra, pero enseguida nos dimos cuenta de que yo necesitaba más ritmo, a diferencia del tono más cansino de Serrat cuando la interpretaba”. 
“Es curioso- recuerda Massiel- pero durante los ensayos de la canción, el Dúo Dinámico no me daba muchos ánimos y decían que igual hubiera estado mejor que la representante hubiera sido una cantante más comercial como Karina y no una cantante tipo intelectual como yo”.
El triunfo de Massiel la noche del 6 de abril en el Royal Albert Hall de Londres desata una ola de triunfalismo y revancha por parte la prensa franquista después de la negativa de Serrat y el fantasma separatista. 
Massiel a punto está de suceder a la mismísima Agustina de Aragón en el panteón de las heroínas españolas a juzgar por algunos de los titulares. 
 “Yo acepté participar en el Festival porque en aquel momento era una gran oportunidad para cualquier cantante, como se había visto, con los triunfos de Sandie Shadow, France Gall, y otras cantantes, y era la manera más rápida de alcanzar una proyección internacional”. 
“Después, cuando pasa el primer impacto, después del triunfo, es cuando me salgo, me cabreo porque ponen mi nombre en un telegrama dirigido al Jefe del Estado, cuando me siento manipulada, y trato de salir de todo ese engranaje, realizo unas declaraciones en la revista Triunfo y tiene como consecuencia, un veto televisivo que se prolonga durante un año”. 
“Imagínate que a la pareja Amaia y Alfred después de ganar el festival les prohibieran, pues eso sucedió”.  “Para mí el triunfo en el Festival de Eurovisión ha acabado siendo un estigma, porque parece que solo se me recuerda por esa canción, y se olvidan de una trayectoria profesional cantando a Bertold Brecht, presentando a Astor Piazzola en España, formando parte de aquella nueva canción que a mitad de los años sesenta revolucionó la música española, de los Aute, del mismo Serrat”.
 “Pero también tengo que reconocer, y como no agradecer, que me hizo entrar en el corazón de muchos españoles, y que ahora con todo el fenómeno de las redes sociales, ha conseguido que esté vigente, que lo descubra mucha gente que no lo conocía”.
 Y dice que continúa siguiendo el Festival de Eurovisión. “Es el mayor espectáculo televisivo que se produce en Europa”.
 Y recuerda aquel famoso vestido de Courrèges que se hizo acompañada de la fotógrafa Juana Biarnés en París poco antes de partir hacia a Londres, aquella minifalda que vistió de modernidad la España en blanco y negro de los años sesenta.
 Y un pequeño secreto. “Al finalizar la canción levanté los brazos como se lo había visto a hacer a Josephine Baker, la gran estrella del Music-hall, y creo que me dio suerte, ¿no?”. 
Desde luego que sí.

 

 

Yo quiero ser Lauren Bacall, no Isabel Preysler

Mirarse a la cara o reconstuirse hasta el pasado.

Lauren Bacall, a los 81 años en Londres.
Lauren Bacall, a los 81 años en Londres. Getty Images

 


A mi edad solo me queda una opción: gustarme hasta las trancas o ser lo suficientemente artista como para saber quién quiero que me dibuje.
Siempre supe que un buen día la televisión me escupiría, como hizo con otras muchas antes que conmigo.
 Aprendí bien jovencita que trabajar en ella implicaba aceptar unas normas que la edad impide cumplir.
 Creo que las mujeres que salen en televisión están especialmente expuestas a sentir la imperiosa necesidad de lucirse siempre impecables.
 Basta con que pongan cualquier programa de televisión y se sienten a disfrutar con las mujeres que lo presentan.
 Todas lozanas, todas bellas, todas jóvenes aunque ya no lo sean. 
 Mientras en otros países se venera el periodismo maduro femenino (recordemos a Christiane Amanpour, hijo políticamente incorrecto incluido), en este país somos más de venerar el buen lomo antes de escuchar lo que nos cuentan.
 Hasta el punto que algunas consiguen que ni su discurso sea relevante.

Mi primer contacto con la televisión aconteció en Teleponiente. 
 A partir de ahí, imaginen. He hecho de todo. He sido inmensamente feliz y he aprendido muchísimo. Hasta a esquivar las puñaladas.
 La televisión actúa como una droga, supongo que por eso gusta tanto a los que trabajan en ella. Pocas cosas me han puesto tan cachonda fuera de una cama como hacer directos delante de una cámara.
  Aprendí en todas y cada una de las redacciones en las que estuve y deseé hacer la gran mayoría de salvajadas que me propusieron.
 Helen Singer Kaplan fue la primera psicóloga especializada en sexología que incluyó el deseo en la fase de excitación del ser humano. 
Ella explicó por qué era importante incluir el deseo para que resultara la respuesta sexual humana.
 Yo, en televisión, deseé hacer cosas tan idiotas como saltar desde una grúa a 60 metros.
 Si rescatásemos la noticia tal y como se emitió en Telemadrid, veríamos a una reportera corriéndose en directo.

Durante un tiempo medité si operarme las tetas por aquello de que las tengo bizcas, algo que desestimé primero por miedo a la anestesia general, segundo por cabezonería propia: ¿por qué solo vemos en la piscina las buenas tetas? Me pareció incongruente exigir a los demás que me quisieran con todos mis defectos y caer en la obligación de cambiar mi cara o mi cuerpo hasta parecer dibujada por un cirujano. 
Me gustan las imperfecciones, las cicatrices me excitan; no elijo a mis amantes por su belleza, ellos me eligen a mí con su ingenio.
 Son otros parámetros y no la belleza la base de sentirme bonita en cualquier cama.
 A partir de los treinta años muchas mujeres empiezan a pasar por los quirófanos cincelándose como querrían ser, y no seré yo la que crea que no deban hacerlo. 
 Cada una hace con su culo lo que quiere. Solo reclamo mi derecho a no participar en la campaña de prestigio que parecen necesitar las que te preguntan qué te parece su nuevo retoque.
 Si quieren ser de cera, que lo sean. Pero que no me pidan que se lo alabe.


Me gustan las mujeres que no esquivan lo que pueda explotarles en la cara. 
 Me las imagino teniendo amantes de todo tipo: mejores, peores, más buenos, menos malos, gamberros, dubitativos, mezquinos, gloriosos, conocidos y secretos
Me gustan las personas que deciden lucirse siendo quienes son, amando a quien aman, doliéndole lo que les duele. 
Los amantes de las mujeres dibujadas no me interesan lo más mínimo.

Lauren Bacall murió en su apartamento de Manhattan cuando estaba a punto de cumplir los 90 años, después de haber sido esposa de hombres como Humphrey Bogart y amante de Frank Sinatra. Afortunadamente para quien la amortajara, el cadáver era el de una anciana que había vivido todo lo suyo.
 Otras lo van a tener jodido; llevan años escapando a su propia vida a base de inyecciones, retoques, estiramientos, parálisis faciales y rellenos siliconados que impiden que aparezcan lastimosas ni siquiera cuando lo están.
 He visto mujeres sonriendo mientras enterraban a sus maridos y no por la alegría que pudiera proporcionarles esa pérdida, que lo mismo, sino por haberse quitado las arrugas que rodeaban sus bocas.


Prefiero ser Lauren Bacall a Isabel Preysler, amantes incluidos.